Capitulo 1
Era otro día común en la prestigiosa academia Vera Cruz. El invierno estaba en su apogeo, y se observaba una pequeña capa de nieve blanca sobre todo… edificios, parques, arboles, vehículos… todo estaba perfectamente adornado con esos pequeños copos blancos de nieve.
Él era el único que se encontraba caminando en uno de los muchos senderos que conectaban la academia. Había sido llamado por el director del Colegio, por medio de una carta, comentando que lo necesitaba con suma urgencia en su oficina.
- ¿Qué será lo que trama ahora ese director chiflado? – se pregunto a si mismo, mientras arreglaba su abrigo y se acomodaba los lentes.
Llego al edificio de las oficinas, y camino hasta la gran puerta de la oficina del director, toco dos veces, escuchando una voz que le otorgaba el permiso de entrar del otro lado.
- Yukio, que bueno que hayas llegado. Necesitaba hablar contigo con algo de urgencia. – dijo el director Mephisto, mientras buscada un pequeño vaso y caminaba hasta uno de sus armarios de la oficina para buscar algo de tomar.
- Dígame Director, ¿En qué puedo ayudarlo? – pregunto Yukio, mientras se quitaba su abrigo y se quitaba la nieve que había caído ligeramente sobre su cabello y hombros.
- Entiendo perfectamente que su área de residencia solo lo habitan tú y Rin. ¿No es así? – pregunto el pintoresco director.
- En efecto, así es. ¿Por qué la pregunta? – pregunto el muchacho, sentándose en una silla cercana.
- Necesito que condiciones una de las habitaciones para un nuevo maestro que vendrá, para la academia de exorcistas. Llegara hoy en la noche y se quedara ahí. – dijo, sacando una botella de cristal con liquido hasta la mitad de uno de sus gabinetes.
- Habiendo tantos edificios de residencias, porque acomodarlo en la de nosotros dos. Puede ser posible que le encuentre un mejor lugar en la residencias de directores de la academia de exorcistas. – comento, mientras sacaba una pequeña libreta y apuntaba ese detalle como su siguiente tarea.
- No, no, no. Ese maestro es muy peculiar, y creo que tu y Rin podrán serle útil en una de las dos materias que expondrá en la academia. – dijo, sonriente.
- ¿En una de sus materias? Quiere decir, que nosotros somos como parte de algún enfermo y retorcido experimento de su clase. – reprimió el chico con lentes, mientras observaba con seriedad al director frente a él.
- Es un exorcista de alto rango. Se especializo en fuegos demoniacos y un excelente domador de demonios, especializado en dragones. Así que ustedes, serán parte de su exposición sobre fuegos demoniacos… el fuego azul de tu hermano y el tuyo que no tarda en florecer, son los más raros y es necesario estudiarlos. – comento, tomando un sorbo de algún licor que tenía en su vaso.
- Así que nos quiere como conejillos de indias, y como este supuesto exorcista maestro de fuegos nos quiere cerca para estudiarnos, lo ha tirado a dormir en el mismo edificio que nosotros dos. Linda idea la suya director. – dijo con un poco de sarcasmo en su tono.
- En efecto. Ya está todo arreglado, nada mas quería notificarte que necesito que le des la bienvenida a la academia hoy en la noche. Gracias Yukio, eso es todo, te puedes retirar. – replico Mephisto mientras terminaba su vaso.
El chico estaba indignado. Con solo la idea de sentirse como rata de laboratorio le daba rabia. Como podía ser posible que ahora, iba a tener a un idiota científico detrás de ellos apuntando todo en un librito. Se lo figuraba bajito, pelo revuelto, grandes y redondos anteojos y una sonrisa maquiavélica. Porqué le estaba sucediendo esto a él. Y Como se lo decía a Rin… imaginaba a su hermano aventándole espadazos cada vez que lo encontrara husmeando al demonio con fuego azul.
- Rin me va a matar. – susurro para sí mismo, mientras caminaba por el pasillo de la academia, y observaba como caía cada vez mas nieve.
- ¡¿Qué?! – grito el chico, mientras se levantaba de un solo golpe de su cama.
- No me culpes a mí, sino al director maniático que tiene esta academia. Aun no percibo el fin de ponernos un científico loco detrás de nosotros. – replico Yukio, sentándose en la silla de su escritorio.
- Ese demonio, lo que desea es manipularnos a su antojo. Y este tipo es su llave para lograrlo. Te apuesto que encontrara la manera de manipular el fuego azul y terminaremos siendo otras de sus marionetas. – comento Rin, mientras revolvía su almohada, para acomodarla debajo de su cabeza.
- Puede ser posible, que no estés tan apartado de la verdad, pero bueno, no podemos hacer otra cosa que ser cuidadosos. – dijo, mientras acomodaba sus lentes.
- ¿A qué horas, se supone que aparecerá el rarito? – pregunto Rin resignado.
Yukio tomo su reloj de bolsillo y lo observo por un instante.
- Si la hora es correcta, no tardara en estar por aquí. Mephisto dijo que lo iba a conducir hasta la academia y de ahí, es nuestra responsabilidad mostrarle lo demás. La próxima semana se integrara para comenzar las clases. – comento irritado el chico con lentes.
La puerta de los dormitorios sonó con fuerza, Alguien se encontraba al otro lado de ella.
Ambos se levantaron de sus asientos y se dirigieron a la puerta. Esta era la hora cero, conocerían al científico raro que los estudiaría como ratoncitos blancos de laboratorio.
Yukio abrió el cerrojo de la puerta, al otro lado, en medio de la oscuridad de la noche, se encontraba una persona con un gran abrigo que lo cubría de pies a cabeza. No se observaba bien, ya que mantenía la cabeza baja.
- ¿Puedo ayudarle? – pregunto Yukio, abriendo un poco más la puerta, para que la luz de la entrada alumbrar mas al nuevo.
Una pequeña bolita verde se asomo por en medio del abrigo de la persona, dejando ver dos grandes y redondos ojos rojos. Salió disparado para el interior del edificio. Ambos hermanos quedaron estupefactos al ver aquella cosa brincar como si tuviera resorte en sus pequeñas patitas.
Rin saco su espada, mientras apuntaba a aquella bola con alas y cola, Yukio sus pistolas.
- ¿Qué demonios es eso? – exclamo Rin, mientras sus llamas se encendían, ya que la espada había sido desenvainada.
- Es un demonio dragón, es inofensivo. – replico la persona, mientras entraba al edificio y trataba de recoger a su bolita saltarina.
- ¿Y tu eres? – pregunto Yukio, guardando sus armas y observando con extrañeza al invitado.
- ¡Ah! Disculpa mis modales. Petifire suele escapar del frio corriendo a lugares mas cálidos. Mi nombre es Eloise Chevier, pero pueden decirme Elle. – exclamo, sacándose el abrigo y dejando ver a una chica joven.
