By DARLA ASAKURA
Capitulo 1
LA PIEDRA MISTICA
El rasgar de unas túnicas al viento por entre los matorrales espesos era lo único que se alcanzaba a escuchar, no se veía nada más allá de la oscuridad reinante; la respiración agitada de las personas que corrían desenfrenadamente sin mirar atrás, una al lado de la otra, les permitía asegurarse de que aun tenían una oportunidad de seguir adelante, de mantenerse y salir de ese aprieto con vida una vez más, pues ya lo habían hecho en el pasado.
Por allí...
Se escuchó decir al joven que se movía con agilidad, indicándole a su acompañante un ligero sendero perdido entre la alta maleza. Los dos corrieron sin detenerse a pensar, siguiendo el sendero cuyo destino desconocían pero esperaban que los llevara a su objetivo, o por lo menos les mostrara una escapatoria; sintieron una energía extraña y se vieron transportados a un lugar que jamás creyeron que pudiera existir incluso encontrándose en él.
Qué rayos..?.-
Murmuró él, un tanto enfuruñado debido a la confusión, observando la cueva en cuyas paredes brillaban signos que no podía interpretar.
Donde estamos?-
Volvió a murmurar él, mirando como se cerraba a sus espaldas un extraño portal, bueno al menos eso pensó que podía ser, parecía haberse erigido una nueva pared después de que los jóvenes entraran a la extraña cueva, guiados por sus instintos y con el fin de desembarazarse de sus indeseados asaltantes.
Estoy tan perdida como tú-
Declaró una voz suave a su lado. Su acompañante caminó rumbo a la extraña pared cercana y se tomó un instante, palpándola y observando los símbolos que brillaban, iluminando el interior de aquel lugar.
¿Qué tan bueno eras en runas, Ghost?
Preguntó la chica, sacándose la capucha, que dejó ver inmediatamente una hermosa y dorada cabellera, recogida en moño alto, haciendo que el otro, alzara una ceja con gesto sarcástico.
No estás hablando precisamente con alguien que fue premio anual, Moony-
Aclaró él, con voz de fastidio, mirando a la chica de manera extraña.
Eso lo sé, Ghost... pero si que nos serviría que entendieras de Runas, así podrías corroborar mi teoría y mi interpretación-
Exclamó la mujer con voz sumamente suave y una sonrisa adornándole el rostro, en el momento en que decidió quitarse el antifaz que le cubría éste y sólo dejaba entrever sus ojos y el área cercana a su provocativa boca. El chico le imitó permitiendo que la luminosidad de las paredes iluminaran su apuesto y serio rostro, su cabello era oscuro, llevaba un corte bastante varonil y sus ojos eran de un azul oscuro bastante profundo; y con tranquilidad se acercó al sitio donde se hallaba su compañera de aventuras.
¿Cuál es tu teoría?
Preguntó el joven, con interés muy marcado, reflejado en la extraña expresión que mostraban sus pupilas, la rubia sonrió aun más, le encantaba saberse capaz de captar la atención de su esquivo compañero.
Creo... que detrás de la pared del fondo de la cueva, se halla la razón por la que nos internamos en este horroroso lugar. Tenía la esperanza de que nuestro descubrimiento fuera fantástico, pero me equivoqué es irreal... valió la pena -
Dijo la chica con voz arrulladora y supremamente calmada.
Oh, que calamidad... ¿te dolió alejarte de tus comodidades?-
Exclamó el joven moreno con un cinismo sorprendente.
Pues sí... pero me gusta jugármela, aunque un montón de sabuesos furiosos me persigan, y no sepamos a ciencia cierta... si de verdad la piedra, razón por la que nos exponemos de esta manera, existe.-
Agregó ella con diversión escondida en su voz, encaminándose hacia el fondo del lugar.
Pues entonces debiste quedarte ya sabes, en una de esas sesioncitas... –
Farfulló él, para diversión de la rubia.
Darías cualquier cosa para que tu compañera fuera FIRE¿cierto?-
Llegaron a la pared indicada y de inmediato, la chica adoptó una posición supremamente analítica, dejando atrás todo rastro de diversión. El moreno tocó la superficie de la pared que se elevaba frente a él y pudo comprobar que se encontraba frente a un grueso montículo de roca maciza.
Es imposible... debe tener al menos como tres metros de grosor, en mi opinión es totalmente sólida... me temo que te equivocaste.-
No, no lo hice... Rowena era la más lista de los cuatro. –
Habló la aludida con seguridad, avanzando al deslizar la mano sobre la superficie de la roca, con gran determinación.
Aquí.-
Señaló una curva baja, cercana al piso, justo donde se hallaba trazado un símbolo extraño, seguido de un aun más extraño grabado que se asemejaba a un gran águila imperial que llevaba una serpiente en el pico. Los ojos del chico brillaron de forma inusual.
¿Cómo lo supiste?-
Ella se regocijó al ver el rostro del muchacho.
¿Quién es la Ravenclaw aquí?
Preguntó ella con tranquilidad. A lo que el la miró directamente a los ojos, para luego darse por vencido.
Tú. Pero... Juro que eso no estaba allí... lo hubiese visto-
Le afirmó el muchacho algo confundido. Ella se limitó a sonreír con dulzura y luego se hincó para quedar a la altura del extraño dibujo que acababa de surgir en la pared de piedra y que tenía aspecto de haber estado tallado en aquel lugar cientos de años.
Pero yo soy la Ravenclaw¿no?... ¿nunca escuchaste al sombrero durante las ceremonias de selección?, los antiguos fundadores de Hogwarts, diferían en cuanto a cuales eran las habilidades que debían poseer sus futuros estudiantes, tenían diferentes opiniones sobre quien era o no era digno de recibir y compartir sus tan valiosos conocimientos mágicos. –
Aclaró tranquilamente la rubia de ojos claros.
¿Quieres decir que... como tu posees las cualidades natas que forjan a un verdadero Ravenclaw, eres tú... la única que puede acceder a la cámara oculta en esta cueva?-
La chica asintió suavemente.
Vaya... es una suerte entonces que Snitch decidiera enviarnos a nosotros y no a Áureos y a Firefly-
Murmuró quedamente el muchacho moreno.
Nada es cuestión de suerte... menos tratándose de Snitch-
Le dijo ella, examinando detenidamente el extraño dibujo. Su rostro cambió su tranquila expresión por una de triunfo.
Encontraste algo más...?-
Se vio en la necesidad de preguntar el muchacho, imitando a la chica que observaba fijamente al águila.
Creo que hallé la respuesta... –
Dijo, para después sacar su varita y apuntar sigilosamente con la punta al ojo del animal que sostenía al reptil.
A qué?... ¿Moony?-
Interrogó el joven.
"El conocimiento ofrecido es la prueba a tu inteligencia, sólo el verdadero heredero, podrá encontrar la entrada"-
Eso dice?-
Insistió el muchacho, ante la lectura llevada a cabo por la chica.
Sí... –
Moony lo miró expectante, con la ilusión reflejada en las pupilas grisáceas...
El heredero de Ravenclaw, vaya... ¿existe un heredero?, nunca ha existido un heredero puro del linaje Ravenclaw, esto es una pérdida de tiempo-
Se resignó el chico sentándose en el suelo, recostado a la fría piedra que conformaba la pared que intentaban atravesar.
Espera¿te estás rindiendo?... si existe un heredero. –
Le espetó ella rápidamente, tomó la varita con fuerza y apretó la punta contra su pecho... su compañero pareció momentáneamente aturdido, abrió los ojos más de lo normal, cuando la varita de ella, comenzó a penetrar su pecho, pero sólo fue un segundo antes de que intentara detener a la chica.
Estás demente?... ¿Quieres matarte o qué?-
Ella lo frenó con un movimiento de su mano, mientras que sus ojos perdieron el color progresivamente, ahogó entonces un gritito de dolor y retiró la varita mágica de su cuerpo; estremeciéndose visiblemente, cayó de rodillas, sosteniendo la varita con una mano y llevándose la otra al pecho.
Moony... ¿Qué haces?, déjame ayudarte con la herida.-
Dijo el molesto muchacho, frunciendo el entrecejo al sostenerla por los hombros.
No... estoy bien, tengo que probar mi teoría –
Otra vez... ¿De qué teoría hablas? –
Le insistió él a la pálida joven.
De ésta... –
La rubia dejó de apretarse el pecho y colocó la varita ensangrentada en dirección al único ojo visible del ave frente a ella, y unos hilillos azuláceos surgieron de éste, envolviendo la varita y halándola hacia el mismo, con una fuerza sorprendente, hasta que ésta se insertó en la ranura. Una luz cegadora proveniente de aquel punto, hizo que el moreno atrajera a la muchacha para protegerla, bajando él también la cabeza, antes de escuchar un fuerte batir de alas y ver a un águila sobrevolar el techo de la cueva, para luego dirigir el vuelo hacia la pared que tenían de frente y atravesarla con la facilidad con que un cuchillo corta la mantequilla.
Admítelo... soy brillante-
Murmuró la chica con la voz entrecortada, debido a la pérdida de sangre.
Sanato!-
Dijo él apuntando su propia varita al pecho de la chica, cuya herida se cerró en un abrir y cerrar de ojos, haciendo que ella recobrara poco a poco sus fuerzas.
Sí, brillante...-
Se mofó el moreno, quién parecía más molesto que antes al ayudarla a ponerse en pie.
sabes que tienes demasiado desapego hacia la vida?-
Ella le sonrió con la mirada, le encantaba cuando él volvía a transformarse en ese muchacho dulce y tímido, que parecía ya, un sueño lejano... había cambiado muchísimo en todos esos años, al igual que ella.
No seas exagerado, Ghost... la entrada está abierta¿no?-
Entonces... ¿tú eres la heredera?-
Le preguntó Ghost sin más, mirándola fijamente.
No. No soy yo...
Dijo la chica apartando la mirada para examinar el nuevo umbral que se abrió ante ellos, la pared ya no era sólida, sin embargo no podían ver a donde llevaba, aquel extraño pasadizo secreto.
Bueno pues... ¿qué esperamos?-
Añadió ella, atravesando el umbral con paso decidido seguida por el moreno. Al pasar al otro lado, se encontraron en una habitación circular, bastante pequeña, en cuyo centro se hallaba una piedra de apariencia líquida, y de un plateado algo brillante. La rubia avanzó unos pasos hacia la piedra que al parecer estaba siendo salvaguardada por el águila que habían visto, minutos antes atravesar el muro.
Ten cuidado-
Murmuró Ghost, deteniéndola un instante. Moony siguió su camino hacia la roca y pudo observar los ojos de fuego del águila que no se movía de su lugar, cuando hubo llegado suficientemente cerca como para tomarla, el ave desplegó la alas e hizo un extraño movimiento con la cabeza, pero no se movió y le permitió a la chica tomar la piedra, sin problema alguno para después emprender el vuelo y desaparecer dejando una estela de fuego azul tras sí. Los dos jóvenes observaron esto, anonadados, pero no hicieron ningún comentario.
Es la lágrima de la luna... Genial¿no?-
Exclamó ella, con una voz que denotaba la emoción que sentía al haber alcanzado su objetivo. Ghost suspiró, y asintió con la cabeza, mientras se dedicaban a salir de aquella cueva. La rubia guardó el tesoro dentro de su túnica y ambos volvieron a colocarse las máscaras.
¿estás segura de que no eres la heredera de Ravenclaw?-
Dijo él al iniciar su camino de regreso hacia la salida de la cueva.
Completamente... –
Respondió ella, con voz tranquila.
Pero entonces... ¿cómo fue que pudiste...?
Él se detuvo en seco para preguntarle, después de salir de la cueva, pero ella lo interrumpió.
Yo no lo soy, Ghost... mi madre lo era.
No sabes lo que me alegra escuchar eso, no lo podríamos haber hecho sin ti... entréguennos la piedra.-
Una siniestra voz se escuchó a sus espaldas, por lo que los dos se volvieron al tiempo, para ver a cinco personas vistiendo largas túnicas con capuchas negras y horribles máscaras que les amenazaban con sus varitas.
Está bien, tranquilos... les daré la piedra-
Contestó la joven, luego de que intercambiara una especial mirada con su compañero, metió lentamente la mano en su túnica y colocó la otra en la parte posterior de su espalda. El otro, no le quitaba los ojos de encima a los mortífagos frente a ellos, que enarbolaban sus varitas. La chica a su lado sacó la piedra de su túnica y vio como los hombres frente a ella prácticamente festejaban un triunfo anticipado.
Aquí tiene su piedra-
Exclamó ella, avanzando un paso.
Damela-
La voz del mortífago demostraba su placer ante la situación. Moony posó los ojos en la roca y luego en su compañero, quién ni se inmutó cuando ésta le arrojó la codiciada roca al mortífago frente a ella, quién de inmediato y al ser tomado por sorpresa se abalanzó a atraparla, al igual que el mortífago a su izquierda, justo en el momento que la rubia tomó posesión de su varita y les envió una maldición paralizante que dio justo en el blanco, cuando los otros mortífagos lanzaron rayos paralizantes que esquivó con facilidad antes de que Ghost aprovechara el estado de confusión de éstos, para arrojar dos efectivas maldiciones aturdidoras en su contra, pero el último alcanzó a lanzar un rayo inmovilizante a los tobillos de Moony, cuando ella se encontraba recuperando la preciada piedra.
La joven cayó de bruces con el objeto plateado, brillando dentro de su mano, el mortífago se precipitó hacia ella atacándola con una maldición que fue a estrellarse en el cuerpo de Ghost, quién la recibió directamente.
Inmobilus! –
Gritó, poco antes de que se le debilitaran las fuerzas debido al dolor agudo que le embargaba el cuerpo.
Ghost¿Estás bien?-
Preguntó preocupada Moony, quien todavía no podía moverse debido al efecto de la maldición.
Estoy bien¿tienes la piedra?-
Preguntó a su vez, el muchacho de ojos azules.
Sí-
Dijo ella, enseñándole la palma de la mano.
Bien. Finite incantatem!
Exclamó, disimulando bien el dolor que sentía, de inmediato la chica pudo moverse libremente, que enseguida trató de revisar al otro para ver si se encontraba bien, pero él rechazó su ayuda aun más rápidamente.
¿Qué te ocurre?, déjame ver...-
No. Vete!-
Le ordenó el muchacho con los ojos brillantes, ella titubeó sin decidirse a nada en concreto...
Pero...-
Nunca son menos de diez, debes llevar la piedra con Áureos... si nos separamos, los confundiremos más.-
Dijo con un tono de voz, que no daba cabida a dudas. Ella lo miró sin reflejar ninguna emoción.
Estás herido... –
Exclamó con voz ronca la chica.
No es nada grave, sobreviviré... deja de perder tiempo¿Quién es la Ravenclaw aquí?-
Yo.-
Murmuró ella con pesadumbre.
Qué esperas?... Vete!
Le gritó él... Moony se incorporó entonces, dudando todavía.
te esperaré en el sitio de siempre...-
Declaró ella con firmeza.
Allí estaré... ahora corre.-
Le espetó él fuertemente, por lo que ella salió corriendo de aquel lugar, sintiendo como las lágrimas salían de sus ojos, empañándole la visión mientras se alejaba del lugar donde estaba su compañero a toda prisa, con la piedra mística de Rowena Ravenclaw bien apretada dentro de su puño.
GRACIAS POR LEER ESTE FIC...
Att.
DARLA ASAKURA
