Tuya por siempre…

Introducción

Pensamientos de Integra con respecto a sus sentimientos hacia Alucard. Todo ocurre en una tarde lluviosa en su oficina donde su yo interior desea ver una vez más a ese vampiro por el que siente algo especial…

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Ya han pasado algunos meses desde que todo acabó con Millenium; cada día que pasa, observo como se reconstruye lentamente Inglaterra. Cuando miro por la ventana del automóvil recuerdo esos momentos donde todo era rojo y se escuchaba el terror de la gente huyendo de esos nazis vampíricos. Cierro los ojos para imaginarlo y cuando los abro, el sol resplandeciente ilumina esas zonas en reconstrucción.

Después de acabar con esos seres, parece que todo está normal… la organización Hellsing sigue su labor diaria de acabar con esos seres que ponen en peligro la vida de los individuos pero Seras, se hace cargo todo con una facilidad que termina en completo aburrimiento y….cotidiano.

Regreso a la mansión luego de tener un a reunión con Su Majestad, todo para una ceremonia donde se alaba las acciones realizadas por la patria y por la corona inglesa. Yo estaba completamente segura que sería castigada severamente por permitir que el país, se destruyera casi por completo.

Todavía pasa por mi cabeza cada minuto de ese evento en el cual no me sentía feliz, me encontraba completamente sola porque no quise que Seras me acompañara. Detengo el automóvil en la puerta de la mansión y miro que está completamente vacía…

-Cuanta falta me haces… Walter- es lo que pienso al ver por unos instantes la imagen del mayordomo que cuidó de mí, desde que mi padre dejó este mundo. Abro la puerta y miro el pasillo vacio, como todavía había mucha luz, seguro que esa chica vampiresa sigue dormida en su féretro.

Camino lentamente por los pasillos hasta llegar a la parte subterránea del lugar; desde que la mansión fue reconstruida por completo, siempre tengo esa maldita costumbre de llegar a ese lugar que trae amargos recuerdos.

Mi razón es simplemente encontrar a ese ser que, en los tiempos donde no había trabajo alguno, lo encontrabas en esa amplia habitación oscura donde solo hay una silla y una mesa con una botella de líquido carmín y una copa semivacía. Su sonrisa al ver mi presencia iluminaba por completo el lugar y… mi existencia.

Ahora que me encuentro en este mismo sitio, observo la silla vacía y la mesa sin siquiera sus gafas que yo misma le regalé una ocasión. Todo vacío, oscuro y silencioso… lo que me genera un nudo en la garganta mientras recuerdo momentos pacíficos y apasionantes.

Todavía no me cabe en la cabeza que no regresará, por lo que lentamente salgo de ese sitio y me dirijo a mi oficina a leer los últimos informes. Subo lentamente las escaleras y uno de los sirvientes me pregunta si deseo algo y la miro diciéndole mentalmente que no me moleste, por lo que se aleja de mí y sigue su camino.

Escucho un ruido del exterior y miro que el cielo ya estaba oscuro por completo, rápidamente observo las gotas de lluvia caer y mojar el jardín donde jugaba siendo niña mientras sentía la presencia de ese ser.

Cierro la puerta y suspiro, me quito por un momento las gafas y veo el cielo desde el ventanal que estaba detrás del escritorio y la silla donde trabajo.

-¿Dónde estás?- pienso de pronto, algo raro en mi…sobretodo porque siempre que estaba sola… él estaba ahí, entre las sombras admirando cada acción mía.

Me siento sobre el escritorio y observo que sorpresivamente no había nada que hacer. Lógico, era día de fiesta y el trabajo se detuvo por completo. Ni un fastidioso informe para que distraiga mi cabeza, está presente. No queda de otra que observar la lluvia.

Una vez más cierro mis ojos y me abrazo a mi misma, por primera vez sentía el lugar completamente solo. Una mujer fuerte como yo jamás admitirá la soledad en la que vive ahora, pero hoy… me doy cuenta de la realidad en la que vivo.

Perdí a las dos personas que han hecho de mi vida, algo hermoso y memorable. Uno fue como mi segundo padre y el otro….quien complementaba mi existencia.

-¿Jamás regresarás?- es lo que mi cabeza no deja de pensar, porque me imagino aun esos ojos rojizos que me retaban a sus juegos mentales.

Siendo una niña le temía, me asustaba verlo atravesar las paredes porque no me dejaba sola ni un minuto. Yo sé que lo hacía por molestarme y para que me diera cuenta que él y yo, estábamos unidos por siempre. Me hacía recordar que yo era su ama y él, mi sirviente… el arma de destrucción que detonaba.

A pesar de que terminaba por gritarle, en el fondo le agradecía su presencia. Nunca he sido alguien de muchos amigos o amigas y él,… se convertía lentamente en mi confidente. Una que otra ocasión, fue mi salvador en esos tiempos donde los chicos se querían aprovechar.

-No sabes la falta que me haces…-digo en mi interior mientras intento recordar su rostro, su mirada llena de admiración y devoción hacia mi ser. Quien diría que ahora mismo deseo verlo, que me espíe y me rete.

Abro mis ojos y no veo a nadie, solo oscuridad y una tarde tormentosa. Es la primera vez que no siento mi fuerza interior ayudarme a seguir adelante, posiblemente se deba a que resiento por completo la ausencia de mi sirviente.

Reconozco que desde hace un tiempo, su presencia alegraba mi vida, nunca se lo dije porque el violaba mi privacidad mental y cuando dormía, entraba en ella para revisar y entretenerse con cada uno de mis pensamientos. Si ya lo sabía… ¿qué caso tenía decírselo con mis palabras?

-"Quiero oírlo de tus propias labios"- esa era su frase favorita.

No lo soporto más, y golpeo con el puño cerrado el escritorio mientras grito de forma silenciosa su nombre. Reconozco que me hace falta demasiado su presencia, sus miradas, su persona y cada palabra suya con ese sarcasmo y tono aristócrata tan común en él.

-¡¡Maldigo al ser quien te alejó de mi!!- sin darme cuenta siento que las lágrimas salen de mis ojos; hacía mucho tiempo que no sentía vacía mi existencia, no desde que mi padre murió cuando era una niña.

Rápidamente me quito las gafas y cubro mi rostro con mis manos, caigo de rodillas sin dejar de llorar por su ausencia. Cómo era posible que siendo la nieta de Van Hellsing derrame lágrimas de tristeza por ese vampiro tan poderoso, no era creíble esa debilidad en mí… la líder actual de la organización.

La tristeza me invade, extraño esa inexplicable calidez de sus brazos cuando me sentía triste y antes de llorar, me abrazaba en silencio y besaba mi frente. Al inicio lo maldecía por su atrevimiento pero después, no le decía nada.

Recuerdo cada momento en el que él estaba conmigo, su fidelidad legítima porque pudo matarme cuando quiso, pudo rechazar mi presencia pero no fue así,… hasta me consideró su "Condesa".

Alucard, tu nombre todo un enigma, tu presencia imponente y aristocrática. Tú… el Rey no Muerto que en el pasado fue temido y ahora, completamente desaparecido. El vampiro que logró impresionarme y cumplir con cada uno de mis mandatos.

Mi sirviente que más de una ocasión trató de deleitarme con un baño de sangre de sus víctimas. Secretamente me dedicabas algunas de tus más sádicas misiones, las cuales tú y yo conocíamos perfectamente; y ahora, solo quedan nostálgicos recuerdos.

Esto mismo me hace sentir un dolor profundo en mi interior, de la misma forma recuerdo esa noche en la que sin pedirme permiso… me robaste un beso. Ese momento en el que te atreviste a tocar mis labios con los tuyos, diciéndome que estaremos juntos eternamente.

-Pero nunca fue así y jamás, pasará… tú ya no estás aquí- es lo que pienso mientras mis ojos se llenan una vez más de lágrimas.

Ahora estoy completamente sola y pienso en el mañana, otro día que termina y darse cuenta que ya no estás para velar mi sueño. Ya no podré verte más en esa oscura habitación, donde me dijiste las más apasionantes palabras jurando mi eterna protección por tu persona.

Aunque tus manos eran gélidas, para mi eran cálidas cuando tocabas mi rostro; tus ojos de fuego admirando mi ser y con ese deseo oscuro de hacerme tuya por siempre. Ese oscuro pensamiento de convertirme en uno de tu especie y así, estar siempre juntos.

En estos momentos lo anhelo con todo mí ser, si ese es el precio a estar contigo, lo aceptaría con gusto. Lo negativo de esto es mi deber, mi liderazgo y el apellido… para algunos sería como tu silenciosa victoria en lograr que la nieta del ser que te derrotó en el pasado, se perdiera en el momento que tus colmillos probaran la sangre virgen de una Hellsing.

Gracias a eso, tiro con fuerza una pequeña cajita de música, ese presente que me hiciste en el cumpleaños donde invité a muchos pero, tú y Walter terminaron por ser mis únicos invitados. Esa fiesta donde estaba completamente sola y aparecen con un pastel y una vela…

-¡¡Te odio por haberme dejado sola…Alucard!!- son mis pensamientos que hacen enojarme más al mirar ese regalo.

-Acaso…. ¿Jamás entendiste que eras todo para mi? Sabías perfectamente que tú eras mi verdadera compañía, y te dejaste desfallecer por una táctica bien planeada por el enemigo…- miro de nuevo la caja, la cual pateo con todas mis fuerzas hasta que noto que se rompe al chocar con la pared.

No debí permitir que te derrotaran de esa forma, me arrepiento de haber liberado el sello cero donde tu verdadera presencia se hace presente. Mi padre jamás me enseñó que liberarte por completo, incitaba a que perdieras el control de ti mismo.

-Te amo Alucard, ¡yo no quería que me dejaras! Si te ordenaba que no desaparecieras, no era sólo porque no quería perder a mi soldado predilecto, sino… porque me aterraba perderte sin siquiera decirte con mis propias palabras lo que sentía por ti y así, darte mi respuesta a esa propuesta que más de una vez, le hiciste a tu ama.

Siento esos pensamientos desde el fondo de mi ser, recordando cuando me dijiste Condesa, lo cual demostraba que yo era tuya,…yo era esa mujer que reclamabas en tu regreso luego de esa misión en altamar.

Como deseo estar en tus brazos y mirando tus ojos, o jugueteando con tu corbata roja mientras me acorralas a una pared. Sabías perfectamente que así, era la única manera de hacerme sentir deslumbrada ante tu personalidad, y evitabas que usara cualquier cosa para alejarte de mí.

Una vez más grito con coraje y tristeza tu nombre, pero mi voz se apaga con el sonido de un fuerte relámpago que deslumbra por completo la oficina. Por primera vez pienso en la idea de buscarte, aunque se tratara del otro mundo, de sentir esa necesidad de acabar con mi vida por el simple deseo de verte una vez más.

Sin ti, me siento completamente vacía, estos meses si he vivido ha sido porque Seras trata de animarme pero… todo acabó para mí al verte y tú, me decías adiós. Yo simplemente quiero ser tuya por siempre, ya no me importan los protocolos, ni mi deber, ya nada es lo mismo ahora que dejaste este mundo.

-¡ALUCARD! ¡¡ALUCARD!!- grito invocando tu nombre, deseando tan siquiera ver una sombra tuya pero sé que es imposible. Todo ahora son puras utopías.

Mi ser ya no puede más, el darme cuenta que nunca más te veré, me hace sentir incompleta y sin deseos de seguir siendo la líder de la organización que mi abuelo creó bajo su apellido. El recibir esa condecoración de Su Majestad, me hizo sentir pésima, y más… porque tú no estabas conmigo en ese momento.

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De pronto, los pensamientos de Integra se detienen por completo, sus ojos se abren llenos de sorpresa al sentir una viento que siente que la envuelve, como si la abrazara alguien por la espalda.

Mira por todos lados mientras su corazón se agita al pensar que podría ser esa persona. Observa que no hay nada más en la oficina que ella misma aunque al fondo, la puerta del lugar estaba entre abierta.

Se limpia con su saco las lágrimas de sus ojos azulados mientras se coloca sus gafas. Corre hacia esa puerta, algo le decía que podría encontrarse con algo o con alguien…

Cual va siendo su sorpresa que al fondo del pasillo… había una sombra, una silueta alta con sombrero, unos ojos rojizos la miraban fijamente. Integra piensa en su interior que todo es una jugarreta de su propia mente; observa como esa mano varonil cubierta por un guante blanco con ese pentagrama tan peculiar, la invitaba a que se acercara.

-Condesa…-son las palabras de esa sombra, Integra responde con una sonrisa que alegra su persona.

Ella lentamente camina hacia él, no le importa si se trata de una ilusión o realmente es ese vampiro. A la poca distancia que los separa, ella lo mira a los ojos mientras el ser se arrodilla ante ella con elegancia y completa formalidad.

-Tuya por siempre…Conde.

Y Alucard besa con delicadeza la fina mano de su ama,... de su Condesa.

-Estoy de regreso…

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Hola a todos, soy Bunny Saito… reconozco que me siento rara en regresar a los fanfics. En esta ocasión regresé del más allá (escribo en otros sitios como en Inuyasha, Ouran High School Host Club o en Yami no Matsuei), ejem… de la vida universitaria que llevo con una historia un poco rara de Hellsing. Olvidé que esta es mi primera historia en la sección, espero que sea de su agrado jejejeje.

En fin, espero tener otros ratos para escribir algo… de verdad que extraño este pasatiempo que me trae tan bonitos recuerdos. A lo mejor no es el sitio pero, debo decir que no sé si pueda continuar con las historias inconclusas que rondan por ahí, la razón principal es que me desligué por completo del fanfic y eso, provocó un alejamiento en el diseño de las tramas de las historias.

Si ando por aquí, será con historias cortas sobretodo one-shots, o de máximo 5 capítulos. Realmente todo dependerá de mi creatividad o bien, de ustedes los lectores que son los más importantes en todo esto.

Ya regresando a esta historia, pues ya venía leyendo algo de Hellsing en los últimos meses y ahora que tuve un rato libre, pensé en escribir esta historia donde Integra era la protagonista. Está basado más que nada en el manga, sobretodo en el ya cercano final del mismo… traté de evitar los spoilers para aquellos que no lo han leído (porque los ovas todavía no terminan) aunque tal parece que el spoiler del final de Alucard, fue demasiado obvio.

Bueno, de todas formas espero que haya sido de su agrado y me gustaría conocer su opinión por medio de sus reviews.

Se despide con cariño,

Bunny Saito

P.D.- Alucard e Integra no son míos, son propiedad de Kouta Hirano, el creador de la obra de Hellsing.