Invader Zim no me pertenece, y esto es un pobre intento de Fic (¬¬)
El profesor y el irken silencioso
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Capitulo 1
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Al despertarse, Membrane sintió como su espalda se anudaba y un terrible dolor invadía sus hombros. Los músculos de su cuello se estiraron a medida que se movía, y también le provocaron dolor. Abrió los ojos para ver donde estaba, y lo que logró vislumbrar era una celda tenuemente iluminada, de un tamaño reducido, completamente cerrada.
Como era de esperarse, no había puertas ni ventanas.
De inmediato, supuso que el aire le podría estar faltando y comenzó a hiperventilarse, ahogándose por el miedo. Pero nunca llegó a asfixiarse. El aire que le rodeaba estaba rancio pero respirable.
—¿Dónde estoy?— Su voz se desprendió de su garganta de forma gutural, estaba reseca y parecía muy débil —¿Qué pasó? Debo recordar, debo recordar…—
Instintivamente, pasó su mano por su cabeza y noto que estaba completamente lisa. Las yemas de sus dedos palparon las marcas de unos rasguños y una pequeña alfombra de cabello que crecía lentamente.
—Me raparon… es verdad, solo sucedió eso— Membrane tocó el resto del cuerpo, examinándose a sí mismo para comprobar si tenía lesiones graves —Todo está en su lugar, parece que tengo todos mis órganos intactos—
¿Qué pensaban hacer con él a estas alturas? No había mucho más que pueda ofrecer, era solo un hombre adulto normal, tal vez un poco más débil que la media y no era material para las pruebas físicas. Aún así, si aquellos seres jugueteaban con su cerebro, estaba seguro que preferiría estar muerto.
Membrane había amado mucho a su cerebro, tanto así que la sola idea de que esos seres verdes con antenas jueguen con este, le daban ganas de vomitar.
"Oh, por amor a la ciencia, todo menos mi cerebro" Ese pequeño mantra comenzó a torturarlo durante horas, tanto que se olvidó por completo de su loco hijo y de su pequeña hija.
No recordaba haber visto al resto de su familia hace mucho tiempo, y probablemente no iba a volver a verlos nunca más. Había sido capturado, junto con el resto de los científicos de su laboratorio, por estos alienígenas invasores.
—Es verdad, los vi por última vez en el cumpleaños de Dib— El profesor Membrane trató de escapar del pánico de perder su cerebro, recordando ese día —Él estaba muy taciturno ese día, y no comió casi nada de pizza de cumpleaños, Gaz me dijo algo sobre su amigo extranjero, pero no le entendí…—
"Zim no es el mayor de nuestros problemas" Ella parecía estar algo distante, pero regresó a su comida con completa indiferencia "Papá, solo disfruta de este día en familia…"
—…Porque tal vez sea el último— Recitó Membrane, mientras se sentaba en el duro suelo de su celda. Él le había restado importancia a esa frase. Su hija, su pequeña niña estaba tan tranquila, porque ella no le tenía miedo a nada. Pero Dib si estaba aterrado y no le creyó cuando se lo dijo.
No le creyó hasta que todas sus vidas se arruinaron en aquella violenta invasión, y asesinaron hasta el último de sus asistentes delante de sus ojos. Recordó que se lo llevaron arrastrando por el suelo, sujetándolo de su cabello, como si fuera un simple animal.
¿Sus niños estarán bien? ¿A su pobre niña le habrán hecho daño? ¿Y Dib? Se suponía que él era el más informado de todos ellos… Tal vez tuvo una pequeña oportunidad, y logró escapar.
Membrane no creía que sus hijos estuvieran muertos. Pero no estaba seguro si los volvería a ver. Además no creía que ellos sintieran apego por él, eran niños muy independientes. De todos modos, le urgía averiguar cómo y dónde estaban.
Y se preguntaba que le harían a él, ya que estaba en una celda, completamente rasurado, y parecía que lo habían desinfectado. De seguro iban a experimentar con su cuerpo, lo cual sería una triste ironía del universo. No sabía por cuánto tiempo había dormido, no sabía si habían pasado horas o días encerrado allí, siquiera podía saber si le hicieron algo a su cuerpo, no había señales de heridas ni cicatrices.
Membrane se levantó de golpe, caminó de un lado a otro de su celda, sintiendo la desesperación que suelen padecer los animales enjaulados. Sabía que no debía desesperarse, guardaría su energía para las futuras pruebas, que de seguro tendrá que emplearlas todas para sanar, por si los alienígenas utilizaban los mismos métodos que ellos emplean con los conejillos de indias.
Trató de mirar a su alrededor, cuando logró tranquilizar sus nervios. Su vista estaba completamente nublosa, debido a que le habían quitado sus lentes gogglers. Lo que le faltaba, no solo estaba usando un mameluco de presidiario y lo dejaron completamente calvo, además estaba más ciego que un topo.
Era algo que le restaría importancia, si no lo hubieran capturados aquellos extraterrestres. La ciencia real le había fallado en ese punto o él le había fallado a la ciencia real al no poder vislumbrar las infinitas posibilidades del Universo. Cualquiera de esas dos razones lo embargaban de vergüenza.
Ahora estaba en esa caja, pagando su error garrafal, a la espera de su terrible destino.
Así que espero. Espero y… espero.
Tal vez pasaron un par de horas, pero nadie reparaba en él, así que decidió matar el tiempo recorriendo el lugar a través del tacto. Sus dedos junto con su increíble memoria analizaron cada pequeño espacio de su celda. El tamaño de su celda era de alrededor de ochenta metros cúbicos, era increíble que estuviera tan tranquilo allí sin sufrir de claustrofobia, pero había estado en laboratorios más reducidos, durante sus estudios en la universidad. Sin defectos en su estructura, ese sitio aparentaba ser toda una sola pieza rígida de material a excepción de la rejilla de ventilación que no alcanza a ser del tamaño de una caja de discos compactos.
Escapar de algo así era sistemáticamente imposible.
Ese conocimiento no le trajo ningún confort, pero supuso que era un lugar seguro. El problema estaría al salir de allí, y presentía que sentiría mas apego por ese espacio blindado en un futuro cercano.
Se acostó en el piso y miró con detenimiento el techo. En realidad no podía ver en detalles, la cabeza le dolía tanto por la falta de lentes de aumento que comenzó a alucinar con distintas formas y se abstrajo por completo conectando ideas en su cabeza…
—…No se quiere poner de pie—
¿Qué? ¿Dónde estaba? Cierto, en una celda. Parecía que ahora había alguien más allí pero no podía verlo. De repente sintió un golpe en su estómago, contundente y muy firme, supuso que era un puntapié. El dolor lo trajo a la realidad, de la que se había abstraído por completo y vio al pequeño amigo extranjero de su hijo, delante de sus narices.
—Tú eres…— Membrane se levantó del suelo mientras hablaba, sintiéndose un poco dolorido —…el amigo de Dib—
No vio al otro pequeño alienígena que lo había pateado, se había alejado con una rara expresión de temor. Pero Zim no se alejó, solo le miró de forma condescendiente. De repente, dijo algo en su lengua materna que llamó la atención a Membrane. El otro hombrecito verde salió de allí, caminando con rapidez.
—¿Usted es la unidad paternal de Dib?— Zim habló con suavidad, tratando de modular su voz. Parecía estar algo alicaído.
—Sí, lo soy ¿Sabes donde están mis hijos?— Membrane prueba preguntarle a ese raro chico de ojos violeta, cabello negro y piel verde.
—Zim lo sabe todo, sucio hombre-mono… Pero no los he podido hallar, y la Purga Orgánica ha comenzado— Se lo notaba abatido, como si hubiera perdido algo muy importante. Membrane abrió los ojos algo impresionado.
—¿Qué es la Purga Orgánica?— Preguntó algo nervioso el humano. Algo le decía que no iba a soportar saber lo que significaba, es más, se estaba dando una idea de lo que era con solo repasar aquel término en su cabeza.
Zim bajó su cabeza, y dio vuelta su cara para mirar hacía otra dirección. Parecía que le costaba mirarlo a la cara. En ese momento, Membrane se percató de lo mucho que debía recordarle a Dib.
—La Purga Orgánica es una de las más grandes operaciones de desinfección de organismos en los planetas conquistados por Irk, que existe actualmente en la Armada Irken— Zim trató de sonar orgulloso, pero su voz lo traicionó cuando siguió hablando, quebrándose ligeramente como si estuviera a punto de sollozar —Es probable que Dib-gusano no haya logrado salvarse—
Membrane se quedó helado al escucharlo. Para estos seres, los humanos solo eran simples bacterias en su nuevo juguete. Ahora solo pasaban un desinfectante y podían usarlo sin temor a ser perjudicados.
Por el amor a la ciencia, todos los habitantes de la Tierra no tenían salvación.
—Papá, disfruta de este día en familia, porque tal vez sea el último— Dijo de la nada Membrane, algo perdido en sus pensamientos y recuerdos más oscuros. A pesar de esto, pudo reflexionar un poco. Ese alien había dicho que la muerte de Dib solo era una probabilidad ¿A caso pensaba que su hijo se habría salvado? ¿Y Gaz donde estaba? No creía que preguntar por ella sirviera de algo, parecía que a ese extraño alienígena solo le interesaba Dib.
—Encontré esto en uno de los sitios que solía frecuentar Dib-gusano— Zim extendió las gafas de Dib para que él pudiera tomarlas. Membrane notó que el soporte derecho estaba mellado y algo torcido. Al ver entre sus manos las lentes de su hijo, le costaba creer que eso sea lo único que haya quedado para recordarlo.
—Zim ha vencido, pero esperaba que Dib sobreviviera… La-lamento mucho que haya terminado así—
Membrane se colocó los anteojos de su hijo y ve a Zim con claridad. Ahora el pequeño alíen se había quitado su peluca y sus lentes de contacto. Era ridículo que solo esos accesorios podían ocultar su identidad. Los ojos carmín de esa criatura estaban llenos de un líquido que parecían ser lágrimas. No creía que esa sea la mirada de un frío invasor alienígena que planeaba destruir a su hijo y a la raza a la que pertenecía, había algo más allí.
Algo que no logro entender en ese momento.
—¿Por qué invadieron la Tierra?— Membrane sentía que perdía los estribos, ver sollozando al alíen, sintiendo lastima por su posición no le ayudaba a su temperamento —¿Qué es lo que buscan?—
—Zim cometió un error… — El irken se quedó mirando al humano con algo de duda —Esto no iba a pasar así, yo solo quería…—
—¿Qué? ¿La Invasión… no iba a pasar?— Dijo algo molesto Membrane, se irguió en toda su altura y miró con furia a Zim ¿Alguien lo detendría si intentaba matarlo? Probablemente saque una de esas patas de arañas de su mochila de acero para atacarlo, no podía arriesgarse así.
Pero se sentía tan furioso que su cabeza comenzó a palpitarle.
—Se me acabó el tiempo— Zim dijo esto con algo de prisa —Tengo un juicio dentro de unos pocos ciclos… supongo que esta será la última vez que nos veamos—
El alien no se movió, y se quedó mirando el rostro de Membrane. Gruñó ligeramente antes de darse la vuelta, y se marcho de allí, mientras era empujado por los guardias que lo habían traído.
—Hasta nunca, Dib— Zim murmuró esto, caminando con paso lento y desequilibrado por el pasillo. Cuando salieron del pasillo, la puerta de la celda se cerró herméticamente, dejando a Membrane en un mar de dudas y frustración.
Realmente esa celda era el sitio más seguro en el que pudo haber acabado, pero Dib y Gaz no contaba con esa suerte. Con los ojos acostumbrándose a la graduación de las gafas de su hijo, comenzó a llorar amargamente por lo arrepentido que estaba por todo lo sucedido.
(…)
Nadie volvió por Membrane, y pasó dos días en completa soledad, sin ver nada más que las paredes de su caja.
(…)
"Señor, hemos llegado a la estación espacial Androina45"
La voz de la computadora resonó dentro de una oscura cabina de mando de un Voot Crusier. En aquella completa oscuridad, solo se veían las luces de un par de controles titilando al unísono. De repente, aparecen unos enormes ojos azules, pertenecientes a un irken que parecía estar un poco incomodo en su asiento.
"Aterrizaremos dentro de poco ¿Necesita algo?"
El silencio fue la única respuesta que obtuvo. El irken solo entrecerró los ojos y trato de acomodarse un poco, para aliviar sus músculos. La computadora espero paciente. No hubo órdenes.
"¿Está seguro que no quiere algo más? No ha dicho nada desde que salimos de Devastis"
El irken solo cerró sus ojos, y dormitó. La inteligencia artificial de la computadora bufó molesta, estaba completamente hastiada de esa actitud, sino fuera porque le faltaban los circuitos para insultar, lo haría.
La nave aterrizó finalmente en el hangar de Androina45, y un par de irkens de mantenimiento se acercaron para asistir al soldado que salía de aquel voot. El irken de ojos azules y uniforme negro caminó entre el personal, ignorando por completo los intentos de charla que le estaban otorgando. Era algo extraño, porque no era un "defectuoso", la mayoría de los irkens lo habían conocido hacía mucho tiempo.
El soldado Spaw, fue conocido por ser muy hablador y molesto con los de menor tamaño que él, cuando era un simple soldado de rango inferior. Ahora no salía un solo sonido de su boca, y los rumores decían que se había vuelto loco en el planeta al que fue enviado como invasor.
Pero el irken seguía siendo un soldado obediente. Cumplía sus misiones a rajatabla y tenía su altura para respaldar su posición, pero parecía ser completamente ajeno a lo que pasaba a su alrededor.
Ahora le costaba trabajo congeniar, ya que se negaba a abrirla boca. Los demás irkens perdían rápido el interés en él, no les parecía más que un sujeto defectuoso, por lo que se concentraban en otros superiores que les restregaban en la cara sus virtudes y los insultaban para ocultar sus defectos.
(…)
—Spaw ha llegado…— El comunicador se giró para ver al Más Alto Red. Estaba solo, lo cual era bastante extraño, ya que su hermano siempre le acompañaba —¿Le dará la misión de Zim?—
—No, Purple fue a escoltar a Zim— Red dijo esto un poco turbado, estaba preocupado de que el irken en cuestión haga algo a su gemelo, pero trato de centrarse —La misión de Spaw sigue siendo la establecida en la reunión, es el mejor soldado con vida que tenemos—
—Será complicado tratar con él— El comunicador habló con algo de incertidumbre —Se rumorea que no habla desde hace años—
—No necesito que me hable— Replicó el más alto Red con cierta molestia —Sería un alivio para mi tratar con alguien que solo cumple ordenes sin rechistar, tengo una migraña terrible—
De repente, la puerta de la sala de control se abrió, dejando entrar a un irken de ojos azul oscuro y uniforme negro, con su mano derecha hace una señal de saludo militar. Se irgue completamente, quedando rígido como estatua.
—Descanse, soldado Spaw— Ordenó con calma Red. El soldado no dijo nada, pero bajo su mano y la coloco al lado de su cuerpo. Seguía estando erguido y alerta. Era intimidante, daba la sensación de que podía desaparecerse en cualquier momento y nadie en esa habitación lo notaria.
—Tenemos un peligroso prisionero para que transporte a una de las prisiones más seguras de todo el Imperio— El más alto Red se mueve hacia un lado, dejando que una pantalla le muestre la imagen de un monstruo simiesco que doblaba de tamaño al soldado. Se lo notaba algo despreocupado y una horrible sonrisa adornaba su rostro. Era una criatura cubierta de un denso pelaje, que según los informes, destruyo con sus manos desnudas a toda una cuadrilla de asalto irken en la última invasión en el planeta Dextrais34.
–Este horrible ser pertenece al planeta invadido hace poco tiempo, Dextrais34 estaba plagada de seres insignificantes, que de seguro cubrían la existencia de este monstruo– Red se quedó impresionado con la mirada de Spaw, parecía que estaba analizando su misión con cuidado. Había hecho un pequeño movimiento con su mano formando un puño.
—No pudimos sacarle nada acerca de su raza o procedencia, no hay informes de otro tipo de criaturas de su calibre registradas como prisionero de Irk—
Spaw asiente con calma, desviando la vista de la criatura. Recordaba los informes, esa cosa era violenta, fuerte y había rumores que podía multiplicarse a sí mismo. Además estaba esa arma que usaba… un bastón que podía crecer y decrecer a su voluntad.
¿De dónde salió esa cosa? Sin mencionar que se había comido a la mitad del regimiento. A uno de sus compañeros de la academia le había arrancado la pierna para tragársela.
—Puede llevárselo soldado Spaw— Dijo Red, perdiendo el interés en lo referido a la criatura.
Spaw asiente levemente, pero cuando estaba por retirarse, es detenido por uno de los científicos. Este poseía unas enormes gafas gogglers de color rojo y vestía una bata formal color blanca.
—Este es… el soldado Spaw— Sonríe de forma horrible el extraño científico irken. Spaw trata de apartarse de su camino pero no puede evitar que ese sujeto le tome del brazo —¿Es verdad que ya no habla más?—
—No dice absolutamente nada— Comentó Red, restándole importancia a la intromisión del científico. Parecía ser un allegado suyo.
—Perfecto, necesito a alguien con fuerza y que no me cuestione— Dijo parsimoniosamente el científico, tirando del brazo de Spaw. Red suspiró molesto al notar que el irken en cuestión no iba a protestar.
—Trata de no tardar tanto, él tiene una misión importante—
Spaw mira con aire de vehemencia al Más Alto Red, se despide con una leve reverencia, mientras es arrastrado por el científico hacía el pasillo.
(…)
—No hablas—
El científico trato de comunicarse con Spaw, pero solo recibió una profunda mirada y ni un solo sonido de su parte.
—Tienes tus cuerdas vocales y escuchas perfectamente— Ponderó el irken, a pesar de que estaba incómodo con su presencia, porque se sentía como si estuviese hablando solo —Pero te niegas a comunicarte—
Spaw entornó sus ojos aburrido, pero siquiera hizo un quejido con su boca. El científico irken sonrió levemente, con un poco de malicia.
—Aún así sigues cualquier orden sin chistar— El irken casi se sonríe, pero nota que Spaw siquiera movió sus antenas —Entonces voy a darte tus instrucciones—
El experimento sonaba sencillo para Spaw. Era un caso de solución de problemas en un ambiente controlado, donde la temperatura casi alcanza la desnaturalización de las enzimas que componen el cuerpo de aquellos seres traídos en la tierra. Iba a ser una prueba de resistencia mental, para determinar si realmente esos seres estaban capacitados para convertirse en "Zemits".
Había que hacer algo con estos "hyumanos" que obtuvieron tras la invasión de la Tierra. Eran demasiados y desperdiciar un recurso así parecía ser poco redituable para el sistema financiero de Irk.
Además, no tenían mucho Zemits en Vorth, porque la mayoría escapaba o se negaba a cooperar, obligándolos a exterminarlos. La mano de obra barata nunca estaba demás, y más en esas tareas en donde no deberían desperdiciarse robots y energía.
Spaw se sentó en una silla en la punta opuesta de la habitación. Vio pasar al primer grupo de hombres, todos asustados y temerosos, sollozando y gritando. Cerró los ojos y espero que comenzara la prueba.
La temperatura subió repentinamente, algunos se desmayaron y se partieron el cráneo cuando cayeron al suelo. Los que quedaron conscientes, miraron con desprecio el problema que tenían adelante. Debían armar una unidad SIR por completo. Tenían todas las piezas, excepto las armas.
Spaw abrió los ojos para ver la falta de aptitud de esos seres, lamentándose por su vida y perdiendo su objetivo. Ninguno de ellos paso la prueba y perdieron la vida por la deshidratación.
Ese experimento parecía más bien una especie de matadero. Spaw miro con cuidado al científico amigo de los Altos, al que no se molesto en averiguar su nombre, y volvió a cerrar los ojos. La temperatura bajó nuevamente y los robots limpiaron la habitación de prueba, preparando todo para la siguiente tanda de hyumanos.
(…)
TBC
...
N/A: Experimentando, como siempre, con un tema sobrexplotado en el fandom de IZ como lo es el Síndrome de Estocolmo (Mierda, más de lo mismo). Sinceramente, no me siento cómoda escribiendo sobre algo así, pero de eso se trata experimentar: Es hacer cosas que no estás del todo seguro de que saldrá bien... Lo he hecho con mi fic de Mario y no ha salido bien, es un fandom muy duro :p por lo menos el Español.
Veremos como va este :3
