Cuando las cosas no son como deberían ser
Introducción
Cuando tenía 18 años, sucedió algo que cambió mi vida para siempre. Nunca antes lo he contado con detalle, pues tendría que dedicar un tiempo mayor al que la mayoría de la gente está dispuesta a dedicarme. Las pocas personas que comparten conmigo esta habitación se limitan a escuchar un resumen de vez en cuando, y yo me veo en la ardua tarea de tratar de explicar la mayor parte en poco tiempo, terminando siempre decepcionado de mí mismo, y de mi impotencia al manejar las palabras.
Pero ahora, en el umbral de mi muerte, he decidido ser fiel a la verdad, y contar por primera y última vez esta historia. La historia de mi mejor amigo y de mi mejor amiga, que también es mi propia historia, porque los tres la compartimos. A mis 65 años, he decidido cumplir aquella promesa que juré cumplir hace 47 años. Aquella promesa que les hice a mis amigos de nunca olvidarlos… y de no permitir que los olviden.
Por eso, en la oscuridad de esta celda inmunda me dispongo a revivir aquellos años casi olvidados, pero que aún se agitan con fervor muy dentro de muchos como yo para no dejar morir a nuestro fiel y querido Hogwarts… si, aquél colegio de magia y hechicería, que en otros tiempos se alzaba firme y orgulloso en medio del bosque. Ahora ya no existe… ni él ni las otras academias de magia. Pero me estoy adelantando, ya llegará el momento de explicarlo. ¿Mi nombre? Por supuesto, debí de haberme presentado antes, disculpen el descuido de este viejo olvidadizo. Mi nombre es Ronald Weasley.
Ahora, por favor, escuchen…
Capítulo 1
Todo comenzó en el verano, cuando las altas torres de Hogwarts desafiaban los cálidos rayos del sol y uno sentía la necesidad de tomar algo fresco después de estar tan solo unos momentos bajo el implacable calor. Recuerdo que yo me encontraba sentado bajo un sauce, cerca del lago donde el calamar gigante se refugiaba del sol. Acabábamos de iniciar un nuevo curso en Hogwarts, y como suele suceder cuando recién se entra a clases, no teníamos muchos deberes aún. Habrán notado que hablo en plural. Así es, me refiero por supuesto a mis mejores amigos y a mí, incluyendo a Ginny.
Esa tarde habíamos acordado reunirnos ahí, como casi todas las tardes durante el verano. Harry Potter, mi mejor amigo y compañero de travesuras, había ido a hablar con la profesora McGonagall, cumpliendo con sus deberes de capitán del equipo de Quidditch de Gryffindor. Hermione Granger, nuestra mejor amiga se encontraba en la biblioteca, y en aquellos días, no me apetecía para nada el acompañarla. Pobre ingenuo… si hubiera sabido que en unos cuantos meses hubiera dado lo que fuera por… bueno, no es el momento de decirlo aún. Mi hermana, por su parte, andaba en algún lugar ignorado por mí, probablemente en la sala común. Internamente ansiaba que no estuviera con alguno de sus múltiples pretendientes, pues no podría soportarlo. Sencillamente no lo hubiera tolerado. Ahora lo entiendo, era demasiado celoso con ella. Pero ese no es el punto.
Como decía, estaba pensando en la inmortalidad del cangrejo cuando divisé en la entrada del castillo a mi amigo, quien llegaba acompañado de Hermione. Me vieron y se dirigieron sonrientes hacia mí.
- ¡Ron!- gritó Harry al llegar. Venía emocionado.
- ¿Qué sucede Harry?- pregunté, seguro de que había una excelente noticia, probablemente sobre Quidditch.
- ¡Mañana comienzan los entrenamientos! Somos los primeros en comenzar- dijo de golpe.
Yo era guardián del equipo en ese entonces, y aquellos que han jugado ese deporte alguna vez, comprenderán la emoción de comenzar los entrenamientos.
Harry y yo comenzamos a hablar sobre Quidditch, de forma que Hermione terminó por aburrirse y se recostó sobre la hierba.
- ¡Hermione! ¿No son las mejores noticias que has escuchado?- dijo Harry después de un rato.
- Si Harry, no sabes cuánto ansío ser golpeada por una de esas cosas…-
- Se llaman bludgers… y es la mejor sensación cuando te golpea una…- dijo Harry molesto, casi sin pensar en lo que decía.
Así pasó la tarde, entre risas y platicas. Hermione nos contó que durante sus vacaciones había recibido el profeta todos los días, pues sus padres estaban interesados en el mundo de su hija, y la dejaban recibirlo.
- No hay noticias sobre… Voldemort…- dijo haciendo un esfuerzo al pronunciar el nombre. Harry la miró casi con orgullo.
- Mi papá dice que el ministerio está en calma por el momento- intervine. Había escuchado decir a mi padre que todos en el ministerio estaban tranquilos, pues Voldemort no había dado señales de vida en los últimos meses.
Sin duda eran noticias excelentes. Todo parecía indicar un nuevo curso tranquilo… si por tranquilo entienden que estoy incluyendo todos los problemas en los que nos habíamos metido en los cursos anteriores.
- Mira quien viene Harry…- dijo Hermione con cierta picardía en la voz. Distinguí a Ginny que venía hacia nosotros. Miré a Hermione con cara de duda, sin comprender, pero ella se limitó a sonreír enigmáticamente, dejándome confundido. ¿Pasaba algo entre Harry y mi hermana? Lo dudaba… yo estaría enterado de los sentimientos de Harry, era mi amigo, y me lo diría.
- ¿De qué hablas Hermione?- dijo Harry fingiendo una repentina sordera.
- Hombres…- escuché que Hermione murmuraba cuando se tumbó sobre la hierba.
- ¡Hola!- dijo Ginny al llegar. Intenté prestar atención a cualquier mirada o signo que delatara un posible sentimiento de Harry o de Ginny hacia el otro. Nada. Hermione estaba inventando… ¿o no? Ella pocas veces decía cosas sin alguna razón. Y yo… a veces odiaba ser tan ciego para estas cosas…
El cielo se oscurecía, y pronto tuvimos que levantarnos para dejar nuestro apacible centro de reunión. Creo que al ir hacia el castillo miraba demasiado a Ginny y a Harry, porque éste último se me quedó mirando. Yo no era muy discreto que digamos…
- ¿Sucede algo Ron?- preguntó viendo mi mirada sospechosa.
- ¿Ah? No, nada, solo… nada…- dije mirando que Ginny y Hermione se adelantaban, hablando y ajenas a todo. Supongo que yo estaba viendo a Hermione en esos momentos, porque…
- Ya veo…- dijo Harry de pronto. Lo miré sin comprender.
- ¿Qué cosa?-
- Si quieres, puedo ayudarte…-
- ¿A qué?- mi intuición nunca fue buena, y en esos momentos no entendía nada de nada.
- Vamos Ron…- dijo mirándome fijamente tratando de ver algo que yo no veía.
- Puedes confiar en mi, por algo somos amigos, ¿no?- entonces me di cuenta.
- Harry… yo… quiero decir… no me gusta Hermione…-
- Como digas Ron…- dijo siguiendo su camino.
Qué mala suerte la mía. Y Harry… con esos amigos… para qué quiero enemigos… Además, jamás me fijaría en Hermione. No era algo lógico. Era mi amiga, pero jamás podría verla de otra manera. Lo sé, era ingenuo. Algunos meses mas tarde ni siquiera recordaría lo que estaba diciendo. Pero todo a su debido tiempo…
En la sala común, me escurrí hacia los dormitorios rápidamente. No deseaba que Harry volviera al tema. Qué insensatez la suya… ¿En qué estaba pensando cuando se le ocurrió decirme que me gustaba Hermione? Tan solo de pensarlo… no… no quería ni imaginarlo.
Las primeras semanas transcurrieron sin novedades dignas de mención. Sin embargo, para comienzos de la tercera, se sentía un leve cambio en el ambiente, sobre todo en aquellos aficionados al Quidditch. Ya lo habrán imaginado. Los partidos comenzaban, y nosotros jugaríamos primero contra Ravenclaw.
- ¡Vamos, tenemos que practicar unas nuevas jugadas!- gritó Harry cuando el entrenamiento comenzó. Sin duda estaba muy animado, pues no paraba de darnos ánimos y de corregir algunas tácticas.
- Me parece que vamos a ganar el primer partido- comentó unas horas más tarde, cuando todos descendimos al suelo.
- Así es, esas nuevas jugadas serán muy eficientes…-
- Sobre todo con los de Ravenclaw, que ni siquiera se lo imaginan…-
- Si… ya quisiera enfrentarme a los Slytherin…-
Con ese entusiasmo dejamos el campo de juego y nos dirigimos a los vestidores. Noté que Harry se retrasó un poco para hablar con Ginny. ¿Sería verdad lo que Hermione había dicho? No estaría tan mal, después de todo. ¿Quién mejor que mi mejor amigo para mi hermana? Y con una sonrisa entré en los vestidores.
---
- Hermione, no sabes lo que sucedió hace rato…- le dije a mi amiga tan solo entré a la sala común.
Me había adelantado a ellos, pues estaba seguro de que querían estar solos si acaso habían decidido ser algo más que amigos. Como siempre, estaba equivocado al respecto, pero me estoy adelantando…
- ¿Qué sucedió?- preguntó sin poder evitar la curiosidad.
- ¡Ni te imaginas!-
Ahora me doy cuenta de que era tonto y ridículo mi comportamiento, pero en esos tiempos yo disfrutaba de molestarla de esa forma, al no decirle algo que quería saber. No sé, me hacía sentir como un igual ante ella. Ya saben a lo que me refiero, ella siempre era la que sabía todo de todo, desde las fórmulas para pociones, hasta lo que los demás opinaban y pensaban. Era algo natural en ella. Para mí, en cambio, era algo fuera de lo común, y por eso mismo intentaba sacarle provecho cada vez que tenía la oportunidad.
- ¿Me vas a decir de una vez?-
Una mirada de furia y advertencia me hizo decírselo de una buena vez.
- Creo que algo sucede entre Harry y Ginny…- dije de golpe.
- Ah… eso…- dijo ella como si nada, volviendo a la lectura de un viejo libro despastado.
- ¿Qué? ¿Ya lo sabías?- pregunté evidentemente sorprendido. No sé por qué me extrañaba, si era lo más lógico que Hermione supiera más que yo sobre el asunto.
- No sucede nada entre ellos…- dijo sin levantar la vista.
- ¿Cómo lo sabes?-
- Porque Harry me lo dijo…- dijo ella con… ¿frustración? No, esa mirada era mas bien de regocijo… Ahora lo entiendo, pero en aquel tiempo, con mi infinita torpeza, no me di cuenta… pero me estoy adelantando una vez más.
- Si tanto te interesa saber… pregúntale tu mismo- dijo zanjando la cuestión. Se estaba vengando y lo sabía. A diferencia de mí, a ella si le resultaba intentar hacerme enojar, y de hecho ya lo había logrado. Además, esa sonrisa enigmática y de autosuficiencia que tenía en el rostro, como si ella supiera todo y yo nada… bueno, por desgracia, eso era precisamente lo que pasaba…
- Le preguntaré entonces…- dije saliendo de la sala común como un torbellino. Le preguntaría a Harry por qué diablos no quería a mi hermana.
- ¿Sucede algo Ron?- escuché que alguien decía. Supongo que iba sumido en mis pensamientos, porque no me di cuenta de que me había topado con Ginny frente a frente…
- No… nada…- mentí.
- Ah… si buscas a Harry, se quedó en los vestidores- dijo como si leyera mi pensamiento.
- Gracias-
Tal y como Ginny lo había dicho, Harry se encontraba en los vestidores, puliendo el mango de su escoba.
- Pensé que te habías ido…-
- Si, pero ya regresé…-
- Ya veo…-
- Si…-
- Aja…-
- Mm.…-
Aquella era la conversación entre dos amigos.
- ¿A qué regresaste?- preguntó alzando la vista.
- ¿Qué le dijiste a Ginny?- dije de pronto. Nunca supe por qué fui tan celoso con ella. Aquellos que tengan hermanas pequeñas probablemente me comprendan un poco.
- ¿Decirle de qué?-
- Si, hace rato… cuando se quedaron atrás…- las respuestas de Harry no me agradaban. Supuse que estaba fingiendo no saber de qué le estaba hablando.
- Ah… le decía que había hecho muy bien las prácticas, pero que sería bueno que colaborara más con sus compañeros, ya sabes, los otros cazadores. Creo que sería mejor que trabajaran más en equipo. Ella es muy buena, lo sé, pero sería mejor si aprendiera un poco de los demás…-
Así que eso era lo que le había dicho, y yo armando tanto alboroto. Debí quedarme como idiota, lo cuál realmente siempre he sido, porque…:
- ¿Creías que me le había declarado a tu hermana?- dijo entre risas, tratando de aliviar la tensión creada por mi insensatez.
- Ah… no, no era eso… solo…- la verdad es que no sabía que decir.
- No te preocupes Ron, si alguna vez me gusta tu hermana, créeme que serás el primero en saberlo…- dijo, y no pude evitar percibir cierta melancolía en su voz.
- ¿Estas bien Harry?- pregunté viendo que de pronto se había quedado muy serio y pensativo.
- Si… es solo que…-
Ambos guardamos silencio.
- Ron, ¿Te imaginas lo difícil que es vivir sabiendo que probablemente algún día mueras a manos de tu enemigo?-
Me quedé callado, no tenía nada que decir. Sabía lo duro que era para Harry el vivir sin padres y con esa angustiosa opresión de ser el "niño que vivió" y en quien todos tenías puestas sus esperanzas. No debía ser fácil tratar de no decepcionar al mundo.
- A veces pienso que no tiene sentido esforzarse tanto, si al final de todas formas te vas a morir…-
Me senté a su lado.
- Pero otras veces pienso que probablemente por eso mismo vale la pena luchar, para tratar de cambiar y aceptar lo que venga, para aprender y no cometer los mismos errores, y así tener una vida plena… y aceptar con gusto el momento de tu muerte…-
Vaya que Harry pensaba profundo a veces… No lo había captado todo, pero entendía la parte más importante.
- Por eso me esfuerzo, para poder acabar con Voldemort y dejarle a otros la felicidad de vivir…-
- Y por eso no tienes novia…- completé sin querer. Harry me miró.
- Si Ron… no tendría el valor de abandonar a alguien… cuando llegue el día de la batalla. Eso es lo que no quiero. No quiero amar a alguien y luego tener que dejarla- dijo pensativo.
- Vaya que es una confesión difícil…- dije tratando de animarlo.
- Lo sé…-
- Pero ya habrá tiempo para eso cuando termines con… él…- no pude pronunciar el nombre, lo cuál hizo que Harry se riera.
- Regresemos al castillo, porque ya está oscureciendo…-
Así terminó la tarde y comenzó la brisa nocturna.
