Cuando yo era una cabra de 12 años y estaba en la epoca de mis inicios de escritora de fics, los escribia en cuadernos porque no me fiaba del word XDDD si, te corrige ortografia, pero si le pasaba algo al compu, se perdia todo...y aun sigue asi! XD Volviendo al tema, entre mis porquerias de novata, estaba unos fics de Gundam Wing, que me encantaba en esos años... Y AUN ME SIGUE GUSTANDO, claro que re-escribiendo algunas cosas

Disfruten de este fic

GW es propiedad de Sunrise

Divine Suit.

Prologo.

Sus ojos miraban con seriedad la cámara que estaba frente a ella, como miles de veces en todas sus presentaciones de política. Había anunciado que daría una noticia internacional y personal, por lo que podía apostar que ningún ser humano, tanto en la Tierra como en las Colonias, se lo perdería.

Respiro hondo y le dieron la señal de que estaba al aire.

-Buenas tardes habitantes de la Tierra y del Espacio, lamento dar esta noticia de último minuto e interrumpir su jornada habitual, pero es necesario que de esta noticia a todos ustedes. – Sus manos que estaban apoyadas una sobre la otra en el escritorio de su oficina hicieron presión. – Renuncio a mi cargo como Vice Ministra de Relaciones Exteriores. – No reflejo perturbación al ver como su asistente y los encargados de la cámara reflejaban asombro. – Los motivos de mi renuncia no pienso revelarlos, así que pido disculpas por no entrar a detalle. Mi hermano, Milliardo Peacecraft tomará mi lugar en encargarse del Reino de Sanc y de mi cargo.

Después de otro minutos más de conversación, se termina la transmisión y Relena vuelve a suspirar.

Se despidió de todos, lleno sus últimas responsabilidades y dejo la oficina. Cuando salió del edificio, percibió que ahora era otra persona y una muy ligera, ya no sentía las responsabilidades del mundo sobre sus hombros, era libre y se sentía tan bien. Así que, como primer paso de su nueva vida y libertad, le ordena a la limosina que regrese a casa, que ella lo haría caminando, obviamente el chofer no le parecía buena idea, pero Relena lo ignora y se va asegurándole que estaría allá.

Miraba las calles como una turista, vivía allí, pero nunca caminaba como un habitante más, siempre en un vehículo. Contemplaba todas las luces de la noche con una sonrisa en los labios, era un paisaje hermoso. Se detiene en una especie de mirador y no evitar el sentarse en una banca y contemplar las estrellas pensando de nuevo la decisión que tomo, era la correcta, ella tenía que dejar ese puesto ya que…

Gira su cabeza a la izquierda como instinto de supervivencia y sus ojos se abrieron levemente al ver al Soldado perfecto.

Heero Yuy, el antiguo piloto del Gundam 01, estaba de pie y viéndola con la misma expresión sería de siempre y no sabía por qué sorprenderse si ya intuía que andaba cerca de ella desde la mañana, curioso por querer saber lo que diría. Vestía unos jeans azules, unas zapatillas blancas, una pollera negra y una chaqueta de Preventivos. Tenía sus dos manos ocultas en los bolsillos de sus jeans y sin darle importancia al mundo, camina para sentarse a su lado. Ninguno dijo nada, pero aquel silencio no era incómodo… al menos para Relena, ya que era difícil saber lo que Heero pensaba.

-No te había visto en dos meses. – Le dice con una sonrisa pequeña, tratando de romper el silencio.

-Estuve presente cuando diste la noticia. – Le dijo sin rodeos y yendo al grano como acostumbraba hacer.

-Tengo 17 años Heero, pienso que el mundo le da muchas esperanzas a una chica tan joven… no me malinterpretes. – Agrego cerrando sus ojos por unos segundos. – Me gusta ayudar a la gente y dar hasta el último minuto de mi vida por la paz entre la Tierra y el espacio. Pero… quiero ver que tan lejos puedo llegar sin ataduras.

-En otras palabras, quieres ser normal… antes de que apareciera en tu vida.

-Más que eso. Es cierto que tú cambiaste mi vida, pero fue para bien y nunca podré pagarte por eso, Heero. – Le regala una sonrisa que como siempre, no parecía afectar el rostro del soldado perfecto. – Cuando llegaste, yo era la niña mimada y reservada del Vice Ministro, Darlian cuyo deseo era ser una chica normal y poder pasar tiempo con mi padre. Y cuando me di cuenta que era una Peacecraft… un giro radical.

-Lo único bueno es que tal vez la lista de las personas que te desean muerta se reduzca.

-Eso significa que ya no te causaré más problemas. – Ve de nuevo el cielo en busca de fuerzas ya que lo que diría a continuación posiblemente le haría llorar. – O que ya no te veré tanto como antes… ¿verdad? – Aquella idea la aterraba, pero debía permanecer firme ante la vista de él y de las personas que la rodean. Era algo agotador.

-Posiblemente, aunque mientras seas una Peacecraft, lo más seguro es que seguirá viniendo gente para acabar contigo.

-¿Y estarás ahí para mí, Heero? – Se atrevió a preguntar y sintiéndose muy tonta, pero quería oír una respuesta.

-Puedes contar con ello… tu guardia de seguridad es muy patética.

Relena sonrió sin ocultar lo feliz que se sentía por oír eso y reuniendo confianza, ladea su cabeza para apoyarla en el hombro derecho del muchacho, Heero no estaba molesto y ni siquiera le importaba tal atrevimiento porque le gustase o no aceptarlo, le gustaba el calor que ella emanaba y el aroma que su cabello rubio impregnaba.

Estuvieron así hasta que ya fue demasiado tarde, incluso Relena estaba abriendo y cerrando sus ojos constantemente por lo que Heero le anuncio que era hora de que la ex política regrese a su casa, cosa que no le gusto para nada a la chica, pero no podía retrasar más las cosas, sabía que tenía que llegar pronto a casa.

Heero la acompaña sin ningún problema y al llegar a la mansión, Relena lo tomo de la mano al ver que pensaba irse, llamando la atención del soldado, en especial, porque ella estaba dudando de su acción involuntaria. Pero aun así, se negaba a soltar su mano.

-¿Relena?

-Heero… y-yo… yo sólo…. – Sus brazos y manos temblaban un poco. Sin darle tiempo para reaccionar, se acerca más a él y lo besa en los labios, sorprendiéndolo.

Las mejillas de la muchacha se tiñeron de rojo una vez que se dio cuenta que estaba besando al Soldado Perfecto y se sintió realmente estúpida, ahora de seguro él la odiaría. Su única excusa es que sabía que no lo vería por mucho, mucho tiempo. Se separa aun con las mejillas rojas y mira hacia otro lado.

-Discúlpame. – Susurro avergonzada y su dedo se dirige al timbre para tocar y anunciar que había llegado.

Estaba tan cerca de tocar el botón cuando el Soldado se lo impidió tomándola de la muñeca y la trae hacía él, besándola como en el pasado y devolviéndole el que ella le entregó hace apenas unos segundos, aunque fue uno corto. Al separarse, Relena notó que no había nada nuevo en su rostro, nada que pudiera decirle que sentía él sobre ella, pero si podía notar lo mucho que esos ojos azules brillaban con ayuda de la luz nocturna y sonrió levemente, él seguía siendo alguien incapaz de leer.

-Aun cuando ya es la tercera vez que nos besamos, seguirás siendo incapaz de estar a mi lado, ¿verdad?

-Sólo puedo ofrecerte mi protección y eso lo sabes muy bien.

No había necesidad de más palabras, conocían el dialogo que ocurriría a futuro y cómo terminaría, por eso Relena cierra sus ojos y se gira para darle la espalda, tocando al fin el timbre y oye los pasos de Heero.

-Heero, quiero que lo entiendas: Tú vales mucho más de lo que piensas… por lo menos, para mi corazón.

Las rejas se abrieron y la muchacha entró.

Heero se detuvo para ver cómo se adentraba, perdiéndose en la oscuridad.

Al día siguiente, Relena había desaparecido de la mansión sin dejar rastro ni evidencias, especialmente en las cámaras de seguridad.

Lo único que había dejado era una carta a su hermano que sólo tenía escrito: Lo siento.