Peeta Mellark unos de los abogados más reconocidos de California se encontraba en su oficina trabajando duramente para terminar lo antes posible. Hoy era su aniversario de bodas y no quería llegar tarde a la cena con su esposa, sin embargo al escuchar que abrían la puerta de su oficina y cerraban la puerta con pestillo. No pudo pensar en otra cosa solo en su bellísima secretaria que se encontraba en frente suyo.

—Siento interrumpirlo señor Mellark.

—Tu nunca eres una interrupción señorita Everdeen— respondió Peeta con una pequeña sonrisa de lado.

—Me he dado cuenta que no ha parado de trabajar desde que llegó esta mañana y estaba pensando que necesita un pequeño descanso— dijo Katniss con voz seductora mientras avanzaba hacia Peeta.

—Puede ser aunque ya me iba mi esposa me espera para la cena por nuestro aniversario.

—Creo que no tendrá problemas en esperar un poco no querrás llegar muy estresado a la cena.

—No lo creo, no le gusta impuntualidad.

—Pues podría hacer una pequeña excepción por ti.

—Tal vez, y como me ayudarías a eliminar el estrés.

—Como siempre lo hago— respondió Katniss mientras se sentaba a horcajadas sobre su jefe.

—Siempre sabes hacer lo correcto por eso me gustas como secretaria. Eres muy eficiente.

—Es mi deber mantener las cosas en orden con respecto al trabajo. Incluyendo tu salud. Ya sabes solo hago esto para que debas recurrir a un psicólogo por tus problemas de estrés.

—Eres tan eficiente que me sorprendes— dijo Peeta excitado mientras devoraba los labios de Katniss.

Perdido en el momento comenzó a recorrer el cuerpo de Katniss con sus manos tocando sus pechos por encima de la tela de su camisa color azul oscuro. Katniss fue desabrochando la camisa de Peeta para dejar su pecho al descubierto y acariciarlo con sus manos y sus labios. Sentir las manos de Katniss sobre su piel hizo que Peeta se excitara aún más y en un arranque de pasión abriera en dos su camisa y dejar sus dulces y firmes pechos. Comenzó a masajearlos como sabe que le gusta a ella arrancándole gemidos de placer que los acallo con sus labios.

Bajando sus manos por los costados de las curvas de Katniss llego hasta el dobladillo de su pollera negra. Metió sus manos debajo de esta para encontrarse con su piel cremosa y caliente. Al llegar a sus caderas se dio cuenta en que Katniss no llevaba bragas. Tal descubrimiento lo hizo soltar un pequeño jadeo todo ese tiempo en el que estaban trabajando katniss no llevaba absolutamente nada debajo de su ropa.

—No llevas ropa interior en verdad piensas en todo ya me estaba imaginado todo el tiempo que perderíamos si tendría que quitártela, aunque me encanta hacerlo.

—Soy tu secretaria es mi trabajo. Y mí también me gusta cuando me desnudas.

Luego Katniss comenzó a desabrochar el cinto y el cierre de Peeta para dejar al descubierto su poderosa erección. Cuando levanto la vista hacia él comenzó a besarlo y entre mordiscos decirle que lo deseaba y quería que la haga suya.

Como respuesta Peeta la levanto de su regazo y la apoyo sobre la mesa de su escritorio arrancando un jadeo de Katniss.

—Dime. Que quieres que te haga cariño.

—Lo que tú quieras— respondió Katniss en un hilo de voz y consumida por el deseo.

—Tus deseos son órdenes preciosa.

Ayudándola a apoyar sus pies sobre la mesa se arrodillo ante ella comenzó a recorrer sus piernas con mordidas y húmedos besos. Al llegar a su sexo comenzó a lamerlo lentamente sabiendo que la volvería loca y esperando que le rogara que siguiera.

—Mmm Peeta… te necesito.

Sin responder a sus deseos comenzó a succionar el clítoris de Katniss y al mismo tiempo penetrarla con dos dedos.

—Oh Dios me vuelves loca.

Katniss agarro con sus manos la cabeza de Peeta y presionándola contra su vagina. El gesto hizo a Peeta ponerse aún más duro y con su mano derecha comenzó a masturbarse así mismo. Cuando Katniss comenzó a soltar pequeños gritos sabía que ya estaba al borde del orgasmo y empezó a mover sus dedos más rápido dentro de ella.

—Aaaahhh… si Peeta… no pares.

—Córrete para mi preciosa.

La forma en que hablo Peeta llevo a Katniss al orgasmo tan ansiado. Peeta parándose nuevamente siguió tocándose aunque duro mucho, ya que al ver la imagen de Katniss acostada sobre su escritorio y con las piernas abiertas hizo que tuviera su propio orgasmo derramando su semilla sobre el vientre de ella.

Cuando estuvo recuperado se recostó sobre Katniss y comenzó a besar sus labios, su cuello y sus pechos. Luego de unos minutos besándose y recorriendo sus cuerpos con suaves caricias Peeta llevo su renovada erección hacia la vagina de Katniss penetrándola con una sola estocada. Gimieron al unísono perdidos en el placer del momento.

—Preciosa se siente tan bien estar dentro de ti. Eres tan estrecha.

—Aaahh Peeta… no pares… sigue así por favor!

Esas palabras hicieron a Peeta excitarse sobre manera y embestirla salvajemente haciéndolos gritar a ambos. A ninguno de los dos les importaba si alguien los escuchaba no les importaba absolutamente nada en ese momento solo ellos mismos.

Después de varios minutos moviéndose al unísono llegaron a un orgasmo desbastador. El cual los dejo agotados y sudorosos. Luego de unos minutos Katniss comenzó a repartir pequeños besos sobre todo el rostro de Peeta.

—Adonde quieres ir a cenar preciosa— pregunto Peeta con ronca. Todavía afectado por el momento.

—Sorpréndeme— contesto Katniss mirándolo a los ojos y con una sonrisa en los labios.

—De acuerdo. Puedes irte temprano hoy para arreglarte para esta noche.

—Está bien. Quieres…beso…que…beso…me ponga…beso…algo en…beso…particular.

—Si fuera por mí no llevarías nada puesto. Pero no quiero a ningún hombre babeando por ti y comiéndote con los ojos.

—De acuerdo— respondió Katniss con una pequeña risita.

—Solo quiero debajo de la ropa te pongas ese conjunto de encaje que compramos en nuestro último viaje. Ya sabes que me pone verte con eso.

—Me pondré lo que tú quieras cariño.

—Perfecto ahora debo volver al trabajo. Gracias por ayudarme a eliminar la tensión señorita Everdeen.

—De nada jefe.

Peeta la tomo en sus brazos la ayudo a incorporarse para que pueda arreglar su ropa antes de salir.

—Te veo en la noche preciosa. Te amor— dijo dándole un tierno beso en los labios.

—Nos vemos en la noche mi amor. También te amo.

Respondió Katniss antes de salir del despacho de su esposo.