Dulce Despedida.
CAPÍTULO I
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Silenciosamente caminaron por los pasillos de la segunda casa de los Rainsworth. Oz, Alice y Sharon se trasladaban a una de las habitaciones de la mansión donde se encontrarían con Xerxes Break. Esta última, caminaba con un semblante algo melancólico, aferrando levemente las manos a la falda de su vestido púrpura. Estaba tan preocupada por la situación que se presentaría que posiblemente no había podido dormir lo suficiente, hecho delatado por las leves ojeras que mostraban la parte inferior de sus ojos.
Gilbert en esta ocasión no se había podido presentar con su amo Oz y la Estúpida Coneja —como usualmente solía llamar a Alice—. Parece que tenía una discusión pendiente con su hermano menor, Vincent. Luego se le dirían las posibles malas noticias que se avecinarían.
El joven Vessalius tragó hondo al presenciar la tensión en el ambiente, el pasillo se hacía largo y la caminata muy lenta. Tenía un mal presentimiento de todo eso; la extraña actitud de Sharon y el constante aislamiento de Break. Convenientemente la Coneja Negra también venía en silencio, podría ser que ella también se hubiera percatado de la situación.
Oz se sorprendió al ver la extraña acción que Sharon había realizado. Después de todo, ese era su hogar y podía entrar a las habitaciones libremente. Si había una situación que no debiera presenciar, Eques le avisaría con anticipación, y esta enseguida se retiraría. Pero su mente estaba tan distante que seguramente ni debía recordar la existencia de su propio Chain.
—¿Puedo pasar? —preguntó tras tocar la puerta de la habitación, luego se escuchó una ligera afirmación proveniente de adentro.
Al entrar a la habitación, se pudo notar lo ordenada que estaba. En el marco de la ventana se encontraba Break con Emily en su hombro izquierdo, recostado y metiéndose a la boca uno de los caramelos que normalmente cargaba con él.
En otras circunstancias, el Payaso —llamado así por Alice— los hubiera recibido de una manera calurosa y despreocupada, pero su fría mirada no se apartaba de los recién llegados.
—Hola, Oz —sonrió cambiando repentinamente la actitud seria que sostuvo hace pocos segundos. El pequeño lo miró delatando sus pensamientos ,y Break pareció entender lo que su lenguaje corporal transmitía.
«Qué mocoso tan inteligente», pensó.
—¿Qué tal, Break? —Enarcó una sonrisa de oreja a oreja. Su intención era la de aceptar rápidamente lo que sucedía, factor que normalmente lo caracterizaba.
—Necesito informarles algo importante —su sonrisa se notaba algo extraña—. Así que Sharon, por favor…
—Oz, tendré que pedirte que me acompañes —tomó la muñeca del rubio para llamar su atención.
El joven visualizó esos rasgos encantadores de la Rainsworth y cómo evitaba su mirada mientras que lo arrastraba hacia afuera. Alice quien se había mantenido en silencio todo ese tiempo, intentó seguirlos. Pero la puerta fue cerrada en su cara antes de poder salir por ella.
—Tú te quedas, Alice —demandó, reincorporándose a una posición recta.
—¿Qué quieres, Payaso? —Vociferó, dándose la vuelta y colocando sus manos a cada lado de la cadera. Frunció el ceño esperando el motivo de porqué Xerxes la había retenido en esa habitación.
Tardó unos segundos en contestar. ¿El contratista del Chain Mad Hatter titubeando? Algo extraño estaba ocurriendo.
Aunque fue un pequeño intervalo de tiempo en silencio, para una Chain el tiempo era algo desmedido. Su carácter le proporcionaba mucha impaciencia, pero a su vez un ligero toque de curiosidad. Sinceramente, Alice podría definirse como una chiquilla bizarra.
—Yo quiero tu perdón —soltó un suspiro luego de decir eso, observando el rostro de incredulidad de Alice.
Espero que les gustara, mañana subiré la continuación.
Saludos.
