¡Hola!

¿Cómo va? Yo, en un intento de domeñar la angustia por mi situación universitaria, subo este fic, o mejor dicho, la primera parte de este fic.

¡Sí! ¡Bienvenidos a mi primer fic de varias partes! En realidad, son sólo tres y pueden leerse tranquilamente por separado, porque de hecho se me ocurrieron por separado, pero después me di cuenta que quizás tuvieran más sentido si las juntaba. Así que, en cualquier momento pueden dejar de leer. O empezar a hacerlo.

Creo que finalmente me he dado cuenta que siento mucha empatía con Bobby (quiero decir, lo meto prácticamente en todos lados, sin darme cuenta) En esta primera parte, podríamos decir que son Bobby y Sam los protagonistas, aunque esta Dean, por supuesto, y tenemos la aparición estelar de John (que no, pobre, me cuesta mucho agarrarle la mano a John)

Para todos aquellos que me han dicho que querían ver un cumpleaños de los Winchester... bueno, hice lo mejor que pude: pero como este ya hace rato que se me había ocurrido, no es de los Winchester de adolescente, sino de pequeños. De hecho, como si me ocurrió viendo "A Supernatural Cristhmas" (Es imposible no adorar ese capítulo. ¡Los chicos de nenes son hermosos! Especialmente, me encanta Colin Ford. Es muy parecido a Jared) Sam tiene ocho años y Dean doce.

Esto sólo lo dire una vez: (¡Escucha Eric Kripke!) Los personajes no me pertenecen. Estoy tan agotada que no se me ocurren más cosas que haría si fueran míos. Además de lo obvio.

Lo olvidaba: ¡Gracias a quienes me dejaron Reviews en "La Odisea"!

Ahora si ¡Espero que les guste el fic!

Mayo del '91

Antes y ahora

Cuando el Impala desapareció por el portón de la casa de Bobby, la sonrisa que Sam tenía pintada en el rostro desde que se había levantado, en la mañana de su octavo cumpleaños, vaciló y desapareció como si fuera un foco de luz que parpadea y se extingue de un golpe. Bobby lo notó e intentó animarlo, mientras fijaba la vista en el motor que estaba armando, para incomodar lo menos posible al chico. Sería el menor, pero era un Winchester al fin.

- Déjalo.- Sam levantó la vista hacia él y le clavó los ojos indefinidamente pardos, con seriedad. - Has sido la estrella todo el día. Deja que Dean tenga a tu padre un poco también.- John y Dean habían ido hasta el pueblo, en uno de los viajes inagurales de Dean al volante del Chevy'67. Y se habían negado, primero Dean y después John, a llevarlo. - Quizás tengan una sorpresa.- Sam seguía mirandolo en silencio y Bobby empezaba a sentirse incómodo.- Bueno: este es el regalo de Dean y mío.- Era la primera vez de muchas en que Dean había llamado rogando refugio para su hermanito. Y Bobby había aceptado, por supuesto. Siempre aceptaría. - Pero tu padre no te ha dado nada aún.- Bobby tragó saliva y desvió la vista de nuevo.

- No es eso.- Sam se sentó un banco de trabajo, junto al cazador. Y, a pesar de que parecía no prestar atención nunca cuando se hablaba de mecánica, le alcanzó a Bobby la pieza que necesitaría a continuación. - Ahora Dean siempre va en el asiento delantero: desde que papá empezó a enseñarle a manejar.- Hacía más de un año de eso, un poco después del cumpleaños número once del rubio.

- ¿Ah, si? No lo había notado.- en la expresión de cachorro regañado de Sam, Bobby supo que había fallado en la respuesta esperada. - Cuando seas un poco mayor, tú también lo harás. Aprenderás a conducir. Aunque, si siguen creciendo a este ritmo, van a quedar muy apretados los tres en el asiento delantero.- apretó una tuerca del motor.

Sam emitó un extraño sonido: una mezcla de risa, exasperación y tristeza.

- Yo no quiero aprender a manejar. Quiero que Dean viaje conmigo, atrás.- explicó Sam, mirando con la nariz arrugada a Bobby.

- Pero tu también podrás ir delante. Algún día.- intentó razonar con él Bobby.

- Eso no me interesa, Bobby.- Sam frunció aún más el entrecejo, incluso los labios.- Yo no quiero que Dean tenga que viajar delante. Papá quiere que él viaje delante, pero Dean antes no quería. Ahora ya no le importa. Pero a mi si. ¿Por qué tiene que aprender Dean a manejar? ¿No está papá para eso?-

La verdad, Bobby se hacía esas mismas preguntas sobre Dean y la necesidad de ciertos aprendizajes, pero con otro verbo en lugar de "manejar".

Aunque rimaba.

Un poco.

- Siempre es útil saber... manejar.- dijo Bobby. Se dió cuenta que intentaba convencerse a sí mismo. Se limpió las manos nerviosamente en un trapo y bajó a Sam del banco.- Nosotros también vamos a hacer algo útil.-

- ¿Qué vamos hacer?- preguntó Sam, ya instalado junto a la mesada de la cocina de Bobby y parado sobre un cajón de cerveza para dar la altura.

- Tu pastel, por supuesto.- Bobby se acercó con un grueso libro y lo pusó sobre la superficie de mármol. - ¿Qué sería de un cumpleaños sin pastel?-

- No sé: nunca he tenido uno.- Sam tomó el libro. Estaba lleno de tierra y parecía que hacia años que siquiera lo tocaban. Lo abrió y vió una firma y una fecha. - ¿Quién es Karen?- preguntó.

- Mi esposa.- Bobby giró las hojas hasta encontrar la sección de pastelería. - Adoraba cocinar. Este era uno de sus favoritos. Lleva chocolate. ¿Te gusta el chocolate, no? ¿Lo hacemos?- comentó Bobby, intentando que ni la voz ni las manos le temblarán demasiado.

- Bobby, ¿Ella...?-

- Murió. Hace mucho años.-

Sam bajó la vista y la fijo en el pastel que había elegido Bobby. Se dió cuenta de pronto que tenía ganas de llorar. Quizás Bobby también tuviera ganas de llorar, pero nadie le preguntaba. Era un adulto y no podía ir por ahí diciendo, como hacia él a veces, antes más que ahora, que quería llorar y que alguien se quedará junto a él dandole la mano.

- ¿La extrañas?- las lágrimas se le cayeron y Sam se las limpió rápidamente con la manga de la camisa.- Yo si. A mi mamá, quiero decir. Bueno, yo no puedo recordarla: pero extraño tener una mamá. Creo que papá y Dean la extrañan también, pero nunca dicen nada. Nunca hablan de ella. Dean nunca me habla de ella. Sé que la extraña. Mucho como para contarme. Si él se pusiera a contarme, quizás lloraría y yo lloraría también. No quiero que lloré. No quiero que lloremos los dos.-

- No hay nada malo en llorar.- Bobby se dió media vuelta y comenzó a buscar las cosas para hacer la torta.

- A Dean no le gusta: no le gusta que lo vea llorar y ahora no le gusta que yo lloré frente a él. Dice que ya soy grande y tengo que dejar de portarme como un nene mimado.-

Bobby tendría una larga y seria conversación con Dean.

- Dean puede ser muy tonto a veces. Pero te quiere siempre ¿Sabes?-

- Supongo.- Sam tomó uno de los huevos que le alcanzó Bobby y lo rompió en un bol.- A veces creo que no. Se enoja conmigo y no sé porque y cuando le preguntó que le pasa se enoja más y se va.- Sam abrió muy grandes los ojos, entró en pánico. - No le digas a papá que te dije eso. No le digas a papá que a veces Dean se va. Él no tiene la culpa, soy muy molesto. Se enfadará mucho con Dean si se entera, prometelo Bobby.- lo miraba con el susto asomando claramente en los ojos pardos, ahora más oscuros de lo normal.

- No te preocupes, Sammy. Sé que Dean nunca te pondría en peligro.- Bobby midió el ázucar. Un cuarto kilo.- Ahora, a batir los huevos.-

La sonrisa de Sam había vuelto como estruendosas carcajadas cuando su padre y su hermano mayor volvieron algunas horas después. Riendo a mandíbula batiente, ni Bobby ni Sam oyeron entrar a los otros dos Winchester.

- Trajimos la cena.- dijo John para llamar su atención, parado en el arco que comunicaba la cocina con el comedor diario.

- ¡Pa!- Sam sonrió ampliamente, mostrando todos sus dientes blancos y ya permanentes. Se bajó de un salto del banquillo y corrió hacia él. - ¿Dónde está Dean?- Su padre lo tomó en brazos y Sam giró en todas direcciones, buscando a su hermano mayor.

- Lo deje estacionando el auto.- John sonrió también, Sam parecía cada vez menos feliz últimamente. Oyeron la puerta principal. - Allí esta. ¿No maltrataste más ninguna de las chatarras de Bobby, verdad hijo?- pregunto con sorna.

- Callate.- Bobby gruñó y buscó los platos.- ¿Qué trajeron de cenar?-

- Pollo y papas fritas.- John levantó las bolsas que sostenía con la otra mano, la que no sostenía a Sammy.

- Y aros de cebolla. Y ensalada, Sammy.- Dean apareció en la cocina con otras bolsas. Sam era un chico extraño sin duda: adoraba las verduras.- ¿Dónde ponemos esto, Bobby?-

- En el comedor, por supuesto.- Bobby sonrió. - El especial. Es la cena de cumpleaños de Sam. Es domingo. Usemos el comedor especial.-

- Esta bien.- John miró sonriente a su hijo mayor e hizó un leve movimiento de asentimiento con la cabeza.

- ¿Qué pasa?- Sam miró con curiosidad a su padre y luego a Dean. Su hermano sonrió y le extendió una bolsa plateada con reflejos multicolores. - ¿En serio?- Sam sonrio aún más y la tomó.- Gracias. Gracias. Gracias.- Sam se deshizo de la bolsa (Dean la atrapo con un gruñido) y observo embelesado su regalo: "Hechos asombrosos del mundo animal" -¡Gracias, gracias, gracias!- apretó el libro contra su pecho y luego, arreglandose a duras penas, le tomó el rostro a John y se lo besó con efusión dos o tres veces.- ¡Me encanta!-

- Bien, pero agradecele a Dean también. Él lo eligió.- antes de que John pudiera ponerlo en el piso, Sam saltó de sus brazos y se arrojó al cuello de su hermano mayor.

- ¡Es genial, Dean! ¡Lo adoro!- el abrazo de Sam, sumado al peso del libro entre ellos, aplastó un poco el pecho del rubio. Quizás fuera la emoción, de cualquier manera.

- Muy bien, Sammy.- Dean se las arregló para sacar un brazo y revolverle el cabello a su hermanito.- Me alegro. Pero tengo hambre. ¿Podemos ir a comer, cumpleañero?-

- ¡Comida, comida!- Sam empezó a saltar alegremente y tanto los adultos como Dean temieron que Sam acabará su cumpleaños con un colapso nervioso si seguía emocionandose por todo. Sin embargo, antes de correr hacia la mesa, le dio un beso de agradecimiento a su hermano grande y lo abrazo otra vez.

Es absurdo siquiera explicar porque en el momento en que Bobby pusó delante de Sam la torta (bizcochuelo de chocolate, relleno de frutillas y crema, cobertura de chocolate fundido), encendió una vela (la primera vela de cumpleaños de verdad de su vida) y le tomó una foto con su cara de emoción, su padre y su hermano, Sam se largó a llorar lisa y llanamente. No sabía si estaba triste porque había recordado de pronto a su madre; si porque a las doce la carroza volvería a ser calabaza o estaba tan feliz como no recordaba haber estado desde que habían empezado a andar por la carretera, porque por una vez, por un día, se había sentido bastante normal. Intentar explicarlo era absurdo, porque, probablemente, Sam sentía todo junto y no podía distinguir una cosa de la otra, a la que quizás no podía ni ponerle nombre. Así que simplemente se largó a llorar, porque sino estallaría, y encontró a Dean a su derecha. Sam hundió la cara contra el cuello de su hermano y lloró con fuerza.

Así salieron las fotos, una de las cuales, una copia de la primera, acabo devorada por las llamas que se llevaron a Jessica en Standford: primero, la cara de incredulidad de Sam ante su torta, la de orgullo de John y la de felicidad de Dean. En la foto siguiente, Sam cubriéndose la cara con las manos cuando las lágrimas comenzaron a salir. En la tercera, Sam aferrado a Dean llorando con ganas. En la cuarta, John sostiene a su hijo menor mientras él sopla la vela. "Pide un deseo, Sammy" acaba de recordarle Dean. En la quinta: todos ríen porque Sam ha dejado de llorar finalmente. Había otras también: una de sólo John y Sam; otra de Sam sólo con Bobby y otra de los dos hermanos Winchester solos. De esa siempre tuvo una copia Dean con los papeles importantes que acreditaban su verdadera identidad. Se gastaron todo un rollo aquel fin de semana y Bobby ("Bastardo paranoico, mucho gusto") todavía tenía los negativos y las originales guardados en la habitación del pánico.

Así que Sam pidió un deseo (No dijo cual fue, por supuesto, porque sino no se cumpliría), comió tres porciones de torta hasta que su padre le prohibió seguir hasta llegar al ataque de higado y se dedicó a jugar, encantado, con el adorno de su torta: un Ford Falcón rojo modelo 83, que había visto una vez (Es decir, el Ford Falcón de verdad) cuando un cliente de Bobby lo había traido arreglar y le había fascinado.

- ¿Eso?- Dean tomó el juguete y sonrió con burla.- ¡Es una porquería! ¡No se compara al Impala!- exclamó, ofendido.

- ¡No es cierto!- Sam se lo arrebató, indignado.- Cuando sea mayor, tendré uno de esos.-

- Con tan mal gusto, no te mereces quedarte con el Impala, así que mejor que te compres tú un auto.- Dean se volvió a su padre, que sonreía viendo la discusión entre sus hijos.- ¿Verdad que ella será mía cuando crezca?- reclamó.

- Veremos.- sonrió aún más John.

- ¿Para que quieres esa chatarra, Dean?- intervino Bobby.- Mejor hazle caso a Sam y compren un Ford para ambos.-

Antes de que Dean pudiera replicar nada, John intervino.

- Un Winchester jamás conducirá un Ford.- informó, indignado con el mismo tono que Sam.

- Por supuesto que no: son demasiado para ustedes.- Bobby se acomodó la gorra, donde se leía claramente el logo de dicha automotriz.

- Cualquier Chevrolet le pa... - John recordó de pronto que estaban sus hijos presentes.- sa por encima al mejor Ford que puedas encontrar.- retó.

Dean y Sam miraron divertidos como su padre y Bobby comenzaban a pelear como ellos solían hacerlo para decidir quien era mejor si, Superman o el Capitán América. Aprovechando que los adultos estaban distraídos, Dean se sirvió más torta y le dió otra cuchara a Sam.

- ¿Seguirás siendo mi hermano si cuando crezco me compró un Ford?- preguntó Sam de repente.

- Por supuesto. ¿De qué otra forma podre echarte en cara que mi Impala le pateará siempre el trasero?-

- ¡Dean!-

El rubio dejo caer la cuchara. No sabía si su padre había oído su última expresión o simplemente le gritaba porque seguían comiendo. Se giró con miedo.

- Dejen eso. Es hora de ir a dormir. Mañana hay escuela y tenemos que irnos muy temprano.- John estaba de muy mal humor de repente y Bobby muy sonriente, así que Ford debía haber ganado el pleito.

Sam no dijo nada y se levantó del piso. Apretó el cochecito contra su pecho.

- Se me olvidó la tarea de matemáticas.- informó como si nada el mayor.

John gruñó y dijo que se quedaría levantado con Dean hasta que terminará la bendita tarea que no habia hecho en todo el fin de semana. Así que Bobby miró a Sam como diciendo "Salgamos de aquí"

- Yo llevaré a Sam a la cama.- Bobby lo levantó en brazos.

- Esta un poco grande para eso.- objetó Dean.

- Envidioso.- Sam le sacó la lengua desde las alturas.

- Ya chicos.- John empezaba a perder la paciencia: siempre se ponía así cuando estaba cansando.

- Buenas noches, Sammy. No tardaré mucho.- Dean sacó sus cuadernos de matemáticas y se sentó a la mesa.

- Buenas noches, Dean. Buenas noches, pa.-

- Buenas noches, hijo.- John parecía bastante más calmado y ya estaba buscando algo para hacer mientras Dean hacia su trabajo.

Bobby llevó a Sam hasta el baño del piso superior y lo dejó alli para que se cambiará. Cuando Sam entró a la habitación que compartía con Dean, se sorprendió de encontrar a Bobby sentado en la cama de su hermano.

- ¿Qué pasa, Bobby?- Sam lo miró con curiosidad desde el umbral.

- Nada: voy a darte las buenas noches.- explico con ingenuidad Bobby.

- ¿Las buenas noches?- Sam sonrió, muy divertido, y se metió en la cama. Bobby sonrió también, le subió las mantas hasta el cuello y le besó la frente.

- Buenas noches.- el cazador se levantó y empezó a salir de la habitación. - Dejare la puerta abierta ¿Esta bien? Así entra la luz del pasillo.-

- Sí.- Sam se revolvió en la cama y después se sentó.- ¿Bobby?- llamó con temor.

Había llegado el momento.

- ¿Si?- Bobby volvió sobre sus pasos y lo miró. Sam parecía extremadamente nervioso. Eso no podía ser bueno. Así que, para no ponerle más presión, Bobby se sentó de nuevo en la cama de Dean y espero.

- Yo... Gracias, Bobby. Muchas gracias.- dijo al fin Sam, soltando todo el aire de golpe.- Fue el mejor cumpleaños de mi vida. Muchas gracias.-

Bobby fingió que un patético fin de semana en su casa sería el mejor cumpleaños de cualquiera y sonrió.

- No tienes que agradecermelo. Me dio gusto que estuvieras aquí. Además, fue idea de Dean. ¿Le has agradecido a él también?- intentó desviar la conversación Bobby.

- No. No fue idea de Dean.- Sam tenía mucha cara de culpable y una expresión de pánico similar a la que había puesto al pensar que su padre pudiera enojarse con Dean por dejarlo solo. - Fue idea mía venir aquí por mi cumpleaños. Yo le pedí que te llamará, porque sabía que si él te lo pedía, dirías que si. Y dijiste que si.- afirmo con una sonrisa de picardía Sammy.

Demonios.

Bobby sintió como la cara le ardía un poco al verse descubierto por Sam en su forma de actuar ¡Ese mocoso manipulador probablemente hacía de ellos lo que quería y todos adorandolo como si fuera un pequeño angelito!

- ¿Fue tu idea?- repitió atónito Bobby.- ¿Por qué? ¿Por qué querrías pasar tu cumpleaños aquí? ¡Este lugar es aburridisimo!-

No era mucho más aburrido que todos los otros lugares en los cuales solía estar, pero Sam no dijo nada.

- Porque estás tú.- Sam sonrió encantadoramente ante esas palabras. Era imposible enojarse con Sam cuando sonreía así. - Y quería pedirte algo.-

Bobby suspiró, preparandose para tener que negarle algo al menor de los Winchester. Si había esperado hasta ese momento, era algo que probablemente le sería negado.

- Dime.- Bobby se acomodó más en la cama.

- ¿Puedo llamarte tío?-

- Si, por supuesto.- hubo un silencio expectante por su parte, en el que Bobby miró interrogantemente a Sam.- ¿Y bien?- preguntó por fin.- ¿Qué es lo que quieres?-

Sam sonrió, pero al ver que la expresión de Bobby no cambiaba ni para bien ni para mal, su sonrisa vaciló.

- Llamarte tío Bobby.- repitió Sam, como si no hubiera nada más fácil de entender en el mundo. Y la verdad es que no era tan complicado.- Eso es lo que quería pedirte: poder llamarte tío.- espero con aprehensión la reacción de Bobby. ¿Por qué todos los que lo rodeaban tardaban tanto entenderlo? ¿Es que hablaba en otro idioma?

- ¿Quieres decirme "tío"?- Bobby Singer, el duro cazador de Dakota del Sur cuyo bautismo de fuego había sido matar a su propia esposa, sintió una pelota en el estomágo ante eso.

- Si. Sólo tengo a Dean y papá. Quisiera tener una familia grande. Pero eso no puede ser. A ti te quiero y es como si fueras familia: así que pense que podrías ser mi tío. Si quieres.- Sam vaciló.- Si no, esta bien. ¿Tienes sobrinos?- preguntó Sam. Bobby pensó que era como un potencial jefe preguntando por su experiencia.

- No. Mis padres y mis abuelos eran mi única familia.- Bobby siempre era franco de manera casi suicida.

- Entonces, puedo ser tu sobrino y tú serás mi tío. ¿Te parece bien?- Sam volvió a sonreír.

- Me parece grandioso.- Bobby estaba rogando no largarse a llorar ahi mismo. Respira y corre.

- A mi también.- Sam volvió acostarse, sonriendo con radiante felicidad. - Buenas noches, tío Bobby.- apretó el cochecito Ford contra su pecho y cerró los ojos.

- Buenas noches, sobrino.- Bobby le acarició rudamente la frente y salió de la habitación. Antes de volver a bajar, se encerró unos minutos en el baño y se sorprendió llorando. Nuevamente, era absurdo preguntarse si era de tristeza o felicidad.

Probablemente era de ambas entremezcladas.

Uh. ¿Qué puedo decir? Me quedo más dulce de lo que pensaba, con todos esos momentos en que Sam demuestra todo lo que lo preocupa últimamente: creo que esta tanteando un poco el terreno para preguntarle a Bobby si quiere ser su tío porque, por si no lo habían notado, esa fue la escena disparadora: Sam diciendo en "A Supernatural Cristhmas" "El tío Bobby me lo dió" Supongo que allí me empezó a caer bien Bobby: me imagine que debía haber estado muy feliz cuando Sam lo llamaba tío y muy triste cuando dejo de hacerlo, porque en algún momento dejo de hacerlo.

Si, acabo de decir que Sam estaba tanteando el terreno como si no fuera responsabilidad mía. No sé, pero a mi veces simplemente tengo que poner algo porque los personajes lo harían, me parezca a mi o no.

Aclaro que lo de "dulce" no fue precisamente un elogio. Es decir, si algo me gusta a mi de esta serie, es que dulce sin notarlo.

Por si no quedo claro, siempre hay cosas en mis tramas que quedan medio colgadas, así es como acabaron festejando el cumpleaños de Sam en casa de Bobby: Sam tiene la idea y convence a Dean para que llame a Bobby. Dean le hace creer a Bobby que es su idea y también lo convence de que llame a John para invitarlo, haciendole creer a John que es su idea (de Bobby) Si, es un poco complicado y en otros borradores habían escenas de este plan en acción, pero al final logre arrancar a escribir con el comienzo que use aquí. La verdad, es que fue el fic que más me costó de los tres.

"Mucho gusto, Bobby Singer: bastardo paranoico." XD me encanto esa frase de "Let it bleed"

Una pequeña aclaración antes que me olvide, pero creo que es lo más raro del fic: creo que en el resto de Argentina también (ya me dirán si no) pero en Buenos Aires hay una tradicional rivalidad entre Chevrolet y Ford. Desde que pensé que la torta de Sam tenía que tener algún adorno, se me ocurrió que podía ser un Ford (en contraposición a la lealtad familiar a Chevrolet)y para más, uno emblemático como el Falcón y del año en que él nació. De cualquier forma, fue muy divertido imaginarme a Bobby y John discutiendo por autos. Ya que estamos en eso, me di cuenta que en realidad me tiene muy intrigada la naturaleza de la relación John-Bobby, en los cómics casi no se la explica y yo siempre me he hecho más a la idea de que era una relación más entre Bobby y los chicos que entre los dos adultos, aunque probablemente haya sido primero entre los dos adultos. Probablemente algún día me ponga a hacer algo para desentrañar un poco esa relación.

Por último, otra cosa que capaz no quedo muy clara, es como esta la relación entre Sam y Dean en este momento; lo que pasa es que Dean empieza a crecer y transformarse en un adolescente y ahora se nota mucho la diferencia de edad con Sam. Si leen el próximo capítulo, quizás se enteren cuanto esta creciendo Dean. De todos modos, no creo que sea necesario decir que Dean sigue adorando a su hermanito como siempre. Prueba de eso es que se ha metido en ese lío de su celebración soñada de cumpleaños.

Y si, toda la celebración soñada de cumpleaños de Sam era pedirle a Bobby que fuera su tío.

Bien, para los que todavía tienen fe: nos vemos la próxima. Para los que no: ¡Gracias por leer!