Prólogo
No supo cómo tuvo el valor de detener a Harry para que no se lanzara contra el Velo para sacar de ahí a Sirius. Él mismo quería correr a ese maldito arco a arrancar de sus garras a su pareja. Pero sabía que era inútil. Sólo dejaría más solo a Harry y no podía permitírselo.
Trató de que Harry no notara tanto su dolor, pero sintió que su alma se partió en mil pedazos y ellos quedaron repartidos por el ministerio de magia.
Ahora vivía con Harry en Grimmauld Place nº 12.
Había obtenido la custodia del chico gracias a la ayuda de Dumbledore y uno que otro mago influyente que se vio agradecido por los favores hechos por Harry al mundo mágico.
-Rem.
Escuchó como lo llamó su ahijado putativo. Siempre lo sintió así y Harry lo sentía igual. Se puso de pie y se apresuró a abrir la puerta de su recamara, la que había cerrado para hundirse en sus recuerdos y que Harry no se diera cuentas de eso.
-¿Qué pasa, Harry?
-Remus -vio el dolor en los ojos del licántropo y sabía la razón.
Remus y Sirius eran pareja. Los había visto un par de veces, todas por accidente y siempre en Grimmauld Place. La primera vez que los vio besarse fue un impacto, pero escucharlos decirse cuanto se amaban lo había aliviado.
Harry siempre creyó que Remus estaba muy solo. Cuando Sirius llegó a sus vidas, fue como una tabla de salvación para ambos. Ahora estaban solos. Nuevamente habían quedado solos. Esta vez… Sirius no volvería.
-Nada –dijo Harry-, sólo venía a buscarte -vio que Remus trataba de sonreír, pero se le hacía tan difícil como a él-, la orden ya está reunida.
Remus asintió. Lo que necesitaban ahora era volver a retomar sus fuerzas, para enfrentarse al Lord y matarla a ella. A la mujer que les quitó a Sirius. Bellatrix Lestrange.
En el comedor, como siempre, estaban los miembros activos de la orden, más unos jóvenes que pertenecerían a ella desde ahora. Dumbledore, como siempre al mando, manteniendo a todo el mundo atento a lo que él fuera a decir.
-Debemos reclutar más gente. Tom está cada vez más poderoso y sus fuerzas se incrementan de manera alarmante -les dijo preocupado-. Además Severus dice que recluto a nuevos "ayudantes".
-¿Ayudantes? Vampiros, director. Vampiros que parecen superiores a los que antes ya trabajaban para él.
Severus estaba molesto. Su misión estaba en peligro y "él", no ayudaba mucho a tratar de mejorar la situación. Si sólo no fuera tan impulsivo.
-¿Qué pasa con los licántropos que están en sus filas? Se supone que no toleran a los vampiros.
-Por eso digo que son superiores, Lupin. A los vampiros no les importa para nada aniquilar a una docena de licántropos si se ponen bravos. Hasta Greyback está teniendo problemas para mantener a sus fuerzas a raya.
-Bien, lo que tenemos que hacer es averiguar quiénes son esos vampiros y reclutar más miembros.
Dumbledore dio por finalizada la reunión y cada uno empezó a salir de la sala.
Harry vio como Remus se iba hacia la planta alta donde, lo más probable, se encerraría en su habitación de nuevo. Sólo pudo negar con la cabeza y suspirar.
-¿Suspirando por el licántropo? -dijo una voz burlesca a su espalda- ¿Sabe, señor Potter? Eso se podría interpretar de muchas formas.
-¿Ah sí? -preguntó dándose vuelta y fijándose que sólo estaban en el lugar él y la otra persona- No creo que sea de la manera que usted cree, profesor -le sonrió de lado y se dio vuelta para irse.
Severus al ver el acto de prepotencia que había tenido el menor lo agarró con fuerza del brazo y lo llevó hasta el estudio. Luego de entrar cerró la puerta y soltó a Harry.
-No me gustó su tono de voz, señor Potter -dijo entre dientes.
-Lo que no te gusta es que me preocupe tanto por Remus, pero debes entender que me duele verlo tan deprimido -se acercó y se abrazó al hombre-. Yo también extraño a Sirius, pero por lo menos te tengo a ti.
-En cambio Lupin no tiene a nadie -soltó el aire que tenía en los pulmones y abrazó más fuerte a su pareja-. Creo que te entiendo, pero tú también estas deprimido, aunque los demás no lo noten.
-Oh, pero tú me distraes perfectamente de mis penas -Harry sonrió y se puso de puntas para poder estar a mejor altura y poder besarlo en la boca. Tratando de olvidarse de todo lo demás. Obviamente siendo pareja de Severus Snape, todo lo demás dejaba de tener tanta importancia.
En medio de un bosque plagado de alimañas un grupo grande de hombres se hallaba reunido. Todos parecían tener entre 25 y 40 años. Seguían a un hombre de mirada furiosa. Su aspecto era simple, no habría de tener más de 30 años. Tenía el cabello negro y un tanto rizado. Ojos color negro. Piel pálida y cuerpo fibroso. Vestía un pantalón de cuero negro y una chaqueta larga de la misma tela y color, dejando al descubierto su torso. La luna parecía bailar a su alrededor. La noche se hacía una con su esencia.
-¿Qué haremos ahora que sabemos dónde está Greyback?
El hombre que había hablado era alto, de cuerpo color chocolate y su cabeza exenta de cabello.
-Ir por él, Raze -le dijo el líder-, ese maldito debe dejar de convertir a la gente a su antojo y dejando de lado el libre albedrío.
-Se hará como tú lo órdenes, Lucian.
Todos lo seguían, porque él fue el primero, el creador de su raza, el primer Lycan.
Continuará…
Este fic está completo y como uno de mis proyectos es corregir mis fic y luego ponerlos en PDF, este es uno, asi que en algún momento lo pondré el link en mi page en face… si li quieren buscar, es este mismo nombre de autor… que es mi mismo nombre, soy bien simple XP.
