Buenas! Es mi primer fic de House y la verdad no sé si va a estar a la altura. Espero que os guste y que dejéis reviews, son lo más útil para saber qué tal voy. Sé que el Femslash no es el género más aceptado en español, pero intentaré hacerlo lo mejor posible.

Importante - House M.D. pertenece a FOX, yo soy una humilde fan :D

Sentía que los párpados le pesaban como plomo. Le dolían los hombros y las piernas. La cabeza iba a estallarle.

Casi treinta horas de trabajo sin descanso no eran buenas para la salud… Al menos no para la suya propia.

Se frotó los ojos con el dorso de la mano antes de buscar sus llaves y abrir la puerta con suma lentitud.

El apartamento estaba completamente a oscuras, salvo por el reflejo de la televisión encendida. Desde el sofá, una joven doctora le sonreía con cara de sueño y abría la boca para decir algo.

Llego tarde, lo sé, lo sé –Interrumpió Cuddy. Estaba demasiado cansada como para discutir.

Yo iba a decir que venías muy guapa… Pero ya que lo mencionas –Bromeó Trece mientras la miraba con ojitos dulces.

¿Guapa? Por favor, Remy, llevo treinta horas de turno seguido. Estoy despeinada y sudada. Y mi maquillaje hace mucho que decidió ir por libre… -Soltó una sonrisilla amarga –Estoy cualquier cosa, menos guapa.

Dicho esto se metió en el baño y abrió el grifo, se echó agua en la cara para despejarse un poco. La joven la siguió y se quedó observándola desde la puerta, apoyada en el marco.

-Despeinada, sudada y con la pintura corrida… Preciosa, lo que yo decía… -Se acercó lentamente a ella- Desnúdate y parecerá que acabamos de hacer el amor –Rió y la abrazó por detrás, dejándole pequeños mordiscos en la oreja.

-Tú siempre pensando en el sexo, ¿eh?

-La culpa es suya, Dra. Cuddy.

-¿Mía por qué?

-Porque llegas con ese aspecto cansado y sexy –Contestó mientras le acariciaba el pelo- y me miras con esos ojazos azules –Bajó la mano y pasó el dorso dulcemente sobre los ojos semicerrados de la morena –Y me sonríes con esa boca increíble… –Sus dedos descendieron un poco más y juguetearon con los labios de su jefa.

Cuddy terminó de cerrar los ojos y dejó que su empleada moviera sus manos libremente por su cara, por su cuello… Llegando a los pechos y saltándolos para empezar a desabrochar los botones de su chaqueta.

La Dra. Hadley siguió susurrándole al oído y dejó caer la chaqueta al suelo. La empujó lejos con el pie.

-Y todo lo que he dicho… -Paró un segundo para mordisquear de nuevo el lóbulo de su oreja-…, te lo puedo demostrar

Y se acabaron las palabras.

Remy bajó sus labios hasta el cuello de Lisa y, apartando el cabello de la forma más cuidadosa posible, rodó sus labios por él hasta llegar a la nuca. Dejó besos aquí y allá. Unos finos y simples. Otros húmedos y picantes. Algunos inocuos, otros con toda la intención de dejar marca.

Mientras tanto, sus manos ya se ponían en marcha. Acariciaban las caderas de Cuddy y subían para empezar a desabotonar la blusa.

La morena se contentaba con dejarse hacer. Los ojos aún cerrados y las manos apoyadas en el lavabo.

En cuanto Trece dejó al aire el principio de su sujetador, la decana se giró y quedó frente a frente con la joven doctora.

La besó con ternura en los labios y se separó lo justo para hablarle.

-Cariño, sabes que en cualquier momento yo estaría encantada de que me saltaras encima y me arrancaras la ropa… -Remy levantó una ceja –Pero hoy el cansancio me puede, estoy agotada, de verdad… Lo siento… -La besó de nuevo y le clavó una miradita de cordero degollado –Mañana te lo compenso, ¿sí?

La castaña suspiró y la observó con una mezcla de dulzura y decepción en los ojos, enseguida sonrió –Más te vale que lo de mañana sea… Impresionante. Dúchate, anda, voy a prepararte algo de comer.

-Gracias… -La besó de nuevo antes de que saliera en dirección a la cocina.

Una vez sola, Cuddy se miró en el espejo. Se desnudó sin perderse de vista. Pasó unos minutos contemplando sus caderas, su cintura; siempre sugerente, sus pechos; redondos y firmes pese a la edad.

Sonrió como una niña boba al recordar las palabras de Thirteen arder contra su oído. Se metió en la ducha y abrió el grifo.

En el salón, el móvil de Remy sonó, era un mensaje. La joven lo leyó con cautela.

"mañana, 11 en mi casa, tngo xocolate y tda la noxe para ti"