¿Qué fue de aquella sonrisa? ¿Dónde se marcharon sus ojos dorados?

Ya no podía sentir su aroma en ninguno de los rincones donde antes podría haberla encontrado con facilidad. No era capaz de reconocer los lugares donde había estado con ella. Era imposible para él recordar todas las veces que la había besado. Escapaba de cualquier lógica posible.

Se hundió en su propia soledad, abandonando su permanente sonrisa, relegándola al olvido. Ahora sólo era capaz de sentir dolor; un dolor que le recorría las entrañas y le cegaba la vista; nublaba todos sus sentidos impidiéndole pensar. Desde que la perdió, le dolía hasta respirar.

El sonido de alguien llamando a la puerta le saca del trance en el que está sumido, pero sus piernas no tienen fuerzas para levantarse.

Pasan minutos, horas… a él le parecen días interminables que se suceden uno tras otro para amargarle la existencia y recordarle a cada momento toda su desgracia.

Se sumerge en la oscuridad, cierra los ojos y descansa….

Tres jóvenes caminaban tranquilamente hacia la salida de su aldea para dirigirse a un país vecino. Allí debían entregar unos documentos por orden de Tsunade, la Quinta Hokage de Konoha.

El chico del Kyuubi, Naruto, se adelantó a sus compañeros. Unos pocos pasos por delante de los demás su cabeza volaba como siempre.

Tras la muerte de Jiraiya y el enfrentamiento con Pain, el chico había madurado más de lo esperado. Su sueño estaba empezando a cumplirse; la gente comenzaba a admirarle y a tenerle en cuenta. Y más aún desde que dominaba las técnicas de Senjutsu y había demostrado toda la valentía que llevaba dentro.

Todo esto pensaba el rubio, con las manos entrelazadas tras su cabeza y observando el cielo.

Sakura y el moreno Sai caminaban tranquilamente detrás de su amigo.

Había pasado tiempo desde el ataque a Konoha y la villa estaba casi reconstruida por completo, todos habían puesto su granito de arena para intentar devolver el río a su antiguo cauce; para que su hogar volviera a ser el mismo.

Sakura comprendía mejor ahora a Naruto y le trataba de forma más amable. Incluso Sai había cambiado. Su sonrisa era ahora sincera y los lazos que tenía con sus compañeros eran firmes; sin ayuda de más libros.

Todo el mundo en la aldea evolucionó en ese periodo de tiempo. Todos cambiaron de una forma u otra, ya que tenían que afrontar la situación y poner al mal tiempo buena único ninja de toda Konoha que no había cambiado en absoluto era…

-¡Vuelve a llegar tarde!- Se quejó el rubio torciendo el gesto hacia un lado.- Kakashi-sensei nunca cambiará…

Sai y Sakura sonrieron un poco para sí mismos, dándole la razón en su interior a Naruto. El ninja-copia de Konoha nunca llegaría puntual.

La chica recordó para sus adentros el día en que el equipo 7 conoció a Kakashi Hatake.

Eso le hizo recordar también a Sasuke y no pudo evitar que una sonrisa melancólica escapara de las comisuras de sus labios.

Naruto, ajeno a lo que pasaba por la cabeza de Sakura también pensaba en Sasuke. Su determinación no había cambiado y sus esfuerzos por devolver a su amigo a la aldea no hicieron más que reforzarse. Día a día pensaba en él y soñaba con que el antiguo equipo volviera a tener un integrante más.