Capitulo único: "Sustituto"

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Observo todo a su alrededor con nerviosismo. Sus ojos celestes casi de fantasía observaban todo lo que se hallaba en su entrono con algo de temor, sus piernas temblaban, su Corazón palpitaba ¿Cómo es que se había metido en ese embrollo tan grande? ¿Cómo ignorar esos penetrantes ojos negros que lo miraban de arriba abajo con toda la intención de devorarlo por completo?...Su cuerpo se sacudió mientras sus pies por puro instinto lo hacían retroceder.

–Déjame adivinar… decides echarte para atrás ¿cierto?–mustio una voz grave con algo de burla y cinismo en su voz. El chico que se encontraba ahí presente trato de negar ante sus palabras mas fue interrumpido de nuevo –Porque si es así…Entonces no lo quieres tanto como dices quererlo Ranmaru…–le revelo el joven adulto que se encontraba sentado justo frente a él reposando su cabeza en su mano mirándolo con toda la intención de provocarlo. Pero ¿Cómo no hacerlo? Su voz, su piel, su físico, su carácter… ¡Todo! ¡Todo! Absolutamente todo le recordaba a él. Y si, tal vez era patético recurrir a tal treta para al menos conseguir un remplazo de aquel chico que en su juventud le había robado el sueño, el alma, su respiración, su propia vida, pero ¿que mas podía hacer para revivir aquel tacto de su amado entre sus brazos? Para sentir sus benditos y finos labios de nuevo sobre los del, para hacerlo suyo como inmemoriales veces tuvo el placer de hacerlo, para oírlo gemir su nombre una y otra vez hasta quedara sin fuerzas como alguna vez lo hizo en el pasado. Si, su mente le volvía a repetir mil veces lo patético que era en encontrar en ese joven pelirosa a su Ex pareja Kazemaru Ichirouta.

Definitivamente Goenji Shuuya estaba totalmente loco.

– ¡No! Yo no…yo no retrocedo a lo que dije ¡lo hare!–Espeto nervioso el pelirosa bajando su mirada al suelo, sonrojado, sientiendo como sus piernas lo traicionaban al perder fuerza manteniéndolo parado y sin moverse en ese mismo sitio y sin la más mínima intención de hacerlo. –Siempre y cuando usted cumpla sus palabras señor Ishido…

–Soy el Seitei ¿Cómo crees que no cumpliría Ranmaru? Tengo el suficiente poder para hacer eso y más…–le susurro el de cabellos blancos, conocido anteriormente como Goenji Shuuya.

–Lo sé…solo cumpla y yo cumpliré–resoplo con algo de inseguridad. El mayor frente a él sonrió divertido y complacido poniéndose de pie para acercarse al joven el cual desviaba su mirada.

–Mírame…–Resoplo Ishido. Kirino volvió a temblar con ligereza al sentir como el de mechas azules lo tomaba del mentón haciendo que le mirara directo a los ojos, bien parecía que el seitei disfrutaba el torturarlo de esa manera tan cruel y despectiva. –Bésame…– le ordeno el moreno llevando con tortura y lentitud sus labios a los de menor dándole leves roces tentadores y excitantes tratando de provocarle para que el pelirosa terminara cediendo por sí solo.

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Se encontraba enfrente de la gran mansión que era el hogar del capitán de Raimon conocido también como su mejor amigo y su más grande y largo amor Shindou Takuto. El pelirosa estaba extremadamente nervioso y preocupado ¿la razón? La ausencia del estratega desde hace más o menos una semana ¡y no solo en los entrenamientos del equipo! ¡No! si no también en la escuela y eso definitivamente no era buena señal, no cuando el perfecto señorito Takuto nunca perdía una sola clase.

Toco el timbre repetidas veces esperando con ansias que aquella puerta tan imponente fuera abierta y le diera el paso para poder ver al pelicastaño y sacar todo el temor que albergaba dentro de sí. Suspiro enseguida en señal de tranquilidad al escuchar el sonido de la entrada deslizarse justo después de haber estado insistiendo varios minutos desesperadamente para que esa acción se llevara a cabo.

–Señora Shindou…–Saludo Ranmaru algo avergonzado a una mujer de más o menos 34 años, piel blanca, labios finos y un cabello castaño algo ondulado peinado de la misma manera en que lo tenía su hijo, claro con la sutil diferencia de que este era ligeramente más ondulado a diferencia del joven prodigio…Casi le parecía incoherente e increíble que ambos hijo y madre se peinaran igual y se vieran tan diferentes Ante el saludo la mujer mayor sonrió de manera algo melancólica dándole paso enseguida al pelirosa a su casa. – Yo, quisiera ver a Takuto…Si es posible claro. – le dijo algo nervioso el ojiceleste siguiendo a la castaña hacia el interior de la mansión la cual conocía casi como si fuese su propia casa.

–Me alegra que vinieras Ranmaru–indico la mujer algo aliviada por tener al menor ahí, después de todo a un albergaba la esperanza de que lograra sacar a su amado y único hijo de esa terrible depresión que experimentaba. – Takuto necesita un amigo en este momento…

– ¿Pasa algo malo?–Pregunto kirino alzando una ceja algo consternado por las palabras de la hembra mayor, la cual solo asintió logrando que el corazón del defensa diera un vuelco de preocupación. Algo malo había pasado…algo malo le había pasado a Shindou… Su Shindou. – ¡¿Qué sucede? ¡¿Takuto está bien? Dígame por favor ¡¿sucedió algo malo?–Comenzó a preguntar casi frenéticamente el menor, Dejando el bombardeo de lado al ver como la mujer mayor abría la puerta de la habitación del capitán de Raimon haciéndole una señal al pelirosa para que guardara silencio.–Shindou…–susurro kirino algo pasmado al observar al castaño enredado en las cobijas de su cama de espaladas sin siquiera darles la cara, de hecho por lo único que lo puedo reconocer fue por aquella melena tan particular de la que el estratega era dueño que sobresalía del capullo humano que el mismo había formado.

–Takuto hijo Ranmaru vino a verte…– Menciono la madre sentándose en la orilla de la cama acariciando su cabello. El delantero ni siquiera se inmuto ante las palabras dichas por su madre.

–No quiero ver a nadie…–Susurro el castaño ocultándose por completo en las sobrecamas y colchas–Ya te lo había dicho mama por favor quiero estar solo…– le volvió a decir. La mujer se levanto de la cama caminando hacia el pelirosa el cual observaba todo confundido y dolido por las palabras del castaño.

–Te lo encargo Ranmaru por favor hazlo recapacitar…–Le menciono de forma baja la madre del castaño al de pelo rosa mientras posaba una mano en su hombro–Nadie mejor que tu para sacarlo de esa cama.

–Yo…–Se ante puso kirino, mas cuando intento a hablar la mujer había salido de la habitación ¿cómo decirle que él no podía lidiar con Shindou en ese estado? No podía, le dolía y menos si no quería ver a nadie ni siquiera a él, cosa que aunque tal vez para Takuto era generalizado su mente lo había tomado de manera propia y personal. Takuto no quería verlo…no a él. Suspiro resignado sentándose en una silla que estaba justo al lado de la gran cama de Shindou tomando fuerzas para poder hablarle. – ¿Takuto estas bien?–Pregunto. El silencio se hizo en la habitación por varios minutos clara señal de que el castaño lo ignoraba. Pero bueno tal vez el había sido un estúpido al preguntar algo como eso, después de todo era más que obvio que el delantero no estaba bien así que el habérselo cuestionado era algo en su totalidad tonto. – ¿Shindou? –Volvió hablar el de las coletas. –En serio si no quieres hablar y salir de este encierro le diré a Tenma y al equipo completo de Raimon que vengan a visitarte y… ¿no quieres eso verdad?–Trato de persuadirle kirino. El castaño destapo su rostro observando a kirino con sus grandes orbes castaños llorosos y ojerosos que estremecieron al defensa. – ¿Takuto?

–Kirino… No lo hagas–susurro de manera suplicante el castaño con lagrimas amenazantes en sus ojos, definitivamente no quería que el resto del equipo viera el estado tan lamentable y deplorable en que se encontraba. Tras sus palabras kirino le sonrió compasivo.

–No lo haría Shindou–dijo el defensa con su voz algo débil. –No lo hare si me dices que sucede ¿no piensas regresar a la escuela? O al menos no faltar a los entrenamientos recuerda que las finales están cerca y el equipo necesita al dios de la estrategia…Pero principalmente a su amigo Shindou Takuto…–Le revelo kirino de manera calmada acomodando un mechón del cabello sedoso del de ojos chocolate, una acción que no fue mal recibida Era parte de la confianza que se habían ganado a través de tantos años de amistad Pero justo después de mencionar el "entrenamiento" el castaño sin más remedio comenzó a derramar lagrimas en silencio cosa que descoloco a kirino –¿Qué sucede?–Cuestiono el de ojos azules enseguida sin saber cómo reaccionar ante eso, bueno muchas veces había visto a Shindou llorar pero esas lagrimas eran diferentes, lloraba de dolor, sus ojos denotaban en cada lagrima una frustración tan grande que casi era palpable en el aire.

–Ranmaru…–sollozo el músico entres su lagrimas ocultándose de nuevo entre las cobijas–Yo ya no puedo jugar futbol…–Revelo Shindou. El pelirosa Dilato sus ojos en el acto sin poder creer las palabras que el capitán había pronunciado.

– ¿A que te refieres? ¿Estás enfermo? Shindou ¿Qué te pasa?–le pregunto ahora preocupado y alterado el de ojos zafiros con las recientes palabras del pianista. –Takuto ¡respóndeme por dios! ¡¿Por qué dices eso?–le reclamo confundido. Takuto solo apretó sus ojos y labios sin darle la cara al defensa. Más bien le era sumamente difícil hacerlo ya que ni siquiera él había acabado de aceptar todo aquello: Deseaba tan fervientemente que todo fuera una pesadilla de la cual despertaría en algún momento.

–Yo…–Tartamudeo el capitán con lagrimas en sus ojos–El sector V no me dejara jugar más ni como capitán…ni en Raimon ni en ningún otro equipo, yo…yo no puedo jugar futbol y si desobedezco descalificaran a Raimon del Holy Road…Kirino yo me siento, ¡me quiero morir! El futbol es todo para mí no se que hacer…Hemos luchado tanto para estar en las semifinales–Indico sollozando y temblando debajo de las cobijas mientras encorvaba su cuerpo buscando una protección a esa tortuosa realidad en la que él era el protagonista de esa tediosa tragedia. El pelirosa al escucharlo sintió como un nudo se formaba en su pecho, el chico que amaba desde hace mas de 5 años se encontraba sufriendo, llorando desesperado y el…el no podía hacer nada para hacerlo sentir mejor, se sentía tan inútil, tan frustrado, tan…tan… ¡Desesperado! Haría lo que fuera, pagaría todo el dinero que tuviera, sacrificaría todo con tal de que el pianista no llorara y recuperara aquel entusiasmo del cual era dueño: Pero en ese momento todos esos deseos parecían tan distantes, tan inalcanzables…–Kirino abrázame– mustio Takuto trayendo a su mente esos recuerdos de cuando eran niños… cuando el de coletas lo abrazaba para calmar su llanto ya fuera por una tontería como ser molestado por alguien o llorar por un caramelo que quería, cuando lo defendía, cuando siempre estaba a su lado a pesar de todo. Siguiéndole tan incondicionalmente: convirtiéndose de esa manera la persona más fiel a su lado….

El de ojos cian obedeció de inmediato susurrando un "Todo estará bien" contra su oído logrando calmarlo un poco. Pero ambos sabían que eso no era verdad, todo era mentira, por más que intentaran creer lo contrario con abrazos, susurros, palabras y promesas vacías: Ambos sabían que todo estaba mal…Extremadamente mal.

Pero eso era algo que el pelirosa Cambiaria. Costara lo que costara y no solo hablando literalmente.

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Goenji sonrió de lado satisfecho observando como el chico pelirosa apretaba sus labios y sus parpados al sentir el roce de sus labios deleitándose con esa expresión tan inocente y amateur que experimentaba el de las coletas. Kirino por su lado siguió en su lugar sintiendo su cuerpo estremecer con la duda embriagándolo por completo ¿Estaba en lo correcto? ¿Era capaz de prácticamente vender su cuerpo con tal de volver a ver la sonrisa de Shindou?...Bueno si se lo preguntaban la respuesta era un sí rotundo, pero a la hora de ponerlo en práctica no era tan fácil como parecía. Sentía un sentimiento de miedo frustración y duda que lo estaban volviendo loco por no poder evitar esa situación y verse atrapado en su propia promesa.

Las orbes oscuras del mayor se mantenían fijas en el rostro del menor, notando de inmediato el rostro frustrado del pelirosa y la duda que invadía sus ojos Sus facciones eran tan fáciles de leer Una de sus manos se acerco con lentitud al frágil cuerpo del pelirosa acariciando con lentitud desde los hombros, pasando por su espalda hasta su ancha cadera de manera superficial con un toque tan delicado y con tal lentitud que volvería loco hasta al más cuerdo del mundo: Quería hacerlo ceder sin la necesidad de forzarlo a nada.

–…Yo–resoplo nervioso el defensa alejando al mayor con sus manos de una manera tan débil que más bien parecía no tener la verdadera intención de lograrlo.

– ¿Tu que?– le cuestiono el mayor de mechas azules observando como kirino ocultaba su mirada debajo de su cabello y sus labios temblaban levemente debido al nerviosismo que lo más seguro sentía.

–Yo…no estoy seguro ahora…–Resoplo sintiendo como el sonrojo subía por sus mejillas lo más seguro debido a las acciones del de ojos negros. El mayor de ambos sonrió algo melancólico recordando como la última persona que había estado de esa manera en sus brazos había pasado por lo mismo del ojiazul.

– ¿Tienes miedo Ranmaru?–le cuestiono el setei. El de cabellos largos guardo silencio –…Solo piensa…piensa en aquella persona que no quieres ver sufrir, dime Kirino ¿Te gustaría que él pudiera jugar futbol de nuevo? ¿Ver su sonrisa? ¿Estarías tranquilo si jamás volviese a hacer aquello sabiendo que estuvo en tus manos ayudarlo?–le pregunto con un tono tranquilo el de pelo crema buscando de nuevo persuadirle tomando con una de sus manos el mentón de Ranmaru levantándolo para que le mirara directo a los ojos. El pelirosa ante la acción opuso algo de rechazo más término cediendo observando aquellos ojos negros profundos, tranquilos y serenos que lo observaban con seguridad y algo de deseo evidente en ellos.

El defensa por su parte clavo sus ojos zafiro en los negros del de mechas azules sintiendo que se perdía en ellos casi tan asfixiantes y atrayentes que prácticamente quería huir antes de caer en ese hipnotismo al cual era más susceptible cada segundo. –…Tal vez– susurro dándole la razón al mayor ya que efectivamente el tenia razón en todas y cada una de las palabras y frases que había mencionado, el era capaz de eso y más por Shindou ¡de todo! Era capaz de todo por aquel infinito amor que le profesaba. Bueno al menos eso era lo que se repetía a cada momento pero entonces ¿Por qué dudaba en ese instante?...– ¿No hay otra solución acaso?–resoplo kirino pero más bien pareció un vago pensamiento que salió sin querer de sus labios que fue audible para el mayor. El ex goleador de fuego se sorprendió un poco ante la cuestión mas no lo demostró, pensando cuidadosamente la respuesta que le daría al menor aun así no haya sido su intención habérselo preguntado.

–Ranmaru…no todo en la vida se logra con esfuerzo y entusiasmo–le resoplo con una sonrisa algo cínica y divertida ya que el mismo había experimentado esa afirmación–Para que algo se cumpla se debe dar algo de igual valor, todo es un balance mi querido Ranmaru…un equilibrio natural, si sufres luego viene la felicidad, luego de las lagrimas viene una sonrisa…Todo en una perfecta armonía–Le indico el setei a un capturando su mirada mientras con aquellas palabras buscaba calmar la ansiedad del menor tratando de explicarle mejor la situación que vivía el de coletas en ese momento con esas comparaciones.

El pelirosa mordió su labio inferior ante las palabras del mayor, era obvio lo que el de mechas quería como también el hecho de que no cedería, no le quedaba otra opción u otra vía de escape para salir de aquel embrollo en el que el mismo se había metido. Desvió su mirada tratando de pensar y meditar con cuidado las palabras dichas por el mayor dándole varias vueltas pero sin lograr encontrar algo con que contradecirle u objetarle mientras lo seguía observando fijamente sin decir una sola palabra Mas bien no tenía nada que decir Mientras su cuerpo se contraía levemente por el nerviosismo que lo carcomía

–Tus acciones serán recompensadas y agradecidas por el…no lo dudes–Dijo el ex delantero de Raimon acortando la distancia entre ambos a tal grado de de encontrarse con la exquisita respiración de kirino. –Todo es por él, por nada mas…–Resoplo en tono más bajo al tiempo que capturaba muy lentamente los labios del chico menor cerrando sus ojos, tratando de recrear esa ilusión de añoranza de cuando era joven, buscando en aquel beso el recuerdo del Ichirouta que venía a su mente una y otra vez. Kirino sintió su respiración chocar de manera asfixiante contra la del seitei, de alguna manera seguía teniendo temor, aunque bueno eso era obvio ¿cualquiera lo tendría en esa situación cierto? Además podía notar que el de mechas azules no quería forzarlo inclusive más bien parecía estar negociando con él y en parte se lo agradecía, tal vez así…No dolería tanto.

Pero si se lo preguntaran desearía mil veces que esos labios que lo hacían estremecer fueran los del pianista que tanto amaba…Daria todo, Precisamente como en ese momento daba su cuerpo

El pelirosa correspondió torpemente el beso y cabe destacar que jamás en la vida había besado a alguien así que era obvio averiguar que no sabía realmente como actuar y menos corresponder un beso tan demandante. Pero en fin… simplemente ya no tenía caso resistirse después de todo el de mechas lo haría cumplir el trato por las buenas o las malas y obviamente era más viable la primera opción.

El mayor por su lado pudo leer aquellas emociones de intranquilidad que el menor sentía en ese momento, no lo culpaba, pero tampoco se retractaría Después de todo un trato era un trato. En aquel beso torpe del chico pelirosa pudo recordar al peliazul cual recién comenzaron sus relación, cuando lo había tenido entre sus brazos, cuando le bajo el cielo y las estrellas y dio todo por el…pero ¿De que había servido amarlo tanto? Si después de todo el ex velocista lo había dejado: por el simple hecho de no estar de acuerdo con sus ideologías y muchos menos apoyarlo cuando se convirtió en seitei alegando que el no amaba a Ishido Shuuji sino a Goenji Shuuya.

Pero no lo podía negar a pesar de todo lo seguía amando, había amado al centrocampista de ojos ámbar como a nadie en su vida y por eso, solo por eso ahí estaba...terminando de aquella forma tan patética al buscar un sustituto que le pudiese hacer revivir aquellos momentos.

El mayor continúo el beso obligando en parte al chico a abrir un poco mas su boca mientras una de sus manos comenzaba a deslizarse de manera lenta y provocadora desde el fino rostro del pelirosa delineando su cuello hombros y costados. Ranmaru siguió con su nerviosismo sintiendo como una corriente eléctrica comenzaba a recorrerlo en cada parte que el ex delantero de Raimon tocaba, sus mejillas se cubrieron de carmesí y sus ojos se entreabrían algo temerosos mas, de nuevo por puro instinto volvió a separase de los labios del peli crema mientras su pecho se contraía en busca del oxigeno que le hacía falta a sus pulmones. Efectivamente eso era tan extraño y a un no sabía cómo seguir y mucho menos responder.

–Cálmate Ranmaru…no tienes que temerme, no voy a lastimarte…nunca has hecho esto ¿cierto?–Le cuestiono el seitei sin permitirse alejar del todo y con una posible respuesta a su anterior pregunta, bueno por sus acciones le era más que fácil lograr deducir y afirmar que no era un simple rechazo, había algo mas, sus ojos azules le indicaban la inseguridad que el de coletas sentía. Kirino ante las palabras del mayor solo bajo su rostro ya que era verdad…efectivamente y por obviedad jamás había tenido ese tipo de contactos con nadie. –Ven conmigo–le resoplo Ishido mas que como una sugerencia como una orden tomando su mano para guiarlo a un gran sofá rojo, el cual se encontraba justo encima de una alfombra gruesa de un rojo más oscuro.–siéntate– le dicto el de mechas. El mediocampista obedeció sus órdenes sentándose en aquel lujosos mueble tallado de lo que a él le pareció era madera fina, nervioso lo miro de reojo mientras sus piernas por instinto se tensaban uniéndose en señal de estrés. Si tal vez se debió tranquilizar al saber que no le haría daño…pero aun así a pesar de todo era normal de un ser humano dudar en cualquier momento como lo hacía en ese mismo instante.

Ishido sonrió complacido, de cierta forma por el hecho de que el de ojos zafiros no objetara en contra de su orden, se acerco un poco más a él estirando su brazo para acorralar al pelirosa contra el sofá quedando de esa manera prácticamente sobre el pero sin llegar a tocarlo, tratando con aquella acción de demostrar su autoridad y dominio ante la situación… pero más que nada tratando de darle con su mirada la confianza y seguridad que al chico le faltaba.

–Yo iré guiándote…tu solo sígueme y déjate llevar por mí, no pienses en nada mas que no sea el bien de esa persona Ranmaru– Dijo el mayor en un susurro de voz mientras volvía a capturar sus labios sin esperar obviamente respuesta alguna, fue un beso a un más profundo y dominante mientras una de sus manos tomaba una de las del menor aprisionándola con suavidad sobre el sofá, para justo después de entretenerlo con sus labios su otra mano libre se escabullera al pecho del chico defensa. Kirino simplemente dilato sus pupilas al sentir el inminente contacto de su cuerpo y labios siendo aprisionados por el mayor de ojos negros.

–Takuto…– susurro entre el beso el pelilargo tras lo dicho por el mayor al referirse a "esa persona"…a su amado pianista pelicafe. Un jadeo salió de su boca y una de sus piernas se removió un poco inquieta, tratando en vano de terminar el beso del mayor, siéndole imposible lograrlo en aquella asfixiante situación.

El mayor tan solo dejo al de ojos azules removerse bajo su cuerpo, no le molestaba, más no paso por alto aquel nombre y susurro propiciando de esa manera que se separara un poco del menor observándole fijamente mostrando en aquella mirada un lado seductor, apasionado y ameno que no todos tenían la oportunidad de ver.

–Eso es…haz que tus sentimientos lleguen a él y su deseo por el futbol nunca desaparecerá…–le menciono en voz bajo el de cabello color crema levantando varios mechones del cabello del pelirosa para lentamente acercarse a su cuello para lamerlo y besarlo con esmero y dedicación pero cuidando el hecho de no dejar marcas visibles mientras su mano descendía lenta y provocadoramente por su abdomen hasta colarse por debajo de la playera del defensa acariciando su blanca y suave piel. El mediocampista se estremeció al momento que sentía su piel siendo acariciada y besada de una manera sorprendentemente sutil y nada brusca, todo lo contrario a lo que él esperaba ya que se había imaginado que aquella experiencia seria una dolorosa que lo dejaría terriblemente marcado de por vida pero al parecer había sido todo lo contrario Cerró los ojos tratando de imaginar que aquellas caricias pertenecían a su capitán al mismo tiempo que tensaba todos su músculos de su espalda.

Los labios del mayor formaron una especie de camino entre la comisura de los labios del defensa pasando por su cuello, clavícula hasta terminar en los oídos del menor, la mano que aprisionaba a la contraria jugó con sus dedos al mismo tiempo que la otra llegaba a uno de los pezones del menor para acariciarlo superficialmente con las yemas de sus dedos. A pesar de todo a un lo notaba tenso, pero en si ya no sabía si se debía al miedo de ser tomado por el o porque simplemente se estaba excitando, pero eso a fin de cuentas lo descubriría pronto. Presiono y delineo aquella parte tan sensible del de coletas con uno de sus dedos mientras ahora mordía con suavidad su oído, controlando los deseos y recuerdos que aquel niño debajo de él le hacían traer de vuelta más en el momento que soltó varios jadeos involuntarios y una voz leve y tenue prácticamente lo hacían querer salirse de sus casillas…Daba gracias de saber controlarse perfectamente. El defensa solo atino a posar uno de sus antebrazos en sus ojos tratando de evitar aquellas extrañas sensaciones que comenzaban a aflorar en su ser.

Un leve gemido fue la respuesta clara para el mayor de ojos negros de que Ranmaru estaba excitándose, así que, seguro de lo que hacía llevo la mano que antes aprisionaba a la del chico a una de su piernas, acariciándola con cierto deleite y malicia, le gustaba tocar esa piel…era tan blanca y suave tan exquisita, tan como la de el…De nuevo negó sus pensamientos casi parecía que su mente le jugaba una mala y pesada broma haciéndole recordar aquello que creía olvidado en ese preciso momento.

Su boca a un seguía jugando con el oído del menor mientras su mano continuo subiendo y abarcando territorio llegando al pequeño botón del pantalón del chico desabrochándolo con cierta desesperación atento a las reacciones y sonidos que el otro emitía. El menor al sentir las caricias en su cuerpo no pudo evitar dejar salir para lo que a su consideración eran "extraños sonidos" y que no les podía dar ni definir un nombre especifico, lo que aun le era extraño era el hecho de que cada vez que se repetía la acción sentía una contracción dentro de sí y la temperatura de su cuerpo se elevaba considerablemente exhalando e inhalando con algo más de fuerza que su respiración normal.

– ¿Que sientes?...– Pregunto el seitei en leves susurros cargados de un tono seductor y grave muy cerca de su oído mientras continuaba acariciándolo, en si asimilaba lo que sentía el de pelo largo. Solo le bastaba ver su rostro confundido y excitado completamente a su merced par hacerlo y debía admitir le agradaba aquello. Su mano se volvió a deslizar por una de sus piernas hasta detenerse de nuevo en sus caderas introduciendo con cautela y algo de emoción su mano justo dentro de su pantalón que anteriormente había desabrochado sintiendo como las contracciones del cuerpo debajo de él se intensificaron casi diez veces más que hace unos minutos. Definitivamente Kirino comenzaba a excitarse y el de igual manera, planteándose el hecho de querer olvidar su amabilidad, después de todo para el solo sería una simple aventura, ya que no había sentimientos de por medio…solo un simple pacto.

–No lo sé…–murmuro el pelirosa con algo de dificultad reprimiendo una bocanada de aire en su boca, la cual fue soltando con lentitud en una exhalación acompañada de un débil gemido al sentir como el mayor introducía su mano en su ropa interior. –Es raro–le mustio el de ojos azules mordiendo su labio inferior con fuerza mientras una de sus manos se aferraba al traje rojo del mayor de ojos negros y sus ojos se cerraban casi por instinto. El moreno solo sonrió complacido incrementando las caricias en el chico, llevando con lentitud el pantalón del pelirosa hacia abajo para deshacerse de esa estorbosa prenda tan pronto como pudo.

– ¿Raro?– pregunto el mayor esbozando una leve curvatura en sus labios casi parecido a una sonrisa irónica–…a eso mi querido Ranmaru se le llama excitación y ha esto…–menciono haciendo una presión en su miembro ocasionando una gemido intenso de los labios del chico– se le llama gemido, mientras lo que contrae tu cuerpo con desesperación y exige cada vez más se llama placer…–Resoplo Ishido mientras una de sus manos desabrochaban la playera de botones que tenía el chico terminando de esa manera de desvestirlo por completo. El defensa solo atino a sonrojarse más de lo que estaba quedando completamente expuesto a esos penetrantes ojos negros. –Es normal, no te asustes, no temas…–Dijo el ex delantero ya con un tono de voz más grave del que normalmente tenía mientras su mano ahora acariciaba su entrepierna más firmemente pero aun siendo sutil de alguna manera con él. ¿Por qué? Por el simple hecho del fantasma de ojos mieles que lo atormentaba en su cabeza y que en ese momento no lo dejaba en paz, lo perseguía cada noche desde que lo había dejado. Tal vez en parte comprendía al chico ya que ambos pensaban en otra persona que no se encontraba ahí ni bajo sus posibilidades, como odiaba los recuerdos…

Ishido siguió con sus acciones capturando de nuevo los rosados labios del menor mientras su mano cambiaba de pezón dándole la misma atención que al anterior, sientiendo como fuertes gemidos se perdían en los labios de ambos sin poder evitarlo.

–Ishido…–susurro entre sus labios Ranmaru al ver como el mayor lo recostaba por completo en el largo y amplio sillón para justo depuse separarse de él, observando cómo relamía sus labios y tres de sus dedos con completa paciencia.

–Ranmaru…–Susurro el seitei en su oído volviendo a posicionarse entre las piernas del menor mientras una de sus manos desabrochaba su propio pantalón para lo que vendría a continuación–…Relájate–menciono el de mechas llevando uno de sus dedos a la entrada del pelirosa introduciéndolo con completo cuidado de no lastimarlo. El de ojos zafiros dilato de inmediato su mirada sorprendido en parte de aquello, mientras su cuerpo volvía a temblar sin poder contenerse.

–No…no quiero…–Trato de detenerle el defensa mas su negación solo fue correspondido por un segundo y posteriormente tercer dedo del ex goleador de fuego moviéndose en su interior a su antojo.

–Lo siento es el trato…–le menciono Ishido como si aquello fuera lo más natural del mundo pero como él lo había dicho anteriormente todo era un equilibrio y por eso no retrocedería a un así el menor pataleara o llorara no lo haría. Siguió con sus acciones varios minutos tratando de prepararlo bien ante la negación del chico debajo del, observando cómo cubría su rostro con sus manos reprimiendo jadeos y sollozos de su garganta que en parte le molesto. –Ranmaru…–le volvió a llamar. El ojiazul le miro con algo de temor emitiendo un leve quejido cuando los dedos del de ojos negros fueron retirados de su interior, pensando erróneamente que ahí todo había terminando. No fue hasta que noto como el moreno volvía a tomar posición entre sus piernas y sintió una opresión del miembro ajeno que sintió algo de pánico ante la posible onda de dolor que lo invadiría.

–No…–Trato de detenerlo el de pelo rosado cerrando sus ojos con fuerza comenzando a removerse debajo del cuerpo del seitei y arrojando leves golpes al aire. El mayor chasqueo los dientes con algo de molestia pero sin culparlo por completo pero aun así le exasperaba así que decidido y más que nada por un capricho tomo al menor de su largo cabello estirándolo hacia a atrás haciendo que su espalda se arqueara un poco más y sus ojos se cerraran con más fuerza.

–Relájate por tu bien– le ordeno el de mechas algo desesperado ya que el pelirosa no parecía entender–No quiero hacerte daño así que coopera…–susurro en su oído lamiéndolo de nuevo mientras su mano afirmaba la pequeña y delicada cintura del defensa introduciendo su miembro de golpe en la estrecha entrada del menor. Kirino ahogo un grito entre mezclado de varias emociones en su garganta, tensando su cuerpo y arqueando un poco mas su espalda, mientras un par de lagrimas resbalaban por sus sonrojadas mejillas producto del dolor y algo de frustración que tenia al ser su primera vez en todos los sentidos de la palabra. –Respira tranquilo, relájate…y llámame de nuevo por mi nombre cuando estés listo– dijo recuperando algo de tranquilidad el mayor de ambos soltando el cabello del joven para así acomodarse lo mejor que podía entre las piernas del pelirosa esperando a que el chico estuviera listo. El ojiazul sollozo, respiro y gimió hasta tranquilizarse tanto como puedo sin ninguna solo replica del de mechas el cual esperaba pacientemente a que el chico se pudiera acostumbrar a aquella extraña sensación pero ¿Quién podría acostumbrase? Más bien Ranmaru lo único que puedo hacer fue prácticamente a aprender a sobrellevar esa situación y como había escuchado "al mal paso darle prisa"

–Ishido…–hablo al fin kirino aflojando lo mas que podía su cuerpo torciendo su mueca en una de dolor al momento de las primeras estocadas mientras sus ojos se cerraban con fuerza, entreabriéndose de vez en cuando para observar como el mayor lo hacía prácticamente suyo. Ishido por su parte seguía con su trabajo siendo lo más cuidadoso que podía deleitándose con cada gemido, jadeo y palabra que salía de la boca del defensa principal de Raimon y mas a un al sentir como las uñas del pelirosa se encajaban prácticamente en su espalda cuando este aumento por mucho el ritmo de la envestidas, pasando de ser lentas y arrítmicas a rápidas, certeras y profundas.

El mayor siguió envistiendo al chico de cabellos largos con total afán, soltando gemidos graves y leves gruñidos de placer por la estrechez que este tenía, realmente no se había equivocado en elegir a su "sustituto" el mejor que había tenido hasta ese día, no solo por su parecido y porque emitía la misma aura del Ichirouta no, no era así…había tantos factores ajenos a eso que no podía evitar una leve emoción en su corazón que al menos por esa vez decidió ignorar, ya que él como seitei no podía amar, ni darse el lujo de tomar enserio a alguien, pero aun así no negaba que ese chico era único y eso lo comprobaba cada vez que lo envestía y lo oía gemir una y otra vez de placer hasta el punto de pedirle más.

Llevo una de sus manos al miembro del ojiazul comenzado a masturbarlo con el mismo frenesí con el que ahora lo envestía sabia que ninguno de los dos duraría mucho, no depuse de estar tanto tiempo de esa manera, así que sin más preámbulo termino de hacerse venir al menor en su mano con tres profundas envestidas que le otorgo, extasiándose con aquel agudo, sonoro y largo gemido que el de cabello rosa había casi gritado. Siguió envistiéndolo un poco mas hasta que él se vino también dentro del ojiazul varios minutos después de que el defensa lo había hecho, saliendo con cuidado de su interior y respirando tan frenéticamente como hace tiempo no lo hacía.

–Ichirouta…–susurro alejándose del cuerpo de Ranmaru acomodando varios mechones de su frente que se habían pegado a el por el sudor para justo después depositar un fino beso en sus labios y separarse del acomodando su propia ropa y afirmando con una mirada como el chico había caído dormido en el gran sillón justo después de que ambos terminaran.

–Aphrodi…–llamo Ishido de inmediato, sabiendo que el rubio de ojos rojos se encontraba en la puerta observando todo desde hace tiempo. –Báñalo, cámbialo y expide de inmediato la carta de revocación para la baja de Shindou Takuto en el futbol e informa al director del instituto Raimon que volverá hacer el capitán del equipo–dicto el mayor sin titubear.

– ¿Estás seguro de esto Goenji? Que paso con el famoso "colapsaremos a Raimon destruyendo su pilar"–le recordó el rubio entrando a la habitación por medio de una gran puerta automática.

–Ishido…no Goenji –le recordó el de mechas mirándolo fríamente. Caminando en dirección a las mismas puertas por donde había ingresado el rubio–Es mi decisión no la tuya tu cumple Terumi.

–Si lo dejas ir ahora y cumples lo que él quiere no volverá a ti…–le reprocho el de ojos rojizos amielados ya que efectivamente a él le había tocado crear el escenario para que el de piel moreno cometiera su capricho con el de cabello pelirosa.

–El volverá a mi te lo aseguro…–dijo el peli crema a punto de salir de la habitación no sin antes esbozar una sonrisa arrogante y decidida mirando de reojo el cuerpo del defensa tirado en el sillón –A fin de cuentas el busca lo mismo que yo…Un sustituto… ¿no es así Ranmaru? – cuestiono en el aire de manera segura saliendo al fin de esa habitación.

–Después de todo sigues siendo Goenji…Ishido…–susurro el rubio con un deje de cinismo recargado en la pared– A un así digas lo contrario a un necesitas de él para vivir…–Resoplo por ultimo caminando hacia el chico, observándolo con cuidado y cargándolo entre sus brazos dispuesto a realizar las acciones que el "seitei" le había ordenado.

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Caminaba tranquilo con una visible sonrisa en su rostro observando las hojas de los arboles con sus intensos ojos azules, recién había salido de la escuela y se dirigía con toda la alegría que podía a darle la buena notica al chico que robaba su sueño. Kirino a pesar de todo lo que tuvo que sacrificar para llegar a ese punto no se arrepentía en absolutamente nada. Ya que todo había sido en beneficio de Shindou y valía la pena si podría tenerlo de vuelta a su lado, sonriéndole, tocando el piano para él y dirigiendo al equipo como siempre lo había hecho y que nunca debió haber cambiado.

Debía admitir que a pesar de todo su cuerpo a un le dolía, bueno en si era lo más natural inclusive se planteo el hecho de faltar a la escuela ese día pero, la emoción y felicidad al tener aquella carta en sus manos a primera hora de la mañana donde el sector V revocaba su decisión respecto al castaño le hizo olvidarse de sus pesares ocasionando que se levantara en seguida de la cama para ir lo más pronto posible a verlo.

Y ahora ahí estaba enfrente de la puerta de su mejor amigo después de haber entrado bajo indicaciones del ama de llaves ya que los señores de la casa no se encontraban en la mansión. Soltó un suspiro cerrando sus ojos en señal de tratar de retener su emoción. Ya calmado llevo su mano a la manejilla de la puerta girándola con rapidez y de golpe.

Y si alguien alguna vez le hubiese dicho a Ranmaru Kirino que la vida era un balance justo y en armonía podía asegurar que era la mentira más grande del mundo, solo el tener aquella escena frente a sus ojos había sido suficiente prueba de ello.

Ahí justo Frente a sus ojos su más grande amor por que el que dio literalmente todo se estaba besando con el delantero de ojos ámbar Tsurugi kyousuke. En ese momento se sentía como la persona más grande y estúpida de todos.

Con rapidez volvió a cerrar la puerta, podía Asegurar que aquellos chicos estaban tan entretenidos que ni siquiera notaron su presencia. Sus ojos derramaban lagrimas en silencio sin poder contenerse, mientras sus manos arrugaban con algo de frustración la carta entre sus manos retirándose de ese lugar resignado y con el corazón roto…definitivamente le haría otra vivita al seitei de cabello crema, no para revocar aquella carta ni mucho menos, tal vez solo para llenar aquel vacio en su corazón que comenzaba a crecer mas y mas.

Al menos esa era la Realidad para Ranmaru Kirino…Tendría que buscar en Ishido Shuuji como su sustituto en el amor.

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Se separo de golpe del rostro del chico de cabello azul observándolo con algo de odio y coraje no podía creer la osadía que este había cometido al besarlo de esa manera. Ni como lo había obligado prácticamente a corresponderle a la fuerza.

–¿Por que hiciste eso Tsurugi?–le cuestiono el capitán de Raimon observándole a un con odio y varias lagrimas en sus ojos. El chico de ojos ámbar le observo divertido alzando los hombros y restándole importancia.

– ¿Te molesta?– le respondió prontamente el delantero alzando una ceja inconforme sin comprender aquella actitud del pianista.

–Si me molesta– le resoplo el castaño limpiando sus labios con algo de fuerza mirándole retador.

– ¿Por que capitán?–le volvió a preguntar Tsurugi. El castaño le miro directo a los ojos sintiendo como un fuerte latido en su corazón se intensificaba tras la pregunta del chico menor.

–Porque amo a Ranmaru kirino por eso…–Menciono seguro Shindou Takuto, seguro ya que su corazón solo le pertenecía al defensa de los ojos azules y eso nada ni nadie lo cambiaria.

FIN