EL RESIDENTE MÁS JOVEN DE HOGWARTS.
Título Original: The youngest resident of Hogwarts
Autora: alliekatgal
Pareja: SS/HP
Advertencias: Slash, Chan, No Mpreg.
Sumary:
Esta traducción cuenta con la autorización de su autora.
Cap. 1.
Harry Potter pasaba otro verano en Privet Drive. Su sexto año había terminado y él trataba de no pensar demasiado en lo que pasaría una vez terminado su último año en Hogwarts. No era el proyecto de buscar trabajo o un lugar donde vivir lo que le preocupaba, tanto como el hecho de que se encontraría verdaderamente solo.
Hermione y Ron ya estaban llenos de planes y Harry sabía que después de este año su amistad no volvería a ser la misma. El Señor Oscuro fue derrotado hacía unos pocos meses atrás y sin embargo, Dumbledore había insistido en que Harry necesitaba pasar el verano con su tía, recordándole los mortífagos que estaban libres aún, como la razón por la que él todavía debía estar protegido.
Harry retornó a Privet Drive pero se rehusó a estar prisionero ese verano, usualmente dejaba la casa por la mañana y no regresaba sino hasta después de la cena, Vernon y Petunia nunca preguntaban a donde iba.
Desde el final de su quinto año, cuando un grupo de miembros de La Orden lo habían acompañado al salir de la estación del tren, rara vez hablaban con él o reconocían su presencia. A Harry le gustaba mucho pasar el tiempo alrededor de la zona comercial de Little Whinging y observar a las personas mientras permanecía sentado en un pequeño café al aire libre.
Su lugar favorito era una librería pequeña, atestada desde el piso hasta el techo de libros usados, había descubierto que podía pasar horas en aquel lugar estudiando detenidamente aquellos libros polvorientos y en esa tienda fue donde hizo su primer y verdadero amigo muggle. A pesar de que Harry había asistido a la escuela primaria muggle, su primo Dudley y sus amigos se encargaron de dejar claro a los demás niños que nadie podía ser amigo de él y sus amenazas eran lo bastantes efectivas como para mantener a Harry aislado.
Un jueves por la mañana, a principios de Julio, él estaba en la parte trasera de la librería y al levantar su mirada vio que una chica entraba en la tienda. La joven parecía ser un par de años mayor que él, su cabello era negro sedoso y largo hasta los hombros y sus ojos eran igual de oscuros, vestía unos jeans lavados y una camiseta que algún tiempo atrás debió haber sido de color negro, ahora perdido por el uso. Era delgada, con apariencia de chico y casi de la altura de Harry.
Harry se dio cuenta que la estaba mirando fijamente, dirigió sus ojos lejos de la muchacha y trató de volver a su libro. Si Snape tuviera una hija, Harry podía jurar que ella habría tenido la misma apariencia de aquella chica. Por supuesto que esta tenía una pequeña y linda nariz. Bufó bajito, sólo para sí mismo, dudaba que cualquier hijo de Snape pudiera evitar tener esa nariz aristocrática.
Fue sacado de sus cavilaciones cuando una suave voz le habló "disculpe, ¿Sabes si esta tienda tiene algún libro sobre la historia de esta zona?" Harry levantó sus ojos para encontrar a la chica directamente en frente de él, con sus grandes ojos oscuros enfocados mirándolo y esperando una respuesta.
"Oh, eh, bueno, hay muchos, pero, eh, no están exactamente organizados." Harry pasó saliva y se adelantó unpoco "Eh, yo podría, tú sabes, eh, ayudarte un poco si gustas, conozco esta tienda bastante bien." Ella consideró la oferta con cautela por un minuto y luego sonrió.
Extendió su brazo para presentarse a sí misma "Caitlin Davies, un placer conocerte y si no te importa apreciaría un poco de ayuda." Harry se dio cuenta que había estado reteniendo la respiración y se relajó "Harry, Harry Potter. Déjame mostrarte algunos libros que he visto."
Harry y Caitlin se encontraban casi a diario en aquella tienda, después de eso, él tomó valor pasados unos días para invitarla a almorzar y quedó un poco sorprendido cuando ella le preguntó exactamente que edad tenía "tendré 17 este mes, ¿es eso un problema? ¿Tú tienes, qué? ¿18?"
"En realidad, tengo casi 20. Es gracioso porque luces más joven de lo que en verdad eres, pero te escuchas como alguien mayor, mucho más maduro que un chico de 17 años."
"Bueno, no he tenido lo que se llama una vida perfecta. Mis padres murieron antes de que yo cumpliera dos años y he tenido que valerme por mí mismo y la mayor parte de mi existencia. He estado estudiando en un internado por seis años y algunas de mis, ah, aventuras, me han dado una perspectiva diferente de la vida que a otros de mi misma edad. Sé que estaré aquí hasta que termine el verano, pero me gustaría conocerte mejor y pasar algún tiempo contigo."
"Me gustaría también. Mis clases no comienzan sino hasta principios Septiembre, así que tengo bastante tiempo libre hasta entonces, quizás, ¿podrías enseñarme algo de los alrededores?"
Ambos comenzaron a pasar la mayoría de sus días juntos, algunas veces salían a caminar, otras veces iban al pequeño apartamento de Caitlin. Harry se enteró que era una estudiante de intercambio, que estaba en Inglaterra por ese año y que luego volvería a Estados Unidos para otro año más de universidad y entonces después esperaba ser aceptada en un curso de postgrado.
Su relación se trasladó de amigos a amantes con un Harry que tímidamente respondía a los despliegues seductores de la chica y feliz de estar con alguien que no sabía que era famoso y que sólo lo juzgaba por ser él mismo, ahora se encontraba un poco triste de ver que el verano llegaba a su fin, siempre había odiado ir a Privet Drive para esta época, pero en estos momentos, el regresar a Hogwarts este año tenía un sabor agridulce, pues sabía que era posible no volver a ver a Caitlin de nuevo.
No estaba del todo preparado para decirle adiós aún y cuando ya era la hora de regresar al castillo, le dio la dirección de los padres de Hermione diciéndole que podría contactarlo a través de ellos. No estuvo muy seguro de que ella le creyó la excusa de que en su internado sólo permitían a los estudiantes recibir llamadas de los padres, pero él se sentía mejor, sabiendo que al menos si ella deseaba escribirle, sus cartas las enviaría la señora Granger.
Harry partió para Hogwarts con un gran peso en el corazón, se había acostumbrado a estar con Caitlin todo el día y era extraño verse solo de nuevo, aún teniendo a Ron y Hermione por compañía. También estaba confundido porque por mucho que él estuviera interesado en Caitlin, no podía apartar del todo los insólitos pensamientos que tenía recordando al profesor Snape, presentándose entre sus sueños con una voz que enviaba temblores a la parte baja de la espalda de Harry mientras sus largos dedos se aproximaban para tocarlo.
Había encontrado varios libros que hablaban sobre la existencia de muchas personas que podían sentirse atraídas por ambos sexos, sin embargo lo que le llevó más tiempo asimilar, fue reconocer que se sentía atraído por Caitlin y Snape al mismo tiempo.
Pronto el trabajo del colegio y el Quidditch ocuparon la vida de Harry, quien decidió esforzarse por mejorar su relación con el profesor Snape, obligándose a sí mismo a pisar excesivas cantidades de tiempo en su tarea de pociones llegando incluso a pedirle ayuda extra al maestro.
Harry podría asegurar que Snape estaba sorprendido de que él pareciera genuinamente interesado en su materia y había accedido a ser su tutor a cambio de que el chico le ayudara a trozar, moler o cortar en cubos algunos ingredientes. Trataba de no pensar mucho en el hecho que Caitlin no le había escrito en absoluto a pesar de sus continuas notas a ella.
Para navidad, mandó con Hermione una caja pequeña para ser enviada por correo a Caitlin, esta contenía una tarjeta y una delicada gargantilla que él había comprado en Hogsmade. Hermione regresó después de vacaciones y le aseguró que ella había enviado su paquete, pero que ninguna clase de correo llegó a su casa para él.
La primavera finalmente estaba en el aire y Harry se encontró con que en realidad entendía el sentido humorístico de Snape, logrando diferenciar cuando el hombre estaba bromeando con él y cuando estaba siendo vilipendiado por él. La habilidad de Harry en pociones mejoraba constantemente y Snape comenzó a permitirle que le ayudara en pociones más avanzadas.
Hermione estaba muy complacida de que Harry trabajara tan fuerte para mejorar sus calificaciones, centrándose más en regañar a Ron para que estudiara e hiciera las tareas. Ron por su parte, no lograba entender porque Harry deseba pasar más tiempo del estrictamente exigido en clases.
Fue a finales de Abril cuando Hermione llegó corriendo a la sala común para agarrar el brazo de Harry y arrastrarlo hasta su habitación para hablar con él, afortunadamente las chicas tenían permitido le acceso al dormitorio de los varones, aunque no al contrario.
"Harry, acabo de estar en la oficina del director, ¿sabías que tiene una conexión por la red flú en su chimenea disponible únicamente para los estudiantes nacidos de muggles y sus padres? Bien, acabo de hablar con mi madre, tu amiga Caitlin ha llamado, te necesita con urgencia, mira, dejó una dirección para tí, te necesita de inmediato."
Harry miró el papel atónito, había una dirección en Londres escrita "¿Sabe Dumbledore sobre esto? Quiero decir, ¿se enteró de Caitlin y que el mensaje era para mí?"
"No, dejó el salón mientras yo hablaba con mi mamá, debió pensar que era una emergencia familiar. Harry, ¿qué vas a hacer?"
"Voy a ir a verla, volaré en mi escoba hasta Hogsmade, puedo escabullírmele a Rosmerta y utilizar su red flú hasta Grimmauld Place desde allí, hay una estación de metro cerca de la casa y podría de esa manera llegar bastante rápido a esa dirección."
"Harry, ten cuidado, asegúrate de llevar el suficiente dinero para le metro."
Harry se puso su capa de invierno y encima se puso su capa de invisibilidad, agarró su Saeta de Fuego y salió precipitadamente de la sala común y voló fuera del castillo en minutos. Su capa le permitió deslizarse en las tres escobas y usar la red flú que estaba en la habitación trasera del bar para ir a Grimmauld Place, dejó su escoba y su capa de invisibilidad allí y salió corriendo hacia el metro para encontrar la dirección que Caitlin le había dejado.
Veinte minutos más tarde, Harry estaba mirando con cierta confusión un pequeño edificio con una placa en el frente donde se leía 'Centro de maternidad Loise B. Rainsford." Se acercó a la edificación con cierta incertidumbre, seguro de que la dirección estaba equivocada.
Dentro, en un pequeño vestíbulo, estaba una joven mujer sentada detrás de un escritorio "Buenas tardes ¿puedo ayudarlo?"
"Eh, no estoy seguro, busco a Caitlin Davies, me dijo que la encontraría aquí, pero creo estar en el lugar equivocado."
Ella miró algunos documentos que tenía en frente "su nombre, por favor."
"Harry, Harry Potter."
"Sí, aquí está su nombre en la lista, Caitlin está en el cuarto azul, sígame, por este lado."
Harry la siguió por un pasillo hasta que alcanzaron una puerta azul, ella la abrió un poco diciendo "puede entrar, estoy segura de que estará feliz de verlo."
Él empujó la puerta abriéndola y se sorprendió de ver a Caitlin yaciendo en una cama aparentemente dormida.
"¿Caitlin? Caitlin, soy yo, Harry."
Caitlin abrió sus ojos al escuchar la voz de Harry con evidente alivio en su Mirada "Harry, viniste, no estaba segura de si recibirías mi mensaje o si querías venir." Extendió su mano hacia él y al alcanzarlo le agarró la mano inclinándolo hacia abajo para presionar su rostro dentro de la calidez de su cuello.
"¿Por qué estás aquí? ¿Qué ha sucedido?" Harry la miraba confundido, tratando de poner todas las piezas juntas.
"Harry, mira detrás de ti." El chico dio vuelta y no pudo contener un jadeo de asombro cuando vio el moisés con un pequeño bebé dentro, interesado fue hacia allá con su mano extendida buscando tocar el diminuto rostro.
El bebé estaba envuelto en una manta rosada mostrando sólo su pequeña carita, un gorrito tejido abrigaba su cabecita dejando escapar mechones de delgado cabello negro por la frente. Al contacto de Harry. El bebé abrió los ojos por un momento, lo suficiente para que él viera que tan oscuros eran.
Harry giró y miró a Caitlin, sin notar las lágrimas que corrían por sus mejillas "Es mía, ¿cierto?, ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Cómo pudiste ocultármelo?"
