Recuerdo las llamas, los gritos, los golpes... Estuve semanas internado sin dormir, siempre que cerraba los ojos veía aquello, los golpes, las llamas, los gritos de mi padre, mis hermanos... Todo destruido y jamás comprendí por qué, apenas tenía unos 5 años cuando pasó aquello.
Mi familia se negaba a acogerme, los hermanos de mi madre por extrema pobreza, los de mi padre por avaricia. No tenía donde ir, hasta que apareció aquel hombre de tranquila sonrisa frente a mi. Aquellos cabellos blancos daba a entender que era bastante mayor pero su sonrisa y el brillo de sus ojos eran como el de un niño pequeño, como la sonrisa que me habían robado a mi.
Seguía en la cama del hospital, aún no había mejorado y las enfermeras siempre iban y venían trayéndome dulces y alguna chuchería más. Se que sentían pena por mi, por mis padres muertos, por mis hermanos, por la familia que no me quería... Entonces comenzó a aparecer él, con un paso tranquilo se sentaba a mi lado y me preguntaba como me sentía, pero yo no hablaba, no lograba comprender como mi familia no me quería y esa persona que no me conocía de nada, estaba aquí conmigo.
Dos semanas más pasaron y aquel hombre seguía yendo. Una tarde se apareció allí, llovía a raudales pero él seguía yendo a verme. Había pasado un mes y medio desde la muerte de mis padres, y no había hablado nada...
- ¿Ya estás mejor, no Elle?
- ...
- Bueno, eso es un si -dijo este sonriendo - Llevo viniendo varios días y nunca te dije mi nombre -rió el hombre, aquella pequeña risa me hizo esbozar una muy ligera - Vaya, pero si has sonreído -me sonrojé un poco al ver que se había dado cuenta y asentí. - Quillish Wammy -dijo mientras tendía la mano frente a mi.
- Elle Lawliet -respondí, era la primera vez que hablaba frente a otras personas, después del accidente...
Pasó una semana más cuando me propuso ir a vivir con él a su orfanato, él sabia que mi familia no me quería. Me lo reconoció...
- No tengo donde ir -susurré escondiéndome bajo las sabanas.
- Yo te ofrezco casa, familia, comida...
- ¿Y dulces? -el señor Wammy se echó a reír
- Dulces también.
Acepté, no tenía otro lado. Además él se portaba bien conmigo...
Días después me dieron el alta y me recogió en un coche, iba sentado delante a su lado, él conducía y yo de rodillas sobre el asiento observaba aquella ciudad. Al rato el coche paraba y la puerta se abría, él me daba su mano. Mis ojos observaron con asombro la reja y aquella enorme casa, en el patio exterior, entre árboles varios niños correteaban y jugaban entre ellos. Reían.
- Bienvenido a Wammy´s House, Elle..
