Lluvia.
Era el día más adecuado para quedarse en casa. La fría brisa de la mañana había sido abruptamente intercambiada por una inmensurable lluvia que desde la noche anterior, se había manifestado por breves periodos de tiempo y ahora, se había vuelto constante.
Aunque no era nada extraño que las calles de la ciudad se inundasen en este tipo de clima, aun así resultaba bastante exasperante el incremento del tráfico con cada minuto transcurrido.
Era el día más adecuado para quedarse en casa. Gracias a las vacaciones de verano, al menos el transporte público no estaría abarrotado de gente que con urgencia debía llegar a su trabajo y jóvenes adolescentes de estudios medio-superiores y superiores.
Era el día más adecuado para quedarse en casa. Pero justamente hoy todos los alumnos de la máxima casa de estudios habían sido convocados a su regreso a clases, varios empleados regresando a sus labores, la segunda llamada para aquellos que permanecían de vacaciones estaba siendo anunciada.
Pero el regreso de algunos a clases no solo significaba el retorno del abundante movimiento y estrés (sobre todo estrés) de la ciudad. Para Lapislázuli era el inicio de un inmensurable mar de aburrimiento, podía afirmar con seguridad que a diferencia de todos sus compañeros que llegaban a clases completamente emocionados por el nuevo ciclo, ella solo podía sentir la apatía de estar rodeada de ellos.
Regañándose ligeramente a si misma por no haber llevado algún sombrero o paraguas que le protegiera del agua, trataba de transitar por todos los lugares provistos de un techo para llegar a su salón de clases. No es que el agua le molestare en lo absoluto, al contrario, el agua podía ser lo más maravilloso del mundo para ella, pero había estado resfriada hace poco, pero tener el cabello y la ropa húmeda en un día frío, no era algo que le ayudara mucho.
El salón C402 era su destino, que para su buena suerte estaba en la planta baja. Para su mala suerte todos sus compañeros estaban abarrotados frente la puerta del salón (que desgraciadamente) estaba cerrada con seguro. No importaba lo amplio que era el pasillo, no había el suficiente espacio para que todos los jóvenes estuvieran bajo el techo de este y más porque ninguna puerta estaba abierta y podría decirse que más de un grupo se encontraba esperando a su profesor.
— ¿Es enserio?— murmuro Lapislázuli con desgano, viendo la situación mientras poco a poco las gotas de lluvia le empapaban, era inútil...
Observo con pereza a los que tal vez eran sus compañeros de clase, pudo identificar fácilmente a que bando pertenecía cada uno. . .
— Hey ¡Hola!
Lapislázuli se congelo un momento, sus pensamientos abruptamente interrumpidos. Miro a su izquierda lentamente para tratar de encontrar al dueño de la voz que le había saludado, pero nadie se encontraba en esa dirección. Volteo un poco más rápido a su derecha y se topó con la imagen de una sombrilla y fue ahora que tuvo que mirar hacia abajo, allí estaba un... ¿Niño? mirándole fijamente...
— ¿Qué tal?— le saludo este completamente confiado, con una enorme sonrisa en su rostro. Lapislázuli le miro detenidamente, aún sin emitir respuesta alguna. El chico era sin duda... chaparrito, media tal vez unos 30 cm menos que ella, vestía una linda sudadera roja y unos pantalones de mezclilla, calzaba unas (algo infantiles) botas de hule que le protegían de mojarse los pies.
—Uh...— la sonrisa del chico vacilo por unos instantes al tener la mirada calculadora de la jovencita sobre él — Mi nombre es Steven, Steven Universe— se presento un poco más nervioso al notar que aquella chica ni siquiera había cambiado la expresión que tenía hace unos segundos antes de verlo, era en estos momentos en los que él se preguntaba porque tuvo la grandiosa idea de ir a saludarla y tratar de ofrecer su ayuda...
20 Minutos antes, en algún autobús atorado en el trafico.
— ¡De todos los días del verano! ¿¡Tenía que llover justo hoy!?
—Relájate Perla, es divertido.
— ¿Podrías decirme en qué forma esto es "divertido"?
—Es gracioso ver a todos los choferes tocando el claxon, como si eso solucionara el problema.
—Por favor Amatista, eso no tiene sentido ¡Llegaremos tarde gracias a estas precipitaciones fluviales!
—Uish, deja de hablar como una anciana.
— ¡Amatista!
— ¿¡Qué!?
—Basta ustedes dos, ¡despertaran a Steven!
—Lo siento Garnet, ¿Vez lo que causas Amatista?
- ¡Yo no causa nada!
— ¡Claro que sí!
Garnet negó suavemente como la discusión de sus dos amigas volvía a comenzar. ¿Por qué dejo a Perla y Amatista sentarse juntas en primer lugar? Era demasiado fácil que Amatista sacara de sus estribos a Perla (y más cuando esta se encontraba nerviosa y/o preocupada) aun cuando ni siquiera era su intención. Pero vaya, que era tan común que comenzaba a formar parte de su naturaleza.
—Nggg, ¿Qué ocurre?— dijo un soñoliento Steven, levantándose lentamente de la mochila en la que se recargaba
— ¡Oh miren lo que hicieron!, felicidades lo han despertado...— reprendió Garnet con suavidad. Amatista y Perla, quienes se encontraban justo en los asientos detrás de ellos pausaron inmediatamente su discusión al ver a su pequeño amigo despierto.
— ¿Perla? ¿Amatista? ¿Estaban discutiendo otra vez?— pregunto Steven mientras se frotaba sus ojos con cansancio
—Lo siento viejo, pero ya sabes cómo es ella— se disculpo Amatista, diciendo con algo de burla la ultima parte.
— ¿Disculpa?— pregunto una ofendida Perla — ¿Lo ves hermano?— reitero Amatista, ganándose una mirada molesta de parte de su compañera de asiento, quien ya estaba a punto de lanzarse a dar una respuesta si no hubiera sido por Garnet, quien levanto su mano a la altura de su rostro, mostrándole la palma a su amiga. Era una manera de decirle que mejor no debía contestar a eso.
—Ugh, como sea— bufó rindiéndose — No tenía intenciones de despertarte, pero tal vez sea lo mejor, no falta más que un par de calles para llegar ¡Pero este camión lleva como 5 minutos sin avanzar!— expreso molesta su frustración con el tráfico, golpeando ligeramente la pequeña mochila azul celeste que llevaba en sus piernas.
—Miren la hora, ya son las veinte para las siete, debimos llegar desde hace diez minutos— continuó diciendo con cansancio, observando desganada su celular.
—Todos estamos aburridos de estar aquí, Perla. Pero no hay nada que podamos hacer — reconforto Garnet.
Entendiendo la situación, con un bostezo Steven miro la ventana. Las gotas golpeaban con fuerza el vidrio y escurrían a grandes borbotones, la lluvia si era densa, pero no era como si no pudieran hacer algo...
— ¿Trajiste las sombrillas?— le pregunto a Perla de la nada, sorprendiéndola un poco.
—Por supuesto, sabía que debía estar preparada y traje dos de ellas...
— ¿Entonces porque no caminamos a la escuela y ya?— Les sugirió.
Las tres chicas intercambiaron miradas por unos segundos como si fuese la idea más alocada que había tenido...
—Chicas ¿Enserio es necesario que Garnet me lleve en sus hombros?
— ¡Sí!— Respondieron todas al unisonó, casi gritando debido al fuerte sonido de la lluvia.
— ¡Pero yo puedo caminar solo! ¡Además es imposible que me moje los pies! ¡Traje botas!— reclamo ligeramente molesto, si no hubiera sido porque sostenía el paraguas que lo cubría a él y a Garnet, ahora mismo estaría cruzado de brazos haciendo un puchero.
— Simplemente no queremos que te enfermes, eso es todo— le contesto Garnet con calma.
—¡Si Steve-man! Odiaríamos que tengas tos y malestar por nuestra culpa— le animo Amatista
— ¡Pero esta fue mi idea! ¡Sería mi culpa en todo caso!
— Si, pero nosotras somos las mayores a cargo, con la responsabilidad de tomar la mejor decisión para ti, así que la culpa recaería en nosotras por avalar tu idea— explico Perla dándole una sonrisa, tratando de que Steven lograra entender su decisión. —Además— añadió tratando de contentar a Steven — ¿Qué no te gustaba que Garnet te cargue? ¡Puedes ver todo lo que pasa alrededor, desde una muy buena vista!
— ¡Eso es cuando no hay un montón de adolescentes viéndome! ¡Todos pensarán que tengo ocho años!— reprocho avergonzado.
—Amigo, de todas formas cuando te vean pensaran que tienes ocho años— dijo Amatista, restándole importancia.
— ¡Amatista!— regaño Perla de inmediato, lo último que quería es hacer sentir mal a Steven, aún si eso implicaba no ser totalmente franca con él. Cuidar de Steven era su principal misión, de ella, Garnet y Amatista, era inevitable que ninguna no tuviera ese impulso.
— ¡Es decir...!— trató de reparar Amatista por su desliz —Eres tres años menor que el resto de nosotros hombrecito, se notará que estas en mejores condiciones que este par de personas oxidadas.
Tanto Garnet como Perla apoyaron el último comentario de su compañera.
—Si ustedes lo dicen...— respondió Steven resignado —Pero bájame cuando lleguemos a la esquina de la Prepa ¿Está bien?— le pidió a Garnet.
— Mmmm, me parece justo.
— ¡Oh, Al fin!— exclamó una Perla más tranquila y contenta al ya estar a unos cuantos metros de la entrada de la preparatoria — ¡Y son las cuarto para las siete! Caminar fue una buena idea después de todo.
—Creo que tendremos que guardar los paraguas por unos momentos, le sacaremos el ojo a alguien si no lo hacemos— comento Amatista al notar que se acercaban a una gran aglomeración de jóvenes estudiantes, el flujo para entrar a la Prepa estaba siendo bastante lento.
—No creo que tengamos otra opción— asintió Perla, cerrando con cuidado el paraguas, Steven (quien finalmente ya estaba en el piso) hizo lo mismo.
Lentamente fueron avanzando, pero los puestos ambulantes que estaban a fuera de la escuela hacían aún más difícil el transito, abarcando la mayor parte de la acera, los vendedores trataban desesperadamente de que no se almacenara tanta agua en los techos de sus negocios, los cuales no eran más que un par de lonas estiradas.
Alzando su rostro, a pesar de que las gotas de lluvia le golpeaban en la cara, Steven miro con emoción el letrero que se encontraba justo arriba de la entrada de la escuela. Con letras plateadas (tal vez de metal) el nombre de la institución se mostraba con orgullo. Miro a través de las rejas color amarillo y logro distinguir del otro lado la estatua, símbolo de la Prepa, de Don Erasmo Castellanos Quinto. No pudo evitar sentirse más emocionado aún, estaba completamente seguro que hoy sería el día más grandioso que...
¡SPASH!
O tal vez no.
— ¿¡PERO QUE RAYOS!?— gritó una empapada (e indignada)Perla. Sus cabello estaba completamente arruinado, el agua escurría de su cara y ropas, el agua había penetrado la sudadera que llevaba puesta y chorreaba a grandes cantidades mojando sus jeans. Le daba una mirada asesina al pobre comerciante, que accidentalmente, al expulsar el agua de su techo de lona, no se dio cuenta que arrojaba todo su contenido directamente a la jovencita.
Uhhhhhh
Los chicos que estaban alrededor corearon al ver la desafortunada sitación. Steven pudo sentir la tensión en el momento, el venderdor parecía estar aterrado de la mirada de su amiga, pues ni siquiera había emitido disculpa alguna, limitandose a undirse en el lugar donde estaba, completamente avergonzado. Perla abrio su boca para un ataque de quejas hacia el hombre, pero justo en ese momento las carcajas de Amatista le interrumpieron. Todos le miraron confusos, Perla sin poder darle credito a su reacción.
—¡Caray, Perla!— dijo entre risas — ¡Deberías verte en un espejo! ¡Te ves realmente graciosa!
Un gran rubor se formo en el molesto rostro de Perla, miro al rededor, dandose cuenta que todos en el lugar le miraban fijamente, haciendo crecer su vergüenza aún más. ¿Porque no se la tragaba la tierra en este mismo momento?
—Basta Amatista—ordeno Garnet con voz firme —Cuando entremos...— se dirigio a Perla—Deberíamos ir al baño para que te cambies, te dare mi chamarra, traigo un sueter extra tambien. Puedes quedarte con ellos el día de hoy—
—Gracias, Garnet— Susurro en respuesta, agarrando el punte de su nariz.
—Oh boy...— suspiro Steven completamente compujido, primer día de clases y las cosas no estaban marchando tan bien como lo esperaba...
—No tardaremos mucho hombrecito ¡No hables con extraños!— le dijo bromeando Amatista, mientras seguia su camino al baño junto con Garnet y Perla.
—¡No tarden!— respondió, quedandose solo en frente del pasillo donde se suponia estaba su salón. Si no hubiera sido por el paraguas que su amiga le había prestado, de seguro estaría tratando de encajar en el apretado lugar. Suspiró un poco preocupado, se supone hoy debía ser un día emocionante pero comenzaba siendo un desastre. Aunque ¡apenas era de mañana! Nada estaba perdido todavía.
Tal vez ahora sería una gran oportunidad de hacer nuevos amigos, tan siquiera conocer a sus compañeros de clase... Bueno, trataría de entablar la conversación con alguien de su grupo si tan solo supiera quienes se suponen que eran.
Con un poco de timidez, se acercó a donde todos los alumnos, pero cada uno estaba demasiado ocupado hablando y aunque odiara admitirlo, era demasiado bajito para que alguien le pusiera atención, de seguro el no estaba en su rango de vista.
Pero eso no podía desanimarlo, no era posible que todos se conocieran, de seguro debía de de haber alguien solo ¡y él podría hacerle compañía!
Como si fuese la mayor responsabilidad que le habían dado en su vida, se esforzó en buscar a alguna persona cuya compañía pudiera ofrecer, pero simplemente no lograba ver a nadie
Tal vez realmente todos se conocían en este lugar, por muy extraño que pareciera. No obstante tenía sentido, de seguro la mayoría del lugar pertenecían a Iniciación Universitaria. Bien, podría intentarlo después.
Steven sacó de su sudadera su dispositivo móvil, lo último que quería era aburrirse. Estaba checando si no tenía alguna notificación en Facebook y fue entonces, cuando decidió levantar la mirada para ver si sus amigas no habían regresado, que la vio.
Lo primero que llamó su atención fue su cabello, era una hermosa tonalidad de azul oscuro (muy probablemente azul rey), esbelta y algo alta, llevaba una chaqueta negra y un holgado suéter debajo de ella. Noto su desilusión cuando ella miró el desastre del pasillo, su expresión manifestaba un gran desagrado al mismo tiempo que mucha apatía, ella simplemente se quedo inmóvil. Pudo ver cómo el agua resbalaba de los mechones de su rebelde y corto cabello, mojando la hermosa piel morena clara de su rostro.
No podía permitir que se siguiera mojando, como si fuera un reflejo camino hacia ella...
Actualidad
Y aquí estaba el Caballero del año, nervioso por la mirada de la chica que hacía unos segundos se le hacía muy bonita (y no es que dejara de serlo ahora) pero al estar lo suficientemente cercas, noto por primera vez que aquella mujercita (por muy raro que parezca) tenía ojos azul oscuro. Pero ella no respondía a su saludo y él, al no tener tal vez nada más que decir, nerviosamente estiro el brazo donde sostenía su sombrilla y compartió de su protección con la bella (pero extraña) chica.
— Steven, ¿Cierto?— finalmente le respondió.
—Ah ¡Si!— contestó torpemente.
—¿Estás perdido?— le preguntó con confusión, mirándolo directamente a los ojos.
—¿Qué? E-es decir ¡no! N-no estoy perdido.
— ¿Qué haces aquí? ¿No estás buscando iniciación universitaria?
—No— contestó Steven —Yo estudio aquí, en la Preparatoria— dijo con bastante orgullo.
—¿Enserio?— le preguntó incrédula. Si, como si pudiera creerle eso.
—¡Si!— respondió emocionado el chico —Podríamos decir que me salte la secundaria, le pude demostrar a la SEP que estaba listo para la Preaparatoria— le dijo con mucho orgullo.
—Ah, genial— le contestó con indiferencia — Así que tienes ¿Cuantos años?
—Doce— dijo Steven sonriente —¿Y tú eres?
— Lapis, Lapislázuli— se presento la jovencita — Te dare un consejo— le comento, cambiando su tono de voz a uno un poco más sombrio —No confíes en nadie.
Dicho esto, Lapislázuli se alejo de Steven, no sin darle una palmadita en su hombro.
—Y una cosa más—agrego antes de irse, deteniendo su marcha por un momento —No es bueno que estes saludando a la gente así de la nada, trata de no meterte en le camino de las personas equivocadas
—¿Personas equivacadas?—musito Steven completamente confundido por las palabras de Lapislázuli.
—Adios, Steven— finalizó, alejandose. Ahora no le importaba en lo más minimo que se enfermara más de lo que podría hacerlo, no le importaba ser tan cortante con el chico, sabía que era lo mejor para él y para ella.
Sabía que este ciclo escolar sería igual de horroroso que el anterior...
