Situado en alguna parte, en las semanas sucesivas a la vuelta de Marte y antes de partir a Europa, 'Probe' -sonda, explorador, exploración, investigación- termina por definir la actuación de Jim con respecto a su comandante y la lenta decisión en éste.
De esta forma, lo que parece un compromiso 'repentino', en UVEE, no lo es tanto. Se mantuvo en uso la pista de Antarctica, mas dos pistas de The Corrs, usadas en homenaje al asunto Darwin IV –explicado en el fic.
Jim y Spock pertenecen a G. Rodenberry y Paramount.
Toda la fauna de Darwin IV, incluídos Ike y Leo, a Wayne Barlowe.
Los problemas de Jim están tomados del Command Track verdadero, de entrenamiento de comandantes espaciales de NASA y de StarFleet.
Tiny y Tuvok son creación de CMM, de KS Archives.
Y por último, éste cachito está dedicado a ariadnechan, quien me dio muchas de las ideas base, en nuestra discusión sobre aliens.
Namasté y gracias anticipadas por leerme.
FantasmaAlineal.
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Pista:The Corrs, Silver Strand.
Pareja; Kirk/Spock, pre-slash
Fandom; Star Trek XI, Expedition: Darwin IV. W. Barlowe.
Disclaimer; No me pertenece nada. No hago un centavo con ello y yadayadayada…
Summary; Jim regresa de Marte. Muchas cosas en él han cambiado. Pieza intermedia entre 'Sled' y 'Unas vacaciones en Europa'. No tiene sentido leerla si no habéis leido 'Sled' primero. Ligeramente universo alterno (es nuestra línea temporal, de modo que habrá algunas fechas y acontecimientos cambiados de acuerdo a las dates oficiales).
Rating; T.
Probe.
1
"Defina, en cien palabras o menos, el conflicto cultural Ike vs Eosapiens y por qué éste no tuvo resolución. Añada un ejemplo de Primer Contacto exitoso, con el mismo esquema."
Jim se frotó los ojos, cansado. Las tantas de la madrugada y unas ganas espantosas de dormir lo menos diez horas.
Pero debía presentar todos sus problemas de Xenología resueltos, porque el profesor Jookuba podía ser más estricto que cualquier almirante y más insoportable que el mismísimo Spock y de paso, Jim estaba interesado en ir a la prueba en Europa.
Suspiró y repasó completa la historia de Barlowe, una simulación engañosamente sencilla de Primer Contacto, que había fracasado por interpretaciones incorrectas, recalcando la importancia del lenguaje no-hablado.
Su PADD titiló, advirtiéndole que tenía un mensaje; al notar que el código de área no era terrestre, se le espantó la pereza…¿Quién diablos?
Archivo gráfico, ¿Acepta?
Jim pinchó el enter y el holopic se desplegó de la pantalla.
Al fondo, la llanura rosada de Amazonia Planitia , con sus salpicaduras en ocre profundo y sus cráteres. Al frente, la sonrisa y los ojos ferozmente rubíes de Ekka y a su lado, Tiny y Tuvok, muertos de risa, en caso de que un huskie pueda hacerlo. Y, en la base del holopic, la críptica frase:
'Pensando en ti… ¿Están bien?'
Jim frunció el ceño. 'Están?' ¿Quiénes? Iba a contestar pero notó que la conexión no era subespacial, sino a la velocidad normal. Por lo tanto, Ekka la había mandado lo menos hacía dos horas.
Por un lado, le dió gusto recibir el holopic; con la prisa de su curación y su salida de Marte, ni siquiera había tenido tiempo de tomar más gráficas de sus amigos marcianos, perros incluídos.
Eso lo devolvió al dolor en sus ojos; quizá debería descansar.
O ponerse los anteojos de lectura que Bones había insistido que usara; sus ojos tenían un tono azul fosforescente que solía asustarlo de sí mismo, en la oscuridad.
Y, de la misma forma que no podía dejar atrás el brillo interno de éstos, tampoco los sueños lo dejaban atrás, en un lugar donde el cielo era rosa y el viento, una canción constante.
No sentía frío y estaba rodeado de afecto. Y de pronto, alguien lo arrebataba de ahí y el dolor y la soledad se volvían espantosos. Jim corría por el desierto rosa y rojo y ocre, intentando alcanzar a las dos lunas, una que corría recta y la otra, como una piedra arrojada por un niño, intentando escapar de algo y tropezando una y otra vez, boqueando, como pez fuera del agua.
En algún momento del sueño –generalmente cuando la angustia empapaba de sudor su cuerpo y sienes- una mano cálida lo retenía y el calor infundido por ésta atravesaba su piel, regresándole el aire, como saliendo a la superficie, desde una distancia enorme.
El calor del otro era tanto cuanto más confortable que la luz rosada y todo se diluía, de un solo golpe.
Jim despertaba con el corazón en la garganta y la ausencia atravesándole, sin comprender muy claramente lo sucedido. Mientras su pulso se normalizaba y su respiración recuperaba el ritmo, en cada ocasión, comprendía más y más que los ***ar tenían que ver con sus sueños y que las euglenas no lo habían dejado inmune…y no nada más en cuanto a los ojos se refería.
Por otro lado… entre las insinuaciones de Tuvok y Ekka y el raro comportamiento de su comandante, no sabía qué pensar.
Tsk.
Una cosa era evidente: Pike no era quien había cambiado su itinerario.
Pero era seguro que Spock había convencido al capitán de que, con lo ocurrido, había pasado la prueba en Gale, aunque no hubiera llegado a Orcus Patera.
Y el vulcano no había dudado un minuto en darle una buena dosis de su sangre -250 cc- para terminar de fumigar las euglenas, sin matarlo ni envenenarlo. La fosforescencia en sus ojos era notoria incluso de día… pero si acaso, eso sólo le había añadido más atractivo. Pinchó la tecla de 'salvar' y guardó el holopic. Quizá después pudiera ponerlo en un marco y constituiría el primero de sus recuerdos de viaje.
Regresó al texto básico de Barlowe y a escribir la respuesta al problema, con un suspiro. Si se apuraba, tal vez podría pescar un par de horas de sueño.
El asunto era sencillo; dos exploradores robóticos bajaban a un mundo quasi M, lleno de increíble flora y fauna y se topaban con seres inteligentes. Los Eosapiens terminaban por destruír a los robots, Ike y Leo, sin que sus razones en la filmación fueran muy claras.
Ambos robots tenían freezbees fotográficos; discos fijos en su parte superior que despegaban y tomaban holopics panorámicos de la situación, antes que la inteligencia artificial de cada uno se decidiera a dar el siguiente paso.
Para muchos de los Xenólogos, el asunto era obvio; los Eosapiens usaban lanzas para defenderse y cazar. Era obvio que habían tomado el despliegue del disco como una amenaza.
Pero para los expertos en computación y cibernética, semejante ataque era un desmerecimiento a la programación independiente de las inteligencias artificiales ¿Qué se haría entonces, con un Primer Contacto en un mundo nuevo que considerase las formas humanoides agresivas?
Los xenólogos –lingüistas y culturalistas, especialistas y generalistas también- insistían que usar una inteligencia artificial para la exploración era una estupidez seria.
Los expertos en computación, que era la única forma de obtener información, sin arriesgar a seres vivientes.
En el ínterin, el problema ético se dejaba siempre a los equipos de Exploración Primaria.
Y Jim sabía que si el curso de Xenología podía añadirle los créditos necesarios para terminar el Command Track en tres años, entonces había que avocarse a ello.
Bueno, lo suyo eran las computadoras; revisó y rechecó la programación de Ike y Leo.
Y de pronto, advirtió un detalle por lo menos, cómico.
Leo era el Oficial Científico. Y su carcasa era de color azul.
Ike en cambio, comandaba la expedición…y era de color amarillo.
Ninguno tenía la misma programación de IA. Ni siquiera tenían la misma edad mental; Leo tenía el equivalente a siete años y Ike, a cinco, mucho más curioso y atrevido y sin menos temor ni análisis.
Sus objetivos eran diferentes y complementarios en todo, a modo de que cooperasen entre sí y no se estorbasen entre ellos, sino que cada uno ayudara al otro a encontrar respuestas –y preguntas- adecuadas a los problemas que se les fueran presentando.
Juntos, formaban una unidad simbiótica de exploración, un par simpático que de paso, había acabado por dar sus colores a la estructura interna de comando, permaneciendo las sondas mecánicas y de ingeniería, con los tonos rojos.
Jim no pudo evitar una risita. Desplegó frente a él la foto de Ike, los ojos de un azul fosforescente…
La idea le llegó a la cabeza con la fuerza de un meteorito; absurda y arrasando todo a su paso, en una ola calórica.
Azul.
Como el punto final de la interrogación en el holopic.
Eso no era un punto; Ekka sabía que Jim era un experto en computadoras ¿Qué mejor manera de mandar un mensaje cifrado que en el punto final de un texto?
Sacó el PADD, apresuradamente y desplegó el holopic, aumentando el punto inferior del signo de interrogación unas diez mil veces.
El texto frente a sus ojos no podía ser más claro
Análisis de situación en las regiones comprendidas entre Hellas y Gale,
Marte:
-Sobre la agrupación denominada ***ar.
-Sobre los efectos posibles a largo plazo, en los habitantes de Marte.
Oficial responsable de la Investigación; Sch'n T'Gai Spock, Oficial Científico, USS Hood.
SD: #$%&
La fecha estelar estaba tachada. Sin embargo tenía que ser reciente, quizá no más de un par de años. Jim leyó vorazmente todo el documento; los cadetes de la Hood también habían corrido sobre las arenas rojas en trineo, comandados en ese entonces por el oficial científico, Spock, bajo las órdenes del entonces capitán de la Hood, Christopher Pike. Hum. Spock estaría recién graduado entonces. De pronto, se topó con un parte médico; cinco de los cadetes habían sido capturados y el vulcano, junto con otros dos marcianos, había salido en su rescate. Cuando lograron hallarlos, los marcianos nómadas –quienes se denominaron a sí mismos ***ar, palabra impronunciable por los terrestres- accedieron a entregar a sus prisioneros…siempre y cuando hicieran trueque con el vulcano.
La médica que viajaba con ellos, Bianca Pike, se había negado. Los ***ar no esperaron; asaltaron al vulano, le arrancaron el traje y le inocularon euglenas.
Luego, los dejaron libres a todos.
La reacción física de Spock a la euglenosis fue por lo menos, violenta: estuvo a punto de morir y tuvo que caer en trance durante más de diez días.
Los ***ar le habían inyectado las euglenas ¿Con qué propósito? Y ellos, tenían los ojos del mismo azul tétrico que la figura del robot frente a él…y que los suyos propios.
Tecleó frenéticamente en la computadora y simultáneamente, conectó su comm . a la locación de Seiya, en Amazonia Planitia: sin importar la hora, Ekka le debía explicaciones…
-0-
Con un suspiro relajado, Spock regresó despacio de la meditación: aún faltaban dos horas para el amanecer terrano, pero se sentía lo suficientemente alerta y descansado para trabajar un rato, antes de partir a su primera clase.
Ordenó al replicador una taza ardiendo de theri-masu y lo endulzó con miel de abeja, una debilidad heredada de Amanda, su madre. Al sentarse, grácilmente, a su escritorio, uno de los PADDs se deslizó al piso, cintilando; la recepción de una tarea.
Contuvo un suspiro de fastidio, dado que éste es una emoción y los vulcanos las controlan. Se había comportado ilógicamente emocional –o como un sicótico desenfrenado, en lenguaje humano- al aceptar la solicitud de proporcionar ayuda a Jumba Jookuba; el exuberante xenólogo Betazoide se miraba encantado de provocar a sus alumnos con una teoría nueva cada vez.
El problema era que los problemas éticos eran más abundantes que los de comandancia, navegación o armamento.
Pero Xenología era una materia opcional que muchos estudiantes –no siempre xenolingüistas- optaban para aumentar sus créditos. Por supuesto, Jookuba les hacía pagar cara su elección. Lo malo era que su grupo asignado, al tener alumnos de todas las orientaciones, no era siempre fácil de dirigir.
De modo que el simpático sabio había terminado por solicitar a sus colegas de Ingeniería, Ciencias y Medicina, el hacerse cargo de los que iban a dar a su área.
De esa forma, Anthony Chapel estaba dirigiendo a Geoff M'Benga y a Leonard McCoy…junto con su joven hija, Christine. Y el profesor Spock, a su vez, tenía a otros tres alumnos a cargo; Pavel Andreievijc Chekov, Nyota Uhura… y James T. Kirk.
Asi, Jookuba tenía más tiempo para los chicos que en verdad se dedicarían a la diplomacia o a la exploración primaria.
Por supuesto, Spock no se había opuesto…en un principio.
Chekov, el chico ruso, era lo que los humanos llamaban un genio, negado a especializarse y curioso por todas las ciencias, ansioso de complacer a sus instructores y con el entusiasmo de hámster en rueda. Nyota Uhura era, por decirlo con justicia, brillante, tan obstinada como un vulcano y con una pasión por los idiomas que la llevaba a practicar lenguajes que no eran sencillos para los órganos de locución humanos, sin cejar.
Jim Kirk en cambio…
Por lo menos, era alguien desconcertante.
Resolución a la simulación teórica del problema Darwin IV: Actitud y Ejecución.
James T. Kirk.
Spock recorrió con la mirada las más de cien palabras de la solución. Tendría que descalificarla, por supuesto, pero si en algo se parecían humanos y vulcanos, era en la curiosidad por las cosas nuevas y no pudo evitar el leer hasta la última palabra.
Claramente, el cadete concluía que:
-Las sondas hermanas no habían tenido suficiente comunicación mutua.
-Se habían limitado a solicitar instrucciones a la inteligencia central, en el DRO.
-Habían desestimado sus propias 'y personales' decisiones, cada vez que toparon con un rastro o evidencia Eosapien.
-La Inteligencia Artificial del DRO ni siquiera había tomado en cuenta sus precauciones.
Y por tanto:
-Si no se les daba independencia y se les reconocía personalidad propia, era inútil mandarlas a investigar incluso vida microbiana.
La comunicación con la IA del Darwin Remote Orbiter era sólo otra forma de burocracia. Tanto Ike como Leo debían ser capaces de sumar sus fuerzas y crear una inteligencia única que les permitiera precaverse, dirigir y comunicarse, de acuerdo a criterios preprogramados de antemano, siempre con opciones abiertas.
Si las herramientas no eran fiables, quienes las manejaran no podrían anticipar los resultados.
Y al final, una especie de disculpa por lo largo de la conclusión… y un archivo viral.
Con algo de precaución, Spock lo desinfectó y lo abrió, para saber de que se trataba; era una imagen de Marte.
Indudablemente, Jim- James- lo había anexado por error, junto con las holopics de Ike y Leo.
Osu Ekka Hakkonen y sus dos perros. Y una frase por lo menos, críptica.
Fascinante: Jim había logrado entablar con los marcianos una rápida amistad. Incluso con Tuvok, a quien Spock consideraba como un excelente juez de la conducta humana.
Spock miró largamente la foto y, sin poder evitar la tentación, se miró en el espejo.
Los conos radiados en sus pupilas ya no fosforescían, afortunadamente, pero recordaba claramente el dolor y el obligado uso de las lentillas de contacto, hasta que su sangre terminó por matar a todas las euglenas, casi seis meses después.
Hasta donde él sabía, los ***ar siempre se habían comido a quien se toparan en sus incursiones, fueran terranos o vulcanos.
No había sido así en su caso… ni en el de Ji…James, y Spock no lograba explicárselo.
Revisó las otras gráficas anexadas y notó entonces que el cadete, en un gesto -nada cómico, por cierto- le había plantado un par de orejas puntiagudas al rostro de Leo, todo cuello estirado en su armadura azul.
Su lógica al mirar a las dos sondas, fue contundente; no necesitó mirar el cronómetro para saber la hora. De cualquier manera, el horario en Marte era casi el mismo y tecleó el número en su comm con menos calma de la que quisiera aparentar.
Hakkonen le debía una explicación.
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Espero, sinceramente, que los links funcionen… o esto no tendrá ningún sentido. Para mayores datos, es más fácil leer la versión de mi livejournal, desde mi perfil.
Gracias anticipadas por sus lecturas y reviews.
Namasté
FA.
