Realmente ella no era la protagonista de la historia.
Nunca lo sería, y tampoco viendo lo revuelto el mundo en el que se manejaba deseaba serlo. Porque, ¿Podían imaginarse? Quien protagonizaba esta historia estaba metido en un embrollo, pues llevaba en su espalda la responsabilidad de solucionar y traer libertad a la población en el interior de las murallas.
Cuando se solicitó su ayuda en el cuartel de las Tropas de Reconocimiento para el curso de primeros auxilios a los nuevos integrantes, le pareció risible que su estadía le iba a permitir experimentar de primera mano el paso de la historia. Cuando vio a Erwin Smith, posicionarse a la mano derecha del Comandante Shadis intuyó que él sí sería protagonista, que buscaba respuestas. Que, a pesar de que todo su escuadrón siempre regresaba vivo no le temblará la mano para sacrificar humanos en aras de buscar la tan ansiada libertad de la humanidad.
Mientras preparaba su instrumental para el regreso de la Legión de reconocimiento, al ser ella una de los tres médicos capaces para curar efectivamente a los heridos necesitaba tener todo en orden. Por lo general, si partían doscientos regresaban menos de la mitad, y así era cada vez que se enfrentaban a los gigantes titanes. Observaba a sus colegas, una mujer de cuarenta años con ojos amables y un duro médico cuyos años ya ni se pronunciaban.
La puerta, como después de cada expedición se abría bruscamente, mientras los soldados intactos o con heridas leves cargaban a los amputados o inconscientes. El primero en llegar lo tomó la mujer de cuarenta años, Cassandra, y lo empezó a examinar.
"Ayúdeme soldado, trataremos las heridas de su camarada pero por favor lávese las manos, necesito alguien de cuarta mano..." la mujer empezaba a curar las heridas del soldado mientras el anciano y ella se limitaban a esperar otro. Esa era la regla, no interferir para que más personas tuvieran la oportunidad de ser tratadas por un médico. Cuando llegó su turno, era una soldado que había perdido ambas piernas, y el grado de inconsciencia que portaba no era nada prometedor.
"Ha perdido demasiada sangre, intentaré detener la hemorragia." Su camarada me observaba expectante, al subir el rostro la reconocí. La Major Hanji observaba preocupada, si bien ambas tenían preparación, la líder del escuadrón era más científica y prefería dejar eso en manos de alguien que fuera pacifico y calmado. Como la joven que se encontraba tratando a su amiga. "Me podría pasar..."
No hubo necesidad de decirle que instrumental solicitaba, pues lo sabía de memoria.
"Es increíble, como tu mano no tiembla al momento de hacer eso... Es igual de comparable como cuando se mata un titan." Hanji observaba como la médico terminaba de vendar ambas piernas de la chica. Una leve sonrisa cruzó su rostro, y levantó el pulgar para demostrarle a la científica su aprobación. "Supongo la llevaré a la enfermería. ¡Tu puedes con todo gran doctora!"
Y así procedían toda la tarde.
Siempre el último herido al que trataba era al pequeño Capitán.
La primera vez que se percató de su existencia fue cuando llegó, él no llevaba ni dos meses en la legión de reconocimiento y su reputación ya había crecido. "El soldado más fuerte de la humanidad" decían, quitandole el puesto al buen Mike. Llegó a la enfermería con una herida en su espalda, siendo arrastrado por la Comandante Hanji para su curación... "No quiere ser tratado pero no importa, supongo que el pequeño Leví no se quejara porque Erwin se lo ordenó... Así que... ¡Haz tu magia!" y a pesar de su resistencia se había dejado de ella. No era tonta, sabía que le molestaba su presencia, y suponía que le molestaba la existencia de la humanidad en general así que se limitaba a curarlo y se retiraba sin decir nada. Ella misma apreciaba cuando se le daba su espacio, así que suponía que él debía de ser igual.
Era el último que llegaba a la enfermería, se sentaba en la camilla más cercana a la puerta y esperaba pacientemente que se desocupara. Ella se acercaba a él, sudada y cansada, pero lo más pulcra que podía, pues sabía que si veía un tramo de suciedad en ella iba a desistir de ser curado, y Erwin nunca le perdonaría que su más fuerte soldado muriera a causa de una infección.
Ahora era una lesión en su brazo derecho, así que procedió a limpiar la herida con agua, mientras la mirada de Levi se encontraba perdida en la pared. Él tampoco había hecho el intento de generar conversación con ella, y ella tampoco era una invasora, así que todo el procedimiento se llevaba en silencio. ¿Quién era el? ¿Él deseaba la libertad al igual que Erwin? ¿Era un protagonista, al igual que él?
Debía de serlo.
"Listo... Debe tomar estos antibióticos para evitar una infección, solamente por once días. No más... Y debe venir a quitar los puntos en una semana. Esta herida es más grande de lo habitual, por lo que recomiendo no tener esfuerzo físico... Sino, pasará lo de la lesión en la pierna. " ella le extendió los frascos y sonrió. Lo hacía con todos los pacientes, alguien debía de reconfortarlos.
"Esta bien." la mirada del mismo se posiciono en la mujer que se retiraba a recoger el material de curación. ¿Por qué ella no intentaba conversar con él? Qué recuerde nunca le había hecho algo, ni mucho menos se había cruzado con ella en la Ciudad Subterránea, su mirada no delataba haber sufrido mayor cosa en la vida que ver a un montón de heridos. Pero llevaba meses observándola en silencio, si bien le molestaba la estupidez y la mierda de la gente, no le molestaba alguien que realizaba eficientemente su trabajo.
Podía admitir que ella no le molestaba, ni un poco.
NOTA:
Pues veran, esta es otra loca idea que ha surgido de mi mente. No sé cuántos capítulos tendrá aprox pero no serán muchos. Tampoco sé si tendrá final feliz o qué, pero ajá. Acá estamos, experimetando como. Siempre.
