El verano estaba a punto de empezar y las hojas de los árboles de Lima comenzaban a florecer de nuevo. La Universidad casi había terminado, y yo, yo era libre después de medio año allí.
Hice mi maleta y la metí en uno de los compartimentos del tren, sentándome mirando por la ventana. Casi podía verme allí despidiéndome de Rachel hace un año, dejándola ir para que cumpliera su sueño: hacerse una estrella en Nueva York. Las lágrimas caían por su rostro sin cesar, y lo único que yo podía hacer era lamentarme por dejarla ir, pero era lo que ella quería. Vivir allí, ser parte de esa ciudad y convertirse en alguien.
El tren se pone en marcha, y enciendo el iPod, poniéndome los auriculares cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás. Rachel. Pienso. Es lo único que tengo en mente ahora mismo. Y su sonrisa, la sonrisa de Rachel. Y sus ojos chispeantes de ilusión al cantar.
Una de las azafatas pasa por mi lado con un carrito lleno de chucherías, pero niego, sacando una botella de agua de mi bolso de cuero de la universidad, tomando un trago. Desde que Rachel me dejó casi no tengo ganas de nada, casi no cómo. Salgo a correr por las mañanas, eso sí. Kurt siempre me dijo que hacer ejercicio físico era bueno, y así era.
Miro por la ventanilla y los campos de maíz de Lima se suceden a unos trescientos kilómetros por hora, y cierro los ojos, escuchando la música y parando el tiempo en mi cabeza.
Me he quedado dormido.
La azafata tan afable que antes me había ofrecido algo de su carrito me despierta.
-Es la última parada, señor. -Dice inclinándose sobre mí.
Me levanto de un salto, cojo mi maleta y salgo del tren con la bandolera de cuero en el hombro, y la maleta arrastrando por el suelo. A la salida de la estación, el cartel me anuncia dónde estoy: 'Bienvenido a Nueva York'.
Salgo de la estación, y el sonido de la calle me bombardea los oídos. Me pongo las gafas de sol negras y comienzo a caminar por las calles de Nueva York. Quinta avenida. Times Square, y a mí sólo se me viene a la mente Rachel, y es que si estoy aquí es por ella.
Miro un mapa de Nueva York, totalmente perdido entre sus calles.
Atravieso sin saber cómo Central Park, pasando por el puente Bow, observando lo que escribimos ella y yo la última y la primera vez que estuvimos juntos allí. "F+R". Sonrío y sigo andando con la maleta a cuestas.
Sin esperanzas de encontrar a Rachel en toda la ciudad, me meto en un restaurante, sentándome en la barra solo mientras en las demás, parejas comparten un batido entre dos.
Me quito la bandolera de cuero y la dejo a mi lado en otro taburete, mientras meto mi cabeza en mis manos, resoplando. No me puedo plantar en el apartamento de Rachel así como así. Sin ninguna excusa. "Oh, perdona, te amo, ¿me dejas entrar?". No puedo.
Resoplo sin sacar la cabeza de mis manos, escuchando el ruido de la caja registradora que se abre y se cierra a mi lado.
Una camarera se pone delante de mí, y lo único que puedo ver de ella es su bloc de notas y sus manos.
-Buenas, ¿qué desea tomar? -Pregunta. Su voz.
Levanto la cabeza mirándola a los ojos. Lleva el pelo suelto, sujetado por una pinza por detrás y su clásico flequillo en la frente. No puede dejar de mirarme, ni yo a ella. Lleva un uniforme rojo con los bordes blancos, abrochado por unos botones, que hace que le quede muy ajustado.
-Rach.. -Susurro mirándola a los ojos, sin esperarla delante de mí. Es preciosa. Más que preciosa. Su boca no se cierra y me mira a los ojos.
-Finn. -Dice sosteniéndome la mirada. -¿Q-Qué haces aquí? -Dice balbuceando mirándome a los ojos.
-He venido a.. A.. -Carraspeo un poco para pensar.-A visitaros. -Consigo decir por fin. Se queda callada, sin decir nada, mirándome con la boca entreabierta.
-Quieres.. ¿Quieres algo? -Susurra tímida mirando su bloc de notas. Me humedezco los labios y la miro.
-Una ensalada estaría bien. -Susurro agachando la cabeza. Ella asiente rápidamente y va hacia la cocina con prisas.
A los dos segundos, Santana y Kurt salen corriendo de la cocina para abrazarme. Le revuelvo el pelo a Kurt, que se queja refunfuñando y Santana me llama Finnutrio. No se lo tengo en cuenta. Me alegro de veros, mientras intento buscar con la mirada a Rachel por la cocina.
-¿Has venido a ver a Rachel, a que sí, Hudson? -Dice Santana sonriendo, dándome con el dedo en el abdomen, que tengo notablemente más duro que hace cuatro años.
-He venido a veros a los tres. -Digo con media sonrisa en los labios, mientras que Kurt no se separa de mí, abrazándome fuertemente.
-Has venido a verla a ella. -Dice Kurt susurrando desde abajo. Levanto la cabeza hacia Santana, y Rachel pasa por detrás de ella con unas bandejas que deja en una mesa. Agacha la cabeza y vuelve otra vez a la cocina. -¿Ves? -Dice Kurt señalándome la mirada.
Rachel se acerca por detrás, dejando la ensalada en la mesa, mientras que Kurt y Santana salen despavoridos de allí.
Me siento de nuevo en el taburete y ella se pone tras la barra, enfrente de mí, a unos centímetros, mientras limpia la barra y algunos vasos.
-¿Cómo estás, Rachel? -Pregunto tomando un bocado de ensalada y bebiendo un poco de agua con hielo. Ella se encoge de hombros.
-Estoy. -Dice levantando la mirada hacia mí.
-Y.. ¿Tu audición para Funny Girl? -Pregunto dando otro bocado a la ensalada, quedándome mirándola.
-Es por eso por lo que 'estoy'. -Dice encogiéndose de hombros, cogiendo un vaso entre sus manos y limpiándolo. Me quedo mirándola.
-Oh... Yo... Lo siento, Rachel. -Susurro levantando un poco la mirada para mirarla.
-Aún no me han dicho nada, pero escuché que estaba 'demasiado verde' en esto. Que era demasiado joven. -Dice colocando un vaso bajo la barra, cogiendo otro sin mirarme a los ojos.
-Pero no te desanimes. Eres Rachel Berry, llevas cantando desde los tres años. Y bailando desde los..
-Ocho meses. -Dice sin levantar la mirada, siguiendo limpiando vasos. Agacho la cabeza en mi ensalada, cohibido por su actitud, comiéndome la ensalada. Suspiro y ladeo la cabeza.
Rachel suspira y pone las manos sobre la barra, negando agachando la cabeza.
-Lo siento Finn.. -Dice mirándome a los ojos.
Esbozo media sonrisa un poco triste y niego sin darle importancia.
-No importa.
-¿Cómo te ha ido en la universidad? -Pregunta limpiando de nuevo la barra.
-Bien, las aprobé todas. -Sonrío un poco más animado, encogiéndome de hombros.
-Me alegro mucho, Finn. -Susurra con una sonrisa mirándome a los ojos. Sonrío y la reclaman desde una mesa, mientras me termino la ensalada, bebiendo un poco de agua.
Me giro y veo cómo Rachel atiende una mesa, mientras Kurt y Santana se ponen a mi alrededor, cada uno sentado en un taburete.
-A Finn le gusta Rachel. -Dice Kurt cantando. Le doy un pequeño golpe en el hombro y vuelvo a mirar a Rachel. Su gesto cambia, se lleva la mano a la boca y comienza a sollozar.
-¡LO TENGO! -Grita desde allí. Me incorporo extrañado, un poco preocupado, pero en seguida caigo. -¡TENGO EL PAPEL! ¡SOY FANNY! -Dice corriendo por todo el bar, yendo hacia Kurt y Santana y abrazándolos a la vez, mientras que viene y se abalanza sobre mí, sin esperarlo. La abrazo fuertemente sonriendo. Tras un rato ella se separa, con un rostro de pudor en la cara.
-L-Lo siento.. -Susurra con una sonrisa.
-Eh, eres Fanny Brice. Felicidades. -Digo dándole un leve toque en la nariz con el dedo índice.
-Gracias. -Susurra sonriendo.
-¿Por qué? -Pregunto ladeando la cabeza.
-Por buscarme.
