Otro día soleado amaneció en Konoha y Haruno Sakura bostezó y se desperezó sentada en su cama, invadiéndola de repente una gran angustia, otra vez había tenido la misma pesadilla. Y es que, a raíz del segundo examen, el mismo sueño se repetía constantemente en su cabeza: corría por el bosque de la muerte y alguien la perseguía, veía imágenes de Sasuke sufriendo presa de aquel sello maldito, veía la cara de aquel ser que le había hecho aquello, ella gritaba pero nadie corría en su ayuda, tropezaba en el suelo y la sombra se acercaba, gritaba sin poder llegar a hacerlo y se despertaba.

Pero algo extraño más había pasado aquella noche y no estaba segura de si realmente lo había soñado o no. En un momento dado miró por la ventana y la pareció ver algo, no sabría decir el qué... tenía la extraña sensación de sentirse vigilada.

La misma sensación la tuvo al salir a la calle y procuró quitárselo de la cabeza pensando que realmente todo lo que había acontecido en el bosque la había afectado. Enseguida vio a Naruto que la saludaba como siempre, estaba esperándola para ir a entrenar juntos.

- ¡Buenos días Sakurita! – Naruto sonreía de oreja a oreja mientras se acercaba a ella.

- Buenos días... oye, por casualidad no habrás visto a Sasuke... – comenzó a decir triste.

- Bah... ese idiota, creo que ha ido a "recibir entrenamiento especial" de Kakashi-sensei –dijo Naruto en un tono bastante sarcástico.

- Ah... está bien – Sakura parecía aturdida.

De repente la kunoichi se dio la vuelta precipitadamente y juró haber visto una sombra extraña entre los árboles, pero desapareció al instante... Ahora era real, estaba segura de que alguien la vigilaba. Intentó de nuevo quitar el temor de su cabeza y se fue con Naruto para entrenar.

El día transcurrió sin menores incidentes salvo aquella extraña sensación que tenía. Continuamente se daba la vuelta y evitaba pararse por la calle más tiempo del necesario. Pero se auto-convenció a si misma diciéndose que eran imaginaciones suyas, todo provocado por las malas experiencias sufridas en aquel examen.

Pero al caer la noche, una inocente Sakura se acostó en su cama pensando que no tendría nada que temer, sin saber que a escasa distancia, alguien se encontraba agazapado entre las sombras, observándola...

La kunoichi dejó la ventana abierta, aquella noche iba a ser realmente calurosa.

Eran las 2 de la mañana cuando un ninja se puso de espaldas a la pared justo debajo de la ventana, realizó un sello y susurró débilmente "Daisan no me".

Un ojo apareció de la nada y se elevó por encima de su cabeza para mirar a través de la ventana abierta.

Una inocente Sakura dormía, al parecer plácidamente, en su cama. El ojo entró en el cuarto y escudriñó toda la habitación de la kunoichi, al parecer buscando algo, pero pronto se detuvo y miró a Sakura, la cual se encontraba destapada y vestía un pijama de seda color rosa.

El ninja enseguida se dio cuenta de que aquella kunoichi no supondría ninguna amenaza para él. No disponía de una gran cantidad de chakra, por lo que deshizo su técnica de espionaje, se levantó y entró sin emitir el más leve ruido por la ventana.

Durante unos minutos, se quedó observándola sin hacer nada, frente a ella. El pijama de Sakura consistía en unos pantalones cortos y una chaqueta abotonada que estaba ligeramente entreabierta, dejando ver un sugerente escote.

El ninja miró a su alrededor y vio a su lado una silla con una mochila llena de kunais. No quería gastar chakra inútilmente, así que tomó prestado un kunai suponiendo que le bastaría para lo que quería hacer.

Muy lentamente, el ninja se acercó sosteniendo el kunai en su mano.

Sakura dormía en una cama de tipo europeo, por lo que el ninja se subió encima sin hacer el más leve ruido, quedándose finalmente de rodillas, y pasó una pierna al otro lado del cuerpo de Sakura, quedando encima de ella.

El ninja hizo alarde de lo silencioso y ágil que podía llegar a ser, pues la cama apenas se hundía bajo su peso y la kunoichi no parecía detectar su presencia.

Pero de pronto, Sakura apretó sus ojos y comenzó a hablar en sueños:

- Sasuke... Sasuke... ¡cuidado! – y se despertó con un espasmo violento.

Al abrir los ojos y ver que alguien se encontraba frente a ella, en su cama, se asustó tanto que no pudo ni gritar. Pero enseguida el ninja se abalanzó sobre ella, la tapó la boca con la mano y puso la punta del kunai en su cuello.

Sakura sintió aquella mano fría sobre su boca y el filo del kunai amenazándola, se sintió terriblemente asustada y confundida. Intentó gritar pero era inútil. La oscuridad en su cuarto estaba bañada por la luz de la luna y pudo observar quién era. Sin duda le reconoció, le vio no hace muchos días en la calle y posteriormente en los combates preliminares.

- Busco a Uchiha Sasuke... y tú sabes donde está. Si me lo dices no te haré daño.

Sakura se fijó en aquellos ojos fríos que la miraban intensamente y sin pestañear, y asintió con la cabeza. El ninja quitó su mano despacio y la dejó hablar.

- Tú... ¿eres Gaara, verdad?

- Contesta a mi pregunta.

- Primero deja el kunai.

- No me des órdenes. Será mejor que no me obligues a realizar otro tipo de acciones... – susurró con voz grave mientras con el kunai recorría su cuello, deslizándolo hasta rozar uno de sus senos con el extremo afilado – Morirías tan deprisa que ni te darías cuenta... aunque no sería un placer para mi. Ahora vas a decirme donde esta ese Uchiha.

- ¿Qué intenciones tienes¿Qué piensas hacerle?

- Eso no es de tu incumbencia – dijo Gaara apretando un poco más el kunai sobre su pecho.

- Está con Kakashi, creo... recibiendo entrenamiento especial.

- ¿Dónde?

- No... no lo sé, te lo juro, ya no se más... por favor vete.

El ninja de la arena apartó el kunai y bajó la vista para ver el escote de Sakura. A esta le pareció ver que sonreía de una forma un tanto macabra. Luego Gaara clavó directamente su mirada en los ojos asustados de la kunoichi. Soltó el kunai y puso sus manos en la almohada, a cada lado del rostro de Sakura, se agachó y esta ladeó la cabeza. Gaara rozó con sus labios la oreja de Sakura para decirla aún más gravemente:

- La próxima vez... no seré tan amable, Haruno... Sakura...