Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.
N/A: Colección de one shots , para el reto "Hope" lanzado por "por los que leemos fanfics de Dragon Ball" y ShpoyBrief
Reto Hope, Día 1: Familia
Miradas
Entrenamiento
Se pasó el brazo por el rostro para quitarse las gotas de sudor. Apenas llevaba medio día entrenando; después de haber pasado cerca de dos años sin entrenar necesitaba recuperar todo el tiempo perdido, sin embargo se sentía satisfecho con el avance. Sin duda ya hacía un tiempo había superado el poder del hijo de Kakaroto el cual se había descuidado demasiado. Así que se podía dar el lujo de tomar pequeños descansos para buscar comida u otro tipo de entretenimiento. Lo cierto es que se encontraba demasiado aburrido.
En cuanto abrió la cámara de gravedad sintió su presencia, bajó la mirada y lo encontró sentado con las piernas cruzadas frente a su puerta, una enorme y asquerosa mancha de chocolate alrededor de su boca sonriente y una mirada llena de pura y sincera admiración dirigida hacia él.
Iba a ignorarlo y pasar de lado pero le asqueaba pensar que andaría por ahí con el rostro lleno de esa porquería; después de todo era si hijo.
—¡Si no puedes evitar llenarte la cara de porquería por lo menos deberías limpiártela! – lo regañó. El muchacho inmediatamente se pasó el dorso de la mano para limpiar el rostro.
—¡Espera, papá!—le gritó pero Vegeta siguió caminando—. Te estaba esperando.
—Eso es evidente —respondió sin detenerse.
Vegeta pasó de lado pero sintió los pasos del niño correr tras de él.
Siguió ignorándolo y entró a la cocina rumbo al refrigerador para tomar una botella de agua. Se encontró una nota pegada:
Tuve que salir a supervisar un proyecto, no estaban mis padres y sabes que ninguna niñera puede con Trunks, así que lo dejé jugando en su habitación con un robot de seguridad, no dejes que se meta en líos por un rato.
Arrugó el papel y lo lanzó al suelo con molestia, era evidente que el mocoso ya no estaba en su habitación. ¿Qué demonios pretendía la mujer que hiciera con él?
—¿No deberías estar en tu habitación? —preguntó mientras lo observaba
—Eso intento decir, veras… —Jugueteó un momento con sus dedos—. Mamá dijo que me quedara ahí pero me aburrí, además estaba ese robot que no me dejaba salir.
—¿Un robot? —inquirió
—Sí, pero se rompió, no le digas a mamá, por eso estaba esperándote—le dijo por fin dejando de mover los dedos.
Vegeta no dijo nada esperando que continuara.
—El robot se rompió… —dijo rápido y casi sin respirar—. No le digas a mamá, yo solo quería moverlo pero luego se rompió.
Vegeta se cruzó de brazos sin comprender bien a qué venía esa confesión.
—¿Y? —preguntó por fin al ver que Trunks no diría más.
—Por eso te estaba esperando, papá. Mi mamá siempre está diciendo que rompes sus robots pero luego ella lo olvida y te da más.
—¿Y? —volvió a preguntar empezando a exasperarse.
—Y quiero saber cómo lo haces. —De nuevo lo miró con esos intensos ojos azules llenos de expectación como si él fuera el conocedor de todas las respuestas del mundo.
—Soy un príncipe, además soy el guerrero más poderoso del universo. —Sonrió de lado—. Es obvio que las personas me den lo que les pido.
Trunks se le quedó mirando y dudó por un momento. Sí, era verdad que su papá era muchísimo muy poderoso, pero dudaba que realmente tuviera más poder que su mamá: Ella de verdad podía hacer lo que quisiera. Pero justamente ahora necesitaba encontrar la manera de salvarse.
—Entonces, ¿dices que si me convierto en príncipe mamá no dirá nada por el robot?
Vegeta se pasó la mano por el rostro, exasperado.
—Lo que estoy diciendo es que debes volverte un guerrero poderoso si quieres que todos hagan lo que quieres.
—¿Incluso mamá? — Dudó.
—Tu madre está completamente loca, lo que la hace la excepción a la regla. —Cerró el refrigerador y empezó a caminar nuevamente hacia la cámara de gravedad con Trunks siguiéndolo.
—¡Pero papá! —insistió el niño.
—¿Qué demonios quieres?
—No me has dicho cómo hacer para que mi mamá no se moleste. ¡Va quitarme mis juguetes!
—Mocoso, no hay nada en el planeta que haga que esa mujer no se moleste. Deberías saberlo, es tu madre.
Trunks siguió viéndolo con esa mirada insistente como esperando algo más de él. ¿Qué demonios quería? Ni siquiera sabía por qué estaba respondiéndole. El aburrimiento quizás.
—Si no quieres que se moleste deberías empezar por dejar de romper sus cosas —decidió responderle por fin.
—Pero papá tú siempre rom…
—¡Cállate! ¡Yo puedo romperlos porque soy mayor! ¡Y porque estoy entrenando para volverme más fuerte!
—Entonces yo también. —Lo miro decidido —. Quiero entrenar para volverme más fuerte, quiero ser tan fuerte como tú papá.
Vegeta no pudo evitar sonreír ante ese comentario que movió algo dentro de él, algo que había despertado en él un muchacho de cabello morado e intensos ojos azules hacía casi tres años. "Orgullo", pero orgullo por alguien más. Porque bajo esa débil apariencia de terrícola corría sangre saiyajin, la suya propia.
—Bien, si así lo quieres, voy a entrenarte, pero no quiero quejas ni lloriqueos, ni quiero que interrumpas cuando yo esté entrenando. ¡¿Entendido?!
Los ojos de Trunks se abrieron con asombro y emoción y asintió con euforia; era la mejor cosa que le había pasado en su vida: su papá lo iba a entrenar para volverse tan fuerte como él. Cuando le contara a Goten se moriría de envidia. Él apenas y caminaba, tal vez lo entrenara después Gohan pero seguro no era tan fuerte como su papá.
—Espera, papá.
—¿Qué quieres ahora?
—Mis cordones se soltaron, ¿puedes atarlos?
—Eres una vergüenza: a tu edad, yo estaba matando saibaimananes y tú ni siquiera puedes encargarte de tus cosas solo —le dijo con los brazos cruzados.
Trunks se detuvo un momento para observar a su padre y con toda inocencia respondió:
—Y yo a antes de los 16 ya era super saiyajin —le dijo serio, recordando cada una de las palabras, como si de un discurso aprendido se tratara.
—¡Mocoso!¡ ¿Por qué dices eso?! ¡¿Quién demonios te dijo que me respondieras así?! —lo interrogó molestó.
—Mi mamá, me dijo que cuando me dijeras algo de la edad te respondiera eso, aunque no sé por qué si yo apenas voy a cumplir cuatro años.
Tuvo la paciencia para esperar por años y años el momento de consumar su venganza contra Freezer, pero esto era demasiado, su paciencia se estaba desmoronando a pedazos frente a este niño. Respiró hondo y se dijo que lo hacía solo para que se apresurara. Se inclinó ante él y le ató los malditos cordones.
Apenas entraron a la cámara y Vegeta la encendió, Trunks se estampó en el suelo.
—N-no puedo moverme… —dijo a punto de ponerse a llorar.
—¡Dije que sin lloriqueos! ¡Levántate!
—Pero no pu-puedo — insistió.
—La gravedad está aumentada solo tres veces más que la de la tierra, ¡Levántate te digo!
—Pe-pe-pero.
—¡Que te levantes! —gritó más fuerte—. ¡Eres un saiyajin! ¡Por tus venas corre la sangre de los guerreros más poderosos del universo! ¡No quiero excusas! ¡Levántate!
—¡Sí! —gritó tenso e intentó levantarse. Sus pequeños músculos le dolían, sentía como si estuviera siendo aplastado, pero no podía rendirse, no enfrente de su papá o ya no querría entrenarlo nunca.
Vegeta lo observó levantarse lentamente, una pierna a la vez. Sabía que le estaba costando un esfuerzo demasiado grande tomando en cuenta que nunca había entrenado pero también tenía la certeza de que lo lograría; el muchacho tenia coraje, lo podía ver en su mirada.
—¡Lo logré!— Dijo emocionado por haber logrado ponerse de pie, miro a su padre con orgullo por lo que había conseguido esperando alguna palabra de ánimo como las que siempre le decían su mamá y su abuela, pero esta nunca llegó.
—Bien, ahora quiero que empieces a caminar de un lado a otro —dijo y se cruzó de brazos.
—¡Sí! —Intentó dar unos pasos, el solo moverse causaba que le doliera todo el cuerpo, pero no iba a llorar y no iba a rendirse. Su papá siempre entrenaba en ese lugar; él también lo haría.
Tardó unos minutos en acostumbrarse a la gravedad, logró caminar con mayor soltura y pronto logró saltar y moverse con facilidad.
—¿Así?—preguntó mirando a su padre, tratando de disimular su emoción por haberlo logrado.
—No está mal. —Vegeta sonrió con malicia—. Veamos si resistes el doble de gravedad.
De un momento a otro su pequeño cuerpo se estrelló contra el suelo nuevamente, el impactó le sacó todo el aire de los pulmones. Estuvo a punto de llorar pero al ver a su padre lo pensó mejor.
Intentó moverse pero era inútil, su cuerpo pesaba demasiado, incluso le estaba costando respirar y tenía mucho calor.
—No puedo, papá, ya no quiero jugar—. Lo miró con esos ojos suplicantes que siempre terminaban por convencer a su madre.
—¡Esto no es uno de tus tontos juegos, Trunks!, ¡esto es un entrenamiento! ¡Así que levántate de una maldita vez y no me hagas perder el tiempo!
Se estaba extralimitando, seguro si llegaba Bulma se molestaría por el trato que le estaba dando, pero era necesario. El chico estaba muy consentido, le faltaba demasiada disciplina, si seguía de esa manera a pesar de tratarse del mismo chico dudaba que llegara a convertirse en el guerrero que estaba destinado a ser.
—No, no puedo. —Empezó a lloriquear
—Está bien, no te levantes. —Le sonrió nuevamente.
—¿Podemos ir a casa ya? —Preguntó aún desde el suelo
—Por supuesto. —Suavizo su voz y le sonrió con amabilidad—. Justo ahora iré a la casa. —Esta vez sonrió de manea perversa —. Te esperare allá. Y mientras lo hago… —Se agachó hacia él para que lograra escucharlo con claridad—. Romperé una a una las cosas de tu madre, y cuando regrese le diré que fuiste tú.
—¡No! ¡No! ¡Papá, espera! —gritó desesperado e intentó moverse—. ¡Papá, por favor!
—¡Nunca supliques! —le gritó añadiendo un grado más a la máquina y empezó a caminar lentamente hacia la entrada.
—¿Me preguntó qué dirá tu madre? Tal vez te quite todos tus juguetes… o tal vez los rompa yo. —Sonrió y lo miró de soslayo.
—¡No, papá! ¡No, papá! ¡No, papá! ¡Nooooooooooooo! —gritó y libero toda su energía, se levantó corriendo y se abrazó a la pierna de su padre.
Una sonrisa de orgullo se dibujó en los labios de Vegeta. Sabía que lo lograría, solo tenía que sacar todo ese ki que tenía oculto.
Trunks tardó unos segundos en darse cuenta de lo que había hecho. Confuso, levantó sus ojos azules interrogantes hacia su papá.
—¿Pude? —De pronto, los ojos se le iluminaron y una gran sonrisa se dibujó en su cara—. ¡Mira, papá, puedo moverme! —Empezó a caminar de un lado a otro dando pequeños saltitos—. ¡Yuju,! ¡Puedo moverme! ¡Soy fuerte como tú!
—¡Trunks! ¡Basta! —gritó haciéndolo parar en seco—. Bien, ahora que puedes moverte iniciaremos con el entrenamiento. Bajaré la gravedad de nuevo a tres. Solo quería ver hasta qué grado podías aguantar, pero ni creas que la dejaré ahí.
Apenas bajó los niveles, Trunks empezó a sentir cómo sus miembros perdían peso: podía saltar y moverse con mayor soltura.
—¡Recuérdalo siempre! ¡Nunca! ¡¿Me escuchas?! Nunca debes de rendirte, eso es para los débiles y tú no eres ningún débil. Si no puedes hacer algo inténtalo hasta lograrlo, ¡¿entendido?!
—¡Sí, papá!
—Ahora, ven acá, empezaremos con las posiciones.
—¡Sí!
Dos horas después, Trunks se encontraba nuevamente tirado en el piso de la cámara de gravedad.
—No puedo más, papá —dijo casi en un susurró y bostezó.
—Lo sé —respondió secamente Vegeta
—¿Puedo irme a dormir? —preguntó tallándose los ojos.
Al verlo, Vegeta se maldijo internamente: este maldito planeta lo estaba suavizando, de haber estado en su planeta lo hubiera hecho entrenar hasta terminar casi al borde de la muerte o lo hubiera abandonado en un planeta lejano para que demostrara su valía.
—No, aún no —le dijo y observó el desasosiego en los ojos de Trunks, algo que se convirtió en decisión cuando empezó a ponerse de pie—. Primero debes tomar un baño. —le dijo y observó cómo cambiaba su semblante. Tanto este niño como el del futuro eran un maldito libro abierto, en sus ojos podía leer todo.
Tendría que enseñarlo a ocultar más sus emociones, era una desventaja a la hora de pelear.
Unas horas después, Bulma entró a la Corporación Cápsula y empezó a preocuparse al no escuchar ningún ruido. Observó su reloj: apenas eran las 6:30, a esa hora por lo general Trunks estaba casi destruyendo la casa con sus juegos y su escándalo.
—¡Trunks! —llamó asustada y subió corriendo las escaleras. Rodeó lo que parecían ser los restos del robot guardián que había construido.
Encontró a Trunks profundamente dormido en su cama con su pijama mal abrochada. Se tocó el pecho y dejo salir el aire que estaba conteniendo.
—Estás bien… —dijo más para ella.
—Ya era hora de que llegaras. —escuchó a sus espaldas.
—No tardé tanto, además me parece que afrontaste la situación bastante bien. —Observó a Trunks—. Jamás lo había visto dormir tan temprano, nunca se mantiene quieto y es difícil seguirle el paso, tiene demasiada energía.
—Es un saiyajin, necesita sacar y canalizar toda esa energía de sobra. —dijo serio—. Voy a entrenarlo.
—¿Estás seguro? No tiene ni cuatro años. Digo, sé que es fuerte pero…
—Estará bien —dijo secamente.
—Solo no quiero que te extralimites con él, conozco tus formas de entrenar, no quiero que se lastime.
—¡No voy a matar al mocoso! —dijo saliendo de la habitación.
Bulma se quedó unos segundos más en la habitación observando a su pequeño.
—Lo sé… —dijo para ella misma. Podían creer mil cosas de Vegeta, incluso podía creérselas él mismo, pero ella lo conocía realmente y sabía que Trunks estaría a salvo con él, aunque como toda madre le preocupaba que se lastimara.
—Te convertirás en un guapo, inteligente y poderoso guerrero —le dijo viéndolo dormir y recordando al que vino del futuro—. De eso se encargarán papá y mamá. —Le acaricio unos mechones—. Claro, más mamá que papá. —Le dio un beso en la frente antes de salir de la habitación.
Nota Final: Tarde pero seguro = D, espero haya sido de su agrado, Agradecimientos como siempre a Schala S por ayudarme = D y a ella a Dev y Romi por incentivarme a participar, ya tenía un tiempo bloqueada.
El nombre del fic se le ocurrió a Schala, dijo que la mirada de Trunks es la combinación perfecta pues es la mirada de Vegeta con los ojos de Bulma en un principio lo iba a tomar Dev pero por cuestiones de escuela no pudo participar.
