Título: Aprovéchate.

Palabras: 2,267.

Sinopsis: Aún así procuró no levantar demasiado la voz, después de todo, ese era el trato; Kurokocchi no iba a negarse a todo lo que le pidiera el rubio, y a cambio, este dejaría de ser tan pesado. Kuroko sonrió; No estaba enamorado del chico, ni cerca, pero…sentía que quizás podía llegar a sentir algo parecido si las cosas seguían así.

Comentarios:

¡Hola~!

Cuanto tiempo mis queridos; ¡Por fin! Vengo con otra entrega para este genial fandom, esta vez con un KiKuro. I Love this.

Por cierto, Suga u-u otra vez -Sí, Otra vez.- tuvo mucho que ver con esta rara historia, quiero decirles, que deberían escuchar (Como siempre, haciendo promoción a la música.) "Aprovéchate" de Café Tacvba. Enserio, todo será más entendible e interesante si lo hacen. Estuve escuchando esta canción todo el tiempo que pase escribiendo (¡Horas, fueron horas!) y pues…no la odio, pero procuraré no escucharla de nuevo por un tiempo X3

Por favor disfruten, nos vemos abajo.

Disclaimer: KnB, sus personajes y Aprovéchate no me pertenecen, si no a sus respectivos creadores.


Aprovéchate.

"Puedes hacer lo que quieras, pon mi mundo de cabeza."

-¿No crees que Ki-chan está algo…raro?-

Aomine arqueo una de sus cejas dirigiendo su -para nada discreta- mirada al recién nombrado encontrándolo sentado y sonriendo como idiota -Lo normal.-, con un pierna sobre la otra y tamborileando con la punta de ambos. Por último, paseando la mirada de aquí para allá sin cesar-Aún más normal.-, a su lado con su cara de "Todo me da igual, putos", Kuroko bebía de su común batido de vainilla. Y entonces sintió que algo en todo eso no cuadraba, llámenlo instinto, pero aún así, no logro deducir qué era y lo dejó pasar.

-Está igual que siempre.-

Respondió a su amiga, la cual suspiro algo resignada.

-Sinceramente Dai-chan, aún no entiendo cómo llegaste a preparatoria.-

-¡Oye!-

Exclamó ofendido el moreno con las cejas fruncidas y una clara mueca de disgusto. Sin embargo, volvió a observar al rubio atleta intentando entender de lo que hablaba la dama a su lado.

Kise sintió las miradas ajenas pero decidió ignorarlas y hacer algo más importante que cuestionarles su nuevo interés por él. Cosa rara. Y giró el rostro levemente para abrir la boca.

-Kurokocchi ¿Te estás divirtiendo?-

Oh sí, hablar con él siempre sería más importante. Kuroko por otro lado apenas y despego sus labios de la pajilla para contestar con un tono de voz monocorde.

-Sí.-

El conocido restaurante "Maji Burguer" se encontraba en un total estado de locura y una combinación extraña de gritos como en cada ocasión que aquel grupo de jóvenes asistía, el grupo de Seirin gritaba por diversas razones, algunos burlándose del pobre y torpe mejor amigo del 11 del equipo y otros, más discretos-Los veteranos.-, para quedar de acuerdo sobre un evento desconocido aparentemente para los de primer año. Kuroko observo esto y siguió bebiendo, intentando fingir no los conocía. Kise, por poco probable que suene, notó el interés de Kuroko en el grupo de veteranos, y amplió su sonrisa para que no notaran la expresión de molestia que deseaba formarse en su rostro.

-¡Chicos, creo que me retiro por hoy!-

Exclamo con su típico timbre de voz chillón y molesto –Según todos.-, despidiéndose ruidosamente.

-¡Adiós Kurokocchi~!-

Agito la mano y se dirigió a la salida, Kuroko ni se inmuto. Una vez fuera, Kise suspiró mirando al suelo por unos segundos para enredarse mejor su bufanda en el cuello.

-Si sigues parado en la entrada estorbaras a los demás, Kise-kun.-

Kise no pudo evitar dar un salto, observando a los lados casi frenéticamente hasta dar con el joven frente a él que lo miraba calmado.

¿De dónde salió?

-¿Kurokocchi? ¿Cuándo…?-

-Salí antes que tú.-

Aclaro como si no hubiera salido de la nada. Normal en él, pero escalofriante de todos modos. Kise parpadeó aún sorprendido, quitándose de la entrada y mirando fijamente a su amigo. Amigo. Soltó otro suspiro algo cansino, no solía dejar que nadie lo observara en ese estado, pero suponiendo lo que venía, se dejo llevar.

-¿Vamos, Kise-kun?-

El rubio negó algo turbado y luego volvió a sonreír como siempre, y sintiendo a la emoción comenzando a recorrerle, asintió y camino a paso rápido.

Ya tenía un tiempo que esto pasaba, Kise Ryouta era conocido por ser un famoso modelo, o quizás, por haber pertenecido a la Generación de los Milagros. Como fuera, también había sido conocido por otra razón: Era gay.

A nadie parecía haberle molestado, y eso alegraba en sobre manera a él blondo, pero una problemática con la que tuvo que luchar, fue precisamente de quién gustaba, por un tiempo fue el salvaje Aomine Daiki, y poco tiempo después, también formo parte de su lista el serio Kuroko Tetsuya. Las negativas del Oji azul fueron muchas por aquellos tiempos, eso llegó a desanimar al modelo en su momento, pero no mucho tiempo después Kise Ryouta recibió una oportunidad que no podía dejar pasar.

"Aprovéchate de mí, de que estoy enamorado."


Decir que no llegaron ni a la puerta para cuando ambos ya estaban metidos en su asunto era poco, no habían terminado ni de salir del elevador cuando sus labios ya chocaban los unos con los otros. Cuando la puerta del departamento del rubio se abrió fue peor; ropa por aquí, ropa por allá, escenas poco aptas para menores de 18 por aquí, otras tantas por allá. Al rato, los resortes de la cama del modelo rechinaron, cosas rara, después de todo era de buena marca, pero eso a ambos jóvenes no podía importarles menos; Estaban ocupados. El frenesí era mucho, pero de igual forma Kise pudo aclararse a sí mismo que el más frustrado esa noche era su compañero, así que decidió que le dejaría el mando por ese día, quedándose un poco quieto y sólo dejándose llevar. Kuroko dejó ver que apreciaba el gesto de la única manera que se le pudo ocurrir a su calenturienta mente: Arremetiendo con todo a las caderas del rubio.

-¡Tetsuya!-

"Aprovéchate, que al fin me encontraste por ahí."


Kuroko abrió un poco sus bonitos ojos a eso de las 12 pm del día siguiente, bostezando levemente y con la mejilla pegada a la almohada, observo levemente al hombre a su lado y decidió poner ambos brazos debajo de su cabeza para darse soporte y observarlo mejor. Su mente divago, y mucho, por lugares escondidos de su mente, donde, alguna vez pudo pensar que ese rubio amigo suyo era bonito. Kise murmuró burradas entre sueños y se revolvió poniendo en alerta a su compañero, cuando Kise por fin volvió a quedarse quiero, Kuroko no pudo más que suspirar.

¿Qué estaba haciendo?

A él no le gustaba Kise. Era atractivo, sí. Y su amigo, pero nada más.

Había caído bajo.

Pero, era difícil decidir quién era más culpable entre los dos, Kuroko jamás se había sentido atraído por otro hombre y Kise lo sabía. Lo sabía muy bien.

"Si te aprovechas tú de mí, me aprovechare de ti."


Era la segunda vez esa semana que se encontraban, el equipo de Seirin se desconcertó un poco al notar la poca efusividad del joven modelo al hablar con su amigo la sombra, pero la sonrisa algo boba en su rostro los hacía dudar aún más.

-Kuroko-kun, ven aquí.-

Llamó la conocida y temida entrenadora del equipo: Riko Aida, y ni lento ni perezoso Kuroko acudió a su llamado.

-¿Sí, Riko-san?-

En la mente de Kuroko no podía más que crecer una gigante expectación a lo que tuviera que decirle la dama.

-¿Ah pasado algo entre Kise-kun y tú?-

Y al instante toda esa emoción se volvió en su contra y una micro expresión de molestia se formo en su rostro, expresión que fue mal entendida por la joven.

-No.-

No era costumbre de la joven entrometerse en ese tipo de asuntos, pero las actitudes de ambos eran más que sospechosas y suficientes para crear sospechas en las mentes de curiosos como ella. Pero nadie tenía ni una idea de nada. Nadie.

-Espero se arreglen pronto.-

Expresó de igual forma, importándole poco la revolución de emociones negativas dentro del número 11.

No decir nada era su mejor arma. Apretó sus puños hasta dejar blancos sus nudillos para luego soltarlos, su raciocinio se estaba yendo de vacaciones y debía recuperarlo.

-¿Vamos, Kurokocchi?-

Demasiado tarde, Kise realmente no iba a dejar pasar una oportunidad como esa.

¿Quién era el peor de los dos?

Sólo Dios sabrá.

"Aprovéchate de mí, de que estoy enamorado,

Aprovéchate que al fin, te encontraste con un hombre así.

Puedes hacer lo que quieras, pon mi mundo de cabeza."


Estaban desayunando una deliciosa comida preparada por el rubio-Era obvio.-, Kise tarareaba alegre a la par de sus tontos pasos de baile mientras sostenía un sartén y Kuroko…Kuroko sólo observaba. Pero sin quererlo, sintió una leve sonrisa nacer de su interior, no pudo evitarlo. Quizás, no era mala idea enamorarse de un hombre…uno llamado Kise Ryouta.

-¡Kurokocchi~! ¿Qué tal está la comida?-

Oh quizás sí. Santo cielo, su voz le generaba instintos asesinos.

-No está mal para haberlo cocinado tú.-

Contesto lo más cortante posible, con la única y clara intención de molestarlo.

-¡Que cruel~!-

Ni él ni nadie podía negarlo, era divertido molestarlo y verlo lloriquear. Aguantó lo más que pudo la risa en su garganta, hasta que un pequeño asomo de ella se dejó oír.

-¡Kurokocchi no te rías!-

Y ahora ni siquiera intento aguantarse, rió a carcajada limpia hasta el punto de tener que sostenerse el estomago y soltar una que otra lagrimilla. Kise gimoteo otro tanto hasta que fue contagiado por su amor platónico y todo terminó en un conjunto de risas alegres. Kuroko detuvo un poco su risa para mirar por el rabillo del ojo a Kise aún carcajeándose; y sonrió.


Ese día el entrenamiento terminaba temprano, lo suficiente como para darle tiempo a sus integrantes de salir de paseo después, o de dormir más horas, fuera cual fuera su decisión era aceptable en su medio. Pero lamentablemente, aún faltaban unos 20 minutos para que aquel suceso llamado "Salida" se suscitara, Kuroko apoyo ambas manos en sus rodillas intentando recuperar aire, detrás de él su capitán gritaba tanto improperio como se sabía a los demás, y por el rabillo del ojo pudo notar como Kiyoshi-sempai reía alegre al lado de Riko-san. Una leve sensación de amargura se dio a conocer en el estomago del pequeño deportista, y fue aún mayor cuando al cuadro se le agrego el mismo capitán, aquello era zona de guerra; Una guerra a la que no tenía deseos de entrar, y aunque los tuviera no ganaría. Era caso perdido. Su gusto hacia aquella mujer quizás había nacido de esas notables diferencias con toda aquella mujer con la que se hubiera topado en su corta vida, quién sabe. El punto es que su heterosexual corazón sufría mal de amores.

-¡Kuroko! Te buscan. De nuevo.-

Le llamaron-Sabrá Dios quién.-, y cuando giró el rostro, pudo ver a Kise en la entrada con una gran sonrisa y sacudiendo el brazo, pero sin gritar. Benditos sean los tratos con el diablo.

Se acerco a su indeseable visita a paso lento y lo saludo con un pequeño cabeceo.

-Kise-kun, quiero una malteada.-

Esa era su manera de decir que irían al Maji Burger. Kise asintió contento y se recargó en la pared más cercana a esperarlo. Ya había recogido sus cosas y llegado al lado del rubio cuando una voz bastante conocida los detuvo.

-¡Kuroko-kun, ven por favor!-

Miro de manera fugaz a su amigo, en un mudo: "Espera aquí", y se dirigió presuroso a su entrenadora.

-¿Puedo hablar de algo contigo, Kuroko-kun?-

El corazón del chico latió deprisa y una batalla campal estalló dentro suyo. Unas cuantas gotas de sudor frio descendieron por su frente y sus labios temblaron casi imperceptiblemente, sus ojos se dirigieron casi sin querer al rubio parado al lado de la salida y a la desolada mirada que tenía el mismo. Volvió a mirar al frente y todos los síntomas anteriores desaparecieron dejando el rostro normal del joven.

-¿Es algo importante Riko-san?-

-Pues…no mucho.-

Kuroko suspiró, no estaba seguro de lo siguiente, pero sintió que sería lo mejor.

-Entonces lo lamento Riko-san, pero conozco a alguien que llorará si no me voy enseguida.-

Alguien que no es usted.

-Oh…claro.-

Riko lo observo confundida pero sin ánimos de insistir. Kuroko se apresuro a volver al lado del modelo-Que ya no estaba. Tonto.-, y en la cabeza de la castaña, apareció una gran y cálida mano.

-Teppei.-

El veterano y fundador del equipo observo la salida melancólico y hasta culpable.

-Es horrible romper así el corazón de alguien más, pero no soportaría más contrincantes.-

Riko lo observo aún más confundida alternando su mirada entre el joven castaño y la salida, frunciendo el ceño.

-¿Qué?-

"Si te han tratado mal, hasta un punto fatal; permite que arregle las cosas."


Kise avanzaba a paso lento, decidió irse sin Kurokocchi cuando lo vio hablar con su entrenadora; Su crush. Apretó la correa de su mochila un poco y ahogo un sollozo.

-Kise-kun.-

Un brinco de susto es lo menos que se puede obtener de la gente cuando alguien –De nombre Kuroko Tetsuya, edad: 17 años.- se aparece tan de repente aún lado tuyo como si no lo hubieras dejado atrás hace un rato.

-¿Ku-kurokocchi?-

Pestañeo sorprendido y con toda la intención de tallarse el rostro.

-¿Vamos, Kise-kun?-

La pregunta salió suave, junto a una de esas diminutas sonrisas tan escasas en el rostro pálido del chico, que Kise tuvo tantas ganas de llorar como no las tenía hace mucho.

Una oportunidad que no iba a desperdiciar.

"Me puedes usar…"

Talló su rostro con vehemencia y asintió sonriendo hasta con la mirada y haciendo un saludo casi militar.

-¡Claro que sí, Kurokocchi!-

Aún así procuró no levantar demasiado la voz, después de todo, ese era el trato; Kurokocchi no iba a negarse a todo lo que le pidiera el rubio, y a cambio este dejaría de ser tan pesado.

Kuroko sonrió; No estaba enamorado del chico, ni cerca, pero…sentía que quizás podía llegar a sentir algo parecido si las cosas seguían así.

"…Me puedes amar…"

Sonriendo un poco más, esta vez con un matiz burlesco se giró y dijo:

-Vamos Kise-kun, no quiero que las condiciones de nuestro trato se rompan y andes de gritón en otro lugar que no sea tu cama.-

"Si te aprovechas tú de mí, me aprovecho yo de ti."

El rostro de Kise brillo al rojo vivo y sus labios se abrieron de par en par junto a sus ojos que pestañearon rápidamente aún estupefactos.

-¡KUROKOCCHI~!-

"Aprovéchate de mí…"

Sólo Dios sabrá cuál de los dos era el más culpable.

Pero mientras tanto, bien podían echarle la culpa a Cupido y su mala puntería.

"De que estoy enamorado."


¡Yei~!

¿Lo terminaron? ¿Les gusto?

¡Espero sus opiniones y comentarios con mucho ánimo!

Las constructivas también, mientras sean constructivas. Por favor, no duden en dejar su opinión. Y de igual manera, disculpen las faltas, son las Mmm… 4:22 am y tengo sueño :S

¡Ahora!

Mi tradicional amenaza ilógica para recibir comentarios:

¡Comenten o el unicornio no los visitará en la próxima luna llena! (?)
¡Muajajajajajaja~!

¡Sigan los puntos!

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