Disclaimer: Los personajes y la historia le pertenecen a Stephanie Meyer, yo únicamente cuento otra versión.
Capitulo 1
Bella:
Es un viernes, del mes de Febrero. En un pueblo llamado Blaine, en Washington, ahí viviría yo. Es la frontera con Canadá un lugar hermoso. Recién iba llegando de Austin, Texas. El contraste era abismal, de un lugar con cielo azul, despejado, soleado y caluroso, a otro gris, nublado y casi siempre lluvioso y frío. Uno desértico y otro rodeado de bosques nevados.
En fin, era momento de vivir un tiempo con Charlie, mi padre. Mi madre se volvió a casar y para darle un poco de espacio y privacidad, tomé la decisión de irme a Blaine. Era un paso que debía dar, así que estaba resignada. Papá me recogió del aeropuerto en Seattle, íbamos rumbo a Blaine, como una hora de camino y estaríamos llegando a casa muy pronto.
-Hija, estoy tan emocionado que hayas decidido venir a vivir conmigo, espero que te sientas a gusto aquí.-
-Si papá, yo también estoy emocionada.-
-Cómo está tú madre, está contenta?- preguntó papá como queriendo averiguar más sobre el nuevo esposo de mamá. Ellos no habían durado mucho casados por lo que ya era hora que rehicieran sus vidas, Renee si lo estaba haciendo pero papá estaba ya acostumbrado a vivir solo, además su trabajo era muy demandante. Era el Jefe de guardabosques del pueblo.
-Sí papá, está contenta.- No quise entrar en detalles.
Por fin llegamos a la casa, papá sacó mi equipaje, y entramos a la casa donde sería mi nuevo hogar. Papá y yo nos veíamos cada año por dos semanas, pero en los últimos dos años no había venido a verle por lo que este reencuentro era un poco incomodo, la verdad era el perfecto momento para mejorar la relación con mi padre.
-Bella, hija, espero que te sientas cómoda y pronto te acostumbres a esta nueva vida.- Papá, era muy serio, pero noté como se esforzaba por hacerme sentir bien.
-Gracias papá, yo también lo espero.- le sonreí.
Subimos las escaleras hasta el que era mi cuarto, había comprado un edredón nuevo para mi cuarto, fue un lindo detalle. Dejó mis maletas en la cama, y salió para darme algo de privacidad y poder acomodar mi ropa y cosas personales.
Termine de acomodar todo y me recosté, quedándome dormida. Papá no me despertó, pues había Sido un viaje largo y cansado. A la mañana siguiente desperté, de momento desconocí el lugar, reaccione. Ah! Si, ya recuerdo es casa de mi padre. Bueno, tendré que irme acostumbrando.
Baje para saludar a mi papá.
-Hola Bella! Buenos días.- saludo emocionado.- Que tal dormiste?
-Hola papá, bien gracias.- Él estaba desayunando.- Vas a salir?-
-Si hija, en un momento más me voy al trabajo, te dejo mi auto para que, si quieres des una vuelta y te vayas familiarizando con el lugar, al cabo no creo que te pierdas y además puedes ir a conocer la escuela recuerda que está en la salida norte del pueblo, te gusta la idea?-
-Si papá, me gusta la idea.- trate de sonar entusiasmada.
Al cabo de un rato, papá se despidió y se fue.
Ayer que llegue no tuve tiempo de recorrer la casa, si, era igual que como la recordaba, casi no ha cambiado nada, pintó las paredes de la casa, incluso mi habitación ya no tiene el color desgastado, al menos esta ordenada. Los mismos muebles de siempre, lo único nuevo, su pantalla plana, para poder ver sus partidos, ya que era fanático de los deportes.
Subí para arreglarme y decidí que saldría un rato a recorrer el lugar. Ah!, pero antes tengo que mandarle un email a mamá de que llegué bien. Después hablare con ella, querrá saber cómo me está yendo con papá, y pues ahorita es muy poco lo que tengo que contarle.
Cuando terminé de recoger mi habitación y de vestirme, bajé a tomar algo y luego me dispuse a salir.
La mañana estaba lluviosa, con algo de neblina también, pero parecía a lo lejos que pronto saldría el sol a través de unas delgadas nubes. No había muchos carros, así que manejaba con toda tranquilidad, muy diferente de donde venía, una gran ciudad.
El pueblo estaba rodeado por bosques, grandes árboles de diferentes clases, pinos y otras clases desconocidas por mí.
Llegue a la escuela, no era muy grande. Se veía bien. No está tan lejos como pensé. Me baje para echar un vistazo más de cerca. Recorrí los diferentes edificios, vi el gimnasio, la cafetería, la oficina de admisión, etc. Regresé al auto y me dispuse a seguir con mi recorrido por el lugar.
Después de un rato de andar en coche, se me ocurrió caminar un rato por el bosque, había dejado de llover y quería estirar un poco las piernas. Me adentre en el bosque hasta que el camino pavimentado termino, y seguí el sendero empedrado hasta que también el sendero termino, ahí me estacione, me baje, y empecé la marcha, todavía estaba húmedo el piso y resbaloso. Creo que tendré que ir con más cuidado, de por sí que soy algo torpe con mis pies.
Era un precioso lugar, nada parecido al desierto y los colores, allá todo era café, seco, aquí en cambio todo era verde hasta las piedras cubiertas de musgo verde, había un gran silencio, salvo algunos pájaros que cantaban, pero el silencio era gratificante, no como el bullicio de una gran ciudad.
Llegué a un claro muy hermoso, parecía que alguien había talado los árboles en una perfecta circunferencia como de 10 metros dejando al descubierto un sitio lleno de pequeñas flores silvestres de colores, caminaba admirando todo aquel paisaje, de pronto, observe algo sobre las flores, había alguien más ahí. Alguien recostado en aquel lugar maravilloso, no podía ver bien pues había algo de neblina todavía.
Camine muy despacio tratando de no hacer ruido, parecía un chico, pero no podía ver su rostro, él se movió, respiro profundo, se sentó al llenar sus pulmones de aire. Y lo vi, realmente hermoso, su cabello color cobre, un tono de piel muy claro, las facciones finas de su nariz y sus labios, y una mirada que te dejaba sin respiración, nunca había visto nada igual. El ser más bello en toda la tierra. De repente al acercarme más, pisé una rama y el chico escucho el tronar de la misma y volteo para ver de dónde salió el ruido.
Edward:
Un día como cualquier otro, aburrido de esta inmortalidad que me agobia, escuchando los pensamientos de mi familia, aunque no quiera, escuchar sus mimos, sus risas, sus platicas entre ellos, aunque no estemos en la misma habitación o simplemente sus pensamientos de cada uno de ellos, Por más que trató de darles privacidad y tratar de no enterarme hasta del más mínimo pensamiento, claro, he aprendido a desconectarme, bloquear cualquier mente que no sea la mía. Prefiero salir y distraerme, solo, como siempre y no estar en medio de tres parejas. Si, salir, sentir el viento helado que choca con mi piel, correr y correr, y sentir libertad.
Que sensación más reconfortante, es estar aquí en este prado alejado de cualquier humano o no humano, en medio del bosque, alejado de todo, sin escuchar los pensamientos de todas las personas que me rodean, es tan estresante. Supongo que esta es mi manera de dormir, descansar de todos los sonidos que me distraen. Solamente el sonido del viento, rozando las ramas de los árboles, es lo único que me relaja, aparte del sonido que producen las teclas de mi piano, pero llevo tanto tiempo sin tocarlo que prefiero esta sensación de libertad.
Recostado aquí en medio de todas estas flores silvestres, agradecido por toda esta tranquilidad, pero, un olor diferente, llega a mí de repente, era un irresistible aroma, nunca había percibido tan magnífico olor, como nunca imagine que existiera un aroma tan dulce en casi ochenta años. Me enderece para cerciorarme, giré la cabeza en busca de donde provenía tal aroma, cuando de pronto vi a una chica, sentí la necesidad de beber hasta la última gota de su deliciosa sangre, su sangre me llamaba para beberla, nunca había experimentado nada igual a tan exquisito olor, ella también me vio, y en cuanto nuestras miradas se encontraron una extraña sensación recorrió mi ser, ella a su vez fijamente me miró e instantáneamente se ruborizó, creo que se asustó al percatarse de la furia de mi mirada. Salí corriendo, tenía que hacerlo, no por miedo a ella, sino por miedo a matarle en ese mismo momento.
Bella:
Pero justo en el momento que nuestras miradas se cruzaron, sentí que algo recorrió mi cuerpo, como un latigazo, o una descarga eléctrica, no sé. Pero me dio miedo, mucho miedo, quedándome paralizada. Quise salir de ahí pero no me podía mover, mis piernas no me respondían. Él al verme hizo gesto como de horror, se puso de pie y salió corriendo, pero por qué?, yo, yo quería saber quién era, pero se fue.
Cuando al fin pude moverme, regresé al auto, un poco asustada pero pensando en él, quién sería? Acaso lo volveré a ver? Pero por qué pensaba en él. Sí, me impresione en verdad, tanta belleza, era tan hermoso, de acuerdo, pero también me dio miedo, al recordar el gesto que hizo, como de repulsión, no sé. No entendía porque se marcho de esa forma. En fin, otro día regresaré al mismo lugar, y lo averiguaré.
Edward:
Regresé a casa donde Alice me esperaba, parecía ansiosa.
-Edward, que pasó, vi que alguien te alteró.- Ella tenía la facultad de ver el futuro. Así como yo de escuchar los pensamientos de las personas.-No fue muy clara mi visión, dime qué pasó?-
-Estaba recostado en el prado, donde frecuentemente voy para estar solo, y de repente me llegó un aroma irresistible, giré para ver de dónde provenía ese olor y vi a una chica, y me aleje lo más que pude. No sé quién es, no sé nada más.
- Edward, pero, por qué te fuiste?-
-Alice, su olor, el aroma de su sangre me trastornó, fue como un choque entre dos trenes a toda velocidad. Nunca me había pasado nada igual, nunca. Tengo que alejarme de ella o no seré capaz de evitar matarla.-
-Edward, pero tú no eres así, que te pasa?- Alice parecía preocupada. Lo mejor que podía hacer era alejarme un momento, ir de cacería y despejar mi mente. Pero antes tenía que avisarle a mi padre. Después de platicar con mi padre, tomé la decisión de irme. Estuve ausente ese fin de semana, pues quería aclarar mis pensamientos, ese aroma me había trastornado demasiado.
Capitulo 2
Bella:
El domingo lo pase en casa con mi padre, platicamos, vimos algunos programas de tv, y luego subí a mi habitación a leer, me encanta leer, novelas de amor principalmente, mi escritora favorita, Jane Austin, tengo sus más importantes obras y son mis preferidas. Leí hasta quedarme dormida.
Al siguiente día me levante temprano pues era mi primer día en la escuela. Llegué sin ningún contratiempo, me estacione y respire hondo, tenía que armarme de valor, llegar a una escuela empezado el semestre, no es grato para nadie, menos para alguien tan tímida como yo. Me baje del auto y me encamine a la oficina para recoger mi horario y demás avisos. Mi padre ya había hecho los trámites necesarios para inscribirme días antes de que llegara y así todo sería más fácil para mí solamente llegar y no perder tiempo en ese papeleo.
Todo mundo me veía, todos sabían que yo era la nueva. Pues todos se conocían por ser un pueblo chico. No importa, sobreviviré. Entré en la oficina de admisión donde me entregarían mi horario, un pequeño mapa de la escuela para poder llegar a los diferentes salones donde tomaría mis clases, me explicaron algunas cosas de debía de saber de mis asignaturas, y me encaminé al salón de clases en donde tendría mi primer clase, en eso un chico se me acercó.
-Hola, tu eres Bella Swan. Yo soy Steve Morse. Bienvenida.- dijo sonriéndome.
-Hola, Steve.- conteste abrumada. Steve es rubio, alto, ojos azules, cabello muy corto, se ve que tiene un cuerpo muy atlético, creo que pertenece a algún equipo del instituto, y muy bien parecido también.
-Quieres que te de un recorrido por las instalaciones, puedes contar conmigo, para lo que necesites. -
-Gracias, por el momento no es necesario ya me explicaron cómo llegar a mis clases.-
-Yo estoy en mi último semestre y tú estás en segundo verdad?–
-Si, así es.- Steve me intimidaba un poco por lo guapo que era, ya que soy de la clase de chicas más bien tímidas. No me sentía muy a gusto con la compañía de Steve, no sé, además, no me gusta cómo me mira.
-Bueno cualquier cosa que necesites, cuenta conmigo, si?- yo solamente asentí con una sonrisa tímida y se fue.
Mi primer clase, Literatura, me estaba poniendo nerviosa. Entré al salón y todos me miraban, no hubo tiempo para hacer amistades, el maestro llegó, le entregué el pase y volví a mi asiento, aliviada por no hacer que me presentara en frente de todos los compañeros, rápidamente empezó a dar su clase. Después me tocaba Ingles, y mientras llegaba el siguiente maestro ahí unos chicos se acercaron a platicar.
-Hola, tu eres Bella verdad?- dijo uno de ellos
-Llámame solamente Bella.- conteste nerviosa.
- Mucho gusto.- dijo uno de ellos. - Yo soy Darío, y ellas son Molly, y Gina, bienvenida Bella.- y todos sonrieron, parecían agradables.
-Espero que podamos ser amigas.- dijo Molly muy sonriente, Gina sonreía también pero se notaba más tímida.
De repente entro el profesor, y todos tomaron sus asientos nuevamente. Al término de la clase nos dirigimos a la cafetería. Molly iba junto a mí. Otro chico se nos unió, se llama Josh. Bueno, al menos no fue tan difícil hacer amigos.
Conversábamos de varias cosas, mis nuevos amigos querían conocerme, me sentía un poco abrumada por tanta atención al entrar a la cafetería, sentía las miradas de la mayoría de los alumnos ahí concentrados, sentía como subían los colores por mi rostro.
Nos encaminábamos por el pasillo principal de la cafetería cuando a lo lejos vi una mesa donde los ocupantes eran algo diferentes, sobresalían de los demás alumnos de la escuela, todos eran pálidos, y muy hermosos, se distinguían fácilmente pues aparte vestían muy bien, entonces me decidí a preguntar por ellos.
-Quienes son ellos? – me dirigí a las chicas, mis nuevas amigas.
-Ah! los Cullen- contestó Gina. - Son hijos y sobrinos del doctor Cullen, nunca hablan con nadie, más que con ellos mismos, son algo extraños.- Dijo.
-Es que son como parejas. Mira la rubia es Rosalie y su novio es Emmet. Ellos son de 6º semestre. La otra pareja son Alice y Jasper. Ellos van en 4o semestre.-
-Y por qué no hablan con nadie más?- eso me resultaba extraño.
-Pues no lo sabemos, pero nadie se les acerca y ellos tampoco hacen por hablar con alguien que no sean ellos mismos.-
Me llamaron mucho la atención, parecían raros pero aún así muy hermosos.
De repente en aquel instante en que miré hacía la puerta apareció él, si, era el mismo del sábado en el bosque. De verdad que era él. Entro en la cafetería y se dirigía a la mesa en donde se encontraban los Cullen. Ahora lo podía ver mejor, era increíblemente hermoso, por fin pude ver el color de sus ojos, grises. A la luz del día pude verlo más detenidamente. Mi corazón empezó a latir con más fuerza de lo normal. Mis manos empezaron a temblar pero tenía que controlarme para poder preguntar quién era sin parecer ansiosa.
Se sentó en la mesa donde se encontraban sus hermanos, todos platicaban entre ellos y reían, pero él parecía sombrío, triste o molesto, no estoy segura.
Edward:
Ya un poco más tranquilo, disfrutando del paisaje de aquellos bosques, me había ayudado el alejarme y despejarme de cualquier pensamiento que me recordara ese magnífico aroma de aquella chiquilla humana. Traté de no pensar más en ello. Pero no fue nada fácil. Cacé hasta saciarme, no más bien hasta hartarme, quise olvidar con la necesidad de la sangre de cualquier animal. Por fin, regresé a casa.
Lunes, llegamos como cualquier día a la escuela mis hermanos y yo. Resignados como siempre empezaríamos una semana más. Esto era mi tormento pero era algo que teníamos que hacer para poder aparentar ser humanos y poder vivir en un lugar sin necesidad de estar a la deriva como nómadas por doquier, como otros vampiros lo hacían. Nosotros éramos diferentes, formamos una familia, y decidimos llevar una vida lo más normal posible, tratando de no alimentarnos de humanos, nosotros nos alimentábamos de animales. Eso nos gustaba, esta forma de vivir nos permitía sentirnos más humanos aunque no lo fuéramos.
Hoy había más murmullos que cualquier otro día, yo trataba de no escuchar todas esas voces en mi cabeza es por ello que bloqueaba cualquier contacto visual, para no distraerme con sus tontos pensamientos, pero hoy es diferente y quise poner atención, se notaban atentos a algo o a alguien.
Mis hermanos y yo hacíamos como que comíamos pues no podíamos llamar la atención de esa forma, teníamos que parecer humanos normales. Aparentar que comíamos, pero en realidad solo jugábamos en ocasiones con la comida.
Bella:
-Mmmhm, y él quien es?- Trate de sonar lo más normal y natural que pude.-
-Ah! Él es Edward Cullen, es hermano de Alice y Emmet.- contestó Gina.
-Y él está solo?- la verdad me interesaba mucho saber más de aquel chico increíblemente guapo.
-Sí, siempre esta solo si te refieres a que si él no tiene pareja, pero casi siempre está con sus hermanos, creó que nadie de la escuela somos dignas de su amor.- la que hablo ahora era Molly, como con un dejo de resentimiento.
-Bella, no pierdas tu tiempo, él no le hace caso a nadie.- Me sorprendió Molly observándolo.
-No pensaba hacerlo.- y reí.
Despistadamente lo volví a ver y él me miró también. Me sonrojé pues me vio mirándolo, bajé la vista y me voltee otra vez. Me habrá reconocido?
Edward:
Al cabo de un rato escuche a alguien pronunciar mi nombre, voltee pero qué mala broma del destino es esto?, Ella aquí. No, no puede ser, es ella, ella es la chica nueva, es ella de quien todos hablan. Me está viendo. Ese color en sus mejillas, la hace verse más exquisita y antojable. Lo bueno es que desde aquí no percibo su aroma.
Los de mi familia también notaron aquel bullicio fuera de lo normal y empezaron las preguntas.
-Por qué todos están alterados el día de hoy?- Pregunto Rosalie.
-Será acaso por la llegada de la chica nueva?- Pregunto Emmet.
-Dinos Edward que es lo que dicen los demás?-insistió Rosalie.
-Si, todo este alboroto es porque todos quieren conocerla, las chicas están a la expectativa, tienen sus reservas acerca de esta niña nueva, pero los chicos todos ya se sienten enamorados de ella, la verdad es otra humana más.- dije, traté de no darle importancia delante de mis hermanos pero la verdad, no era así. Alice volteó a verme y me miró de una manera como contrariada.
-Esta volteando hacía acá, de seguro sus amigos ya le contaron que los Cullen somos raros, no?- dijo Emmet con tono de burla.-Vamos Edward, dinos que está pensando?-
En verdad quería saber que era lo que pensaba, me habrá reconocido del bosque, pero por más que quiero escuchar sus pensamientos no logro escucharlos. Me está viendo, pero, por qué no la puedo escuchar. Nuevamente al cruzarse nuestras miradas la sangre inundó sus mejillas, volviendo su piel del color más delicioso que había visto en mi vida. Creo que si me reconoció, estaba tan concentrado mirándola cuando Alice me interrumpió, sabía que algo no estaba bien y me pregunto muy quedo para que los demás no escucharan.
-Ella es la chica que viste en el bosque, verdad?-
-Si es ella, escuche que se llama Bella.-
-Edward, tú te irás verdad?, lo veo. - Alice parecía preocupada.
-No lo sé Alice, probablemente, tengo que hablar con Carlisle, iré saliendo de clases.-
-Está bien, y no te preocupes, todo estará bien, ya lo veras.- Alice puso su mano en mi brazo dándome su apoyo como siempre.
-Eso espero, bueno me voy a clases.- salí antes que todos los demás humanos.
Bella:
De repente sentí que en otra parte de la cafetería alguien también me miraba, era Steve y mis nuevas amigas se dieron cuenta, pues en ese momento me guiño un ojo, yo me sonroje.
-Bella, haz llamado la atención de los Cullen y también de Steve, él es muy popular y siempre quiere ser el primero de cada chica con las que ha salido. Él es muy guapo verdad? – asentí con la cabeza.- Solo ten cuidado.- Gina me prevenía de Steve.
-No te preocupes por mí, yo no soy igual que las demás.- lo dije pensando en que él no me interesaba, ahora me empezaba a interesar otra persona.
Tocó el timbre indicando regresar a clases, cogimos nuestros libros y nos encaminamos a los salones. Quise mirarlo nuevamente pero ninguno de los Cullen estaban en la mesa, no me di cuenta en qué momento se marcharon.
Me preguntaron qué clase me tocaba y coincidí con Gina así que nos encaminamos al salón de Biología, me presenté con el profesor y él me indicó mi lugar, pero al voltear a ver donde era, lo vi. Ahí estaba él, Edward, sería mi compañero de mesa. Esto sería algo del destino?
Pero él, al darse cuenta de que estaba yo ahí, me miró con odio, como si me despreciara. Pero por qué? Yo no le he hecho nada. Por qué me mira de esa forma?. Mi cara se ruborizó con esa mirada tan penetrante que tiene. Y mi corazón palpitaba sin cesar.
Tomé asiento y él muy despistadamente se alejo lo más que le permitió la mesa. En toda la clase me miró de una forma tan fea que me duele, solo de recordarla. Aunque fuera con esos hermosos ojos grises, su mirada hacia que me estremeciera pero de miedo. Creo.
Al terminar la clase salió corriendo. Yo no podré estar así lo que queda del semestre, pensé que tenía que hacer algo, tenía que preguntarle cual era su problema. Si, lo haré mañana que lo vuelva a ver.
Edward:
Oh! No, esto es una broma de muy, pero de muy mal gusto. Ahora será mi compañera de mesa. No lo puedo soportar, su aroma me trastorna, no puedo permitir que mis instintos de asesino, acaben con la vida de esta chiquilla humana. Parece tan frágil y vulnerable, incluso más que cualquier humano. Su olor nubla mis pensamientos.
Porque tenía que haber venido a este lugar? Precisamente aquí, destruyendo la poca paz que queda de mi existencia. Volví a verla y sentí un terrible odio por este ser humano que provocaba en mí, esta furia dormida por tanto tiempo. Pero por qué ella me hacía esto?
Tengo que hacer algo o no seré capaz de frenarme ante ella. La clase se me hizo eterna, yo quería que pronto acabara este suplicio. Apenas sonó el timbre y salí corriendo de la escuela para hablar con mi padre.
-Edward que sorpresa, casi nunca vienes a visitarme al hospital, qué pasa?-
-Qué tal papá, recuerdas que te comenté, que el sábado vi a una chica en el bosque?-
-Si, me enteré que es la hija del Jefe Swan, que pasa con ella?-
-Es que no sé papá, nunca has conocido a alguien que huela de tal forma que no puedas resistirte? El aroma de esa chica, no sé si pueda soportarlo, me dan ganas de matarla, es irresistible el olor de su sangre, papá, no sé qué hacer, ayúdame por favor. – mi voz se quebraba, temblaba solo se recordar su aroma.
-Calma hijo, tranquilízate, creo que no, nunca me ha pasado nada igual, pero no te preocupes, confío en tí.- Me pasó el brazo por los hombros y nos sentamos.
-Papá, tengo que alejarme, no quiero cometer un error y que tengamos que irnos de aquí por mi culpa.- no quería causarles molestias a toda la familia, en Blaine estábamos muy a gusto pues podíamos tener una vida aparentemente normal. Y el mudarnos seria otra vez empezar de nuevo.
-Hijo, entiendo que estés preocupado, yo sé que no quieres perjudicarnos, pero si llegara a ocurrir algo irremediable, nos iremos, tú siempre has estado incondicional en los lugares a los que hemos ido, nos has apoyado sin quejarte, ahora es justo que todos te apoyemos aunque confío en que no harás nada malo, eso no sucederá.-
-Papá, confías demasiado en mí, y no quiero defraudarte, pero ahorita no me siento con la fuerza de evitar matarla. Me tengo que ir de aquí.-
-Edward, si esa es tú decisión, estoy contigo, nos va a doler mucho tu ausencia, pero lo acepto. Haz lo que tengas que hacer.- mi padre se veía preocupado, pues yo nunca había tenido que huir de nada, ni de nadie, por eso le extrañaba mucho mi actitud, no era necesario leer su mente, bastaba ver su rostro para darse cuenta que realmente estaba preocupado.
Salí de su oficina, me alejé del pueblo, tomé la autopista vacía a esta hora de la tarde casi para anochecer, solo, en medio de arboles cubiertos de nieve que van desfilando a toda velocidad, maneje sin parar por horas, únicamente para cargar gasolina y continuar.
Bella:
Llegué a casa y papá, ya había llegado del trabajo, él estaba en la sala sentado viendo el canal de deportes, como siempre.
-Bella, como te fue en tu primer día, conociste a algún compañero?- me senté al lado de él.
-Sí papá, conocí a algunos, son muy agradables y también conocí a los Cullen. Los conoces?- Por supuesto que los conoce, papá sabia la vida y milagros de casi toda la población de Blaine, pero quise obtener más información de ellos.
-Claro que sí. El doctor es muy importante en el hospital y su esposa es una señora muy guapa y muy seria casi no sale de su casa, y sus hijos y los otros jóvenes que viven con ellos, son chicos muy educados que nunca dan problemas.- eso fue lo único que pude sacarle a mi padre de información.
Seguimos platicando de mi primer día de clases, luego prepare la cena y después me fui a leer un rato, además tenía que hablar con mi mamá y contarle como me ha ido en estos días. Platicar con mamá me distrajo de no pesar en aquel chico que parecía odiarme.
Al día siguiente, me prepare rápido para ir la escuela, pues estaba decidida a confrontarlo. 'Si, eso haré' pensé. Estacioné el auto, y me quedé ahí, a esperarlo, era muy temprano por lo que casi estaba vacía la escuela. Poco a poco fueron llegando los estudiantes. Hasta que al fin, vi un gran auto, parece que son de dinero pues se ve en sus ropas y en el tipo de auto, no sé mucho de marcas de autos, pero a simple vista cualquiera se da cuenta. Entonces vi bajar a sus hermanos, pero él no estaba. Me sentí un poco desilusionada. 'Tal vez llegará más tarde' Pensé.
Tomé mi mochila dispuesta a ir a clases cuando de repente se apareció Steve con una sonrisa encantadora.
-Hola, Bella, cómo te fue ayer en tu primer día, vi que ya hiciste amigos.- me abrió la puerta del auto y me ayudó a bajar, parecía muy atento y amable.
-Bien, Steve gracias, y si, ya conocí algunos compañeros de clase.- él me miraba emocionado y yo únicamente le sonreí.
-Y que piensas hacer el fin de semana?- Vaya, él sí que no pierde el tiempo. Mientras nos acercábamos al edificio sentía las miradas de un grupito de chicas que me veían de una forma como de envidia. Sería por qué Steve estaba conmigo? No!, que tontería! Pero traté de no darle importancia, y me concentre en lo que Steve me preguntó.
-Nada en especial, solo deberes propios de la casa.- trate de no ser grosera.
-Y después de que termines no te gustaría salir a dar una vuelta por el pueblo, digo para que lo conozcas un poco más.- su mirada era insistente. Seguíamos caminando hacía los salones de clases.
-Te lo agradezco pero prefiero que sea en otra ocasión, sabes hace tiempo que no vivo con mi padre y es cuando puedo estar con él, si me entiendes verdad?- Tuve que hablarle en un tono serio, la verdad no tenía ganas de salir con nadie. No todavía.
-Claro que si, será en otra ocasión, no creas que te desharás de mi tan fácilmente.- sonrió y se fue.
Los demás chicos, están al pendiente de mí, son muy atentos conmigo, pero creo que a las chicas no les agrada mucho el comportamiento de ellos hacía mí. Algunas me ven recelosas, quiero pensar que con el tiempo se les pasará, cuando se den cuenta de que no soy una amenaza para ninguna de ellas.
Las clases se pasaron lentamente, sentía algo que me oprimía el corazón. Edward, no llegó ese día, terminó la escuela y regrese a casa. Esa noche soñé con él.
En los siguientes días Steve seguía coqueteando conmigo, me siento mal por él, es agradable y simpático. Pero únicamente como amigo.
Pasó toda la semana y él no volvió. A donde se habrá ido? Cuando regresará? Sentía un vació en el pecho, pero no comprendía a que se debía. Y que me pasaba? Por qué me afectaba tanto no verlo? Las clases se me hicieron eternas y los días aburridísimos, solo podía pensar en que quería verlo nuevamente.
A pesar de su ausencia, trate de que no me afectara, y mis nuevos compañeros ayudaron un poco, solo un poco, me distraían en la cafetería y sin querer hacían que el tiempo se fuera un poco más rápido, me hacían reír, pero eso no era suficiente para olvidarlo.
De repente volteaba a mirar la mesa de los Cullen y alguno de ellos siempre me sorprendía viéndolos, pero yo inmediatamente regresaba mi mirada a mis compañeros.
Edward:
No estoy seguro a donde llegué, es algún pueblo abandonado de Alaska. Alejado de cualquier contacto con personas, solo nieve, no me daba cuenta como el tiempo pasaba de lado. Me bajé del auto y me recosté a un lado del auto en un montículo de nieve, mi piel se enfrió pero no era desagradable, cerré los ojos y lo único que tenía en mi mente era el rostro de ella, pensándolo bien era un rostro angelical.
Pasaban los días y las noches, esas noches que si hubiera venido en otro momento de mi vida podría decir que eran las más hermosas, noches claras, llenas de estrellas brillando y esa luna que iluminada sin cesar, una vista maravillosa pero no podía contemplar tanta belleza, solo pensaba en ella. Ella opacaba aquella inmensidad.
Estuve meditando mucho en que hacer, no quería matar a la chica, pero el estar lejos de ella me dolía, sentía un vacío que ardía como fuego. Qué podía hacer? Me sentía mal, me dolía algo de solo pensar en ella, como si la extrañara. Los días seguían pasando y su rostro seguía en mi memoria, no podía borrarlo de mi mente. Era más fuerte el recuerdo de su rostro que el delicioso aroma de su sangre.
Seguía pensando en ella, no comprendía lo que me estaba afectando, no quería hacerle daño a esa chiquilla humana, sin embargo, me duele más el estar lejos de ella, que respirar su irresistible aroma. Yo no era un cobarde. No! Tenía que enfrentar este reto. Regresaré y trataré por todos los medios de controlarme, si eso haré.
Me subí a mi auto y regresé, casi una semana después desde que la vi por primera vez.
