Mi intención es contar un poco sobre el crecimiento de Judal ^^ En especial va para la gente que le odia =) El narrador no es él sino Jacob, un hombre que está metido en Al-Sarmen y a diferencia de algunos tiene aún un poco de "bondad". Ahí os lo dejo~ Esto es un poco el prólogo por lo que es corto.

Los capítulos están repartidos por los días y meses del calendario árabe.

al-áhad, Du l-hiyya (Domingo, Du l-hiyya)

Hoy recogimos al niño Magi, al niño que fortalecerá nuestra organización; nuestro futuro, mayor y potente núcleo. Hoy se formará más que nunca Al-Sarmen.

Soy Jacob. Un hombre de 32 años que por cosas del destino terminó juntándose con personas en las que creían en el poder de la oscuridad. Por más que estoy metido en esto, a veces no puedo evitar arrepentirme. Ni siquiera sé bien cómo empezó todo. Siempre me limpio las manos porque no hago el trabajo sucio y me limito a encargarme de las escrituras importantes, pero aún así estoy participando, estoy permitiendo que esto suceda. Ah, pero una vez caes en la depravación… No hay vuelta atrás. Os lo aseguro. Da igual como pienses o termines arrepintiéndote. Tus acciones una vez cometidas no hay forma de corregirlas, por lo que lo único que te queda es seguir el mal camino.

Pudimos llegar hasta esa aldea gracias a los rumores que tan fácilmente se corrieron. Había nacido un niño con un poder sobrehumano, un niño con un Magoi a visión de cualquiera. Se aseguraba que era bendecido por los rukh, un Magi.

Sin más dilación, en menos de una semana preparamos un asalto. Eran pueblerinos humildes, y nosotros teníamos armas y mucho poder. Fue una batalla injusta y llena de mucha sangre inocente. Familias, ancianos, niños… Todos ellos murieron sin un solo superviviente. La organización no quería ninguno puesto que eso podía significar una futura amenaza. Mis compañeros los mataban de la forma más cruel posible aunque estos suplicaran piedad.

En un principio estuve allí en esa batalla ya que se necesitaba de todo el personal posible; fuera o no especializado para ello. Me limité a observar. Con esa gente que ni sabía defenderse no habría ni hecho falta la mitad de nosotros.

Vi como recogían al bebé. Lo tenían en un santuario, aguardado y en el que la mayoría de aldeanos iban para rezar y desear la buenaventura. Cuando matamos a sus padres, el niño estuvo presente en todo momento. Aunque no tendría conciencia de ello, siento que esas imágenes las tendría grabadas en su corazón toda su vida.

Sus padres le intentaron defender. Fueron valientes y murieron siéndolo. La pareja intentó hacer de barrera. Nos pidieron que les matáramos a cambio de dejar al niño vivo; pero eso era lo que queríamos desde un principio.

Ese crío de cabellos negros no dejó de llorar en todo el trayecto. Sacando lágrimas que inundaban su rostro con sus mejillas salpicadas de sangre, ahogándolo en una pena infinita. Desde la misma cuna fue transportado y nadie, absolutamente nadie, se dedicó a amantar sus lloros. El bebé debió quedar dormido del puro cansancio.

Se nombraría Judal. Y se llamaría así puesto que al parecer fue ese el nombre que le pusieron sus padres. Es lo único que nosotros no le arrebatamos.