Cuando las palabras hieren

La nieve chocaba contra las ventanas de las habitaciones del gran castillo. Entre las 4 camas de una de las habitaciones se encontraba una chica observando lo que la rodeaba; las personas de los cuadros mágicos dormían placidamente, bultos de ropa en el piso al lado de cada cama y 3 chicas descansando y suspirando entre sueños.

Pero ella no, ella no podía tener aquella paz, era la tercera vez en la semana que sus ojos se abrían y aunque lo intentara, no conciliaba el sueño, su única opción era permanecer sentada y pensar, si pensar y como odiaba pensar, le hubiera gustado poder sumergirse en el mundo mágico de sus libros pero por reglas internas del cuarto, estaba prohibido encender cualquier luz a esa hora de la madrugada ( problemas pasados) así que no tenía opción, sería otra larga noche pensando en lo que había pasado y en lo que su futuro le depararía.

Su cabeza le daba vueltas y vueltas al asunto, y aunque intentaba pensar en otras cosas, el hecho de haberle causado daño no se le sacaba de la cabeza, ¿cómo disculparse?, ¿Cómo reaccionará?. Estaba harta de las voces en su cabeza que en vez de ayudarla la confundían y atormentaban cada vez más. De ojos grandes y marrones y con cabellos muy revueltos, Hermione Granger se levantó decidida de su cama, con una frase en su cabeza: "las cosas no pueden empeorar"

Tomo su bata y su varita y salió de su habitación lo más cautelosa posible, lo menos que quería era que Parvati se despertara y le hiciera uno de sus ya conocidos interrogatorios difíciles de mentir, esa niña era demasiado metiche y con una facilidad increíble podía sacarte las cosas más guardadas en tu mente. La sola idea de que ella se enterara el motivo de su salida y todo lo que conllevaría, hizo que Hermione trancara la puerta del cuarto con mucho cuidado.

Bajo hasta su sala común en silencio, se detuvo un momento frente a la chimenea repasando lo que iba a hacer; miró hacia el pasillo de la derecha y tomando aire caminó hacia él y empezó a subir escaleras. La caminata se hacía larga, como le hubiera gustado que las habitaciones del sexto año estuvieran en los primeros pisos, eso acortaría sus ganas de salir corriendo, pero no, tenía que ser valiente. Cuando al fin llegó al 5° piso su corazón empezó a latir, apretó sus manos su siguió adelante, su tortura estaría pronta a acabar. Paso 7 puertas de roble decoradas con banderines de Griffindor (un partido de quidditch estaba cerca) respirando cada vez más difícil en cada una de ellas. Se detuvo en seco cuando hubo llegado a una puerta que estaba en el fondo del pasillo y, al igual que las otras, estaba decorada con rojo y amarillo pero con la excepción de un pergamino que decía " Aquí duermen el capitán y el guardián, un poco respeto, ellos son los que van a patear los traseros de Slythering el próximo sábado". El único pensamiento que cruzo por la cabeza de Mione después de leer aquel cartel fue: "Hombres!!!".

Después de aquella "pequeña" distracción para su mente, cayó en cuenta que lo había logrado, lo que los separaba era una puerta; los nervios empezaron a jugar con su seguridad, pensó en correr y hacer como que nada hubiera pasado, pero por otro lado, necesitaba recuperar su felicidad, desde hacia más una semana su cara no mostraba más que una simple mueca cuando alguien le decía algo gracioso o, en el caso de encontrase con alguno de los Sly, la insultaban. Su cuerpo le pedía descanso, tanto mental como físico y aunque fuera lo más difícil del mundo hoy se aclararían las cosas.

- vamos Mione, has superado cosas muy difíciles, esto no puede ser peor. "Claro que lo es!!!, Lo he dañado todo, nada va a ser igual"... ya!! Se valiente, lo que tiene que pasar va a pasar.

Respiro hondo por quinta vez, sacó la varita de los bolsillos de su bata de dormir y dijo: alohomora. Un rayo amarillo salió de la punta de su varita deslizándose como una serpiente hacia la cerradura de la puerta y con un pequeño chasquido, se descubrió lo que se escondía en aquel lugar.

La habitación de los chicos era muy parecida a su habitación pero con un notable toque masculino. La observó detenidamente, en las paredes habían posters de quidditch y de una chica rubia que bailaba con unos patines, cuando poso su vista en el afiche su ceja derecha se arqueó, ¿con qué derecho sus amigos la criticaban por tener fotos de su cantante favorito mientras ellos tenían un poster gigante de esa chica con ropa muy pegada?.

Estoy segura que ese afiche lo pusó Ron. Dijo con un tono de celos en su voz. " Son hombres, ¿qué creías, que iban a tener un poster de Snape y Dumbledore?

Suspiro tras este pensamiento y se puso a buscar la cama de él que la atormentaba, si, como es típico era una de las camas del fondo. Aventurándose entre zapatos y libros en el suelo, atravesó la habitación. Cuando se encontraba muy cerca de la cama de Harry un ruido la hizo brincar, los ronquidos de Neville Longbotton no eran normales, parecían unas trompetas tocadas por unos leones; ¿Cómo sus amigos podían dormir así? Si Anne (compañera de cuarto) durmiera ahí, ya el pobre de Neville hubiera tenido que operarse o vivir con Hagrid en las laderas del bosque.

Recobrando la compostura, caminó hasta la cama de Harry, al verlo una sonrisa se dibujó en su rostro, el chico parecía un niño pequeño cuando le daban un helado, seguramente estaba soñando con la copa de Quidditch, desde que fue nombrado capitán del equipo no hablaba con Ron de otra cosa (a parte de chica cuando ella no estaba) de maneras para derrotar a todos los equipos del colegio. Le dio mucho gusto que su amigo tuviera un buen sueño y considerando todo lo que le había pasado lo tenía bien merecido.

Siguió adelante hasta la cama de su otro mejor amigo, con su pelo rojo muy revuelto Ron Weasly dormía entre pergaminos y paquetes de dulces de Hosmeade, -"tipico de Ron". Hermione tomo uno de los pergaminos arrugados que habían en el piso; al parecer Ron trataba de escribir algo pero todas las palabras estaban tachadas y aunque ella conocía un hechizo para reaparecer palabras prefirió arrugar el pergamino y ponerlo junto con los demás. Voltio la vista hacia su mesa de noche, dos portarretratos habían sobre la mesa, una tenía la foto de nueve pelirrojos muy sonrientes detrás de una casa un poco vieja conocida como la madriguera; la otra foto eran tres personas, Ron Harry y Hermione riéndose a carcajadas. La sonrisa del pelirrojo era demasiado bella y dulce, cualquiera que la viera podría caer rendido a sus pies (bueno eso pensaba ella.)

Era impresionante lo que había crecido. Si, a ella le chocaba que él su hubiese percatado de que ella era una mujer en el cuarto año pero el cambio de Ron era increíble, estaba mucho más alto, su cuerpo pasó de ser el de un niño al de un chico de 16 años con músculos marcados por los entrenamientos de quidditch, sus facciones varoniles eran más marcadas... en fin, era (como decían las chicas del Griffindor) uno de los Chicos más guapos de 6 año.

Sus mejillas se ruborizaron hasta quedar del color de pelo de su amigo, nunca había deseado con tanta fuerza despertarlo y darle un beso cuando vio sus labios rojos formando aquella encantadora sonrisa en la foto. La colocó en el lugar donde estaba y vio la hora en su reloj, eran las 5:15 a.m y lo único que había hecho era verlo dormir, no que eso no fuera interesante, pero no era para lo que se había arriesgado rompiendo 5 normas. Aunque siempre las rompía junto con Ron y Harry, el hecho de encontrar a una niña en las habitaciones totalmente prohibidas de los varones no le darían una buena reputación y le costaría unos 10 puntos a su cuarto ( las niñas hacían concursos de cuarto.)

Su mente empezó a invadirse de preguntas, ¿qué se supone que iba a hacer ahora, despertarlo para que gritara y despertara a los demás, o dejarle una nota la cual ni siquiera iba a leer por el desorden?. Su corazón empezó a latir rápidamente, imágenes volaban por su cabeza con las diferentes reacciones del susodicho ante las diferentes opciones que tenía Hermione para poder hablar con él. Moviendo la cabeza de forma negativa respiró hondo y agachándose tomo un hombro de Ron y como una voz muy suave

- Ron, despierta necesito hablar contigo, ¿Ron?, Me estas oyendo, por favor, despierta es Hermione...- la chica empezó a desesperarse, había comprobado porque Harry tardaba tanto en bajar a desayunar, despertar a Ron era una tarea imposible.

Cansada de tratar todo para despertarlo, recostó su espalda en su mesa de noche golpeándose en el codo y tumbando el tintero al suelo. Un auch! Se escapo de la boca de Hermione logrando por fin sacar a Ron de su sueño.

Ron se sentó en la cama enojado, pensando que él había tumbado su tintero, se estrujo los ojos y vio su reloj, las 5:45 pronto se escucharían los ladridos de Fag y los movimientos de los fantasmas en los pasillos. Soltó un suspiro y se giro a su mesa de noche. Sus ojos azules se abrieron como platos y alzando la voz dijo

- Hermione!!!!, ¿Que haces aquí???