Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada.

¿La venganza o el amor?

Capítulo 1 Encuentro

El sonido del despertador era lo único que se sentía en aquella habitación. El joven extendió su mano lentamente para apagarlo, ya que estaba despierto hace un rato. Una leve sonrisa apareció en su rostro: era su primer día hacia una vida normal, comenzaba la preparatoria.

Han pasado tres años desde su última batalla. Regresaron del pasado victoriosos consiguiendo salvar de Seiya. Durante esos tres años, a petición de Saori y por haber cumplido con creces su labor de caballeros, habían recibido tratamiento físico, para reparar el daño recibido en tantos combates; también tuvieron que seguir un tratamiento sicológico para superar las grandes pérdidas sufridas por todos. Además, como ya todos sabían, Saori hizo todos los trámites para que por fin pudieran portar el apellido Kido y ser tan herederos como ella de la fortuna de Mitsumasa. Aunque ellos se resistieron al comienzo, la joven los instó a aceptar, aludiendo a que por fin serían hermanos ante la ley. Recordaba ese día en este momento.

Flash back

Saori les muestra unas carpetas con sus nombres y les dice que sólo necesitan firmar para que todos sean Kido.

-Saori, estamos agradecidos por tu generosidad, pero nosotros ya nos sentimos hermanos, no necesitamos un papel que lo diga- dijo Shun con toda la calma que lo caracterizaba y mirando a cada uno de sus compañeros.

Todos asintiron y le sonrieron. Habían pasado muchas cosas que los hacían sentirse hermanos más allá de la sangre que compartían.

-Todos estos años hemos sido huérfanos, libres para ir donde queramos. No quiero tener más responsabilidades que las de ser un caballero- agregó Seiya muy seguro.

-Es cierto, por eso quiero que ya no tengan de qué preocuparse. Esto las servirá para afrontar este tiempo de paz, juntos- mencionó la única joven del salón.

Se miraron un momento, como buscando saber que pensaban, hasta que Shiryu preguntó:

- ¿Qué esperas de nosotros después que firmemos esos papeles, Saori?

-Sólo quiero darles la oportunidad de vivir con un propósito diferente al de ser caballeros. Ya han perdido sus años más importantes en peleas, ahora quiero que vivan una vida normal, pero si los dejo a su deriva, siento que habré sido muy mal agradecida por los servicios que me prestaron.

-Entonces, ¿qué deseas que hagamos?- cuestinó ahora Hyoga, frunciendo el ceño.

-Que me permitan seguir siendo parte de sus vidas, pero como Saori no como Atena. Que podamos ser una familia. No los retendré en este lugar, si es lo que piensan, pero quiero mantener el contacto con ustedes- dijo mientras observaba las reacciones de cada uno de sus caballeros.

Ikki, que había permanecido apoyado en la pared, escuchando todo, se atrevió a agregar:

-Sabes perfectamente que yo nunca permanezco en un lugar, por lo que tu oferta no me es de ningún agrado.

Saori se estremeció al escuchar al Fénix. Bien sabía que de todos ellos era el más distante y obviamente el más difícil de convencer.

-Bueno, les doy esta semana para que lo piensen-finalizó la pelilila resignada.

-Por mí no es necesario- dijo Shun, sorprendiendo al resto. Yo deseo una vida normal y seré muy feliz al formar una familia con ustedes.

Su sonrisa sincera y sus ojos esperanzados iluminaron al resto, como si con ello les transmitiera las fuerzas que les faltaban para asumir que todos deseaban lo mismo.

-Bueno, si lo dices así, a también me agrada la idea de que sean mis hermanos y que tengamos el mismo apellido. Por fin tendría una familia real.

Todos miraron al Pegaso. No pensaron que él sintiera eso.

-Por lo visto, nuestros hermanos menores son más valientes que nosotros- dijo el Dragón sonriendo. Creo que firmar esos papeles no es tan mala idea, después de todo.

-Ustedes saben que aunque siempre me vaya a Siberia, también siempre regreso porque ustedes son mi familia ahora- agregó el Cisne, animado por lo que todos decían.

Había alegría en el aire, hasta que miraron hacia donde estaba Ikki que aún permanecía en silencio y con los ojos cerrados.

-Si esto hace feliz a Shun, entonces acepto- habló el Fénix. Pero con esto no crean que me vaya a quedar aquí.

Al escuchar su respuesta, su hermano se acercó, lo abrazó levemente y le dijo "Gracias, nii-san"

Saori estaba feliz. Por fin podría pagarles a sus caballeros los años de sufrimientos. Tenía claro que desde su infancia habían sido sometidos a su destino cruel de ser Santos de Atena. Pero ahora ya no había por qué pelear. Eran tiempos de paz. Y ella haría todo lo posible porque lo disfrutaran al máximo.

Fin del flash back

Después de eso le había costado dos años recuperar los estudios, para por fin entrar en un Instituto.

Sus hermanos decidieron ayudar con la Fundación en sus lugares de origen. Así es como Shiryu, viviendo en Rozan, dirigía un orfanato junto a Shunrey en el pueblo del lugar. Recibían niños todo el tiempo, debido a las leyes de China. Fue entonces que pensó que había tomado una excelente decisión al aceptar la oferta de Saori; se dio cuenta de que realmente estaba siendo útil en este momento y eso lo llenaba de felicidad.

Hyoga, por su parte, también abrió un orfanato con ayuda de la Fundación en Siberia. Era indispensable para él ayudar a los niños que atravesaban el dolor de perder a sus padres a temprana edad. Sentía que de algún modo el dolor por la pérdida de su madre disminuía con cada niño que ayudaba.

Seiya ayudaba en el orfanato de Miho, que pasó a ser parte de la Fundación gracias a la insistencia del castaño por mantenerlo. Él prácticamente era otro niño más, jugando y corriendo con los menores, ayudando a que sus vacíos fueran llenados con la alegría de compartir.

Ikki había decidido independizarse de ese mundo. Arrendó un departamento cerca de la mansión y consiguió un trabajo. Deseaba estar cerca de su hermano, pero no era capaz de estar en un lugar que le traía tanto dolor. Por eso recibía a Shun en su hogar cuando deseaba verlo. Seguía siendo distante, el sufrimiento lo obligaba a apartarse. Pero poco a poco, lograba vivir más alegre que antes.

Repasando lo que habían sido estos tres años, Shun dirige su mirada al impecable uniforme que colgaba en la puerta del closet. Por fin podría vivir la vida como un joven de su edad. Ya con dieciséis años, entraba a primero de preparatoria. Saori, entusiasmada porque uno de sus caballeros fuera a la escuela, se había preocupado personalmente de inscribirlo en el mejor Instituto, donde él pudiera desarrollar sus habilidades.

Sonrió y se dirigió al baño para ducharse. Al comenzar a vestirse, notó que el uniforme le quedaba perfecto. Saori, lo había mandado a hacer a su medida. Realmente, lo veía como su hermano menor.

Mientras, en el comedor la joven daba vueltas impaciente. Estaba preocupada por la demora de Shun. Comenzaba a pensar que quizás se había arrepentido, cuando sintió que alguien bajaba las escaleras. Se quedó embelesada al ver al joven. Realmente se veía apuesto. Sabía que Andrómeda siempre había sido lindo, pero ese uniforme le daba un toque sofisticado y su pelo largo, aunque lo había recortado hasta los hombros, lo hacía ver un poco rebelde. Era una mezcla perfecta. Lo siguió con la mirada hasta que notó la cara interrogante del joven, entonces bajó la mirada, se sonrojó y le dijo:

-Perdón, es que te ves muy apuesto con el uniforme.

Shun se sonrojó un poco ante el comentario de la pelilila y se rio.

-¿Quieres avergonzarme en mi primer día de Instituto, hermana?- le dijo.

Todo este tiempo había vivido en la mansión y realmente se sentían como hermanos.

-Voy a tener que pensar en ir a ese instituto contigo. Con lo apuesto que te ves, seguro que las chicas no te dejarán tranquilo- se simuló molesta.

-¿Te vas a poner peor que Ikki, Saori?- ahora la risa del joven era mayor. No te preocupes, creo que sé cuidarme solo.

-Bueno eso es cierto. Ya debo marcharme, el desayuno está servido. Espero que no llegues atrasado tu primer día. En la tarde te espero en el orfanato, aún debes cumplir con tus obligaciones. Seiya estará impaciente esperando que le cuentes como te fue en tu primer día de joven normal.

Saori se acercó y le dio un tierno beso en la mejilla a su caballero y este le sonrió. Salió de la mansión rumbo al orfanato.

Shun estaba terminando su desayuno, cuando su celular comenzó a sonar. Miró quién llamaba y alegre contestó:

-Hola Hyoga, ¿cómo estás?

-Hola Shun, eso es lo que yo iba a preguntar. Es el primer día de clases oficial de mi hermanito. ¿Estás nervioso?

-Gracias por llamar y preocuparte. Estoy bien. Un poco ansioso, pero bien.

-Se nota que estás emocionado. Bueno, espero que te vaya excelente. Pórtate bien, y no hagas suspirar a las chicas…- dijo el Cisne con risa en su voz.

-Qué cosas dices Hyoga. Yo voy a estudiar, aunque hay cosas que no puedo evitar- terminó de decir Andrómeda con un dejo de picardía.

-Jajaja, se nota que has crecido. Antes te habrías avergonzado con mi comentario. Eso es una buena señal. Estoy seguro que te irá bien entonces. Ah, ¿Saori está por ahí?

-No, acaba de salir hacia el orfanato. ¿Necesitabas algo? Yo la veré esta tarde, tengo que seguir cumpliendo mis obligaciones, como dijo ella.

-Bueno, entonces dile que necesito los papeles firmados que le envié la semana pasada. Que me los mande urgente.

-¿Hay algún problema con el orfanato?

-No, nada grave, solo cosas de rutina. Bueno, que te vaya bien, no te retraso más.

-Agradezco tu llamada, me da fuerzas saber que mis hermanos se preocupan por mí.

Se despidieron alegres de haber compartido unos minutos. Entonces, Shun tomó su bolso, salió de la mansión y, tal como imaginaba, vio la silueta de su hermano mayor apoyado en la reja.

-Nii-san, ¿qué haces aquí?- preguntó el joven.

-¿Crees que te iba a dejar ir solo tu primer día de clases, otooto?- le respondió Ikki un tanto molesto por la pregunta de su hermano.

-Parece que hoy todos se preocupan por mí. Saori no fue al orfanato hasta que bajé a desayunar, Hyoga acaba de llamar y ahora tú estás aquí esperándome. No sé si es porque desconfían de mí o es porque realmente les importo- contestó Shun simulando un poco de molestia.

En realidad, estaba feliz. Ver que sus hermanos estaban pendientes de su inicio en la vida escolar le demostraba que lo querían y que deseaban de corazón que le fuera bien.

Caminaron hasta llegar al Instituto conversando cosas triviales. Sólo estar juntos los hacía felices. A pesar de no tener padres, se tenían el uno al otro y ahora tenían a sus nuevos hermanos. Entonces, Shun se despidió e Ikki lo observó hasta que se perdió entre la multitud de jóvenes.

Todos esos momentos, hacían perfecto este día. Pero lo que no sabía era que este día no sería el comienzo de su vida normal, como él esperaba. No, porque el destino le tenía preparada una última prueba y quizá fuera la más difícil que tuviera que pasar.

Como era la costumbre, se dirigió a su casillero para cambiar sus zapatos. Estaba mirando hacia el suelo, cuando sintió un escalofrío que le recorrió la espalda. Un frío rodeo su cuerpo y su corazón saltó fuerte. Su respiración se hizo agitada y sintió temor de voltear. Era una sensación conocida, pero no quería asumir que fuera así. Cerró sus ojos con fuerza intentando olvidar esa conmoción, cuando de pronto sintió el peso de un cuerpo apoyándose en él. Abrió los ojos exaltado y se dio cuenta que era una joven que se había desmayado en su hombro. La sostuvo con delicadeza, la giró y retiro su cabello de su rostro para verificar que estuviera bien. Al verla detenidamente, se quedó prendado de su imagen. La estudiante tenía el cabello negro como la noche, largo y ondulado, lo que resaltaba su blanca piel y sus labios rojos. La sensación de frío se fue y una calidez recorrió su cuerpo. El temor dio paso a la seguridad. Estaba observándola, cuando notó que volvía en sí, entreabriendo sus ojos. Ahí quedó aún más sorprendido, sus ojos eran celeste claro, muy claros, casi transparentes. Definitivamente, nunca había visto alguien como ella.

-¿Estás mejor? Te desmallaste de pronto- le comentó Shun a la joven.

-Disculpa, suele sucederme. Gracias por tu ayuda- respondió, intentando levantarse.

-¿No sería mejor que vayas a la enfermería? Te ves un poco débil.

-No te preocupes, ya estoy acostumbrada. Además, no quiero faltar a la ceremonia de inicio de clases.

Cuando ambos jóvenes quedaron frente a frente, una extraña sensación de tranquilidad los embargó. Haciendo una reverencia la joven se dispuso a marcharse, cuando Andrómeda la detuvo.

-Mi nombre es Shun Kido, gusto en conocerte.

-Mi nombre es Kaori Jiro, también ha sido un gusto conocerte- respondió la chica ruborizándose un poco.

-Estoy en primer año, de hecho es la primera vez que vengo a clases- habló Shun buscando conversar más con esa intrigante joven.

-Qué casualidad, yo también estoy en primero y al igual que tú, es mi primera vez es un colegio. Sufro de amnesia, por un accidente, por eso me desmayo con facilidad y no había podido venir a clases- mencionó Kaori.

Shun notó que la joven no sonreía. Se veía triste, aquello que le contaba le causaba dolor, pero su tristeza era más profunda. Realmente, estaba extrañado de estar conversando con ella con tanta facilidad, había pensado que se le iba a hacer más difícil entablar amistad con los jóvenes normales.

Lo que no sabía era que ese encuentro era obra del destino y que las consecuencias de este acto no serían las más agradables. Al contrario, le traerían dolor y lo harían tomar decisiones que nunca pensó afrontar.

Sin embargo, por ahora, solo era el encuentro de dos jóvenes que empezaban el Instituto. Así es como partieron juntos a la ceremonia.

Continuará…

Notas de la autora: Hola, aquí está el primer capítulo de mi historia. Espero que les agrade, intenté mantener las personalidades de los personajes lo mejor que pude, ojalá lo haya logrado. Para ser mi primer fic me arriesgué con un personaje inventado, era necesario para llevar a cabo el desenlace de la historia. Si no es mucho pedir, podrían dejarme un rewiew, para saber qué les pareció y qué debo mejorar… ;D Nos vemos pronto, Selitte.