DISCLAIMER: Los personaes le pertenecen a S.M.

Bueno, estoy de regreso después de estar una larga temporada sin escribir. Espero les guste la continuación de la historia.

"Let it go"

El sol brillaba en el lienzo azul, se mostraba un día caluroso y agradable para descansar a lado de la alberca, actividad que hacia una chica de cabellos rubios. En el complejo donde vivía la alberca se encontraba desocupada, dejando para ella sola el lugar.

La mujer sonreía mientras estaba recostada en un camastro usando un traje de baño de dos piezas color azul y llevaba lentes de sol.

Hacía mucho que la rubia no tenía tiempo tiempo libre y no era que le gustase, pero los demonios solían salir cuando no se mantenía ocupada pero en esta ocasión no tenía más opción.

Habían pasado dos semanas desde el incidente con los hermanos Swan y que ella había solicitado una investigación detallada de la mocosa Swan pero Seth se había encontrado que la policía había desechado expedientes y evidencias del caso hacía años así que era buscar una aguja en un pajar. Lo cual había detenido abruptamente los planes de la mujer. Los últimos días se había mantenido ocupada en su empresa, arreglando el trabajo de los próximos meses, ocasionando que se quedara sin nada que hacer y siendo esa la razón por la cual tomaba el sol a un lado de la alberca.

Aunque tampoco debía olvidar quién le ayudaba a mantenerse ocupada: Edward Cullen. Ese hombre apuesto y elegante últimamente la buscaba y ella se acercaba. Ambos contaban con una relación, que la rubia calificaba, como compleja, ambos podían pasar horas conversando como viejos conocidos dejando de lado al despiadado destructor de empresas de carácter combativo-agresivo y a la desconfiada y despiadada mujer de negocios turbios. Cuando ambos conversaban podías ser solo Edward y Bella, viejos amigos y viejos amores.

Los dos podían pasar horas conversando únicamente pero siempre había algo que hacía que la mayoría de sus encuentros terminaran entre sábanas, era como si la calidez del cuerpo del otro les llamase y ambos encajaran a la perfección.

Lo complejo se encontraba en que ninguno admitía que la otra persona era valiosa para ellos. Su orgullo no se los permitía, las circunstancias no les dejaba aceptarlo.

Él no quería admitir el que ella de nuevo se había metido bajo su piel y ella no podía mostrar abiertamente el que ese hombre de nuevo había llegado a su corazón por la situación en la que se encontraba, no podía ser egoísta y arrastrarlo consigo a la muerte que seguro le esperaba, ahora su prioridad era detener a Aro Di Salvo.

Bella salió de sus pensamientos cuando sintió a alguien acercarse… era él, una sonrisa se asomó por sus rojos labios pero no se movió de su lugar y no abrió los ojos.

-Si sigues bajo el sol arruinaras esa piel pálida- le dijo el peli cobrizo, el cual lucia imponente y atractivo como siempre con aquellos trajes italianos hechos a la medida.

-¿No te agradan las morenas?- le preguntó burlona la rubia- Porque temo decepcionarte pero no soy rubia.

-Tampoco morena- le dijo el hombre acercándose y parándose frente a la rubia, la cual lo miro- Tienes un cabello y una piel en un color perfecto.

-Solo a ti te agrada- le dijo la rubia sonriendo y levantándose del camastro

-¿Esperas la aprobación de alguien más?- le dijo el hombre sombrío.

-No, solo tu opinión me importa- le dijo la mujer jalando la corbata del hombre y acercándose para besarlo, beso que el hombre correspondió.

-Pensé que te encontraría en tu empresa- Le dijo el hombre, la mujer sonrío y se acercó a la orilla de la alberca, sentándose y metiendo los pies en la tibia agua.

-He hecho el trabajo de los próximos dos meses, no hay nada que adelantar ya- le dijo la mujer de mal humor, lo que Cullen captó.

-Eres adicta al trabajo. Le dijo el hombre de manera burlona.

-Tú no te quedas atrás- le dijo la mujer rodando los ojos- y dime ¿Qué es lo que quieres? No es común que vengas a verme sin pedir algo.

-Quiero que vengas conmigo a una fiesta de máscaras- le dijo el hombre

-No- le contestó simplemente la mujer.

-¿No?

-No, no lo haré si vienes a ordenar, en cambio si me pides que vaya contigo, como petición, lo pensaré- le dijo la mujer sonriendo, el hombre se acercó a ella- No te acerques… podrías arruinar tus zapatos con el agua.

-¿A qué estás jugando?- le preguntó el hombre, Bella sonrió con suficiencia.

-Que me convenzas, quiero jugar un poco, es fastidioso que asumas que cederé siempre que me pides algo- le dijo la rubia.

-¿Qué no es siempre es así?- le dijo el hombre altaneramente.

-Bien, esta vez será diferente- le dijo la muer entrando al agua, el hombre espero que la rubia se acercara de nuevo a la orilla.

-¿Por favor podrías acompañarme a una fiesta de máscaras esta noche?- le dijo el hombre de mala gana, la mujer sonrió.

-¿Por qué?

-Por favor- le dijo el peli cobrizo con una mirada asesina.

-Bien, manda la dirección a mi GPS, te veré en el lugar a las 9:00- le dijo la mujer reanudando su ejercicio mientras el hombre a esta una sonrisa furtiva adorno sus labios para después alejarse.

Después de estar en el agua una hora la rubia salió. Tomó su celular se cubrió con una toalla y subió a su apartamento mientras realizaba una cita en un salón de belleza cuando Seth Clearwater la llamó.

-¿Diga?- le contestó Bella.

-Bella te tengo noticias sobre la cría Swan, tengo testimonios de personas que la vieron en diferentes lugares después de que se reportó como desaparecida, además encontré direcciones, personas, datos del pasado de Carlisle Cullen que afirman que estaba ligado a Marco Vulturi en negocios turbios.

-¿Dónde figuran los Swan con esta relación?

-Intentaban estafarlo pero al parecer Cullen se retractó haciendo con esto que Vulturi se quedara solo, la policía lo siguió, casi lo atrapan, debía de vengarse Marco por esto así que planeaba secuestrar a la hija pequeña de Carlisle pero la cría Swan estaba cerca, la confundieron y se llevaron a la niña equivocada.

-Bien, te mandaré una dirección, quiero que me esperes ahí a las 10:00 en punto.

-Muy bien pero yo no podré ir contigo Jacob dio la orden que nadie más se comunicará contigo a partir de ahora, él no quiere involucrar a nadie más, otra cosa… han visto últimamente a Aro Vulturi cerca de tu empresa y peligrosamente cerca del departamento donde vives, te ha encontrado, debemos actuar rápido antes de que intente atraparte lo mejor sería que Jake vaya por ti ahora y partan lo antes posible.

-Tengo una fiesta Seth, no seas aguafiestas, dile a Black que lo veré a las 10:00 en punto en la dirección que te mandaré, nos vemos después- le dijo la rubia terminando la llamada. Suspiró para ir a cambiarse y dirigirse al salón de belleza, en el camino pensaría el cómo se despediría de Cullen, quizá lo volvería a ver dentro de varios años o quizá esa noche sería la última vez que lo vería en toda su vida.

El reloj marcó nueve campanadas cuando una hermosa mujer bajo de un coche negro. Con paso lento y elegante se acercó a la entrada del salón, cuando entró a este vio por un segundo a su alrededor, antes detestaba a cada una de las personas de ahí, superficiales y falsas, pero con el paso del tiempo había aprendido a sobrellevar las fiestas de ese tipo hasta le llegaban a agradar algunas.

Al instante localizó a su acompañante, el hombre más atractivo e imponente del lugar, sin prisa se acercó a él mientras lo observaba, llevaba un traje de color negro, de corte inglés, con chaleco, zapatos del mismo color, camisa blanca, corbata de moño y cubriendo sus ojos un antifaz de color negro. Edward escuchaba aburrido a un hombre desgarbado y sin porte, la rubia sonrió, si el hombre simplón no fuera alguien importante Cullen lo hubiera ignorado para aislarse en algún balcón o esquina del salón con una copa de coñac entre los largos dedos.

El peli cobrizo al sentirse observado levantó la mirada y se encontró con una bella mujer que lo miraba fijamente, ella llevaba el cabello castaño rubio sujeto en un moño bajo, su vestido era rojo sangre con detalles plateados, con un corte de línea A, de forma triangular y de un largo que llegaba al piso, pendientes negros, un collar estilo barroco con piedras preciosas como, lapislázuli, granate y diamantes negros, la piel se veía blanca como porcelana, los labios eran igual de rojos que el vestido y los ojos, velados por unas pestañas negras, brillaban mostrando su color verde grisáceo bajo el antifaz plateado.

-Buenas noches- le dijo la mujer a Cullen pero el compañero de este sonrió y se adelantó al peli cobrizo.

-Hola preciosa- le dijo el hombre simplón.

-En realidad no hablaba contigo- le dijo Bella al hombre con tono despectivo que el hombre no capto.

-¿A quién más podrías dirigirte? Cullen tiene una prometida y yo estoy soltero, tengo fortuna y soy guapo, soy el mejor partido- dijo de forma altanera el hombre, la rubia rodo los ojos.

-Eres un arrogante, odio a los pedantes, así que da media vuelta y desaparece- le dijo la mujer fastidiada, el hombre se acercó a ella dejando un espacio mínimo entre ellos.

-Si no me voy ¿Que harás?- le dijo burlón el hombre, Bella estaba por responderle cuando el peli cobrizo alejo al hombre de la castaña situándose frente a la mujer de forma posesiva.

-Sino te largas yo haré que te vallas de una forma no muy agradable- le dijo Cullen en forma que no dejaba lugar a objeciones.

-Te dejará, preciosa, después no digas que no te advertí- le dijo el hombre simple, a lo que Cullen le gruño mientras el otro hombre se alejaba.

-Vaya sujeto tan desagradable no sé cómo lo sigues tratando- le dijo la mujer fastidiada.

-Compraré su empresa dentro de poco, está por quedarse en banca rota, veo sus puntos débiles donde atacar- le dijo el hombre a lo que la castaña sonrío.

-Típico de ti- le dijo Bella.

-¿Quieres bailar?- le preguntó Cullen.

-No te gusta bailar.

-No esperaré que se acerque otro idiota a preguntarte si quieres bailar.

-Sabes que no soy de tu propiedad Cullen- le dijo la mujer mientras se encaminaban con las demás parejas de baile.

-Pero ellos no lo saben- le dijo el hombre mientras comenzaban a moverse al ritmo de la música.

-El sujeto dijo que estabas comprometido ¿Es que no se han enterado de que rompimos el compromiso? Eso es extraño, generalmente ese tipo de rumores corren- le dijo Bella confundida, el hombre no contestó, había escuchado los rumores y hombres temerarios se habían atrevido a preguntarle pero él solo los ignoraba.

-No tiene importancia- le dijo el hombre- Dime, ¿Por qué regresaste a ser la Bella de años atrás?

-¿Lo dices por mi apariencia? Bueno, mantenía el color de mis ojos y mi cabello de otro color porque no quería que Aro Di Salvo me encontrara pero él ha dado conmigo así que ya no tienen caso seguir escondiéndome- le dijo la mujer encogiéndose de hombros.

-Me agrada que ya no te escondas tras el rubio aburrido y los ojos verdes simples- le dijo el hombre a lo que castaña sonrió.

Pasaron lo que parecieron horas bailando, cada uno sumido en sus pensamientos, no pronunciaban palabra alguna, además que no era necesario ya que solo el sentir la calidez del otro era más que suficiente para ambos pero nada es eterno, un mesero se acercó a la pareja y se dirigió a Edward.

-Señor el anfitrión quiere hablar con usted de negocios- le dio el mesero, el peli cobrizo asintió y se alejó de la castaña- Por aquí, por favor.

Le dijo el mesero abriendo camino entre los invitados, el hombre peli cobrizo estaba por seguirlo cuando Bella lo tomó de la muñeca.

-No vallas, quédate- le dijo la rubia pero apenas pronuncio las palabras se sorprendió ya que era lo que pensaba, algo que no debía de haber expresado, su mente y cuerpo la habían engañado.

-Bella, son negocios o acaso ¿Tienes miedo que los lobos se acerquen?- le preguntó burlón Cullen refiriéndose a los hombres del salón que no le quitaban la vista de encima, la rubia aparento una sonrisa burlona mientras en su interior ocultaba toda emoción.

-Lo lamento, no sé en qué pensaba- le dijo soltando la muñeca del hombre y dejándolo ir.

-Sal al balcón no te verán ahí, te iré a buscar en un par de minutos.

-Claro- le dijo la mujer para después observar como el hombre se alejaba entre la multitud.

- Adieu l'amour impossible- dijo en un susurro la mujer mientras enviaba un beso en dirección de Edward para después dar media vuelta y dirigirse a la salida. Camino por el estacionamiento y se fue alejando poco a poco de las luces del salón para acercarse a un auto que la esperaba a un lado de la acera, abrió la puerta del copiloto y subió.

-Demoraste- le dijo una voz masculina.

-El tiempo pasa volando cuando te diviertes- le dijo Bella al piloto.

-Espero hayas disfrutado de la fiesta porque es la última de su tipo a la que asistirás- le dijo el hombre encendiendo el auto e incorporándose al tráfico.

-No quiero hablar de esto por ahora, solo conduce- le dijo la rubia a Black mientras observaba por la ventana despidiéndose de San Francisco, despidiéndose de Cullen, esperaba que algún día pudiera volver a verlo por lo menos en un momento fugaz.

Edward Cullen salió a los balcones, después de conversar con un socio alrededor de cuarenta minutos, buscaba a la castaña pero no la encontró por ningún lado, buscó en cada rincón del lugar pero nada. Como último recurso se dirigió a la entrada del salón, con cierto sentimiento desagradable en el pecho al presentir lo que sucedería.

-¿Salió una mujer hermosa con un vestido color rojo sangre, cabello castaño rubio y antifaz plateado?- le preguntó Cullen a un hombre que custodiaba la entrada.

-Sí, hace aproximadamente media hora- le contestó el hombre, Cullen se dirigió a su auto y a toda velocidad fue al departamento de la rubia, se estacionó frente a la entrada del apartamento; importándole poco que el portero corriera tras de él diciéndole que no podía dejar su auto ahí, subió al ascensor y se dirigió al piso donde vivía la castaña. Al llegar se dirigió a la puerta, la cual golpeó repetidas veces y cada vez con más fuerza, al no recibir respuesta el hombre quitó un extintor de la pared y golpeó el aparato donde se deslizaba la tarjeta-llave que abría la puerta hasta romperlo, entró al departamento y se sorprendió al ver lo que encontró: las cortinas estaban tapando la entrada de la luna, los muebles estaban cubiertos con sábanas para cubrirlos del polvo, las plantas habían sido retiradas. Cullen se dirigió a la habitación de la mujer y encontró el armario vacío, la cama perfectamente tendida, no había rastros de las pertenencias de la mujer.

Edward se paralizó por un momento pero cuando la sorpresa paso, la ira se apoderó de él, comenzó a tirar los muebles a tirar todo lo que estaba a su paso hasta que lanzando el buró de la habitación encontró en el suelo una foto, era él y Bella años atrás, estaban en la fiesta en la que la vio por última vez antes de que ella desapareciera. Fue hasta ese momento en que Cullen se dio cuenta que quizá pasarían años antes de volver a verla o incluso jamás la volvería a ver, se sentó en el suelo recargando su espalda en la cama mientras pasaba sus dedos por el cobrizo cabellos.

Ella se había marchado, ella le había dicho que se quedara pero él solo se alejó. Golpeó con los puños el piso de madera, ella se había ido; de nuevo, y ¿Qué había hecho él para impedirlo? Nada, de nuevo ella se había marchado y él no lo había impedido, su orgullo, su cobardía, su estupidez habían evitado que le pidiera que se quedara… Ahora era demasiado tarde.