Sensual y perversa
"Esto es lo que yo le hago a mis compañeros de viaje indeseados, ¿sabes, putilla?", saliva deslizada entre sus piernas. El sonido del sollozo contenido. Un gemido que habla de dolor y deseo. Tampoco quiere quebrarla, a pesar de que están solas y nadie le haría reclamos. Al final, la niña no le tiene miedo. Hay sangre en sus uñas y ella, sin embargo, salta a sus brazos, besa su boca, ofrece su sexo como un ramo de rosas. Esa boca que aún tiene dientes de leche, se pega a sus senos y los succiona como buscando alimentarse. Es demasiado. Incluso para un ser de naturaleza sensual y perversa como Teresa.
