Saludos a todos, este es mi primer proyecto de Fanfic y espero que les guste. Ya he trabajado antes en redacción de historias gracias a juegos de rol e incluso gane un concurso escolar de cuentos el año pasado, un día de estos podría subirlo a ver si igual les gusta. Le he puesto esmero al proyecto, siendo Majora's Mask mi juego favorito de Zelda. Pido por favor que comenten y opinen, que me puede servir de mucho para mejorar.
Los elementos correspondientes a los videojuegos de la Leyenda de Zelda son de Nintendo y no míos, a excepción de lo que pueda ir creando e inventando de manera original.
Le dedico este fanfic al usuario de, Hylian Dan del sitio zeldauniverse. Sus artículos filosóficos sobre la Leyende de Zelda me han inspirado a hacer este fanfic y ver Majoras Mask con otros ojos, lamentablemente, están en inglés, pero el que pueda leerlos y comprenderlos entenderá el tono y temas de mi obra.
Bueno, suficiente cháchara, les presento la introducción de los dos personajes principales de ls historia. Algunos nombres en la historia corresponderán a los de la versión americana, los cuales son los que me siento más familiarizado muchas veces.
Introducción
"Dos héroes, un destino"
Introducción de Link
Había pasado un mes desde que terminó su aventura, cuando por fin había vuelto a su tiempo, creía que por fin podría tener una vida tranquila y disfrutar de los siete años de juventud perdidos en su aventura.
Pensó que a partir de entonces, todo iría bien, volvería a estar con sus amigos y especialmente, Navi, la acompañaría como su hada guardiana el resto de su vida. Pero lamentablemente, Navi no continuaría junto a él.
"¿Por que te vas?" Le decía mientras ella se elevaba por la sala del pedestal del tiempo.
"¡Hemos superado muchas cosas juntos, sin mayor consuelo que tú en todo este viaje, hemos luchado juntos, enfrentado a la muerte juntos y salvado Hyrule juntos, y ahora me abandonas!" Le gritó Link enfurecido y con lágrimas en los ojos al hada que ahora estaba en frente del vitral, por el cual un chorro de luz iluminaba omniosamente el pedestal de la Master Sword, donde ahora la espada descansaba.
Antes que el hada se fuera definitivamente, atravesando el vitral, se dio vuelta y dijo sus últimas palabras a Link antes de desaparecer:
"Lo siento mucho Link, pero esto debe suceder así, alguna vez entenderás, eres un niño bueno y sé que lo conseguirás algún día" Hizo una pausa, al parecer, ella sentía igual una gran tristeza y amargura por dejarlo.
"Nada dura para siempre Link y esto, como muchas otras cosas, también" Hizo una última pausa.
"Te quiero pequeño…" Entonces, dio media vuelta y desapareció por el vitral, desapareció para siempre de su vida.
Ahora se encontraba en Lost Woods, viajando sobre la pequeña potrilla Epona que Malon le facilitó para su viaje de búsqueda, necesitaba encontrar a Navi, no podía vivir sin ella. Desde pequeño había sido matoneado por los demás Kokiri, en el idílico bosque todos tenían hada menos él, y por muchos años, soñó con viajar por el mundo, acabar con monstruos y realizar cosas que ningún otro Kokiri hubiese hecho, acompañado de una fiel hada guardiana.
Cuando logró cumplir su sueño y Navi llegó a su vida, no podía caber en él mayor felicidad hasta ese momento, pero justo en el momento en que ella llegó, comenzó la mayor aventura que pudiese haber pensado.
Había algo más aparte de la búsqueda de su hada, desde que el volvió a su vida tranquila en el bosque Kokiri, ya no se sentía parte de ese mundo. Había contemplado el mundo desde la perspectiva de un adulto y tuvo que vivir y sentir muchas cosas de forma adelantada, contemplando con terror el mundo caótico de los adultos que no era capaz de entender por su edad mental. Ya no era el niño que había abandonado el bosque Kokiri, asustado ante la posible muerte que a todos los Kokiri sufrirían por abandonar el bosque. Había algo en su interior que se le movía por dentro, y que no podía calmar, una necesidad que el bosque de su niñez ya no podía satisfacer. Decidió empezar la búsqueda de su amiga en Lost Woods ya que al ser un lugar mágico, podría encontrarse ahí.
"A lo mejor abandonar el bosque no te mató, Link, pero acabó con algo distinto en tu interior y por eso ya no es suficiente para ti este bosque" Le dijo una vez Saria con el tono maternal que la caracterizaba. Este viaje no sólo era para encontrar a Navi, era para sanar su alma de las heridas formadas en su aventura para salvar Hyrule.
Mientras pensaba en todo esto, dos hadas, una amarillenta y otra púrpura, lo acechaban por la espesura del bosque, lo observaban y trataban de comprobar a simple vista las pertenencias que portaba.
"Este chico tiene cosas interesante, Tatl" Le dijo a su hermana.
"Si, Tael, seguro que a Skull Kid le encantaran las cosas que tiene" Respondió a su hermano. Mientras vigilaban al niño que divagaba por sus pensamientos, Epona lo desplazaba por el bosque, Tatl le hablo a su hermano.
"Oye Tael, pensándolo bien, desde que Skull Kid encontró esa máscara, ya no es el mismo de antes…" Su hermano le respondió:
"No estoy tan seguro, es cierto que se ha vuelto más caprichoso últimamente, pero recuerda, le estamos haciendo un favor a un amigo"
"¡Vamos ya!" dijo Tael "¡Esta tan pedido en sus pensamiento que esto será fácil!"
Las dos hadas velozmente se interpusieron en el camino de la yegua, asustándola y derribando de su lomo al pequeño jinete, dejándolo inconsciente.
De entras las sombras apareció primero una máscara, tenía forma de corazón, de grandes ojos penetrantes anaranjados y estaba pintada de una combinación de rojos y púrpuras. Cuando la máscara empezó a salir de las sombras, apareció su portador, un skull kid del bosque. Este se acercó al cuerpo del joven y tomó una misteriosa ocarina de color azul de entre sus pertenencias.
"¡Vaya, que ocarina más bonita tenemos aquí!"
Introducción de Eric
Quien pensaba que alguien como él acabaría en su situación actual. Con diecinueve años y una prometedora carrera como soldado del ejercito Calatiano, una bonita familia que lo esperaría cuando el estuviese de viaje y una sabia reina que gobernaba. Nada podía empeorar, o eso creía él. Se encontraba ahora viajando a pie en un peligroso bosque encantado y no tenía otra alternativa.
Eric provenía del reino de Calatia, al sur de Hyrule, el reino había atravesado un dichoso periodo de paz y tranquilidad en el reino gracias a la sabiduría de la reina Selina, reina culta y bondadosa, amante del desarrollo y felicidad de la población plebeya, pero lamentablemente, no estaba preparada para enfrentarse a sus opositores.
Había llegado al poder tras la muerte de su padre que había sabido mantener bajo control las aspiraciones y ambiciones de los señores feudales del reino, pero su hija, aunque prometía, no tenía la tenacidad y el carácter de su padre, y estaba en contra de los deseos de los nobles que opinaban que se estaban malgastando los recursos del reino en inútiles campesinos. Fue muy tarde cuando se dio cuenta que estaba en peligro y Eric se había ofrecido voluntariamente para ingresar al ejército cuando la reina comenzó una campaña de reclutamiento para intentar asegurar el poder real.
Todo fue en vano, la capital fue asediada y posteriormente tomada por una coalición de la nobleza, y el ejército no estaba preparado para enfrentarlos. Eric contempló a sus camaradas morir ante un enemigo significativamente superior numéricamente, mejor equipado y entrenado. Cuando se dio por perdido el castillo real, Eric huyó. Trató de volver a su pueblo natal y rescatar a su familia que estaba en posible peligro, también fue demasiado tarde: el pueblo había sido ya arrasado y estaba en llamas, la granja familiar en donde había vivido gran parte de su vida había sido destruida, los cultivos quemados, a los animales los habían matado y su familia, asesinada.
Eric quedó destruido por dentro, no solo había perdido a su reino y patria, había perdido su pueblo, casa, granja, pertenencias y quien sabe si a toda su familia. En un ataque de ira y dolor juró venganza contra los responsables de su desdicha. Seguramente, el nuevo rey o reina lo perseguirían para darle muerte a los supervivientes de la toma. No le quedó otro camino que el del exilio, lo más seguro era huir a Hyrule en el norte, ambos reinos tenían buenas relaciones diplomáticas y seguramente aceptaría a los refugiados del ahora derrocado gobierno.
Seguramente los pasos fronterizos estarían vigilados, por lo que sería complicado si no imposible huir. Pero aún quedaba una posibilidad aunque equivalía a un suicidio seguro: la frontera nororiental: Lost Woods, un lugar encantado que a pesar de pertenecer oficialmente al reino de Hyrule, era una barrera natural que técnicamente era tierra de nadie. Ninguna persona que entraba volvía a salir pero a Eric no le quedaba nada más que perder. Empacando rápidamente lo que pudo encontrar: ropas de viaje, cincuenta rupias, su espada y lo más importante que encontró: una armónica que le regalaron cuando era niño, era la última conexión que le quedaba de su familia. Después de encontrar estas cosas, partió en un viaje sin retorno.
Ahora se encontraba en Lost Woods, no había visto a nadie en todo el camino por el bosque, donde lo único que había era silencio y un mar infinito de árboles. Ya no sabía si estaba definitivamente perdido, y que solo estaba dando vueltas en círculo indefinidamente hasta que el hambre, la sed y el cansancio lo terminaran matando, liberándolo definitivamente de su desdicha. Sus cabellos castaños estaban empapados de sudor por el viaje y sus ojos marrones reflejaban una profunda tristeza además de cansancio que sentía. Su tez, con un ligero bronceado debido al trabajo de años al sol en la granja de sus padres, hacía contraste con el oscuro bosque en el cual solo unos pocos rayos del sol atravesaban las copas de los árboles.
Pero las diosas le tenían otro destino, mientras divagaba en los recuerdos de los últimos días, algo distinto le removió del estado de sopor en el que se encontraba: vio como algo que se parecía a un niño enmascarado sobre un potrillo a todo galope y otro niño vestido de verde se aferraba a una de los cuartos traseros con todas sus fuerzas mientras que con cada galope, era golpeado violentamente contra el suelo.
El capítulo uno ya lo tengo preparado, así que si les gustó, puede seguir leyendo.
