Secreto de dos
01: una carta
Una noche más como cualquier otra, una chica estaba corriendo por los pasillos de la escuela, esperando no encontrarse con nadie, ni siquiera con los estudiantes que a esas horas tiene el derecho de pasearse por allí.
La luna brillaba, como cada noche, se encargaba de iluminar el bosque que ella debía vigilar junto a su compañero de guardia. No debía haber nadie más por esos lugares, pero siempre existía alguien que quería complicar su labor apareciendo para molestar el estudio de los chicos de la clase nocturna. No tenían razón aparente, solo tomar algunas fotos, que luego serían retiradas en la limpieza de cuarto que debía hacer la chica una vez al mes para evitar que las fanáticas de la clase diurna descubrieran el secreto de los uniformados de blanco.
Debía llevar a cabo su labor, por muy difícil que le pareciera a cualquier persona. Ella se lo debía al director y a Kaname que la habían salvado cuando no tenía donde ir, cuando un malvado vampiro estuvo a punto de devorarla para alimentarse con su sangre. Ella tenia que cumplir con este pequeño trabajo después de todo lo que habían echo por ella. Y aparte, tenía el apoyo de Zero, que también trabajaba con ella en efectuar la misión. No estaba sola, los cuatro luchaban para que el deseo de que los vampiros y humanos vivieran en paz.
Esos pensamientos iban y venían en la mente de la joven, cada noche, cada patrullaje que hacía. Y como cada noche hacían que se le fuera rápidamente la hora, para llegar al final de su tiempo de patrullaje. Era hora, una vez más, de volver a su habitación y descansar.
Se puso en marcha a la mansión principal, iría al despacho del director para darse un baño, como cada noche, ya que los baños de los dormitorios diurnos estaban cerrados a esa hora. Otra vez más se encontraría con el callado de Zero y pelearía con él el derecho de darse un baño primero.
Entro al baño esperando encontrar a Zero, pero el lugar estaba vacío. No paso a más que la sorpresa, ya que, después de ponerle seguro a la puerta, se desvistió y fue a tomarse un baño como cada noche. Una vez terminado, se puso su pijama y se dispuso a secar su cabello, no sin antes quitar el seguro de la puerta. Debía dejar que Zero entrara si él quería, pero demoro en entrar, tal ves demasiado, pero la chica no se preocupo, seguro lo encontraría en el despacho del director durmiendo en algún sillón que ahí hay, cansado de tanto esperar.
Abrió la puerta, dispuesta a salir y buscar a su compañero, pero en ese momento lo encontró. Estaba ahí parado en el exterior de la puerta, estirando una mano para tomar la manilla.
- Hola Zero... - saludo la chica como si nada la hubiese preocupado antes.
- hola. - saludo el peli plateado tan frío como siempre. La chica se corrió para permitirle el paso y se dispuso a avanzar un par de pasos, pero un brazo se lo impidió. El chico, estaba estirando un brazo en manera de evitar que avanzara.
- ¿qué pasa Zero? - pregunto ella igual que siempre con una mirada comprensiva que siempre le dirigía.
- Kuran... - dijo el chico a un comienzo con algo de dificultad, pero luego siguió como siempre - ese vampiro, dejo una carta para ti sobre la mesa. - en ese momento fue que se percato la chica, de que el brazo del chico no buscaba detenerla, sino apuntar la carta con su nombre que descansaba sobre la mesa.
- Gracias por avisarme, no me hubiera dado cuenta sino me dices. - dijo la chica escondiendo su sorpresa y emoción. En ese momento, el chico solo la miro de reojo sin sonreírle, para luego entrar en el baño, dándole, una vez más, libertad de movimiento a la chica.
Su emoción y curiosidad se notaban a flor de piel. ¿una carta? era la primera vez, desde que estaban en la academia que el vampiro no le decía algo a la cara y se lo dejaba escrito. Debía ser algo importante, o tal vez él se había ido y no tuvo el valor de decírselo al igual que cuando eran niños y él dejaba una carta en forma de despedida. Dejo la toalla que llevaba en las manos en un canasto que había escondido en una esquina, era para la ropa sucia y las toallas, por alguna razón el director no lo tenía dentro del baño como debía ser lo normal, siempre creyó que era porque no cabía ahí dentro, ya que el baño era algo angosto.
Se acerco lentamente a la mesa y tomo la carta con una de sus manos. Se apreciaba la pulcra letra de tinta negra con la que estaba escrita, decía su nombre claramente y no dudaba que era la letra del vampiro pura sangre. Estaba sellada con un timbre rojo con alguna forma extraña y el logo que se leía en él era del colegio. Ese detalle la hizo pensar que tenía que ven con algo de la academia, tal ves él se marcharía o no había echo bien su trabajo y la estaba reprochando por ello.
Camino hasta su habitación, decidió que era mejor abrirla en un lugar tranquilo como su habitación. Además necesitaba calmar sus miedos, sentía miedo de que el chico se fuera y esos felices días en que la academia nocturna y la diurna convivían terminarán por alguna razón.
Llegó a su habitación, cerro la puerta tras de sí, su amiga estaba durmiendo como cada noche y la ventana se encontraba cerrada con las cortinas entrejuntas dejando pasar la luz de la luna. Estaba bellísima esa noche y quería quedarse admirándola, pero sabía que había algo más importante en ese momento. Tomo el sobre con ambas manos y rasgo suavemente su parte superior. Lo abrió con cuidado de no romperlo demasiado y extrajo de su interior una hoja blanca que se hallaba escrita con la misma letra. Esperaba encontrarse una hoja pequeña, como una especie de tarjeta que decía "Nos veos pronto. Cuídate" como siempre que Kaname le dejaba una carta, y así fue como encontró en el interior del sobre una tarjeta doblada que al extraerla decía una frase y firmada con el nombre de su salvador.
Se fijo primero en el nombre de la firma, aunque sabía quien la había enviado, estaba acostumbrada a leerlo antes de leer el contenido de la carta. "Kaname" salía claramente escrito y eso la tranquilizó algo, aunque al mismo tiempo la puso más nerviosa. Se dispuso a leer la frase escrita sobre a firma al mismo tiempo que se sentaba sobre su cama.
" Me gustaría pasar los días libres juntos Yuki. No estaré en la academia en unos días, pero el jueves pasare por ti.
Kaname."
La chica se quedo sobre su cama, releyendo la carta una y otra vez. Era algo completamente diferente a lo que esperaba leer y es que los tiempos ya habían cambiado, ya no era la niña pequeña que esperaba por Kaname cada día de invierno, ni él era el chico que iba y venía de un lugar para otro. Sino que ahora estaban los dos juntos en la misma academia, los dos pasaban gran tiempo juntos, los dos podían verse todos los días aunque no lo quisieran así, los dos tenían compañeros de curso y materias que estudiar, ambos tenían el próximo viernes feriado y a Yuki se le había olvidado completamente. Era la oportunidad perfecta para planear un viaje como todas sus compañeras o visitar a sus familias, como harían la mayoría de sus compañeras y amigas.
Con la sensación de que necesitaba de más tiempo libre para pensar en cosas como esa y no olvidarlas como siempre le ocurría, se deslizó por las sabanas y apoyo su cabeza sobre la almohada. Aunque cuando cerró los ojos esa noche, lo hizo con la esperanza de que el par de días que faltaban para que el jueves pasarán rápidamente.
- continuará -
