Disclaimer:
Buenas a todos, antes de nada quería dejar claro que el mundo y los personajes que aparecerán en la historia, no son míos, al menos no todos, sino de J.K. Rowling. De todas maneras no sacaré ningún beneficio de esto.
La historia estará ambientada en la época en que los merodeadores estaban en Hogwarts, sin embargo conforme la historia avanza cada vez me alejo más del mundo de Rowling. Algunos personajes tienen la edad algo cambiada, o no existen (por ejemplo Petigrew) y aparecen conceptos y personajes que no existían.
Espero que nadie se enfade por las barbaridades que pueda hacer.
Notas:
Este fic ya está terminado, pero no termino de decidirme con el rimo de publicación. ¿Qué les parece mejor? ¿Un capítulo a la semana? ¿Dos?
Espero que os guste y me digáis que puedo mejorar de cara al futuro.
(Los primeros caps son bastante cortitos)
Gracias a todos por leerme pero sobre todo gracias a mi amiga Clía por revisarme cada cap con paciencia para ayudarme a escribir mejor^^
0· El extranjero
Nerviosa, Lily Evans no paraba de bufar, sentada en el banco de la estación de Hogsmeade. No podía dejar de mover el pie por la impaciencia. Y es que llevaba ya más de una hora esperando, tenía hambre, frío y odiaba estar allí.
¿Por qué ella? Era un castigo, estaba segura, pero había sido el estúpido de Potter quien había lanzado el conjuro no ella.
Sin duda el flamante buscador de Gryffindor consideró que era un gesto caballeroso…Mejor pensar eso y no que buscaba que la pillaran pero ¿De verdad pensaba que necesitaría ayuda con esa zorra de Bellatrix Black?
Bufó de nuevo. Sí, la Slytherin la había dejado en ridículo en el club de duelo pero no porque ella fuera mejor…sino por su propia culpa. ¿Quién le mandaba ponerse braguitas de ositos? Vale, eran cómodas pero…Todo el mundo las había visto cuando Bellatrix la pilló con un Levicorpus.
Tan ensimismada estaba en mascullar lo idiota que era Potter que no se dio cuenta de que una persona esperaba a su lado hasta que ésta habló. A Lily casi le dio un ataque al corazón, se quedó paralizada por la tensión repentina…aunque al momento se recuperó levantándose. Después de todo estaba en la estación esperando a que llegase un chico, por petición-orden de Dumbledore.
El chico en cuestión se suponía que era un estudiante de séptimo curso, estadounidense. Por algún motivo que Lily desconocía iba a terminar sus estudios en Hogwarts. Tampoco le habían dicho por qué llegaba una semana tarde.
Pero no podía ser él…era un chico de séptimo no un…no un…¡Dios griego hecho carne!
Ojos grises de un color muy claro, de mirada calma y profunda, penetrante pero amable. Contrastaba su claridad con un pelo tan negro que casi parecía azulado, una media melena algo descuidada ¿Pero qué más daba no peinarse si el efecto era tan genial? Nariz recta, labios carnosos pero masculinos, torcidos en un amago de sonrisa que te hacía querer saber qué le divertía. Ni siquiera la pequeña cicatriz que le bajaba desde la comisura derecha de sus labios desmejoraba en nada su rostro. Y la barba, de un día quizás, solo potenciaba el efecto de esa "sonrisa".
Vestía una gruesa chaqueta de piel forrada de borrego por dentro. Como la llevaba abierta se dejaba ver un ceñido jersey de cuello alto que no disimulaba para nada que debajohabía un pecho tan atractivo como el de Sirius Black. Lo cierto es que era un poco más alto que Black y, a lo mejor era por la gruesa chaqueta, pero también parecía más ancho de hombros.
Sus labios se movían,Lily tardó un instante en darse cuenta de que le había dicho algo, y otro más en procesar la información y ofrecer una respuesta.
-Eeehm…um…ji
Un segundo después, tras un parpadeo confuso del chico, logró dar una respuesta coherente.
-Evans, Lily Evans. Perdona, me habías asustado…- claro, asustado… -¿Eres el americano entonces no?
-Eso acabo de decirte.- sonrió el chico. Dientes perfectos (también), pensó la chica. –Reginald Knox. Encantado señorita Evans. El director Dumbledore me dijo que tendría una guía hasta el colegio, imagino que estoy delante de ella. ¿No es así?- continuó.
-Sí, sí. Soy yo. ¿Vamos ya? ¿O necesitas algo antes?
Aliviada porque nadie hubiese visto cómo había reaccionado indicó el camino en cuanto Reginald le respondió que no tenía nada más que hacer en Hogsmeade.
Quizá él tampoco, pero ella sí que no sabía qué tema de conversación sacar por lo que el silencio fue creciendo entre ambos hasta que salieron del límite de Hogsmeade y enfilaron el camino a Hogwarts. Si Lily ya tenía frío en la estación, en el camino despejado, sin árboles siquiera que parasen el viento, tembló levemente.
Escuchó cómo Reginald dejaba su maleta en el suelo y se detenía. Al darse la vuelta vio que su sospecha sobre el físico del muchacho quedaba casi confirmada,aunque tendría que verlo sin camiseta para pensamientos se desviaron un momento, lo suficiente para que el americano pudiese cerrar la distancia y abrazarla ¿Abrazarla? No…simplemente le puso su chaqueta en los hombros. Era muy calentita.
-¿Qué?- reaccionó la chica – no no, por favor no, te va a dar frío a ti…- amagó el quitársela pero las manos de Reginald detuvieron las suyas.
-Por favor, te he visto temblar, no quiero que cojas frío por mi culpa. Yo estoy acostumbrado, además ya estamos cerca ¿No? No pasa nada.
Lily acabó cediendo y lo agradeció con una sonrisa. Continuaron su camino.
Por su parte, el chico sonrió.
Así fue cómo llegaron a la gran puerta de Hogwarts y entraron al hall con los relojes de puntuación de las casas, aún bastante vacíos. Allí los esperaba Jane, la prima de Lily. Jane Evans.
Reginald las miró a ambas unos instantes, antes de llegar a la conclusión, como todo el mundo la primera vez, de que eran hermanas mellizas. Ambas con ojos color verde intenso, estatura muy parecida y casi los mismos rasgos, era normal. No obstante, la boca de Jane era más carnosa y sensual, su pelo aunque igualmente pelirrojo, más claro y anaranjado en lugar de rojo.
Se diferenciaban mucho más en el estilo de vestir que en el físico, cuando como ahora, no tenían que llevar el uniforme del colegio, siendo Lily "normal", vaqueros ajustados y camisetas ceñidas corta-hipos y Jane la "rara" pues vestía ropas anchas y casi carentes de forma alguna, poco más que sacos.
Jane repasó a Reginald con la mirada, tal y como hizo él con ambas. La diferencia era que ella se lo comía con los ojos, a su pesar en realidad, y él las comparaba con curiosidad. La del pelo más claro enarcó una ceja al ver a su prima con la chaqueta del chico y sonrió con picardía.
Algo mosqueada consigo misma por haber mirado así al moreno, se metió con su prima.
–Vaya vaya…no pierdes el tiempo ¿Eh Lily?
La aludida al principio no sabía a qué se refería, pero instantes después lo comprendió, y se apresuró a quitarse la chaqueta, sonrojándose.
–Anda ya- masculló –no me llevé nada de abrigo y hace viento. Reginald solo ha sido amable Jane…
-Si si…- rió acercándose a Reginald. – Me llamo Jane, y no, no somos hermanas sino primas. Bienvenido a Hogwarts Reginald, todo el mundo está impaciente por conocerte desde que el director nos dijo que vendría un chico nuevo. Bueno, vamos al comedor que tengo hambre.- sin más, echó a andar.
Lily pensó que no había estado mal. Después de todo se había comportado. Y es que Jane odiaba a los hombresdesde que tuvo cierto asunto con Lucius Malfoy el curso pasado…
Guió a Reginald hasta el Gran Comedor, llevaron la maleta con ellos, o lo iban a hacer, hasta que unos elfos domésticos aparecieron y se la llevaron murmurando que ellos se encargarían de dejarla en la habitación. También se llevaron la chaqueta.
Ya era tarde, por lo que el comedor ya estaba bastante vacío, solo permanecían en él los más rezagados, como Jane y Lily, o los más glotones, como unos Slytherin de quinto curso, Crabbe y Goyle. Y el profesor Slughorn, que además de comer mucho lo hacía sin prisa ninguna, deleitándose. Aunque también estaba el director, lo cual era menos habitual, ya que no solía demorarse en cenar, ni comía demasiado.
Estaba esperando a Reginald, quedó claro cuando se levantó e hizo un gesto al chico para que se acercara. Los presentes en el comedor se asombraron de que se dieran un abrazo y no un apretón de manos.
Tras hablar unos instantes el profesor lo invitó a sentarse a la mesa más cercana, la de Hufflepuff, y él se sentó en frente. Hablaron mientras Reginald comía.
-¡Lily!- La Gryffindor dio un respingo, pues se había vuelto a quedar embobada mirando al guapo chico y no se había enterado de nada de lo que le había dicho Jane, porque obviamente le había dicho algo.
Esta suspiró.
-Estás babeando por él tía…y lo acabas de conocer, si es que…¿No escarmentaste con lo de Snape? Los hombres no valen para nada…- ahí iba, otra charla-bronca sobre los hombres. Se limitó a asentir y seguir comiendo escuchándola a medias nada más.-Y además…como Potter te vea mirarle así…le vas a buscar un problema al chico nuevo. Potter es un idiota, pero no dejará de molestarlo.- eso era verdad. James Potter, el buscador de Gryffindor, guapo, uno de los mitos sexuales de la escuela junto con Sirius Black, su inseparable compañero de andanzas. Un idiota insoportable que no paraba de dejar en evidencia a Lily porque decía estar enamorado de ella…que ella pasase de él solo lo animaba a intentarlo más y más.
El hecho de que Lily hubiese salido con Snape, un "sucio Slytherin", no ayudaba nada. Ahora eran enemigos mortales, aunque ya no salía con Lily. Así como Black se había declarado enemigo de Malfoy. Aunque era simplemente porque era Slytherin.
Desde que dejara a Snape todos los miembros de la casa Slytherin parecían estar contra Lily, era simplemente porque Malfoy era el niño bonito de las serpientes. Guapo, encantador, un genio con la varita, inmensamente rico…perfecto, así que si él comentaba algo, fuese lo que fuese, tardaba cinco segundos en escribirse en la tabla de los mandamientos de Slytherin. Y claro, había dejado a su amigo Snape,algo habría dicho. Quizá dijo "Va Snape, pasa de la sangre sucia…" y nada más,pero con eso bastaría.
Ese era el motivo de que ahora Lily desconfiase bastante de los de esa casa. Más un método de autodefensa que otra cosa.
Mientras estaba inmersa en sus propios pensamientos Jane había seguido hablando. Volvió a escucharla cuando dijo:
–Deberíamos subir ya a la sala común, Tesa dijo que nos esperaría. Además tu amorcito ya se va, se lo lleva Dumbledore. ¿Por cierto a que casa irá?
En ese momento pasaron por el lado de las primas y el director se detuvo un instante.
-Señorita Evans, gracias por ir a buscar a Reginald. Buenas noches.
El joven sonrió a ambas dando también las buenas noches.
-Vamos chico, las mazmorras están por aquí.- continuó el director, con una mano en el hombro de Reginald.
Jane hizo una mueca.
–Buah…Slytherin…
¿No podía ser perfecto no? Pensó Lily.
