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                                              EL CODIGO DA VINCI

El viento viajaba con una suavidad inusual, el aire estaba impregnado con el dulce aroma de las flores, flores pequeñas y hermosas que cubrían el terreno y en el cielo muchos pájaros volaban en grupos, algunos de los cuales cantaban.

Era el mismo ambiente, el mismo lugar y la misma visión que tuvo mientras estuvo inconsciente después de la batalla final contra Voldemort, las palabras que le dijo su madre antes de despedirse:

- "Ves... aún te quedan muchas cosas por hacer. Además tienes que estar bien, por esa persona nueva que llegará a tu vida".

Y después llegan a sus oídos las risas de muchos niños. Su madre desaparece y Harry comienza a buscar como loco el lugar desde el cual llegan las risas y cuando cada vez eran más claras y fuertes, se despierta sobresaltado.

-No de nuevo- dice Harry con fastidio mientras apaga la alarma de su reloj despertador.

Siempre era así, cuando en sus sueños estaba a punto de encontrar al grupo de niños el reloj despertador lo traicionaba. Desde que Hermione desapareció ante sus ojos esa tarde del 5 de septiembre, Harry soñaba de vez en cuando con las palabras de su madre, y al no saber si Hermione había dado a luz un niño o una niña su inconciencia transformaba esa duda en encontrar un grupo de infantes.

Desde el instante en que desapareció Harry se propuso la misión de encontrarla y cuando los meses fueron pasando se transformó en "encontrarlos". Al principio enviaba a Hedwig con cartas, diciéndole que regresara, que la necesitaba a su lado. Harry confiaba mucho en Hedwig, si antes la lechuza era capaz de encontrar a Sirius cuando estaba prófugo también sería capaz de encontrar a Hermione. Y aparentemente no se equivocó porque después de cada viaje la lechuza regresaba con "las garras vacías".

A medida que pasaban los días la desesperación se fue apoderando del alma de Harry, ya que después de transcurrido un año en el que él trataba de comunicarse con Hermione lo único que conseguía era que Hedwig regresara sin nada; parecía que Hermione no quería saber nada de él.

Harry se restriega los ojos con los dedos de su mano derecha mientras coge sus gafas con la mano izquierda. Ve la hora en el reloj, son las 6 menos 10... tiene tiempo suficiente para organizarse, desayunar e ir al entrenamiento de quidditch.

Después de bañarse y vestirse baja hasta la cocina para preparar el desayuno. La decoración de la casa de sus padres, ahora suya, había cambiado mucho: la sala estaba pintada en colores cálidos como amarillo y terracota, ideales para el frío clima ingles; muebles y accesorios decorativos en estilo minimalista, hoy en día llamado "estilo loft"; las ventanas no tenían cortinas, en vez de estas habían persianas venecianas color rojo; en una esquina una mesa alta y redonda en madera sobre la cual estaban puestos muchos portarretratos con fotografías móviles de sus padres, su padrino, sus amigos y él.

Al ingresar a la cocina ve a Ron preparando jugo de naranja en el exprimidor automático.

-Buenos días- saluda el pelirrojo sin apartar la vista del electrodoméstico.

-Buenos días- dice Harry mientras se sienta y organiza los platos en el mesón.

Ron vivía en la habitación de huéspedes desde hace tres años, y entre los dos pagaban las cuentas muggles de la casa, como la energía, el teléfono, la tv satelital, etc.

-Mañana es tu cumpleaños- le decía Ron mientras servia el jugo-, ¿qué vamos a hacer?

-No sé...- dijo Harry cogiendo una rebanada de pan -. Lo que se planifica demasiado nunca sale.

-¡Pero no nos vamos a quedar sin hacer nada!... 23 años no se cumplen todos los días, como tampoco 24, ni 25, ni 26...

-Si... lo que menos quiero es quedarme encerrado aquí. A propósito, ¿qué me vas a regalar?

-Sorpresa, sorpresa- le dijo Ron en tono misterioso.

-Espero que sea bueno, porque lo que te regale en tu cumple fue muy...

-Chichipato- interrumpió el pelirrojo.

Harry frunció cómicamente el entrecejo y Ron ni se inmutó. Después de desayunar dejaron lavando los platos mediante un hechizo limpiador y se dirigieron junto con sus escobas, a través de la red flu, a la sede de su equipo de quidditch.

-Buenos días y bienvenidos- dijo un caballero de aproximadamente 30 años mientras entraba en la sala de reunión -. Para los nuevos- agregó señalando a una chica de cabello castaño claro- mi nombre es Ralph O'Neal y soy el capitán de los Chuddley Cannons.

Ralph era alto, cabello y ojos negros y tenia una barba estilo candado, el cabello lo llevaba corto y alborotado hacia arriba, seguramente peinado con gel.

-Este año - prosiguió el capitán - el entrenamiento será más táctico que físico... en los últimos 4 años el nivel del equipo ha mejorado de una manera, diría yo, excelente. Para llegar a la perfección, que en nuestro caso sería ganar la liga, basaremos nuestro trabajo en crear y aplicar nuevas tácticas de juego, ya que contamos con un buen estado físico y no seria favorable saturar el organismo. Tú, la nueva, preséntate por favor.

-Hola - dijo la chica con una amplia sonrisa mientras se colocaba de pie -. Me llamo Katherine Williams, pero todos me dicen Kat o "la gata", tengo 19 años, juego en la posición de cazadora, nací en Liverpool pero crecí en Holanda y egresé del Instituto Berchman... ¿alguna pregunta?

-Yo - alzó la mano Ron -. ¿Por qué te dicen "la gata"?

-Pues... por mis uñas - y acto seguido mostró sus manos con unas uñas un poco mas largas de lo normal y pintadas de azul oscuro.

-¿Y cómo puedes jugar con ellas?- preguntó una chica morena de no más de 26 años.

-No sé, ya me acostumbre. En realidad son muy útiles, porque cuando mi manito no alcanza la quaffle- dijo mientras estiraba hacia un lado su brazo derecho- pues mis uñas si.... – y movió rápidamente los dedos.

Todos los presentes la miraron con la boca abierta, sin duda, Kat era bastante ocurrente. Luego, los otros integrantes se presentaron ante ella.

-Ehhh... yo soy Belinda Bean - dijo la chica morena, era de ojos cafés y piel de bronceado suave, su cabello era ondulado -, también soy cazadora, tengo 25 años y pues... ¡lo que se te ofrezca!

-¿Tu y yo somos las únicas chicas del equipo?- le preguntó Kat.

-Si.

-Bueno, al menos voy a tener con quien conversar.... de cosas de chicas- agregó al fijarse en las miradas de recelo que le echaban los hombres.

-Ronald Weasley- dijo el pelirrojo- pero me dicen Ron, y me gusta. Además soy el guardián

-Mucho gusto Ron- le dijo Kat amablemente.

-Hola... soy Harry Potter y...

-¡Harry Potter!- chilló la chica y al darse cuenta de su imprudencia permitió que Harry siguiera hablando.

-Y soy el buscador.

-Mi nombre es Tommy Hedman, soy golpeador al igual que Ralph.

-¿Y cuantos años tienes?- preguntó Kat sin una pizca de vergüenza.

Y como no, si Tommy era muy guapo; alto, de cabello castaño claro al igual que ella y ojos marrones.

-24 años.

-¿Y tu signo?- preguntó ella inocentemente.

-Acuario- dijo Tommy con timidez mientras los demás ahogaban risitas.

-Este... soy Devon Kropp- dijo un chico negro tratando de contener la risa - y te voy a acompañar como cazador.

-Bueno, ya me conoces, soy Ralph y bienvenida al equipo- le dijo el capitán mientras se estrechaban las manos.

Cuando Kat se sentó y todos los jugadores estuvieran suficientemente concentrados, Ralph les indicó que salieran al campo de juego. El último en salir fue él y llevaba levitando con su varita una caja larga. La puso en el suelo y comenzó su discurso:

-Como les dije al principio de nuestra reunión, nuestro rendimiento mejoró muchísimo en los últimos años, tanto es así que cada vez estamos mas cerca del campeonato, y gracias a ese mejoramiento tenemos nuevo patrocinador.

Calló durante algunos segundos mientras destapaba la caja en la cual estaban perfectamente empacadas siete escobas.

-Damas y caballeros... nuestro nuevo patrocinador es la Nimbus Racing Broom Company- y sacó una de las escobas.

Todos se quedaron con la boca abierta, era una escoba espectacular, el mango era de color plateado mate, la escobilla era de color negro y las fibras de esta eran muy finas, llevaba inscrito en letras negras el nombre "Nimbus 2-3D".

-La Nimbus 2-3D es su nuevo lanzamiento- explicaba el capitán mirado atentamente por los jugadores- posee una aceleración de 0 a 300 km/h en apenas 7 segundos, vibración cero, dirección de trayectoria suave hasta en la máxima velocidad y alcance en altura de 90 mts de un solo golpe.

Al oír las características de la nueva escoba las chicas soltaron las suyas, mientras los chicos seguían con la boca abierta.

-Muy bien, ahora todos cojan una y vamos a iniciar las practicas con ellas- indicó el capitán.

Todos dejaron sus escobas a un lado del campo de quidditch, y cada uno cogió una Nimbus 2-3D, la montaron, dieron un golpe en el suelo y salieron disparados hacia arriba.

-¡Wow!- dijo Ron muy sorprendido- ¡mucha escoba!.

-Te fijaste- le dijo Harry- Cero vibración.

-Ok, Ok- intervino Ralph- ahora daremos unas cuantas vueltas para acostumbrarnos a su estilo de vuelo... listos... ¡ya!.

La sensación fue indescriptible para Harry; si su antigua Saeta de Fuego tenia una gran velocidad, la Nimbus no tenia nada que envidiarle, era como si volara solo.

El entrenamiento fue muy exigente, ya que debían acostumbrarse a la nueva velocidad. Al medio día Ralph los reunió de nuevo en el salón y les dijo:

-Durante la siguiente semana nos reuniremos día de por medio, ya que debemos y tenemos que familiarizarnos con estas escobas y la mejor manera es usarlas con regularidad en actividades diferentes al quidditch... por consiguiente mañana no tendremos entrenamiento. Así que nos veremos el viernes a las 7:30 a.m., hasta entonces.

-¡Que tal esta maravilla! - decía Devon mientras salían cargando la nueva escoba -. Les aseguro que apenas nos acostumbremos a este juguete nuestro equipo será invencible.

-¿Saben que voy a hacer? - intervino Belinda -. Me voy a mi casa volando en ella, con la otra escoba me demoraba 50 minutos, con esta máximo 30.

-Claro... todos deberíamos hacer eso - opinó Tommy -. ¡Así nos acostumbramos más rápido!

Mientras el utilero del equipo guardaba las pelotas y las antiguas escobas, los jugadores se despidieron y partieron en diferentes direcciones, cada uno hacia su respectiva casa.

-Harry, una carrera...- le dijo Ron - hasta La Madriguera.

-Esta bien - dijo él aceptando el reto- y aprovechamos para que tu mamá nos de almuerzo.

-¡Por fin se te ocurre una!... entonces...

-¡Ya!- gritó Harry.

En menos de una hora ya estaban llegando al hogar Weasley. El desmontar las escobas vieron a Ginny y su novio sentados en el jardín, hablando animadamente mientras comían unas frituras muggles. Desde hace mas de dos años Ginny tenia novio; era un chico rubio de ojos azules, un poco tímido al igual que ella, pero muy simpático e inteligente, aunque el chico nació en una familia de magos, no poseía magia, pero eso no parecía frustrarlo ya que estaba muy satisfecho con su trabajo de programador de computación, además se movía cómodamente tanto en el mundo muggle como en el mágico, algo que le encantaba a Ginny y descrestaba al señor Weasley.

Harry se sentía feliz por ella, al fin había encontrado a alguien que la amaba completamente, alguien que le correspondía; algo que en el fondo Harry deseaba para el mismo.

-Hola chicos- los saludo Ginny con una sonrisa cuando los vio pasar.

-Hola Ginny, hola Richard - dijeron ambos al unísono e ingresaron en la cocina de La Madriguera.

-¡Que bueno que vinieron!- exclamó la señora Weasley cuando los vio ingresar -. Hace mucho no pasaban por aquí.

-¿Te parece mucho 3 días?- le preguntó Ron con sarcasmo.

-¡Cuida ese tono Ronald Weasley!- le advirtió su madre moviendo la varita de forma amenazadora -. ¡Recuerda que aun soy tú madre!

-¡Pero si no te dije nada malo!- se defendió Ron.

-Señora Weasley- intervino Harry que veía venir una posible discusión madre / hijo.

-Dime, Harry.

-Me regala algo de tomar... por favor.

-¡Claro! - dijo ella mientras se disponía a alcanzar unos vasos, luego le sirvió jugo de mango a él y a Ron -. Cuéntenme... ¿Cómo les fue en su primer entrenamiento de la temporada?

-Muy bien, má- le respondió Ron olvidando completamente que estaban a punto de discutir- Tenemos nuevo patrocinador.

Mientras la señora Weasley terminaba de organizar el almuerzo, Harry y Ron le contaron todo lo acontecido durante la mañana, y le mostraron las nuevas escobas.

Durante el almuerzo hablaron animadamente con Richard acerca de la nueva tecnología, Ron preguntaba mucho ya que viviendo en la misma casa que Harry tenía que aprender a usar las cosas muggles, además, al pelirrojo le fascinaba los juegos de la X-box, aunque también jugaba de vez en cuando en la PC.

En las horas de la tarde mientras Ginny y Richard montaban en las nuevas escobas, Harry y Ron se dedicaron a desgnomar el jardín. Se divirtieron mucho para ver quien lanzaba los gnomos más lejos, quien lanzaba más cantidad de un tiro y quien recibía más insultos por parte de las pequeñas criaturas.

Antes del anochecer llegaron los gemelos y luego el señor Weasley. A pesar de haber pasado los años los gemelos no habían cambiado nada, teniendo incluso pareja, ya que al parecer su popularidad y la rentable industria de la broma con "Sortilegios Weasley" atraían a las chicas.

Después de cenar y mientras la señora Weasley y Ginny organizaban la cocina, los caballeros iniciaron la nunca faltante conversación de quidditch.

-Este año la liga estará muy interesante - decía el señor Weasley mientras se sentaba en una silla de la sala.

-El nivel de los Cannons ha mejorado bastante - opinó George -. Además tienen la nueva Nimbus 2-3D... ¡Vaya!

-Y una nueva cazadora bastante particular- le dijo Ron- ¡Con unas uñas de este largo!- le indicó el pelirrojo dibujando el tamaño de una manera imaginaria, aunque bastante exagerada.

-¿Pero por lo menos será buena?- preguntó Fred.

-Parece - dijo Harry -. No sé como hace, pero agarra la quaffle con las uñas cuando no alcanza a cogerla con la mano.

El señor Weasley, los gemelos y Richard se quedaron con la boca abierta ante lo que escucharon.

-Pero hay otros equipos que pueden dar la pelea - dijo George retomando el tema -. Los Montrose Magpies siempre serán archifavoritos al título.

-Los Pride of Portree se han reforzado muy bien - intervino el señor Weasley -, tienen dos nuevos golpeadores que dicen le dan a todo... incluso a un mosquito zumbando.

-Las chicas de Holyhead Harpies son muy buenas - les dijo Richard -, su buscadora es muy bajita y liviana, por consiguiente es muy veloz.

Y así se la pasaron hasta casi las nueve de la noche, Richard se despidió de todos y se fue a su casa a través de la red flu, al igual que Harry y Ron con sus respectivas escobas.

Llegaron a la casa y se dirigieron a sus respectivas habitaciones, Harry sintió cuando Ron encendió el televisor, seguramente se vería otro episodio de "24" su serie muggle favorita, en especial por Kim Bauer, la chica rubia por la que babeaba el pelirrojo. Harry cerró la puerta de su habitación y abrió de par en par la ventana, vio como Hedwig salía de un árbol y se iba de cacería. Luego se fue a dormir, mañana sería su cumpleaños, al fin y al cabo, un día especial.

Esa noche no tuvo sueños, durmió muy bien, pero al despertarse sintió de nuevo ese vacío en su corazón: la ausencia de la pequeña criatura; y un nuevo sentimiento que desde hace meses lo rondaba: reproche hacia Hermione, de alguna manera, no la podía perdonar.

Al levantarse pudo ver, aunque de manera borrosa, lo que parecía ser varios paquetes de colores. Se colocó las gafas y apreció con más claridad que al pie de su cama había por lo menos cinco regalos, entre los cuales estaba el de Hagrid, uno de los gemelos y otro del resto de la familia Weasley, los demás eran de otros amigos que Harry fue cultivando con los años. Una vez mas, buscó inútilmente un presente por parte de Hermione y en ese instante la odió, ¿por qué huyó?, ¿por qué lo dejo así, en la penuria por su hijo?...

Se bañó con desanimo y después se vistió con unos jeans, una camiseta azul clara y por encima una camisa manga larga en cuadros azules, se peinó un poco el cabello que en esos momentos lo tenia algo mas largo (N/A: imagínense a Harry con el peinado que lleva Juanes en A Dios le pido... ¡DIVINO!) y se colocó una gorra azul oscura de los New York Yankees.

Al ingresar en la cocina, vio que Ron finalizaba con su desayuno. El pelirrojo al notar su presencia lo saludó:

-Buenos días, Harry... y feliz cumpleaños.

-Gracias, Ron- le dijo Harry mientras cogía un cuchillo para cortar una banana y comerla con cereal -. ¿Qué tal has dormido?

-Yo, muy bien... y soñando con Kim Bauer - dijo Ron como si nada.

-¡Nunca pensé que algún día te oiría delirar por un personaje de una serie muggle!.

-Ya vez... ¡nunca digas nunca! - y el pelirrojo se levantó para lavar los platos -. Y ¿qué te han regalado?

-Hagrid me envió una cosa muy rara, creo que es un pisapapel mágico; los gemelos me enviaron bromas muy buenas; tus padres y Ginny me regalaron una corbata con dibujitos de escobas y snitchs; el resto de los regalos fueron camisas, plumas, cosas así.

-Pues espero que te guste mi regalo- le dijo Ron dándole un paquete pequeño finamente envuelto.

-Gracias- y al abrirlo- ¡wow!

Eran unos gemelos (mancornas) de plata con la figura de una snitch, las alas eran de oro.

-Gracias, Ron- volvió a repetir Harry.

-No tienes nada que agradecerme - le aclaró al pelirrojo moviendo con despreocupación una mano -. ¡Y mira!, mi madre ha enviado esto - agregó mostrándole un pequeño pastel.

-¡Apenas para nosotros!

-Aja, así que desayuna rápido para que podamos darle un buen mordisco.

Y así hizo Harry, comió a bocanadas y tragando con rapidez. La experiencia le decía que los pasteles de la señora Weasley eran sencillamente deliciosos. Luego Ron le puso una velita y le dijo:

-¡Pide un deseo!.

Harry no se demoró ni dos segundos y sopló la vela. Al apagarse Ron le dijo:

-Deseaste lo mismo de siempre... que Hermione aparezca.

-No - dijo Harry con seguridad.

-¿No? - se sorprendió Ron.

-Ella ya no me interesa, me interesa es mi hijo... o hija, ¡si al menos supiera!

-¿Por qué no hiciste lo que de dije?... explicarle a ella las verdaderas razones por las que terminaron.

-Ya te lo he dicho muchas veces. No convenía decirle esas cosas por carta... ¿y si alguien la interceptaba?...

En el momento en que Harry comenzó a buscar a Hermione, decidió contarle toda la verdad a Ron, y el pelirrojo le dio todo su apoyo.

-Ya sabes lo que pienso - continuó Ron -. Creo que no hiciste lo correcto.

-Hice lo que tenia que hacer, pedirle que regresara y no lo hizo - dijo Harry con testarudez -. Hermione no me amaba lo suficiente y fue muy fácil para ella acomodarse en el papel de víctima.

-Aquí los dos fueron víctimas, Harry. Más bien cambiemos de tema... ¿qué vamos a hacer hoy?

-Ahora voy a ir al centro comercial a comprar un libro que quiero y ¡que nadie me regaló!

-¿Cuál?

-"El código Da Vinci"

-Entonces yo te acompaño, quiero ver los demos de nuevos videojuegos que Richard me recomendó, haber que compro.

Se montaron en la camioneta Chevrolet Zafira color gris claro de Harry y se dirigieron a un centro comercial en Londres.

Mientras Ron ingresaba a la tienda de videojuegos llamada "Zona Virtual", Harry fue hasta la librería "North Bulevar" que quedaba cinco locales después.

North Bulevar era una típica librería muggle, poseía dos niveles y los libros estaba divididos según la clase de literatura. Harry fue hasta la sección Best Sellers que se encontraba en el primer nivel, para encontrar el libro, y al no hallarlo, le pidió ayuda a uno de los vendedores.

-Disculpe - le dijo al chico -. ¿Les queda existencias del "Código Da Vinci"?

-Si señor- contesto el chico -. En estos momentos me dirigía a la bodega para surtir la sección.

-Perfecto, entonces, aquí lo estaré esperando.

Mientras el vendedor se retiraba para seguir con su labor, Harry siguió leyendo los títulos de otros libros exitosos que estaban en la misma sección, entre los que se encontraban: "Las 7 leyes espirituales del éxito" de Deepak Chopra y "El imperio del dragón de oro" de Isabel Allente. Harry cogió este último y comenzó a leer su introducción, cuando de repente sintió que alguien le jalaba la camisa hacia abajo.

-Disculpe, "señol"- le dijo un niño de un poco más de 4 años.

Harry bajó la mirada y se encontró con un niño de cabello castaño oscuro y alborotado, ojos color miel y al sonreír dejó ver que tenía los incisivos más grandes de lo normal.

-Dime- le dijo Harry con amabilidad.

-¿Ya se acabó el código Da "Vinchi"?

-Afortunadamente no, pero ya los traen. ¿Tú lees eso siendo tan pequeño?

-No, yo "cololeo" a "Balney". Es "pala" mi mamá.

-¿Y estas solo en esta librería?

-No, allí están mi mamá y mi tía - y el niño señaló a dos mujeres que les daban la espalda y estaban bien apartadas de ellos.

Al parecer eran unas mujeres muy jóvenes. Una era rubia con el cabello hasta los hombros y corte en flequillos, la otra era de cabello castaño, liso y largo hasta la mitad de la espalda; ambas usaban jeans, la rubia llevaba una blusa sin mangas color rosado claro con un cinturón de cuero grueso, la de cabello castaño llevaba una chaqueta de sudadera color verde oscuro con dos rayas en las mangas color verde pálido.

-Me dijiste que te gusta Barney... ¿no te gusta Yu-gi-oh o pokemon?- le preguntó Harry para seguir la conversación, sentía que había algo especial en ese niño.

-No, no me gustan. "Plefielo" "vel" Bob esponja.

-¿Bob esponja?- le dijo Harry mientras se acomodaba la gorra -. A ese no lo conozco.

-¿"Eles" hincha de los "Yankis"?- preguntó con curiosidad el niño.

-¡Lo dices por la gorra!... pues son un buen equipo... ¿cómo los conoces?

-Mi mamá y mi tía me "llevalon" este año a un "paltido" de ellos.

-¿Los Yankees estuvieron aquí en Londres?

-No, fue allá, en Estados Unidos. Donde vivimos.

-¡Ya se me hacia raro tu acento!

-El suyo también- le dijo cómicamente el infante.

-¿Y te ha gustado Londres?- quiso saber Harry.

-Si, mis abuelitos me han llevado a muchas "paltes"... "pelo" llueve mucho.- esto último lo dijo frunciendo el entrecejo y estirando un poco la boca.

-Siempre es así- le dijo Harry con una sonrisa.

En ese momento llegó el vendedor con los libros, le dio uno a Harry y otro al niño ya que se lo había pedido.

-"Glacias"- le dijo el niño al vendedor, luego se volvió hacia Harry -. Ya vengo.

-¡Ok!- le contestó sorprendido.

El niño corrió hasta donde se encontraban sus acompañantes y le entregó el libro a la chica rubia, ellas se dirigieron hasta la caja para pagar el resto de cosas que llevaban mientras el pequeño regresaba donde Harry.

-Fue un "placel conocel-lo" –le dijo el pequeño mientras le tendía la mano derecha.

-El placer fue mío- le dijo Harry sorprendido ante la educación e inteligencia del niño y le estrechó la mano con su mano derecha.

-¡Adiós!- dijo el pequeño.

Harry le sonrió y volvió a concentrarse en la lectura de Isabel Allente. El niño se marchó y segundos después una voz hizo que se le congelara la sangre.

-James... vámonos.

-¡Ya voy, mamá!

Harry levantó con rapidez la cabeza y algo alejado vio al niño con el que estaba conversando acelerar el paso hacia una chica de cabello castaño y chaqueta de sudadera verde que le extendía la mano derecha mientras le sonreía... era Hermione.

Han pasado 5 años de la salida de Hogwarts y la derrota de Voldemort, y también hace 5 años Hermione había desaparecido. En estos momentos Harry es un hombre adulto. ¿Qué acciones tomará ahora que sabe el paradero de Hermione y su hijo?