Los personajes de esta historia están basados en Geralt de Rivia. No me pertenecen y aunque lo hicieran jamás podría escribir tan bien como Sapkowski
Para Joanne Distte, que me retó a escribir este fic
Sonámbulos
Compartían un incómodo colchón de vainas de guisantes. A cada movimiento la cama crujía y el maldito poeta no podía estarse quieto.
- Jaskier, ¿quieres parar de una vez? -chistó el brujo, cada vez más enfadado.
El bardo se agitó en sueños y gimió lo que parecía un nombre de mujer. Geralt se cubrió los ojos con el antebrazo, murmurando todas las frases soeces que había aprendido en sus viajes con los enanos.
Intentó vencer al insomnio enumerando los distintos tipos de mantícoras y sus características diferenciadoras en orden inverso. Empezaba a quedarse dormido cuando sintió algo cálido apretarse contra su espalda. Se movió unos centímetros... y el poeta volvió a buscar su cuerpo. Así comenzaron un baile absurdo que terminó con Geralt al borde del colchón.
Contó hasta tres y se giró bruscamente, enfrentándose a Jaskier con la peor de sus muecas. No sirvió de nada. El poeta roncó y se acurrucó contra él.
Resignado y cabreado Geralt concluyó que allí, en esa buhardilla abandonada, hacía demasiado frío para un estúpido poeta, acostumbrado a castillos y posadas con putas que le calentaran la cama.
Pronto amanecería y decidió que no merecía la pena perder horas de sueño por un bardo pervertido. Cerró los ojos. Lo siguiente que sintió era la mejilla de Jaskier frotándose contra su cuello. Quiso gritar, sin importarle despertar a media aldea. Sin embargo, la lengua de Jaskier recorriendo el duro músculo de su cuello le enmudeció. La barba de su amigo raspaba la piel en su recorrido hacia su boca. Por un momento compartieron el mismo aire. Después, con un lento movimiento el sonámbulo poeta se apoderó de su labio inferior, succionándolo ligeramente
Cuando Geralt recuperó la voz tan sólo pudo decir:
- ¡Jaskier, joder, despierta!.
El poeta articuló algo parecido a un quéquierespesado.
- Estabas soñando y me has besado.
Como toda respuesta Jaskier murmuró algo inteligible, le dio la espalda y le robó la manta
Geralt se quedó mirando la nuca de su amigo, indeciso. Al cabo de un rato decidió darse la vuelta y seguir durmiendo. Sería bastante incómodo recordarle a su compañero que sus pupilas estaban adaptadas a la oscuridad y había visto perfectamente la sonrisa cómplice tras el beso.
