Ya regresé con otro VegetaXBulma, igual (o más) empalagoso que el anterior. Espero les guste.
Como siempre, ningún personaje me pertenece.
De vez en cuando.
De vez en cuando sucede. Simplemente está ahí, sin ninguna explicación real. Abre los ojos y siente la necesidad correr por sus venas, hasta que se cuela en sus pensamientos y los impregna de, bueno, sangre. De vez en cuando sucede.
No es seguido, pero es el apuro imperioso de perseguir a su víctima, de arrinconarla y vencer sus barreras para verla caer y sollozar, pidiendo, suplicando; hasta el punto de no poder más y desfallecer en sus brazos.
De vez en cuando sucede. Arrastra su olfato, de bestia, de monstruo, para regocijarse con el aroma del miedo y la necesidad; los dos juntos, inseparables. Como su presa y él mismo, en ese mismo rincón, entre esas oscuras (y sucias) paredes. Los ladrillos vibran, justo a su compás, y el cuerpo que saborea maliciosamente se estampa con cierta agresividad contra los muros que los resguardan.
De vez en cuando sucede. Son las garras del lobo al que tanto se parece, pero la mente del simio que vence, que doblega y que nubla la razón del hombre detrás. Es la ausencia de cola, la misma que perdió hace años, la que lo mantiene aún en su sitio, orgullo del mínimo logro que ha obtenido esa noche. La luna llena, testigo del menudo premio que se le ofrece, redención a cambio.
Y lo acepta. Lo toma, lo aprecia, lo deglute lentamente, tragando saliva en el proceso; porque, francamente, a veces no puedo contenerse más. No puede. La respiración se entrecorta y sus ojos se cierran tanto que siente las pestañas rozar las mejillas, suaves y redondeadas de la presa. La presa humana que se extingue por él.
De vez en cuando sucede. Los ruidos del exterior quedan amortiguados por sus propios quejidos, casi aullidos; mientras la aguda voz de su cabeza pide por más continuamente. Más. Más. Sus dedos se cansan de conocer el territorio enemigo, aquél que ya han recorrido muchas veces atrás. Y la mandíbula se presiona fuertemente para evitar gritar en medio de la oscuridad que los consume. La oscuridad que los agota, pero aún así cree que no es rival para aquella penumbra que lleva dentro. Porque sabe, y así es, que está vacío, hueco, frío; y así le gusta. Así prefiere.
De vez en cuando sucede. Cuando ella, la presa, se escabulle de su prisión y emerge, despierta y desnuda, en su totalidad. Sucede cuando sus ojos se pierden en esas fosas que se clavan sobre él, que lo atraviesan y lo desarman. Sus garras caen de lado y el olor femenino hace que se olvide del deseo de sangre. La saciedad llega y ella, la humana, lo hace ver vulnerable como realmente es.
Sucede. En una milésima de segundo. Cuando teme, aterrado, que ella no haya disfrutado tanto el encuentro como él. Cuando teme haber sido demasiado animal y no tanto hombre, porque a final de cuentas no es humano pero tampoco bestia. Porque su lado débil le recuerda constantemente que ella es, bueno, ella.
De vez en cuando sucede.
De vez en cuando lo mira, así, fijamente. Se sonríe (sonrojándose ligeramente aún) y se acerca peligrosamente; mientras el corazón de él se niega a avanzar y sus labios se secan, en un instante.
Y lo besa.
De vez en cuando sucede. Cada vez más seguido, cada vez más consciente. Y se da cuenta, de que eso no puede ser otra cosa. La ama, se da cuenta. Cierra los ojos y se deja llevar por ese abrazo que abriga su sueño.
Sucede. Siempre sucede.
o.O.o.O.o.O.o
Si llegaron hasta aquí, gracias por leer! =)
Espero haya sido de su agrado. Si lo fue (o no), no duden en dejar un review!
