Cuando escribí "Motín" hice una 2ª parte (debido al aburrimiento estival y tal...); pero no me terminaba de animar a subirle... hasta hace unos días. Y bueno, ya que estaba escrito, ¿qué otra cosa podía hacer con él? Así que aquí está... "desfragmentado" en tres partes (creo recordar que eran tres...) que iré subiendo en estos días.
Nada más que añadir... así que...
Enjoy!
—Chilton ha telefoneado —anunció Crawford, sin levantar la mirada de su escritorio, cuando Clarice entró en su despacho. Al escuchar las palabras, la chica se posicionó frente a él y esperó que continuara hablando—; Lecter será castigado por lo ocurrido anoche.
—¿Castigado? —preguntó Clarice elevando su ceja izquierda. Crawford no pareció escuchar la pregunta de la joven y esta, contrariada se acercó al escritorio de su superior—. ¿Puedo saber el motivo del castigo?
—¿El intento de asesinato a un compañero y la retención futura agente federal la parece poco motivo, Starling? —respondió él mirándola por primera vez desde su llegada. Clarice abrió la boca sorprendida; pero no dijo nada. Se llevó las manos a las caderas y resopló impaciente apartando la mirada de la de Crawford.
—Jason le amenazó físicamente y Lecter se defendió, señor. —dijo ella en tono paciente mientras cerraba los ojos—. Lo explico en ese informe que tiene bajo sus manos.
—¿Acaso le está defendiendo, Starling? La recuerdo que estamos hablando de un hombre que ha asesinado a casi veinte personas.
—Yo estuve presente y puedo asegurarle que no le atacó por placer —respondió enfrentándose a él.
Crawford se acomodó en su sillón y cruzando las manos sobre su pecho se preparó para la disputa que estaba a punto de comenzar. Clarice, sabiendo que aquello no terminaría brevemente, se sentó frente a Crawford.
—Le conoce desde hace un mes, ¿ya es capaz, Starling, de saber cuando ataca por placer y cuando no? Eso sería un gran avance —respondió mostrando una cínica sonrisa.
—No creo que haya que ser un agente experimentado para saber cuando un hombre se está defendiendo de la agresión de otro —contraatacó ella devolviéndole la sonrisa.
—Entonces, ¿qué hizo Lecter para que el señor Jason Matthews le atacara de esa manera? —Crawford había buscado esa situación desde que la chica entró en su despacho; deseaba ver como la futura agente salía de aquel paso.
—Me defendió… —musitó ella repasando con la mirada el borde del escritorio.
—Hable más alto, Starling. No la he entendido —Clarice bufó. No entendía por qué su superior la estaba atacando de aquella manera; ella se había limitado a hacer su trabajo lo mejor que sabía.
—He dicho que me defendió, señor —respondió en voz alta.
—¿Es fue antes o después de que la retuviera?
—Lecter no me retuvo, señor —Crawford sonrió. Con un gesto teatral, levantó los papeles que tenía sobre el escritorio y comenzó a leer.
—"A las doce y veinte de la noche del dieciséis de Febrero del presente año, tras proceder a la detención y reubicación de los instigadores del motín del Hospital Psiquiátrico Penitenciario de Baltimore, el agente del FBI -división de Ciencias del Comportamiento- Jack Crawford, encontró a la estudiante Clarice Starling en el interior de la celda del doctor Hannibal Lecter. La celda estaba parcialmente cubierta por la sangre de uno de los presos, así como la ropa de Lecter y el pasillo" —cerró la boca con tranquilidad y depositó la carpeta en el escritorio, uniendo sus manos y apoyándolas sobre ella. Clarice le observó durante unos segundos, esperando la continuación.
—¿Y? —preguntó al ver que Crawford no reaccionaba.
—Y eso es parte es mi informe, Starling.
—No está completo, señor —Crawford alzó las cejas sorprendido.
—Por supuesto que no lo está. Tan solo he leído una breve fragmento de las diez páginas que forman el informe.
—¿En qué parte de este se menciona que salí ilesa y que el Doctor Lecter me mantuvo a salvo, señor? —Crawford sonrió con amargura ante la pregunta de Clarice. Ella trató por todos los medios de mantener una actitud firme ante su superior. Sabía que no debía mostrarse arrogante, que aquello podría hacerla perder puntos; pero tampoco podía quedarse de brazos cruzados y jugaría sus cartas todo lo bien que pudiera.
—Entre nosotros, Starling; Lecter se merece más castigo del que Chilton pueda proporcionarle —sonrió pasando a Clarice el resto del informe—. Dormir en el suelo, prohibirle el aseo diario o no limpiarle la celda dos semanas, no es nada comparable con lo que debería pasar.
—No —respondió Clarice ojeando los papeles. Crawford se incorporó levemente y la miró con dureza; ella no apartó la vista del informe.
—No, ¿qué? Starling —la chica soltó una risa de incredulidad.
—Que como novela de ficción es perfecta, señor; pero eso no es lo que sucedió anoche —se mordió el labio inferior valorando sus palabras y continuó—. Al menos no está todo lo que sucedió anoche.
—Está la parte que yo presencié, Starling.
—¿Y mi parte? ¿Qué ocurre con mi declaración? —se puso en pie.
—¿Es incorrecto que Lecter la obligara a entrar en la celda? —preguntó fríamente—. Eso fue lo que dijo anoche.
—No creo que el termino correcto sea "obligar", señor.
—¿Entonces? ¿Tiene alguna palabra más apropiada para describir como un psicópata la metió en su celda? —Clarice tragó saliva.
—No hubo violencia.
—La agarró del brazo, si mal no recuerdo —respondió mientras buscaba el informe de Clarice—. Si, mire, aquí lo detalla.
—Estaba bloqueada y él me hizo reaccionar. Ni me obligó ni uso la violencia; simplemente me ayudó.
—La ayudó —Crawford cruzó las manos detrás de la cabeza y se relajó en la silla—. El doctor Lecter, la ayudó…
—Así es, señor. El doctor Lecter me ayudó —la joven notaba como poco a poco volvía a perder los nervios—. De no ser por él, los demás presos me hubieran atacado.
—Entonces, va a ser verdad lo que dice el diario La Actualidad Nacional ¿no, Starling? —Clarice le fulminó con la mirada y Crawford recuperó su posición en la silla—. "La novia de Frankenstein" —recalcó con fingida voz tenebrosa.
—Con todos mis respetos, señor, usted mantiene una gran animadversión hacia el doctor Lecter, algo totalmente comprensible habida cuenta de lo ocurrido con el agente Graham hace ocho años, y precisamente ese odio es el que le hace…
—Si por mi fuera, ese hijo de puta llevaría muerto esos ocho años, Starling —Crawford se había puesto en píe haciendo retroceder a la chica en su asiento.
—No es justo que le hagan pagar por algo que no ha hecho, señor.
—¡Maldita sea, Starling! Si él ha conseguido esquivar a la muerte alegando problemas mentales, al menos que sea castigado de alguna manera.
—Lo siento, señor, no puedo permitirlo. Es cierto que Lecter merece mucho por todos sus crímenes; pero no estaríamos actuando bien haciéndole cargar con cosas que no ha hecho.
—¿Está de su parte, Starling? ¿Qué le dijo ese cabrón en la celda para comerla la cabeza? —Clarice notó como la furia comenzaba a correr por sus venas a toda velocidad. Pensó que debería calmarse si quería salir triunfante de aquella discusión—. De todas maneras —continuó Crawford un poco más calmado—, tenemos la versión de su compañera, Ardelia.
—¿Qué versión? Ella llegó a la celda después que usted y…
—Y, por lo que nos ha comentado la señorita Mapp, hablaron durante la pasada noche.
—No fue nada relevante y yo me encontraba bien. Es absurdo —Crawford miró a Clarice en silencio durante unos segundos y quitándose las gafas se dirigió a su intercomunicador.
—Hágala pasar, por favor —su voz sonó ronca, como si llegara desde muy lejos.
—¿Qué se supone que es esto? —Clarice se inclinó en el escritorio y su superior la ignoró—. Señor, ¿qué es esto?
La puerta se abrió y Clarice se giró a tiempo para ver entrar a su amiga al despacho de Crawford. Ardelia la sonrió con timidez y agarrándola del brazo, se sentó junto a ella.
—Mapp, la he hecho llamar para comunicarla que, a partir de ahora, ayudará a Starling en la elaboración del perfil de Lecter —Ardelia miró emocionada a Clarice—. Tengo entendido que trabajan bien en conjunto y esto las hará avanzar con rapidez.
—Señor, tengo a Lecter a punto de…
—También he de comunicarlas, ahora que trabajan en equipo, que el doctor Lecter será trasladado dentro de tres días a Memphis. Chilton me informó de ello también.
—¿Señor…?
—La senadora Martin, tras descubrir nuestro "pequeño engaño", ha aceptado la ayuda de Lecter con la condición de este de ver en persona a la senadora. Chilton se ocupará de todo.
—Chilton no tiene ni puta idea… —Clarice de dio cuenta enseguida de que había hecho aquel pensamiento en voz alta y avergonzada bajó la cabeza.
—Estoy al corriente de su opinión, Starling y créame que la comparto; pero él es quien se ocupara de todo.
—¿No se fía del FBI? —Crawford se encogió de hombros.
—Se ha cansado de que una alumna de Quantico haya sacado más información a Lecter que él en todos los años que le ha tenido encerrado.
—Y le ha llegado su oportunidad —Crawford y Clarice miraron a Ardelia, que se había mantenido en silencio desde su llegada—. Eso si Lecter no se la juega…
—Mapp, una última cosa…
—¿Si, señor?
—Dijo que encontró a Starling nerviosa la pasada noche, ¿cierto?
—Bueno, si… claro que estaba nerviosa, pero es algo normal, teniendo en cuenta lo que pasó —respondió ella mirando a su amiga.
—¿Influenciada por lo que ocurrió? ¿A usted la pareció que Lecter había…?
—¡Basta! —saltó Clarice—. Ardelia, no respondas a eso.
—Starling, tranquilícese. Solo quiero que tenga en cuenta como vimos los demás la situación — Crawford se giró nuevamente hacia Ardelia y ella continuó con su explicación entornando los ojos.
—Anoche encontré a Clarice nerviosa por la situación que había vivido; pero nada más. Conozco la entereza y la fuerza de mi amiga y se que nada la influenció ahí dentro.
—Mencionó usted que habían hablado durante un largo rato.
—¡Hablamos todas las noches! —respondió riendo—. ¿Es eso ahora un delito?
—No, no es un delito, señorita Mapp, pero puede llevarnos a entender un poco mejor la conducta de Starling —Ardelia miró a su amiga y esta cerró los ojos suspirando.
—Tan solo he mostrado mi disconformidad sobre que el doctor Lecter sea castigado por salvarme anoche de la reyerta —explicó pacientemente.
—Es un criminal, Clarice —recalcó Crawford
—Es un criminal; pero anoche evitó que un asesino me violara.
—Exponiéndose a que fuera el mismo quien llevara a cabo tal acto.
—El doctor Lecter jamás haría eso. Son precisamente ese tipo de personas las que él… —Clarice respiró con fuerza y guardó silencio
—¿Si, Starling? Por favor, continúe —la animó Crawford con un tono que la joven catalogó de burla—. Que él se comería, ¿no?
—El doctor Lecter jamás haría eso —repitió con voz clara y segura.
—Tenemos permiso de trasladar a Lecter al aeropuerto, Chilton nos ha concedido ese honor —dijo con ironía—, lo que nos da también derecho a continuar entrevistándole hasta ese momento. Starling, si la retirara ahora de su labor, Lecter sospecharía, así que, si tiene que ir a visitarle, Ardelia irá con usted.
—¿Por si Lecter intenta violarme, señor? —preguntó con fingida inocencia.
—Más bien por si intenta montar un numerito a nivel derechos humanos sobre los castigos de Lecter —respondió su superior con la misma ironía.
—Pues será mejor que te prepares, Dee. Anoche con todo el revuelo olvidé mi material en el hospital
Y... ¡corten!
Hasta aquí llegamos por ahora. Hay más, pero eso es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión (mañana para ser precisos)
* Cosillas que hacen que me ego se agrande... a los MP o a RW.
* Cosillas que hacen que mi psicopatía se agrande... pues también, ¡que coño! Quiero leer de todo.
