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Toda la atención de sus sagaces ojos oscuros se centró en mí.
Soy Hyuga Hinata – dije haciendo una reverencia torpe; Sus indiferentes vocablos realmente habían logrado descolocarme"¿Y quién es ella?" soltó como sí nada, de la manera más indiferente
- Uchiha Sasuke- dijo con un tono de voz frío
–Ha-hai Sasuke-kun demo…- lo miré un poco confundida – ya…ya nos conocíamos- esbocé una sonrisa tímida ante su presentación, era natural, después de ocho años de haber estudiado en la misma academia, sería natural olvidar a la chica tímida que se sentaba al final de la clase, en las sillas de atrás.
Me miró durante unos segundos como recordando y después emitió un bufido molesto mientras se giraba para no mirarme. Pude notar un leve sonrojo en sus mejillas. Solté una risilla ante su actitud que recordaba a la de un chiquillo.
-bien, si están listos deberían partir mañana mismo- dijo Tsunade-sama seria y quizás un poco preocupada- ¿Estás de acuerdo Hinata?- me miró severamente, a lo que sólo asentí- Entonces retírense.
-¡Hai!- soltamos al unísono, yo entusiasmada, él indiferente. Salimos de la oficina.
-A las 6 en punto en la entrada norte, Hyuga, quiero terminar pronto- soltó de pronto, lo que hizo que me sobresaltara un poco- Ha-hai- dije apenas- nos vemos mañana, Sasuke-kun- sonreí mientras me despedía con una mano antes de darme la vuelta y caminar hasta el distrito Hyuga.
Entré de un salto y fui a dar hasta la ventana de mi habitación, me senté en el borde de la cama para sacarme las sandalias, luego tomé el reloj de mi mesita- 1:30 pm- dije para mí soltando un suspiro cansado, debería bajar a preparar algo de comida antes de bañarme, Otou-san no debe tardar en llegar de su junta con el consejo, según recuerdo termina en media hora.
Bajé hasta la cocina apresurándome a abrir el refrigerador- ¿nani?- al parecer alguien olvidó hacer las compras, claramente, esa fui yo. Bien, lo mejor será ocuparme de ello de inmediato.
Salí despidiéndome de algunos miembros del clan y me dirigí al mercado.
Caminé un poco distraída, realmente no tengo cabeza para esto. Me siento demasiado ansiosa últimamente, presionada, debería estarme preparando para mi misión con Sasuke-kun.
Ahora que lo pensaba, ésta era la primera misión que se le había encomendado tan lejos de Konoha después de casi tres años de su llegada.
Realmente no fue fácil para Tsunade-sama convencer a los consejeros de aceptar nuevamente a Sasuke-kun, incluso tener que firmar un tratado cómo ese de ser rebajado a genin… debió ser realmente duro; Al menos pudo pasar el examen chunin junto con Naruto-kun.
Pero supongo que fue más sencillo así que tratar de convencer a Naruto-kun de que no sería posible aceptar a Sasuke-kun de vuelta en la aldea.
No pude evitar sonreír al pensar en la necedad de Naruto-kun. Un sinfín de imágenes llegan a mi mente, todas repletas de sus expresiones llenas de seguridad… pude sentir un calorcillo coloreando mis mejillas, inconscientemente llevé mi mano izquierda a una de ellas.
No hay que ser un gran observador para darse cuenta del enorme cambio que se ha dado en el rostro de Naruto-kun: sus ojos brillan demostrando el enorme cariño que tiene hacia Sakura-san. Por más que pensé que alguna vez mi sueño de estar al lado de Naruto-kun se cumpliría, en el fondo siempre estuve consciente de que no era más que una tonta fantasía imposible ¿cómo podría anhelar el ocupar un espacio en su corazón si nunca tuve siquiera el valor de luchar por él?
No quiero su lástima, sólo… estoy bien así, el que no me ame… no hay nada que pueda hacer para cambiarlo.
-Ohayo, Hinata- mi rostro se enrojeció ante su presencia, sólo respondí el saludo. Ni siquiera me di cuenta de cuando llegaron hasta aquí.
-hola- dijo Sakura bajando el rostro ¿hasta cuando seguirá así? No debería preocuparse tanto por mí, yo respeto su felicidad y la de Naruto; al fin y al cabo aprecio mucho a Sakura-san como mi amiga; me gustaría decírselo pero simplemente no encuentro las palabras para hacerlo. Siempre ha sido así desde el principio.
-¿qué haces por aquí a esta hora y con esas bolsas?- pregunto abruptamente Naruto-kun. El sol alumbra en su esplendor las calles de Konoha, ésta no es una buena hora para salir a comprar víveres.
-esto… o-olvidé hacer las compras antes de mi entrenamiento- siento el rojo en mis mejillas, parece que la costumbre de sonrojarme ante sus ojos azul cielo no desaparecerá tan fácilmente. – ¿Y u- ustedes?
-Comprando algunas cosas para el departament… ¡ouch! ¿Qué sucede Sakura-chan?- dijo Naruto sobándose el costado.
–Este… bueno, es que hace poco decidimos mudarnos juntos- dijo esta vez Sakura.
–Ah ¿enserio?- dije sorprendida.
-¡De veras! Sakura-chan por fin aceptó mi propuesta. No puedo esperar para ver a nuestros hijos corriendo por ahí ¡ttebayo!-gritó efusivamente Naruto.
-¡baka!-exclamó Sakura con un leve color rosa instalado en sus mejillas, propinándole un gran golpe; yo sólo me limitaba a verlos atentamente al mismo tiempo que dejaba escapar algunas risillas.
- mmm… creo que olvido algo ¿Qué será?- dijo Naruto alzándose de repente y mostrando una mueca pensativa mientras se frotaba la barbilla.
¡Uzuratonkachi…!- un grito un tanto aterrador se escuchó a la distancia y poco a poco el ambiente se tornó oscuro- ¡Ah, si! ¡El entrenamiento con el teme!- dijo abriendo los ojos.
- estúpido idiota, hace 2 horas que debiste haber llegado–dijo Uchiha-kun amargamente. Se colocó cerca de mí quedando justo enfrente de Naruto. Tan rápido quedé entre los dos que no me di cuenta.
-¡gyajajaja! Se nota que me quieres mucho, teme- espetó Naruto burlándose.
Asustada, miraba el pálido rostro del Uchiha cubierto de furia.
-Ya te enseñaré cuanto, maldito imbécil- dijo acercándose.
-je, recuerda que yo sólo quiero a mi Sakura-chan ttebayo- acercó mas su rostro al de Sasuke y ambos se miraron desafiantes mientras preparaban sus armas.
-¿sabes? No he tenido ninguna misión divertida desde que volví a Konoha... Comienzo a aburrirme- declaró esta vez el azabache con una mueca retorcida en sus labios al tiempo que desenfundaba la espada.
En ese momento, un grito interrumpió a Sasuke-kun y a Naruto-kun (como a las personas que pasaban cerca de ahí.
Ellos solo me miraron sorprendidos, al parecer ni siquiera habían reparado en mi diminuta presencia
- etto… la-la gente comienza a-a asustarse- dije avergonzada sobremanera tratando de no soltar mis bolsas.
-mph- soltaron los dos dándose la vuelta.
- quizá deberías ayudar a Hinata con sus bolsas, Sasuke-kun- sugirió Sakura.
-si, Teme, eso debería servirte como entrenamiento- se burló Naruto.
-mph- dijo una vez más el Uchiha- detesto a las chicas molestas- dijo mirándome con desprecio.
¿Pero quién se cree? Llamándome a mí molesta cuando ni siquiera me conoce, será…
- no es necesario- dije esta vez sin tartamudear- no necesito la ayuda de ningún arrogante- sujete con fuerza mis bolsas mientras lo miraba, me di la vuelta y me fui en dirección a mi casa, mientras Naruto reía en la cara de Uchiha-kun.
- tsk, a quién llamas…- demasiado tarde, ya estaba muy lejos para molestarme en escucharlo.
No entiendo cómo es que todas las chicas de Konoha mueren por él, tan altanero. Es un completo grosero.
Un jalón me hizo despertar de mis pensares al sentir cómo las bolsas me eran arrebatadas, sólo atiné a propinarle una zancadilla, pero mi atacante no cayó al piso sino que emitió un bufido mientras esquivaba mi patada con un salto.
La vergüenza inundó mis pómulos al reconocer al malhumorado Sasuke-kun que se encontraba frente a mí. Solté una exclamación debido a la sorpresa.
-S-sumi…sumimasen, Sa-Sasuke-kun ¿que-qué haces?
Sólo recibí por respuesta un chasquido antes de que comenzara a caminar con todas mis compras en brazos. Me quedé parada en medio de la gente, viéndolo alejarse.
-Tsk ¿Qué esperas?-soltó a la distancia.
-¡Ah!- grité ¿qué estoy haciendo? – ¡e-espera!… ¡Sasuke-kun!- corrí un poco para alcanzarlo. Al llegar a su lado traté de tomar una de las bolsas pero el se negó.
-Sasuke-kun… ¿porqué tú…?-me detuve antes de terminar la pregunta, lo más seguro es que Sakura-chan lo mandó y el terminó obedeciendo a regañadientes; Solté una risilla al pensar en ello. A pesar de mostrarse tan frío debe sentir un gran aprecio por su antiguo equipo.
Noto la mirada seria y un poco irritada que me dedica de soslayo "¿Qué es tan divertido?" soltó mirándome amenazadoramente. –Ie, Sasuke-kun, no es nada- solté otra risilla al recibir un "mph" de su parte.-Arigato, Sasuke-kun- Sé que es inútil esperar una respuesta de su parte, pero no me molesta.
Hemos caminado durante un rato en silencio, caminar junto a Sasuke-kun se siente… raro; No es incómodo, es sólo que… es cálido.
Sasuke-kun camina muy rápido.
Pasamos la puerta de mi casa uno al lado del otro… mi casa… ¡mi casa! Rápidamente nos alejamos de ella "Sa…Sasuke-kun" oí salir de mis labios pero nada, ni siquiera
voltea y yo que me muero de vergüenza; no puedo hablarle.
"Sasuke-kun" otro intento fallido: ¡mi voz se oye tan diminuta!
-¡Sasuke-kun!- lo logré al fin pero en mi ímpetu por sacar el habla, mi garganta emitió un sonoro grito, haciendo que Sasuke-kun volteara consternado. Con su ceja derecha alzada me exigía una respuesta.
-Etto… Sa-Sasuke-kun… -¡oh! Dios, que vergüenza. Inconscientemente comencé a jugar con mis dedos- yo… mi casa está por allá- terminé señalando la puerta, sin mirarle a la cara.
Sólo un "mph" recibí por respuesta antes de volver hasta la puerta; Al llegar le dediqué una reverencia y agradecí antes de tomar mis bolsas. Él por su parte, se limitó a entregármelas sin mirarme a la cara mientras observaba fijamente a un punto a su izquierda antes de emprender su propio camino. Lo vi alejarse con las manos en sus bolsas, caminando a paso lento.
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Entré a casa y comencé a acomodar la despensa en su lugar, -Hinata-sama, yo me ocuparé de eso- dijo Ko-san entrando a la cocina.
- Ie, no será necesario Ko-san- sonreí mientras el asentía- ¿Ya llegó Otou-san?- pregunté deteniéndome.
–Hai, estaba entrenando con Hanabi- asentí y seguí con mi trabajo mientras el se marchaba.
Al terminar tomé un par de bocadillos y me dirigí al patio donde ahora se encontraban papá y Hanabi tomando el té tal y como acostumbraban hacerlo junto a Neji-niisan. Salí a sentarme cerca de ellos.
– Padre, Hanabi-chan ¿terminaron ya su entrenamiento?- dije mientras me sentaba.
- Así es, ¿y que tal tú Hinata? ¿Haz estado entrenando?- dijo mi Padre seriamente.
– U-un poco. Debo esforzarme más…- me miró un instante.
–La próxima vez deberías practicar con Hanabi para que pueda ver tu progreso- se llevó uno de los bocadillos a la boca.
- Hai- respondí tranquila. Así nos mantuvimos un rato, viendo caer la tarde.
Después de tomar un baño me decidí a dar un paseo por konoha, el verano está por terminar y el viento sopla fuerte, moviendo a su paso las hojas de los árboles que apenas unos días antes habían estado adornados de verde.
Bajé desde mi ventana de un salto, encontrándome nuevamente con Ko-san de camino.
– ¿A dónde se dirige, Hinata-sama?- dijo él.
Esa manera tan respetuosa de dirigirse a mí me recuerda inevitablemente a mi hermano caído, tanto que incluso sentí la protesta en la punta de la lengua.
- Por favor, ya deja de llamarme así Neji-oniisan, pre-prefiero que me digas sólo Hinata…
- sólo iré a dar un paseo… por ahí.
– ¿Quiere que la acompañe?
Nada me apetece más en este momento que estar sola.
-estaré bien- sonreí y salí corriendo mientras me despedía con una mano antes de que replicara.
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Ya en la puerta de entrada de la casa me dirigía hacía el centro de konoha pero tampoco me sentiría cómoda estando rodeada de gente. Tomé camino en dirección contraria. La verdad es que desde el principio sólo buscaba mantenerme alejada de todo, en la tranquilidad del silencio, pero me aterraba la idea de verme encerrada en medio de las cuatro paredes de mi habitación una vez más.
No tardé en llegar a uno de los antiguos campos de entrenamiento que el equipo 10 solía utilizar cuándo aún éramos unos gennins.
Llegué hasta el bosque y me detuve a sentir la brisa rozando mi cara, las nubes matizadas sobre los cielos de Konoha adornaban la tarde y en medio de los árboles los destellos del sol se filtraban por entre las ramas, justo en el centro encontré un enorme árbol cubierto por hermosos pétalos rosas formados en ramilletes y decidí sentarme entre sus raíces- seguro que pronto estarás cubierto por hermosas hojas verdes - le dije al árbol sin esperar respuesta. Me senté abrazando mis piernas y miré entre el resto de los árboles que me rodeaban.
Estuve un rato sólo viendo las hojas caer pero no puedo evitar pensar en lo sola que a veces me siento; es como sí el vacío de mi corazón ya no encontrara su propio fondo. Estoy cansada de la vida diaria, ya ni las misiones me distraen y han comenzado a volverse cada vez más violentas.
Yo siempre quise ser un ninja fuerte cómo mi padre y bondadoso como mi madre, pero en vez de eso soy débil y frágil; A menudo siento un poco de envidia de la fuerza y el coraje de mi pequeña imouto, hay tanto de su personalidad que yo amo qué, más que un rival es ahora un rayo de luz que me anima a seguir adelante con su radiante sonrisa.
Desde la muerte de Neji-niisan la tristeza se apodera de mí una y otra vez. Me he alejado un poco de mis amigos y todo gracias a mi necesidad de estar sola, pero siento que, aunque esté con ellos me sentiría igual de vacía.
A menudo me he preguntado por qué él y no yo; la respuesta es muy obvia: Aquél día, él nos protegió a Naruto-kun y a mí.
Aunque trato de pensar de esta forma no puedo mantenerme fuerte. Un par de lágrimas caen por mis mejillas pero no me molesto en detenerlas, ahora que estoy sola nadie podría recriminarles nada.
Sola… es menos doloroso estar sola que vivir en compañía de tantas personas y sentir la fría aspereza de la soledad rozándome con su aliento amargo.
A mi lado veo las hojas caer con delicadeza mientras danzan en el viento y de repente quiero entrenar pero así de rápido como la idea llegó a mi mente, se esfumó. Me siento muy desganada; ojalá pudiera hacer algo mejor con mi tiempo. Dejo escapar un suspiro suave.
-Tsk, me molestan tus suspiros- dijo repentinamente una voz familiar.
Me sorprendí tanto que me puse en pie de un salto ¿cómo había llegado hasta aquí? ¡Ni siquiera sentí su presencia al acercarse!
Sentado frente a mí sobre las ramas, se encontraba Uchiha Sasuke.
- ¿Q-que hace aquí?- ¡Qué vergüenza! ¿Qué clase de ninja soy para no haberme dado cuenta de cuándo llegó? Ya siento el calor en mi cara pues, mis mejillas de seguro se tornaron rojas, es más, seguro ganaría un concurso de tomates maduros. Que bochornoso.
-… ¿No te diste cuenta? ¡Estaba aquí antes de que llegaras!- de repente, el Uchiha soltó una carcajada, sus ojos me miraban burlones, no cabía en mi vergüenza, toda mi melancolía se esfumó en un momento. Incluso podría jurar que mi cara luce como un panecillo caliente por la ira.
– pe-pensaba en cosas más importantes cómo para notar su presencia, Sasuke-kun- espeté desafiante mientras fruncía un poco el ceño pero no pude evitar desviar la mirada hacia un lado al encontrarme con sus ojos negros.
– ¡whoa! Creí que la pequeña Hyuga era demasiado dulce para enojarse- dijo sarcásticamente- ¿dónde quedó tu tartamudeo Hyuga?- dijo saltando directamente hacia mí. Sus palabras se mantuvieron estáticas por un momento en mis oídos.
- ¡E-Eso no es de su incumbencia! Además, ¿qué no te era completamente desconocida hasta esta mañana?- enmudeció por un momento como pensando en su contraataque.
-Así que al final, el gatito mostró las garras –dijo sentándose en el mismo lugar en el que estuve sentada.
-¡Eres un tonto, Sasuke-kun!-Estaba tan irritada que le di la espalda dispuesta a irme, pero algo me detuvo. Me di la vuelta y miré su semblante tranquilo, a pesar de la mueca burlona implantada en su rostro siempre frío e indiferente, mostraba unos ojos calmos y profundos, tan solitarios que sentí el deseo de quedarme junto a él. "Ahora quién es el que parece gatito, Sasuke-kun" pensé.
Al darse cuenta de que me dirigía hacia él desvió la mirada y se recargo mirando al frente, me acerque hasta llegar a su izquierda y me senté; él ni siquiera me miro cuando pasé junto a él.
- L-lo siento
-tsk, que molestia- soltó indiferente.
-lo siento- repetí bajito, mientras abrazaba mis rodillas de nuevo.
-ya te oí ¿de que te disculpas? Es molesto- los mechones negros de su cabello se mecían al compás del viento que corría entre nosotros, ahí acurrucado junto al árbol parecía más un ser humano.
– n-no debí llamarte To-tonto
No respondió. Ni siquiera volteó a verme. Sólo cerró sus ojos lentamente mientras hacía una mueca que hizo que mi corazón diera un salto, misma que parecía ser una sonrisa torcida.
A pesar de parecer un cretino, Sasuke-kun realmente sufre de una terrible soledad.
- ¿Sa-Sasuke-ku-kun, que-qué hacías aquí?- dificultosamente logre preguntarle, sentía el rojo evidenciándose en mis mejillas ante mi pregunta.
- Eso no es de tu incumbencia- soltó junto con un bufido.
-Sumimasen- dije con un hilillo de voz, tenía razón, eso no me incumbía, pero aún así sus ojos se veían tan vacíos que sentía el deseo de saber aunque sea un poco lo que esconden ese par de lagunas infinitas.
- me gusta este lugar… ¿qué haces tú aquí?- me sorprendió su respuesta, realmente no me esperaba que dijera algo - no me digas que me estuviste siguiendo-
Podría asegurar que en este momento mi cara es un misterio.
No comprendo cómo es que este sujeto puede cambiar su forma de ser en unos segundos.
–que-qué molesto eres Sasuke-kun. Tu-tú ni siquiera me conoces. Sasuke-kun nunca me ha gustado. Yo no soy cómo las demás- dije irritada mirándolo fijamente.
-cómo las demás ¿eh?- dijo calmado- ya veremos…-dijo ésta vez volteando a verme y sonriendo igual que antes.
- asegúrate de llegar puntual, Sasuke-kun- dije por último sonrojándome ante su semi-sonrisa, antes de darme la vuelta y alejarme de un salto.
Llegué hasta el distrito Hyuga y entré por la puerta principal evitando toparme con alguien que pudiera ver mi cara tan extraña: elceño fruncido sobre unas mejillas sonrojadas y el asomo de sonrisa que llevaba en los labios y que trataba de suprimir con todas mis fuerzas.
