Disclaimer: Los personajes de Bleach son enteramente propiedad de Tite Kubo. Yo soy tan sólo una fanática loca que intenta emparejar por todos los medios a Ichigo y Rukia para su satisfacción.
Notas de la autora: Me siento terriblemente oxidada, pero aquí les traigo mi primer One-shot mañanero. Los quiero.
Basado parcialmente en hechos reales.
¿Qué somos?
La relación entre Ichigo Kurosaki y Rukia Kuchiki era muy extraña. Por momentos, parecían ser los peores enemigos y otros, mejores amigos. En algunos, apenas se podían ver y la mayoría del tiempo, estaban juntos. En ocasiones, se decían hasta de lo que se iban a morir, pero cuando lo necesitaban, eran capaces de darse las mejores palabras de aliento. Vivían en un constante tira y afloja de poder, pero no dudaban en apoyarse mutuamente.
Estamos acostumbrados a un mundo que clasifica absolutamente todo lo que le rodea y nos sentimos incómodos cuando nos topamos con algo que es diferente a lo establecido ¿Cómo podemos calificar la relación entre este par de chicos? ¿Amigos? ¿Mejores amigos? ¿Amantes? ¿Un raro amor platónico?
¿En verdad existía algún término correcto para ellos?
Rukia se hacía esa misma pregunta.
—Ichigo —le llamó, mientras se encontraban en su habitación— ¿Qué somos?
La pregunta le aturdió, como si le hubieran golpeado por detrás.
—¿D-de… de qué estás hablando? —atinó a decir, atropelladamente.
—Tú sabes a lo que me refiero —respondió la chica de ojos violáceos con seguridad— ¿Somos amigos? —guardó una pausa y su mente empezó a divagar por un rato— Bueno… amigos que se besan de vez en cuando… —expresó apenas audible, completamente avergonzada, al recordar aquellas ocasiones en donde sus labios se habían tocado deliberadamente y de las cuales jamás habían hablado abiertamente— ¿O somos…? —dejó la pregunta al aire.
—¿O somos…? —repitió Ichigo.
—N… n… n… —balbuceó, incapaz de decir la palabra.
—¿N, qué? —Le interrumpió el ojimiel impaciente— ¡Carajo, que no te entiendo nada! —exclamó irritado.
—¡Qué si somos novios, pedazo de gilipollas! —gritó Rukia molesta.
Silencio.
—No lo sé, Rukia… —murmuró el peli-naranja serio, acariciándose la nuca— ¿Tú… quieres que lo seamos?
—Pues a mi nii-sama no le parecería correcto que nos besuqueáramos sin ser nada —comentó la pelinegra, con el mismo tono de chantaje que solía usar cuando quería conseguir algo de él.
—¡Me importa una mierda Byakuya Kuchiki! —Gruñó Ichigo, con el entrecejo fruncido— Pero por primera vez, creo que tiene razón…
