* Esta historia tiene lugar un año después de mi historia "La Venganza de Greystoke" no es necesario que leas aquella para entender esta. Solo saber que este es un mundo alternativo donde Ángel adopto un hijo, Demian (de 15 años) quien tiene poderes de caza vampiros (si, es un chico y no una chica, lo se), Connor tiene 22 años en esta historia osea que es el hermano mayor. =)
Había estado lloviendo desde que amaneció, a momentos más intenso que en otros pero ni siquiera si una tromba estuviese cayendo a fuera. Connor se hubiese perdido la oportunidad de salir. Era su primera cita de verdad con una chica, la primera desde que llegase a vivir a Woodstock con su padre y su nuevo hermano menor. Las cosas con ellos estaban resultando muy bien, sobre con su padre, con quien en muy poco ya había construido una relación que jamás antes hubiese imaginado posible. Ahora, no había más riñas entre ellos, ni rencores o confusiones del pasado, solo. . . amor y una buena camaradería que crecía a cada día. Y no solo entre ellos, pues también había comenzado a desarrollar esa conexión con el otro chico, con Demian. Aun cuando al principio estuvo un poco renuente a jugar el papel de hermano mayor, pronto descubrió que en realidad le agradaba serlo. Pues le daba la oportunidad de tener un amigo y a veces un aprendiz con quien pasar el tiempo. Finalmente, Connor podía decir que tenía una verdadera familia y lo hacía con orgullo pues era lo que había deseado toda la vida. Aunque. . . Esa noche, realmente solo deseaba que su hermano dejara de molestarle con sus incesantes suplicas de que le dejase a acompañarlo a su cita.
— ¿Porque no puedo ir contigo?, me encanta comer ahí. – decía el niño por enésima vez desde que Connor saliera de ducharse y lo encontrara esperándole en su habitación.
Lejos de molestarse, Connor encontraba la situación más que graciosa y no pudo perder la oportunidad para meterse un poco con su hermano.
— Porque A: Esto es una cita, ósea dos personas. No tres, ni cuatro. "Dos" y B: Te conozco, aun si te pusiera en otra mesa a parte, estarías todo el rato hablándome con tus quejas. "Quiero irme" "Estoy aburrido" – decía, haciendo su mejor imitación de niño pequeño con su voz.
Demian arrugo el gesto.
— Yo no hablo así. – dijo.
Connor sonrió.
— Lo haces ahora, escúchate. – indico, dirigiéndose entonces hacia su closet para sacar la camiseta negra con pequeños rombos grises que ya había escogido llevar para la cita desde el día anterior. Se ha hecho sobre los hombros y ágilmente comenzó a abotonarla.
— Por faaa Connor, llévame. Juro que no molestare.
Esta vez Connor no pudo soltar una carcajada.
— Jaja no creería eso ni aun que me firmaras un contrato. Es un hecho que tú no puedes pasar más de 3 minutos con la boca cerrada chico y aunque a veces eres divertido, esta noche preferiría divertirme con Maya. – y le guiño el ojo como gesto de picardía.
Demian se cruzó de brazos, enfadado.
— Pues espero que hables de acostarte con ella, porque de otra forma estas por salir con la persona más aburrida de Woodstock. .
— Ni siquiera la conoces. – dijo, un poco indignado por las mentiras que su hermanito pretendía hacerle creer.
— ¡Claro que sí! – Exclamo, Connor le dirigió la misma mirada que su padre cuando le descubría en una mentira y entonces suspiro, derrotado y sin más que decir la verdad. — Bueno. . . No directamente pero mi amigo Rob tiene amigos que sí y ellos dicen que es más aburrida que una comedia navideña. – agrego.
Connor puso los ojos en blanco, por supuesto que en un pueblito como Woodstock todo mundo hablaba de los demás. Pero él no iba a caer en ese juego.
— Pues no me importan que digan esos tontos. Yo voy a salir con ella y me la pasare muy, muy bien. – aseguro. Ahora acomodándose el cuello de la camisa hacia arriba, pues no quería parecer demasiado formal ante la primera chica que caía en su red.
— ¿Quien se la pasara bien con quién? – se escuchó preguntar a la voz de Ángel. Ambos chicos giraron rápidamente y lo encontraron de pie en el umbral de la puerta.
Connor le sonrió.
— Hola papá, hablábamos de mi cita de hoy.
— ¿Así? – sonriéndole de vuelta. Le hacía mucha emoción ver que su hijo finalmente comenzaba a abrirse con las demás personas de la ciudad. Pues eso significaba que ambos estaban en el mismo camino. Construyendo un hogar.
— Papá dile que me lleve. – le rogo Demian.
Connor encontró más que fastidioso que su hermano involucrara a su padre en una conversación que era de ambos, y decidió ponerse serio con él.
— Ya te dije que no y es no. – Dijo con firmeza.
A Ángel no le gustó mucho el tono con el que su hijo mayor se dirigió al pequeño, pero decido pensar que eran cosas normales de hermanos y no llamarle la atención. Así que mejor se concentró en la actitud de su pequeño.
— Hijo, entiende a tu hermano. El solo quiere pasar un buen momento con su amiga a solas. Es una cita, no una fiesta abierta. – dijo, apelando a su mejor juicio, pero no resulto, y Demian continuo haciendo su puchero.
— Pero irán a cenar a Fell's Kit, sabes que me gusta mucho la comida de ahí.
— Lo sé, pero esta noche es de tu hermano. Si quieres nosotros vamos otro día.
— Pero yo quería hoy. . .
Ángel suspiro, armándose de paciencia para no ver aquello como una pataleta más de su hijo que necesitara ser cortada. — Hijo al único lugar al que iras ahora es a tu habitación, seguro que tienes muchas cosas que hacer para divertirte esta noche. – le dijo.
Demian por supuesto que entendió aquello como "mejor vete a tu habitación antes de que te castigue" y decidió hacer caso al memo. – Bien – dijo, y avanzo hacia la puerta de salida, no sin antes regresar para despedirse de su hermano. — Pero que conste que yo te advertí que es aburrida. – dijo.
— Demian. – murmuro Ángel entre dientes y a muy poco de perder la paciencia. Por supuesto, Demian supo verlo y antes de que eso pasara, salió corriendo fuera de aquella habitación. Ángel negó con la cabeza, sin poder creer cuanta impertinencia podía mostrar su pequeño hijo. — Discúlpalo, tu hermano puede ser un poco. . .
— ¿Tonto? – agrego Connor.
— Aferrado. Ninguno de mis hijos es tonto. – dijo muy seriamente, el hecho de que Connor ya fuese un joven adulto no significaba que le iba a permitir tales actitudes.
— Jajaj, solo bromeaba papá. — se apresuró a decir Connor. Lo último que quería era molestar a su padre en una noche tan especial. — Se cómo de aferrado puede ser ese mocoso. ¿O ya te olvidaste de cuando quiso que le enseñara a usar la patineta?
Ángel abrió mucho los ojos, como si el recordar aquello le hubiese traído de vuelta toda la angustia y el disgusto que ambos chicos le hicieron pasar.
— Dios, no. No me había preocupado tanto desde que tú eras un bebe. – declaro.
Escuchar tal cosa llamo mucho la atención de Connor. — ¿Y eso porque? – exigió saber, pues era la primera vez en mucho tiempo que su padre hablaba de aquellos días pasados y no podía perder la oportunidad para saber más de ellos.
Ángel dudo un segundo en decírselo, pero luego sonrió. Entendiendo que no había por lo que tuviera que avergonzarse.
— Bueno, tenía miedo de que mientras dormías dejaras de respirar. Así que yo me pasaba todas esas noches despierto. Escuchando tus pulmones. – dijo.
Connor parpadeo un par de veces, tratando de imaginarse tal cosa. Lo cual, no era tan difícil pues ya había visto a su padre varias hacer lo mismo por las noches con su hermano menor. — Eso es. . . dulce. . .y raro. Pero dulce. – balbuceo.
Ángel rompió en carcajadas.
— Jaja, lo sé. Pero volvería a hacerlo con gusto de ser necesario. – dijo, sin admitir directamente que aún lo hacía. Algunas noches se paseaba por el pasillo para escuchar las respiraciones de sus hijos, y así saber si tenían algún mal sueño del que debiera protegerlos.
— Pues menos mal que mis pulmones son muy sanos. – dijo, comprobando su aliento al poner su palma frente su boca.
— ¿Usaras corbata? – inquirió Ángel, pues aun cuando su hijo seguía empeñado en usar sola ropa oscura, era la primera vez desde que se mudó en que lo veía usar ropa tan fresca (jeans, zapatos relucientes y camisa juvenil abierta) que quería aconsejarle no ponerse una corbata. No como hacia todos los días en su trabajo.
— No. No es nada formal, solo es una cena. – respondió Connor, mirándose una última vez en el espejo para comprobar que todo estaba en su lugar y lo estaba.
— Claro una cena pero. . . ¿Hay planes para después?
— Si, tendremos sexo en el auto de camino a su casa. – respondió seriamente y espero un segundo para ver la reacción de su padre antes de explotar en carcajadas. — Jaja es una broma Papá. – Ángel respiro de nuevo, no porque encontrara algo malo en lo que Connor había dicho, sino porque le había tomado por sorpresa escucharlo. — Apenas la conozco papá, así que solo será la cena y la llevare a su casa después. – agrego.
— Claro, yo solo preguntaba porque. . . Bueno. . . No hemos podido hablar de. . . – Ángel se quedó callado un momento, sin saber cómo sacar el tema a colación o siquiera si era correcto hacerlo. Por suerte, Connor lo hizo por su cuenta.
— ¿Hablas de la charla? – pregunto lleno de incredulidad. Ángel asintió, un poco avergonzado por tener que mencionarlo. Cosa contraria a Connor, que siguió riendo. — Jajaj, ya tengo 22 años. Hace mucho tiempo que mi padre me dio esa charla. No tienes que preocuparte tú por eso. – dijo, y tan pronto vio la tristeza que se reflejaba en el rostro de su padre se arrepintió de haberlo hecho. Tener 2 padres (bueno, técnicamente 3) diferentes aun no era algo sencillo de manejar para nadie.
— Si, lo sé. Yo solo decía. . . Como sea, pásatela bien. Maneja con cuidado si vuelves tarde. – Ángel le dio un beso en la frente y abandono rápidamente la habitación.
— Papá vamos, yo. . . – se quedó callado, pues su padre ya no estaba y realmente no sabía que decirle para compensar lo que acababa de decirle. Entonces se golpeó a sí mismo en la cabeza, frustrado. — Genial, Connor. Eres un idiota. – se dijo a sí mismo.
Escuchar a su hijo llamar padre a otro hombre no era nada sencillo para Ángel, aun cuando entendía que Connor no lo hacía de mala fe sino porque las circunstancias lo habían dispuesto, seguía sintiéndose mal por ello. Pues era un recordatorio constante de que no importaba cuanto se esforzara para compensarlo, él jamás lograría pagarle a Connor por la infancia y la adolescencia que no pudo brindarle. Y eso era demasiado triste de pensar.
— ¿Se ha ido Connor? – pregunto Demian al entrar a la cocina, donde su padre llevaba buen rato metido ya.
— Hace un momento. – respondió, saliendo finalmente de sus pensamientos para continuar con sus labores de la cena.
— Genial, espero que le sirvan comida podrida en el restaurant. – dijo lleno de ironía
Ángel frunció el ceño.
— Demian no seas impertinente. Es tu hermano de quien hablas. – le reprendió.
— Claro, mi hermano el que ni siquiera me hace caso. . .
— ¿Que dices? – sonando más divertido que molesto por su declaración. — Hijo sabes muy bien que eso es mentira. Conn te adora, siempre ha estado ahí para ti cuando se lo has pedido. – agrego.
Demian torció el gesto, enfadado.
— Pues no esta noche. – murmuro.
Ángel puso los ojos en blanco, aun cuando su hijo ya tenía 15 años, seguía teniendo 5 en muchos aspectos. — Porque no estará solo. O dime, ¿a ti te gustaría que tu hermano estuviese presente cuando sales con tus amigos?
Se encogió de hombros, como si no fuera nada. — ¿Porque me molestaría? tendríamos a alguien más para jugar.
— Claro que sí. — Ángel dejo escapar una risita, por supuesto que debió haber adivinado dicha respuesta. Era en esos momentos que se daba cuenta de lo afortunado que era por tener a dos chicos maravillosos y diferentes en su vida. — Pero hijo, tu no siempre vas a querer jugar videojuegos. Algún día vas a querer otras cosas como Conn y entonces. . . – se mordió la lengua, de verdad no quería pensar en ese futuro todavía, no cuando lo que le hacía más feliz era tener a su pequeño para él solo. — Entonces lo entenderás.
— Uh, vaya mierda. — murmuro desanimado el chico, pero aun con ese tono, se hizo merecedor de una fuerte nalgada. — ¡Auu! ¿Y eso porque? – exigió saber de inmediato.
— Te he dicho que no uses esa palabra. Ahora ve a lavarte las manos para cenar antes de que lo que te lave sea la boca con jabón. – advirtió Ángel y el chico salió corriendo como si no hubiese mañana. Eso le hizo sonreír mucho de nuevo.
— Niños. . .
...
Tan pronto su cita llego a la mesa, Connor se dio cuenta de que su hermanito había tenido razón todo el tiempo. Maya iba vestida con un esponjado vestido blanco lleno de flores de varios colores en sus pliegues, algo que hablaba mucho de su personalidad. Aun así, le dio el beneficio de la duda y se levantó para abrirle asiento como señal de caballerosidad, ella sonrió de una manera muy extraña, una que por un segundo hizo pensar a Connor que estaba saliendo con una inocente menor de edad.
Connor torció una sonrisa al volver a sentarse, y prácticamente tuvo que mantener esa expresión en su rostro por el resto de la siguiente hora, pues una vez que Maya recibió la carta no pudo parar de hablar sobre un montón de cosas que no eran importantes. Como la sal en la comida, algo de la diabetes que había visto en un documental de la televisión y lo peor, la crueldad con la que los animales eran asesinados en los mataderos. Un tema que ella no encontró nada difícil comentar con todo detalle, haciendo que incluso el hambre se le quitara a Connor por completo.
— Y. . . ¿Hace mucho que vives aquí? – pregunto Connor para cambiar de tema, aunque cada vez se sentía mucho más tonto por estar ahí. Definitivamente la idea de haber llevado a Demian para que le acompañase ahora no le parecía tan mala.
Mañana negó con la cabeza, tragándose un enorme bocado de espaguetis.
— Unos 13 años. Mi madre quería un lugar tranquilo para que sus hijos vivieran y no eligió tan mal. Woodstock es tan tranquilo que a veces pienso que está muerto. – y rompió en carcajadas, Connor dudo por un segundo en si aquello había sido una broma, y si debería reír por ello, así que al final simplemente torció su sonrisa.
30 minutos después, y aun cuando llovía a cantaros, Connor se aliviado de dejar a la chica en la puerta de su casa. Aquella cita había sido por mucho la peor que había tenido nunca, Maya era muy guapa, demasiado, pero su encanto no abarcaba nada más que su físico. Su hermanito había sido muy sabio al referirse a ella como "Más aburrida que una comedia navideña" pues de verdad que lo era. Así que tras asegurarse de que ella entrara a la seguridad de su casa, regreso a su auto y de inmediato comenzó a conducir pues lo último que quería era que ella fuese a salir de vuelta para decirle que deseaba repetir la experiencia, pues eso nunca, ni aun que le pagaran un millón de dólares, lo volvería a hacer.
Connor se apresuró tanto a conducir que ni siquiera fue capaz de percibir la energía oscura que le espiaba desde dentro de las sombras. Una energía perteneciente a una criatura que había sido atraída a la ciudad por la energía mística que Connor y su familia desprendían. Y que había quedado más que embelesada con él aquella noche, y justo por estaba decidida a conocerlo. No con su forma original, si no. . . Con algo mejor.
Connor no tenía idea de que hora era, pero tenía un plan muy sencillo, llegar a casa, ponerse algo más cómodo y dormir. La única cosa que había querido hacer desde que aquella chica abrió la boca por vez primera esa noche. Sin embargo, ese plan se fue a la basura cuando de reojo pudo contemplar a un par de chicas que corrían asustadas fuera de un callejón. Piso el freno a fondo, haciendo que los neumáticos de su auto rechinaran contra el pavimento y se bajó, corriendo bajo la lluvia para llegar a ellas inmediatamente.
— ¿Están bien? – les pregunto, viendo entonces que una de ellas (pelirroja, con gruesos anteojos y un ridículo suéter de Mickey mouse) tenía una herida abierta en la cabeza.
La otra chica se las arregló para responder con la voz quebrada en llanto. — ¡Hay un sujeto ahí! ¡Quiere lastimarnos! – dijo, señalando de vuelta al oscuro callejón.
Connor puso los ojos en blanco, pensando ¿Por qué 2 chicas querrían entrar a un lugar así en primer lugar? ¿Es que eran tontas o algo?
— Está bien, voy a revisar. Suban a mi auto. – les dijo, intento dar el primer paso en la dirección indicada pero la pelirroja tiro de su brazo.
— ¡No vayas! ¡Te matara! – dijo.
De nuevo, Connor puso los ojos en blanco debido a su dramatismo. Tiro de su brazo para que le soltara y entonces se echó a correr. Internándose en la oscuridad del callejón hasta encontrarse cara a cara con el vampiro. Quien ya se encontraba en camino para hacer victimas a aquellas niñas.
— ¡Grr! – rugió el vampiro al verle.
Connor se rio.
— De verdad que escogiste la noche equivocada para molestarme. – dijo, el vampiro frunció el gesto sin entender de que hablaba y Connor no perdió tiempo para golpearle la cara con un fuerte puñetazo. . .
* Gracias a todos por continuar leyendo, espero que les guste esta historia tanto como las anteriores. Grandes cosas vienen!
Por favor Review!
