Mi primer fic slash. Es para un reto de la comunidad pervertdays de LJ, donde tenía que utilizar las palabras grafito, grácil, grado, gincana y guinda en un fic de menos de 800 palabras.
Disclaimer: Los personajes no son míos, si no de la ya no tan maravillosa JK Rowling
-¿Puedes dejar de moverte? Intento hacerlo rápido, pero resulta imposible si te mueves a cada rato.
-Estás muy equivocado si pretendes que me quede quieto en esta incómoda posición de maricón mientras tú terminas el maldito dibujo. Me rehúso.
-Eso es exactamente lo que pretendo. Tú me pediste que te retratara, así que ahora te quedas quieto y dejas de hacer pucheros. Y te recuerdo que tú eres maricón.
-¿Pucheros? ¡No estoy haciendo pucheros! Y aquí el maricón eres tú, yo sólo me acuesto con un maricón.
-Por supuesto, los Black no hacen pucheros –le dice Lupin, rodando los ojos.
-Está bien, voy a quedarme quieto, pero vas a tener que compensarme luego, Lunático.
-Lo que digas, Canuto, lo que digas.
Sirius esta recostado de lado en un sofá, con la cabeza apoyada en uno de sus brazos y sonriendo provocativamente. A Remus no le resulta nada de fácil concentrarse en el dibujo, sobre todo porque a Sirius no se le ha ocurrido nada mejor que pedirle que lo retrate desnudo. Lleva alrededor de media hora retocando el rostro y el pecho, para no tener que comenzar a dibujar las partes de abajo. Pero no puede retrasarlo mucho más: repasar tantas veces la misma parte estropeará el dibujo.
-¿Por qué no sigues dibujando, Lupin?
-Se me acabó el grafito, tendré que ir a buscar otro.
-¿Eso significa un recreo de algunos minutos en el cual puedo tener libertad para mover mi cuerpo como más se me antoje?
-No. Significa que te quedas en el sofá sin moverte hasta que yo vuelva y pueda terminar el dibujo.
-Lupin, si no me muevo ahora se me acalambrará cada parte de mi cuerpo y luego no podré moverme en una semana. Ya no siento la punta de los dedos.
-Deja de llorar, Sirius. Tú quisiste esto; teniéndote desnudo, yo preferiría hacer otras cosas.
Sirius se levanta del sofá y, moviéndose de manera grácil y elegante, camina hasta ubicarse detrás de Lupin, abrazándolo por la cintura y besándolo detrás de la nuca.
-¿Algo como esto? –pregunta Sirius, acariciando a Remus por debajo de la camisa.
Remus intenta controlarse, quiere separarse de él, decirle que vuelva al sofá, ir por el grafito y terminar el maldito dibujo de una buena vez. Mentira, quiere voltearse y olvidar el dibujo.
-Más como esto –responde Remus, dándose vuelta y besándolo en la boca, con una mano en su cabello y con la otra acariciando hacia abajo y hacia arriba la reciente erección de Sirius.
-Eres un maldito pervertido, Lunático.
-En eso me aventajas por mucho.
-Eres un maricón sin remedio.
-Y tú un maricón al fin y al cabo.
Se besan, se rozan, se frotan, se lamen en lugares que descubren una y otra vez. Cicatrices, rasguños, mordidas. Marcas de encuentros anteriores, y lugares donde habrá marcas de encuentros futuros.
-Terminemos el dibujo –le dice Remus, respirando entrecortadamente y logrando separarse un par de centímetros.
-¿Piensas dibujarme así? –pregunta Sirius, señalando la notoria erección entre sus piernas.
-No veo por qué no, después de todo sólo veremos este dibujo nosotros.
-Y mi madre cuando se lo envíe por correo, así que, pensándolo mejor, dibújame así.
-¿Piensas enviárselo a tu madre?
-Sí, como regalo de Navidad. ¿Crees que le guste?
-Lo que no puedo creer es que haya tal grado de estupidez en una sola persona. En serio, ¿cómo te aguantas?
-Son años de práctica.
-Debí suponerlo. Vuelve al sillón y ponte en la misma posición, yo voy por el grafito.
Vuelven a como estaban antes, Sirius en el sofá. Remus de pie frente a él, retratándolo, agradeciendo tener una excusa para mirarlo descaradamente sin tener que dar explicaciones.
-Lunático, ¿dónde aprendiste a dibujar de esa manera?
-En mi antiguo colegio muggle, la profesora decidió enviarme al sicólogo porque era un "niño especial". Éramos varios niños. Nos hacían una especia de gincana en que pasábamos por estaciones y dibujábamos lo que allí nos pedían. Mi madre vio esos dibujos y decidió que tenía talento, por lo que me inscribió en clases de arte, y aquí me tienes ahora.
-Comprendo. Así como mi madre me inscribió a mí en clases de magia negra, la tuya te inscribió en clases de arte.
-¿Tu madre te inscribió en clases de magia negra? –Remus parece alarmado.
-Ya sabes, tradición Black. Fui a esas clases hasta que, en un ataque de rabia, convertí a mi instructor en alguna fruta. Pudo haber sido una uva o una guinda, no lo recuerdo.
-¿Qué lo convertiste en qué? –Remus está claramente alarmado.
-De acuerdo, eso no era verdad. Pero sí hice que se le cayera el pelo, y desde entonces no quiso volver a enseñarme.
-Comprobada la teoría de la estupidez. Dibujo terminado.
