Se preguntarán: ¿cómo es que llegue aquí?

Bueno, la mala suerte o quizás el destino se encargaron de atar todos los hilos entorno a esta historia. ¿Cómo podría haber sabido yo que el asistir a aquel campamento de verano cambiaría toda mi vida?

Todo comenzó aquel día...

- Tren con destino a Gyerim saldrá a las 18:00 hrs desde el andén 4, por favor se recomienda a los pasajeros de este vagón abordar ahora. -

Levanté la mirada, tomé mis maletas y me encaminé hacia el tren, al andén donde se encontraba la salida de escape a todos mis problemas familiares, los que últimamente ya no me dejaban dormir. En casa mamá y papá se llevaban discutiendo, mi madre ya no soportaba las infidelidades de el señor Hwang y todo ya estaba decidido, ellos se separarían dentro de poco.

No es que ellos ya lo hubiesen anunciado pero la decisión estaba más que tomada por ambos aunque ninguno digiera nada, no había forma ya de salvar su matrimonio.

Abordé el tren sin pensar en nada más y me senté junto a la ventana, el cielo se encontraba de un hermoso color naranja, el atardecer se despedía de mí brindándome un cálido abrazo a través de los casi escasos y débiles rayos del sol.

En California solían mandarme a campamentos así, en un intento por deshacerse de mí, pero ¿qué tan diferentes serían esos a los de aquí de Corea del sur? Y aunque una parte de mí se encontraba deprimida ya que sabía cual era la razón por la que me enviaban a este viaje, pero otra parte de mi ser, estaba ansiosa por las nuevas aventuras que se acercaban cada vez más.

Al llegar el paisaje era hermoso, por supuesto, no podía negarlo. Todo era de color verde: los troncos cubiertos de musgo, el dosel de ramas que colgaba de los mismos, el suelo cubierto de helechos e incluso el aire que se filtraba entre las hojas tenía un matiz de verdor. El terreno era inmenso, los arboles eran abundantes y tan altos que daban la impresión de que podían tocar el cielo. Una voz grabe se encargo de sacarme de mis pensamientos ante la hermosa vista, se trataba de un Joven aproximadamente de unos veinte años, alto y robusto, de cabello negro que sujetaba en una cola de pequeño tamaño, lo cual no le quitaba nada de varonil, por el contrario, le daba un toque salvaje. Vestía una playera negra y unas bermudas de un verde oscuro, ropa bastante acorde para la situación.

- Todos por favor pongan atención y escuchen, mi nombre es Park Yoochun y soy uno de los guardias del prestigiado Campamento SM, en esta ocasión seré el encargado de guiarlos hasta el comedor en donde se les serán asignadas sus cabañas y sus respectivas camas. poe favor síganme y no se separen tanto. -

Caminamos tras el Guardia Park, un grupo aproximadamente de unos cuarenta jóvenes, todos de entre dieciséis y veinte años. El camino era hermoso, ríos, animales, puentes colgantes, era todo lo que siempre quise en un campamento. Realmente era un manjar para la vista y hacía que a ratos se me olvidase el motivo por el que estaba ahí.

Al entrar al comedor, primero nos dividieron entre hombres y mujeres, luego formamos filas para sortear las habitaciones que nos tocaría a cada uno de los miembros del campamento.

- ¿Así que veinticinco?, bien sígueme, es por aquí. - me sobresalte al sentir el ojo espía de alguien detrás de mi y su voz melódica cerca de mi oído. Me di vuelta y me topé con un chico hermoso que vestía igual al guardia Park, realmente hermoso, de ojos pardos y cabello negro azabache, piel blanca y cara delicadamente tallada.

- Gra-gracias. - sonreí tontamente y camine detrás de aquel magnifico ser junto a unas siete chicas que estaban al igual que yo babeando con el dios coreano frente a nosotras.

- Esta sera su cabaña, dentro encontraran las no camas. Deben dejar su equipaje aquí y luego ir al comedor para la cena. Nos vemos ahí. - sonrió de manera espectacular, dio media vuelta y desapareció entre la oscuridad del bosque.

Una vez ya dentro de la cabaña, cada una eligió una cama, en total eramos ocho mujeres.

- Al parecer se nos adelanto una. - la chica más alta de todas señalo la cama del rincón la cual ya tenia maletas encima.

Caminé a lo largo de la cabaña y me decidí por la que estaba junto a esa cama ya ocupada, ya que daba justo a la ventana y observar el cielo antes de dormir seria maravilloso.

Compartí el camino de vuelta a los dormitorios con Jessica, una chica de mi edad y quien también había vivido en california exactamente en el estado de Washington. Nuestra conversación trataba de las diferencias entre ambas culturas, ambas teníamos mucho en común por lo que no demoró en compatibilizar conmigo.

- Viste la cantidad de chicos que había en el comedor esto va a ser divertido, estoy agotada de caminar por estos senderos rocosos. - Jessica se dejo caer sobre el colchón de su cama, se quito las zapatillas y masajeo sus pies. - No se si podre soportar hasta el fin de este campamento, quedare sin piernas. -

Jessica era una chica rubia, de aspecto elegante y muy delicada, pero a la vez daba la impresión de ser una mujer dura, impenetrable. En la cama próxima había una chica de proporciones espectaculares, cabello negro y piel morena la cual observaba curiosamente a Jessica.

- Hey chicas, ¡presentémonos! recuerden que seremos compañeras de habitación. Debemos llevarnos bien. - exclamó nuevamente la más alta, extendiendo una manta sobre el centro de la habitación y sentándose sobre ella.

Todas tomamos asiento y nos miramos las caras sin saber quién debería comenzar a hablar. La primera en romper el silencio fue la explosiva alta, misma que había sido la única en atreverse a hablarle al grupo completo.

- Bueno seré la primera, Soy Sooyoung Tengo dieciocho pero pueden llamarme Soo. ¡Espero tener una buena relación con todas! - Así que se llamaba Sooyoung, tenia el cabello corto por sobre los hombros era realmente alta y delgada, su rostro mostraba siempre una hermosa sonrisa y pensé al momento en que ella sería quien nos entretendría las noches.

- Yo... Me llamo Im Yoona de diecisiete. -prosiguió una chica de cabello castaño liso, quien al igual que Sooyoung tenía la apariencia de ser alguien explosiva pero con un toque de ternura.

- Hyoyeon a sus servicios, dieciocho años y en el éxtasis de su vida. - sonrió animadamente una chica rubia de aspecto humilde y con tan solo mirarla me pude dar cuenta que ella se convertiría en una muy buena amiga.

Jessica miro a la morena quien era la siguiente en presentarse, sostuvieron sus miradas un segundo y ambas se ruborizaron levemente.

- Kwon Yuri de dieciocho años, espero llevarnos bien. - le sonrió únicamente a mi nueva amiga rubia, haciendo que esta se ruborizara aún más. Aclaro su garganta y respondió a aquel exclusivo saludo.

- Hi, my name is Jung Jessica , I am 18 years old and I from California. - todas abrieron sus ojos ante el ingles de la rubia, quien al notar el gesto les devolvió una sonrisa autosuficiente.

- ¿No eres coreana? - una pequeña rubia se acerco a analizar los rasgos de Jessica. - Disculpen soy la adorable Sunny y tengo dieciocho. - prosiguió su búsqueda en el rostro de la rubia.

- Mis padres son coreanos, pero yo nací fuera de aquí. - se apartó del toque de la pequeña. - Hablo perfectamente coreano e ingles. - sonrió a las demás quienes la admiraban atentamente. - Al igual que ella. - su dedo señalo en mi dirección y todas giraron hacia mí.

De pronto sentí una sensación intensa, como si alguien me estuviera observando, alguien más aparte de las chicas junto a mí. Un codazo de jessica me saco de aquella extraña situación obligándome a presentarme.

- Soy Hwang Tiffany también vengo de California, tengo dieciocho. - sonreí a todas con mi clásico eyes smile.

- Yo soy Kim Taeyeon... Un gusto. -

Una voz proveniente de mi espalda me hizo estremecer y girar al instante, una chica de cabello castaño claro casi dorado, ojos a tono con su cabello, ojos pardos e intensos, ojos que se encontraban fijos a los míos. Sin darme cuenta contuve la respiración.

No soy consiente de cuanto duró aquel momento, pero si de lo significativo de aquella conexión.

Fue de un segundo a otro que una voz lejana rompió aquel hechizo.

- Disculpe ¿qué edad tiene? - una chica de aspecto infantil cerro su libro y miro a la extraña.

La misteriosa chica vestía una chaqueta de cuero negra junto a unos jeans ceñidos del mismo color, se sentó sobre la cama que se encontraba ocupada cuando llegamos, sonrió y contesto sin mirar a nadie.

- Tengo diecinueve. -

- Al parecer soy la menor, mi nombre es Seohyun. Espero que cuiden de mí. - la chica sonrió angelicalmente a todas. - Ya es tarde... Creo que debemos ir a dormir.- agregó la menor haciendo que jessica volviera su atención al circulo y la mirara con algo de desprecio.

- ¡Olvídalo! - la efusiva Sunny negó con sus brazos, sonrió traviesamente y prosiguió - ¡Hay que brindar por el comienzo de esta amistad! - se levantó, fue hacia su maleta y comenzó a buscar. Al cabo de unos minutos volvió a sentarse con cuatro botellas verdes en las manos.

- ¡Eh, eso es Soju! ¡trajiste alcohol al campamento! - la más alta le arrebato una de las botellas y la abrió rápidamente. - Eres la mejor. - bebió un gran sorbo de aquel líquido transparente.

La pequeña Seohyun hizo un gesto de disgusto y se levantó dirigiéndose a dormir a su cama. Sunny nos entrego una botella para jessica y yo, luego le dio una a Yoona y Yuri, ella compartiría su botella con Hyoyeon.

- ¡Hey! Taeyeon ¿bebes con nosotras? - Soo levanto su botella hacia la castaña del fondo de la cabaña y esta respondió con un seco "no, gracias"

Eran ya pasada las tres de la madrugada cuando decidimos ir a recostarnos, Yuri se encargo de meter a la cama a mi rubia amiga, mientras que Sunny, Hyoyeon y Sooyoung juntaron sus camas y se dejaron caer sobre ellas durmiéndose al instante. Yo en cambio, me arrastré hasta el borde de mi cama, realmente no estaba acostumbrada al alcohol por lo que al intentar levantarme perdí el equilibrio pero por suerte no caí. Unos delgados pero firmes brazos me tomaron por la cintura y me sostuvieron.

- No deberías beber así si tu organismo no está acostumbrado... Chica extranjera...- susurró en mi mejilla, sin que nuestra piel hiciera contacto mientras sus ojos pardos se clavaron en los míos.

Me ruborice al verla tan próxima, pude sentir como mis músculos internos se contrajeron ante su presencia, nunca en mi vida había sentido aquel huracán de sensaciones en un segundo.

- Lo si-siento... - dije casi de forma inaudible, manteniendo su mirada y perdiéndome en aquel profundo color pardo.

- Kim Taeyeon, a tus ordenes.- su voz era tan armónica; Me apego más a su cuerpo haciendo que mi respiración se cortara y mi boca se abriera en sorpresa a los escasos centímetros que nos separaban de aquel toque tan irreal.

En un movimiento ágil me dejo recostada sobre mi cama, esbozó una media sonrisa y se tumbó en su lugar volteándose hacia mi y volviendo a mirarme de esa forma tan penetrante.

- De-debo quitarme los jeans... - le hice un gesto con la mano indicándole que dejara de mirar ya que no me cambiaría con ella observándome.

- Sería un delito no apreciarlo con su debida atención, pero ya habrá tiempo para hacerlo. Buenas noches Tiffany. - dio una mirada a lo largo de mi cuerpo, haciéndome sentir un escalofrío a medida que avanzaba y luego se volteo.

Ya contra la almohada no quise darle vueltas a nada, el alcohol me impedía pensar con claridad. Cerré los ojos y me dormí, unos profundos y dominantes ojos pardos invadieron mi sueño.