Hola a todos.

Bueno, soy nueva escribiendo sobre Harry Potter, espero les guste la historia. Anda un poco pobre porque es el primer capítulo y pues todavía le falta mucho. El siguiente tendrá más cosas, este se podría decir que es un prólogo.

Harry Potter no me pertenece.

Capítulo I: El niño-que-vivió.

Un hombre de cabello largo hasta sus hombros y negro como la noche lloraba abrazando el cuerpo inerte de una mujer pelirroja. Sus lágrimas hicieron al pequeño niño de apenas un año y pocos meses también sollozar, aparte que el bebé intuía algo, sin mencionar que la reciente cicatriz de su frente le dolía y mucho.

Aquél hombre que parecía un murciélago enorme ignoró el llanto del niño ahogado en su propia pena. Aquella mujer que tanto amó ahora estaba muerta y él no pudo hacer nada para evitarlo, es más, quizá tenía la culpa de su muerte.

Su pena fue distraída cuando escuchó la voz de Albus desde el umbral.

-Severus, debemos irnos.

-No puedo dejarla, Albus. No puedo.

La voz de Snape era tan triste y con tanta culpa, nunca se había desmoronado de esa manera.

-Estás alterando al bebé, Severus.

Hasta ese momento, el maestro de pociones se percató de la presencia del bebé, volteó y vio a Harry, estaba en un estado de shock tan fuerte que no pudo ver al niño en la cuna detrás suyo.

Harry había tranquilizado su llanto pero aún sollozaba mientras miraba al hombre frente a él. Snape miró con atención la cicatriz en su frente, aún con el cuerpo de Lily en brazos.

-¿Qué le pasó?

-Voldemort le hizo eso. Temo que quedará así para siempre.

-Albus… ¿Qué pasará con él?

-Irá con sus tíos. No tiene otra familia.

Dijo el director tomando en sus brazos al bebé, el cual no había logrado calmarse aún, Albus lo miró con preocupación, tan pequeño era Harry y pasando por esto.

-¿Hablas de Petunia? Ella y su familia son muggles, no nos comprenden.

-¿Y qué sugieres Severus?

Preguntó Dumbledore mirando fijamente al mortífago, el cual bajó la mirada sin saber qué decir.

-¿Y el padrino del niño?

-Necesitamos dejarlo con Petunia Evans.

-¿Por qué?

-Porque Harry tiene una protección de su madre, una magia muy poderosa y muy pura, y debe estar con Petunia que comparte la sangre de Lily, para que esa protección perdure.

-¿Hablas… de magia antigua?

-Sí.

El bebé aún sollozaba en brazos del director pero también comenzó a sentir sueño y se recargó en el adulto buscando acomodarse, y quizá un poco de consuelo. Snape miró sus ojos por primera vez, pues con la conmoción, la plática y el llanto del bebé apenas pudo verlo bien. Sus ojos eran idénticos a los de Lily, verdes y grandes, inocentes pero tristes.

-¿Severus?

Severus se había perdido en sus pensamientos.

-Lo siento, Albus.

-¿Qué sabes de magia antigua?

-Yo le enseñé algo de esa magia a Lily, sé lo básico de ella, pues es difícil de manejar.

-¿Qué propones, Severus?

Preguntó el director sin más rodeos. Snape no dijo nada. Era una idea un poco apresurada y una decisión difícil y delicada. Aunque Albus sabía lo que Severus pensaba, prefería que él lo dijera.

-Te daré tiempo para pensarlo, por el momento, el niño irá con sus tíos.

Albus salió de la habitación mientras Harry intentaba dormir, pero le costaba trabajo conciliar el sueño.

Snape miró de nuevo el cuerpo de Lily, quería pedirle perdón y redimirse de alguna manera, era una idea descabellada pero quizá valía la pena. Miró una última vez el cuerpo de su amada y le dio un beso en la frente para después susurrar unas palabras sin separar sus labios de la frente de Lily.

-Te prometo que cuidaré y criaré a tu hijo, es lo menos que puedo hacer después de lo que ha pasado. Perdóname, Lily… perdóname.

Sus ojos se cerraron de nuevo soltando más lágrimas. Se separó de Lily y puso su cuerpo en el suelo de nuevo, los muggles llegarían pronto y sería sospechoso que encontraran su cuerpo en una tumba sepultado. Severus se levantó con pesar y salió de esa casa para ir a Hogwarts. Hablaría con el director, y le pediría la custodia de Harry.

Entró a la oficina del director y esperó frente a su escritorio a que éste llegara. Cuando el director entró por la chimenea gracias a la red flu, Severus no dio rodeos al asunto.

-Lo he pensado y tomé una decisión. Quiero la custodia del niño.

-¿Estás seguro, Severus? ¿No deseas pensarlo?

-Lo pensé y estoy seguro. El niño no puede vivir entre muggles.

-Pero tampoco cerca de la fama. El niño es famoso y el señor obscuro regresará y yo no…

-¿Cómo que el señor obscuro regresará?

Interrumpió el maestro.

-Sí, el señor obscuro volverá, no ha muerto, y el niño deberá pelear contra él y ganar, o el mundo mágico estará perdido, sin mencionar el muggle. Si el niño crece entre la fama seguro se volverá arrogante y perezoso, puede que incluso confiado y débil, no podemos arriesgarnos a eso.

-Yo lo educaré y le enseñaré lo que sé para que no sea así.

Dijo Severus de manera firme.

-De acuerdo, confío en ti, Severus. Pero hay otra cosa, Sirius Black también peleará por la custodia del niño.

-Ese perro no se quedará con él.

-De eso quiero hablarte, no puedes considerar, ¿Ir a casa de los Black a vivir y así criar a Harry?

-¿Hablas de vivir con el perro en la misma casa y lo peor es que es su casa?

-¿Tienes un lugar a donde ir?

Preguntó Albus serio. Desde hacía mucho tiempo, Hogwarts era el hogar del pocionista, y no podía ir allí con un bebé, y menos con el bebé Harry Potter.

-…No.

-Supongo que la casa Black es un buen lugar. Tú y Sirius lo pueden criar.

-Creo que usted está al tanto de que Black y yo no nos llevamos bien.

-Dejen sus rivalidades a un lado, por lo menos, traten de tolerarse.

-Falta que él me acepte en su casa, cosa que dudo.

-Si yo intervengo, lo hará. Claro que si no quieres, no te obligaré, Severus. El niño irá con Sirius.

-No. Iré.

-¿Estás seguro?

-Sí.

-¿Puedo preguntar por qué tanto interés e insistencia en cuidar al niño?

Preguntó Albus con cautela pero manteniendo la tranquilidad.

-Es lo menos que puedo hacer.

Contestó simplemente Severus, Albus entendió.

-De acuerdo. Los papeles tardarán unos días, mientras puedes arreglar todo, desde tus pertenencias hasta el sustituto de pociones, supongo que querrás regresar cuando el niño pueda entrar a Hogwarts.

-Por supuesto.

-Bien, entonces, lo demás déjamelo a mí.

El director se acercó a su escritorio recuperando de nuevo la tranquilidad y serenidad de siempre como si esa plática no hubiese sucedido y se sentó en su silla tomando un caramelo de un platón.

-¿Dulce de limón?

Ofreció a Severus.

-No, gracias. Debo irme.

Snape fue hacia la puerta y poco antes de irse, escuchó la voz de Albus de nuevo.

-Suerte, Severus.