Disclamer: Los personajes no son míos, sino no estaría aquí. Son de la gran escritora Stephanie Meyer.

Me encontraba con mi querido esposo, acostados en nuestra cama abrazados viendo una película como todos los fines de semana, esta vez le toco a él escoger la película; lamentablemente para mi desgracia, escogió una de terror, y sí, lo admito, soy una miedosa, odiaba esas películas y más cuando mi lindo esposo me hacia bromas durante la película, me encontraba abrazada fuertemente a él mientras veíamos cuando el asesino entraba a una habitación a matar a la protagonista; me sobresalté al sentir unas manos que me apretaban fuertemente la cintura pero al escuchar la carcajada de mi esposo y sentir que temblaba debajo de mi debido a la risa no pude evitar golpearlo en el hombro por su "pequeña" bromita.

-¡Edward! ¡Para de hacer eso!-le dije algo molesta.

-Lo siento, amor –me miró con una expresión que decía que no lo sentía- es solo que te ves tan tierna y linda asustada –me dijo mientras acariciaba mis largos cabellos castaños. No pude evitar sonrojarme, sabía que después de casi un año de casados (ya que mañana cumplíamos el año),no debía ser así, pero era algo que no podía evitar; sus besos, sus abrazos, sus palabras…ocasionaban eso y más en mí.

Acarició mi mejilla sonrojada y me miró a los ojos con esas bellas esmeraldas que me cautivaban me acercó a su cara y me dio un suave y dulce beso, el cual se volvió un poco apasionado; nos separamos por un extraño sonido.

-¿Qué fue eso?- pregunté con cierto temor en la voz.

-De seguro fue la película-contestó Edward restándole importancia y dispuesto a besarme de nuevo. En ese momento se escuchó otra vez el extraño ruido y notamos que provenía de la sala.

-Quédate aquí, iré a investigar- me ordenó Edward cortante mientras se levantaba de la cama y caminaba hacia la puerta, al estar en el marco de está volvió y me ordenó seriamente- No vayas a salir de aquí, Bella- en sus ojos se reflejaba cierto temor, pero se dio media vuelta y al salir de la habitación, cerró la puerta. Hice caso omiso a lo que me ordenó y caminé hacia la puerta y ví que Edward estaba en el comedor; caminé hacia él y me posicioné a su lado. Sintió mi presencia y se volteó y me miro fijamente.

- ¡Maldita sea, Bella! ¡Te dije que te quedaras en la habitación! – me gritó por lo bajo.

-Sí, lo sé, pero no voy a quedarme ahí solamente preocupándome por ti –contesté frunciendo el ceño con un tono molesta, gritando también por lo bajo.

Se escuchó de nuevo un ruido, era un ladrón que estaba revisando los gabinetes y cajones de la sala. Descolgué el teléfono de la cocina y marqué el número de la policía, mientras hacía esto vi como Edward se acercaba a la puerta que conectaba la sala con el comedor.

-¡No, Edward, no lo hagas! –pero ya era demasiado tarde, Edward había salido por la puerta y comenzó a forcejear con el ladrón; veía como se peleaban y alcance a decirle al policía que había un ladrón en mi casa, que vinieran rápido y colgué. Sabía que rastrearían el número y vendrían. Vi como Edward era derrumbado por el ladrón quedando semi-consiente, en ese instante salí del comedor y tomé un jarrón rompiéndolo en la cabeza del ladrón el cual se tambaleó y se volteó hacia mí, con una ira en sus ojos impresionante; sacó una navaja de sus bolsillos dispuesto a matarme, lo miré con temor mientras daba pasos hacia atrás, alejándome. En ese momento Edward se levantó del suelo y comenzó a forcejear de nuevo con el ladrón, en ese instante ocurrió algo terrible e inimaginable. Lo vi todo casi en cámara lenta, Edward abrió desmesuradamente los ojos y cayó al suelo, con su camiseta manchada de la sangre que salía de su abdomen. El ladrón asustado por lo que había hecho, salió corriendo rápidamente de la casa, encontrándose con algo que no se esperaba, un par de patrullas de policías, listos para arrestarlo.

Volví mi vista a Edward y me arrodillé a un lado de su cuerpo semi-inconsciente, lo abrase y comencé a sollozar sobre él, sin importar si me manchaba, solo pensaba en él.

-Be-lla…-me miró y con las pocas fuerzas que le quedaban alzó su mano y acarició mi mejilla- t-e A-am-o- me dijo entrecortadamente por que le costaba hablar y en ese instante, perdió el conocimiento.

-¡Edward! ¡No! ¡No me hagas esto, por favor! –grité volviendo a abrazar su cuello y sollozando de nuevo.

Bueno,Muchas gracias por leer y le aviso que habrá segundo capitulo,solo que no se cuando lo suba. Dejen reviwes y lo subiré.

Un beso vampiríco y un gran abrazo de oso

Bells