ATRAPEME SI PUEDE SEÑOR AOSHI
Capitulo1: El inicio del viaje
Por: Okashira Janet
Antes que nada aclarar que obviamente Rurouni Kenshin no me pertenece es propiedad de Nobuhiro Watsuki maestro de maestros, esta es una re-edición, espero que sea de su agrado, sin más comenzamos.
EL INICIO DEL VIAJE
Misao lavaba los platos, odiaba lavar los platos (como cualquier mujer), en especial, odiaba lavar las pilas de platos que se acumulaban en el Aoiya, pero bueno ¿Qué le iba a hacer?, con un suspiro siguió con su labor, en unos momentos le tocaría volver a su trabajo de mesera y Okon seguiría con los platos, que era mejor ¿Lavar platos o servir comida? bueno realmente las 2 opciones eran feas, la chica volvió a suspirar.
"Mi vida se esta volviendo medio aburrida" pensó al tiempo que dejaba otro plato limpio sobre el trastero, a ella le gustaban las emociones fuertes y poder sentirse útil y llena de vitalidad, no es que no le gustara ayudar pero…
-¡Cielos, solo tengo 16 años quiero que cada momento de mi vida este lleno de aventuras, quiero gritar, correr y reír!- la joven gritó en uno de sus comunes arranques juveniles.
-Confórmate con lavar platos por ahora, ya después corres- una voz habló secamente a sus espaldas y la chica se quedo quietecita al tiempo que una gran gota surgía tras su nuca mientras Okon le dejaba otra gran pila de platos sobre el lavabo.
-Y no te desesperes, ya te va a tocar el turno de entregar ordenes, que supongo, es más divertido- la Ninja mayor sonrió de medio lado como si se regocijara en la desesperación de su joven okashira y luego salió del salón sin perder su toque de maldad, la joven por su parte la miro haciendo un puchero y le saco la lengua cuando ésta desapareció de su vista, sin embargo no tuvo mucho tiempo para pensar en lo malvada que era Okon con ella, una enorme pila de platos sucios balanceándose de un lado a otro reclamaban su atención.
-¡Ayyy!! ¡NO SE CAIGAN!- gritó asustada mientras corría para evitar una catástrofe.
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El viento golpeaba ligeramente su cara y él realmente se sentía animado, muy pocas personas sabían que le agradaba en extremo dar sorpresas, de hecho las únicas que lo sabían ya estaban muertas, pero por lo menos quedaba el consuelo de que él no las había matado… ¿Eso era un consuelo?, con la sonrisa que siempre estaba en su rostro alzó la vista y se encontró frente al lugar que andaba buscando.
Decían que en el Aoiya vendían la mejor comida de todo Kyoto pero no era exactamente a comer a lo que iba, la usual sonrisa en su rostro por un muy leve momento se torno en maliciosa.
Intentando pasar desapercibido entró en el local y tomo asiento mientras escudriñaba con la mirada el lugar buscando a la persona requerida, no quería que hubiera intermediarios en el asunto que iba a tratar, lo que venía a hablar se lo tenía que decir a ella y a nadie más… ¿A quien intentaba engañar?, lo único que quería era ver la gran cara de sorpresa que la muchacha se iba a llevar cuando viera que Soujiro Seta ex asesino, ex juppon gatana y ex niño malo había ido a visitarla. Sí, iba a ser graciosa la cara de pánico que seguramente se iba a dibujar en el rostro de la jovencita cuando lo viera, seguramente creería que iría a buscar venganza o algo por el estilo, si lo pensaba un poco la verdad era algo cruel que aún a esas alturas le gustara hacer bromas como esa pero…
-Soujiro Seta ¿Qué esta haciendo aquí?- el joven no pudo evitar dar un salto cuando Misao se plantó justo delante de él haciendo centellear sus grandes ojos verde esmeralda al tiempo que le gritaba tan fuerte que el restaurante entero giró su cabeza hacía ellos para ver que ocurría.
-¡Señorita Misao, me va a matar de un infarto!- el muchacho exclamó mientras se agarraba con una mano el corazón y abría mucho los ojos, ella por su parte parpadeó un poco sorprendida, claro que ver a Soujiro Seta de repente entrando al Aoiya como un fulano cualquiera no era común pero si no se equivocaba Kenshin le había dicho que después de su pelea el muchacho se había reformado así que supuestamente no había nada que temer y hablando de gente que cambiaba ¡Que mal debía de estarlo tratando la vida!, estaba todo desgastado, bueno, no él sino su ropa, su gi y su hakama estaban hechas un desastre ¿Sería por que se había vuelto vagabundo?, ahora que lo pensaba la primera vez que había visto a Kenshin también tenía un aspecto deplorable pero ella no solía lucir así cuando viajaba en búsqueda de su señor Aoshi ¿Sería por que eran hombres y eran mas descuidados con su aspecto?
-Ah… señorita…- Soujiro llamó su atención carraspeando un poco, no era un experto tratando con mujeres pero la mirada que la chica le estaba dando no era una que se pudiera definir como de "buena"
-Ummm, veo que estas en la ruina- Misao dio su sentencia sin una pizca de piedad ni decoro, al instante un tic nervioso apareció en el ojo de Soujiro mientras su sonrisa crecía casi de forma demente, apenas se acababan de "conocer" por así decirlo y ella ya le había soltado de buenas a primeras lo que pensaba, ¿Qué se suponía que debía decir en la presente situación? -¿Qué has venido a hacer aquí?- como si su comentario anterior nunca hubiera tenido aparición la chica frunció un poco el ceño y se inclinó hacía él –No parece que vengas solo a pedir sopa de miso-
-Bueno señorita Misao, vine a verla a usted- él a su vez soltó un suave suspiro, era la ultima vez que actuaba de recadero, eso seguro.
-¿A mi?- la chica se apuntó a si misma con un dedo, ahora si que estaba confundida, en un principio había creído que la cosa tenía que ver con su tutor pero al parecer estaba equivocada, además ¿Qué cosa podría querer tratar con ella un hombre como lo era Soujiro Seta?
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-Bueno- Misao caminaba con las manos en su nuca, los clientes se habían ido y el Aoiya gozaba de unos momentos de paz, todos se habían retirado a descansar pero eso era lo ultimo en lo que pensaba la ninja, ahora solo una pregunta martilleaba en su cabeza ¿Como le iba a hacer para escaparse?, le había dicho a Soujiro que se verían a la medianoche a la salida de Kyoto, ella era una ninja "La Okashira" pensó con orgullo, pero…. Aunque era muy buena había una persona de la cual no podría escapar sin ser detectada y de verdad que no quería que su señor Aoshi se enterara que se daba una escapadita para verse nada más y nada menos que con Soujiro Seta, de seguro el hecho de que saliera con un antiguo enemigo (altamente sanguinario habría que agregar) no les haría mucha gracia ni a su tutor ni a sus compañeros, por eso había decidido ir sin avisarles, además el día siguiente era su día libre, nadie se enteraría de lo que había hecho si la cosa nada más era de entrada por salida.
Cierto, nadie entendería que de la noche a la mañana tuviera que tratar un asunto con Seta Soujiro pero el caso era que el muchacho le había llevado un mensaje de una antigua protectora, hacía cerca de dos años cuando Misao recorría todo Japón en búsqueda de su señor Aoshi había caído gravemente enferma y una anciana mujer llamada Kaima había cuidado de ella hasta que había sido capaz de ponerse nuevamente en pie, había sido hace tanto tiempo que Misao ni siquiera recordaba el lugar exacto en donde había ocurrido el incidente, en aquellos tiempos viajaba por todo el país sin poner mucha atención por donde pasaba, pero algo podía recordar con claridad, los ojos castaños, dulces y amables de esa mujer mientras le ponía un paño húmedo en la frente susurrándole que todo iba a estar bien; después de eso se había despedido con nuevos brios prometiendo regresar a visitarla algún día pero no había cumplido su promesa, no porque no quisiera sino porque de tanto dar vueltas por todos lados se le había olvidado irremediablemente el lugar donde habitaba aquella buena mujer.
Había querido entonces el destino que Soujiro corriera la misma suerte que ella y también parecía haber sido cosa del destino que la anciana mujer mencionara algo de una joven Ninja hace algunos años y que el joven Seta relacionara el relato con la Misao de sus recuerdos, como consecuencia e intentando pagar por las atenciones recibidas el joven había prometido llevar a Misao con él y a ella le emocionaba a su vez regresar a dar las gracias.
Pero por esa misma razón ahora se encontraba con el problema ¿Qué hacer con el señor Aoshi?, por más que se esforzara en desaparecer el sonido de sus movimientos el ninja la oiría y conociéndolo como lo conocía lo más seguro es que se parara a preguntarle que planeaba hacer y si Misao era realmente mala en algo ese algo era mintiendo.
Soltando un suspiro salió al patio y se tendió en el pasto, quizás si intentaba relajarse la respuesta vendría a ella, definitivamente eso de meditar ya se le estaba pegando.
-¡Tin!- como un foco algo se prendió en su mente haciéndola saltar -¡Claro, esa es la solución!- gritó triunfante y luego se hecho a correr, era el momento de poner su plan en acción.
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Aoshi cerró los ojos, intentó concentrarse, trato inútilmente de cerrar sus oídos pero no…era imposible, Misao no dejaba de cantar mientras limpiaba el pasillo fuera de su cuarto, con resignación se levantó y corrió el shoji para poder verla, por lo general cuando hacia eso la chica dejaba de cantar rápidamente y se disculpaba por haberlo molestado en su meditación, pero esta vez la joven ni se inmutó siguió cantando dándole la espalda y frotando con determinación el piso.
-Mjjj- carraspeó con fuerza después de un cuarto de hora sin que al parecer la muchacha notara su presencia.
-¡Hola, señor Aoshi!- la joven giró hacía él sonriente como si justo en ese instante lo notara.
-¿Te vas a tardar mucho?- la voz sonaba tan fría como de costumbre.
-¿Limpiando?- Aoshi afirmó con la cabeza y ella sonrió tímidamente -Creo que si… lo que pasa es que casi nunca limpio aquí por no molestarlo pero ya era hora, esta muy sucio- lo miró de nuevo intentando que comprendiera, él se dio la vuelta y volvió a entrar a su cuarto, se oyeron algunos ligeros ruidos y luego volvió a salir con un par de cosas bajo el brazo.
-¿Se va al templo?- afirmó con la cabeza, era definitivamente un hombre de pocas palabras.
-¿Se va a quedar a dormir allá?- volvió a afirmar con la cabeza y segundos después desapareció de su vista. Al ver su figura perderse la joven se mordió el labio inferior, realmente fastidiar al joven Ninja era algo que usualmente intentaba no hacer pero debía tener el Aoiya despejado para cuando intentara su fuga y además… realmente el pasillo estaba asqueroso.
Acto seguido siguió frotando el piso mientras entonaba su canción favorita, atormentarse por el hecho de haber casi expulsado a su señor Aoshi de su propio cuarto no le traería nada bueno y además parecía que el joven realmente se la pasaba muy bien en el templo así que ¿Para que preocuparse?, sonriendo siguió con su labor.
………..
….
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11:40 de la noche. Misao tomó su morral, llevaba puesto su traje ninja y aunque no creía que fuese necesario tomó también sus kunais y una capa, era una azul con los bordes negros que a decir verdad le quedaba algo grande, pero después de que ese inútil de Kenshin le había roto su capa favorita no había tenido otra por el estilo.
Pero bueno, por ahora eso no importaba, con sumo cuidado y haciendo el menor ruido posible se deslizó hacía la calle, cuando consiguió su objetivo respiró feliz, después de todo era la okashira ¿no?, ese era su trabajo, deslizarse en las sombras y así con mucha gracia se fue corriendo hasta el lugar donde Soujiro la esperaba.
12 de la noche
Soujiro le echó una mirada de reojo al reloj que colgaba de su cuello, había quedado de verse con la joven Ninja en aquel claro a las afueras de Kyoto, según le habían dicho, los ninjas solían ser puntuales en ese aspecto.
-¡Señorita Misao, ha mejorado mucho su técnica, no la sentí llegar!- giró con los ojos cerrados y los brazos tras su espalda.
-Si lo sentiste- la muchacha puso ojos de decepción -Si no, no hubieras volteado-
-¡Oh!- por un momento parpadeó intentando decirle alguna cosa amable pero no pudo, hasta ese momento se daba cuenta de que a pesar de haber tomado el camino de un vagabundo sus habilidades seguían estando al cien.
-¿Te sucede algo?- inconscientemente la chica dio un paso atrás frunciendo el ceño cuando el chico volteo hacía la luna con cara de ¡Soy el rey del mundo! y levantó su puño al cielo.
-No, nada, nada- el antiguo juppon negó nerviosamente mientras ondeaba su cabello de un lado a otro, no solía ponerse a divagar en aires de grandeza frente a extraños, seguramente eso de comer tan poco empezaba a pasarle factura.
-Bueno ¿Nos vamos?-
-Sí- Y así los 2 chicos partieron con la luna como su acompañante.
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Era una mañana normal de un día normal en el Aoiya, la única diferencia es que él se había quedado a dormir en el templo y que ese era el día de descanso de Misao, por lo tanto no trabajaría en el Aoiya y seguramente tampoco le traería su té.
Misao solía salirse todo el día cuando le tocaba descansar y la verdad es que la muchacha se lo merecía, en cuanto a él, ese día se la pasaría sin té, porque al no estar Misao nadie se acordaba de llevárselo, de hecho si no era por Misao nadie se acordaba de que Aoshi Shinomori existía, no sabía si sentirse mal o bien por eso, nunca le había gustado llamar mucho la atención pero suponía que estar tan solo que únicamente una persona lo tomara en cuenta debía ser algo triste.
-No para mí- habló con firmeza cerrando los ojos, ese día se lo dedicaría a meditar sobre el asunto… y no es que se le estuvieran terminando los temas de meditación, no señor, malo cuando había considerado meditar acerca de que había sido primero, el huevo o la gallina.
Su día entonces, como todos los días anteriores transcurrió en silencio, en paz, en una ahogante tranquilidad hasta que el atardecer llegó dando pasó a una oscura noche y cuando el muchacho había vuelto al Aoiya y se disponía a entrar a su cuarto oyó algunas quejas de Okina.
-Esta muchacha ¡¿A donde habrá ido esta vez?!-. el antiguo líder se acerco sin prisas hasta el viejo y le pregunto secamente que ocurría.
-No es nada, solo que Misao dejo una nota y…- Sin darle tiempo de terminar de hablar Aoshi le quito el papel de la mano con su sequedad habitual y se dispuso a leer.
Viejo Okina:
Si encuentras este recado quiere decir que se me hizo tarde y no regrese a tiempo al Aoiya, pero no te preocupes estoy bien, llegare tarde o quizás mañana, no lo se, pero estoy bien. No te enfades ni te pongas histérico.
Misao
Aoshi entonces alzó una ceja devolviendo la nota, no se imaginaba donde podría estar Misao pero tampoco era como si tuviera que preocuparse, era una muchacha completamente capaz de cuidarse sola y lo había demostrado, aunque si era sincero el hecho de que tomara decisiones como esa sin avisarle le ponía un poco de mal humor, bueno, después de todo se suponía que era su tutor.
-¡Esa niña tan desagradecida cuando la vea…!- el viejo siguió quejándose pero él simplemente dio media vuelta y entró a su habitación.
La mañana llego al Aoiya y todos se pusieron a trabajar esperando ver llegar de pronto a la indomable chica de larga trenza y darle una reprimenda por preocuparlos, sin embargo la joven no llegaba, Okina empezaba a amenazar con encerrarla una semana en la cocina bajo la tortura de guisar pescado a todas horas cuando una paloma llego volando y dejo caer una carta en sus manos.
El viejo frunció el ceño y se dispuso a leer rápidamente, de pronto se puso pálido y dejo caer los brazos a sus costados, Aoshi que por alguna razón no había tenido deseos de ir al templo ese día y se entretenía en observarlo se acercó rápidamente a su lado.
-¿Sucede algo?- lo sujetó con presteza del hombro, tal vez alguno de los puestos Oniwabanshu tenían problemas, quizás una rebelión, o…
-Es Misao…-
-¿Que le sucede?- sin querer hacerlo en realidad apretó un poco mas su agarre.
-Ella no volverá-
-¿Qué?- Por primera vez quizás en años el joven ninja se había quedado mudo, ¿Qué quería decir con que Misa no volvería?, ¿Dónde estaba la chica en esos precisos momentos?, ¿Había pasado algo malo con ella?
-Ella, ella se fue con Soujiro Seta…- Por segunda ocasión Aoshi le arrebató el papel de las manos a Okina esta vez con cierta rudeza y leyó rápidamente el contenido de la carta.
¡Okina!
Soy Misao y espero, de verdad espero que no te vayas a enojar mucho conmigo, pero creo que no volveré al Aoiya, me voy con Soujiro Seta, es una historia algo larga de contar pero no te preocupes, estoy bien, solo que pues… la verdad Okina ya me estaba aburriendo un poquito de mi vida y este día que volví a recorrer las montañas sentí que volvía a vivir aquellos días en los que buscaba sin parar al señor Aoshi ¿Los recuerdas abuelito?, y pues… me sentí muy bien y creo que lo voy a volver a hacer, voy a volver a vagar por los caminos, pero no te preocupes, solo será por un tiempo, solo quiero descansar un poco de todo el ajetreo del restaurante y vivir un poco más alegre ¿Lo entiendes verdad?, además ¡No hay de que preocuparse porque esta vez no viajo sola, me acompaña el legendario Soujiro Seta! Ja,ja, ¿ves anciano?, todo esta bien, regreso pronto, y no te enojes. Los quiero. Saludos a todos.
Aoshi devolvió mecánicamente la carta mientras un tornado de pensamientos se agolpaban en su cabeza, el legendario Soujiro Seta, el hombre que había partido en 2 la espada de Kenshin, el mismo que había sido la mano derecha de Shishio, quien había matado a Okubo sin compasión ¿Qué demonios pensaba Misao al liarse con alguien así?, ¿Y si intentaba hacerle daño?, por mucho que lo negara ella era una simple chica sin maneras de defenderse de alguien como él.
-Sabes Aoshi, mi ángel tiene razón- tan ensimismado estaba que cuando Okina empezó a hablar tuvo un sobresalto -No tiene caso preocuparme, ella estará bien, es muy fuerte, ha viajado sola incontables veces y ahora que viaja al lado de ese jovencito pues… me siento mucho mejor, Himura dijo que ese joven había cambiado y yo así lo espero, aguardare con paciencia el regreso de mi Misao- Diciendo esto Okina se dio la media vuelta y se alejo, Aoshi no podía creer que tomara las cosas tan a la ligera, sin pensarlo tomó rápidamente una determinación, él iría por Misao, era su deber cuidarla y claro, no podía confiar en Soujiro ¡Por dios había sido un asesino!, como podía Misao confiar en una persona así, irse con una persona así, ¿Dónde estaba su cabeza?, dominado por la urgencia se dirigió a su cuarto y alisto sus cosas, al tomar una de sus kodachis un pensamiento surcó su mente ¿Como podía confiar en un asesino?, la kodachi resbaló de su mano y se estrelló secamente en el piso.
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Misao caminaba, corría y saltaba mientras Soujiro la seguía dócilmente.
-¿En serio no te molesta que te acompañe?- giró a verlo de reojo.
-Me hace un gran honor al acompañarme señorita Misao, viajar solo suele ser muy aburrido- él respondió esbozando una sonrisa, si era sincero aún no acababa de comprender del todo como es que el favor que le había hecho a la señora Kaima había derivado en esas circunstancias, es decir, se suponía que solo debía llevar a Misao con la buena mujer, después cada quien seguiría su camino pero…
-¿Crees que este viaje sea agradable Soujiro?- volvió a verlo con esos ojos siempre chispeantes de vida, por lo general solía llamar a las personas extrañas o de rangos mayores por sus apellidos pero por alguna razón llamar a ese muchachito que bien parecía de su edad como "Seta" no acababa de agradarle.
-Pues… supongo que si- la verdad tampoco se había puesto a analizar ese asunto, hacía su viaje como vagabundo en búsqueda de su verdad y nada más y ni por un momento se había cuestionado si su largo peregrinar podría llegar a ser divertido.
-Antes yo viajaba por seguir al señor Aoshi pero ahora no busco nada- pasó sus manos tras su espalda y siguió avanzando levantando mucho las piernas –Solo un poco de diversión-
-¿Diversión?- si era sincero él lo que estaba buscando era su camino para encontrar la verdad de su vida, pero decir algo tan profundo contra algo tan simple pues…
-También te ayudare con lo de tu camino- se apresuró a aclarar al ver que él la observaba entre confundido y contrariado.
-No, no se preocupe por eso-
-Podemos buscar tu camino los dos juntos, puedo ayudarte a encontrar tu verdad- volvió a sonreír de medio lado, al verlo de esa manera, como perdido, como confundido no podía evitar recordar un poco a Kenshin, a su señor Aoshi, incluso a ella misma antes de saber cual era el camino que debía seguir.
-Me pregunto si eso es algo en lo que debería aceptar ayuda- levantó los ojos al cielo y puso un dedo bajo su barbilla cavilando pero entonces ella le soltó una palmada en la espalda y le sonrió ampliamente.
-¡Carreritas a ver quien llega primero a la cima!- por un instante no supo a que se refería con tremendo grito de guerra pero luego al verla correr a toda velocidad hacía una loma lo entendió, ese era un juego que solían jugar los niños, un juego en el que obviamente el jamás había participado pero aún así estaba seguro de algo ¡Nadie, absolutamente nadie era capaz de ganarle corriendo! Y acto seguido partió tras ella.
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Notas de okashira janet: ¡Al fin!, llevaba días intentando escribir este capitulo pero a mi hermano le entro una extraña locura pasajera y se agandallo la computadora por días enteros escribiendo las letras del Mago de Oz , hoy (Gracias a dios) terminó con la ultima. Sobre la historia pues… la verdad es que la hice basada un poquito en mí, trabajo todas las tardes y es bastante aburrido, yo por lo menos me distraigo en la prepa, pero el único entretenimiento de Misao es llevarle Té a Aoshi (lo cual no parece muy divertido que digamos) y pensé, en mi vida he hecho muchos viajes (de estudios, por placer, por torneos) pero todos tienen algo en común, son muy divertidos y tienen el don de unirte más con la gente con la que viajas, así que el resultado…. esta historia, sobre lo que les pasara a Sou y a Misao en los próximos capítulos me basare en la vida real (no lo que le sucedió al amigo de un amigo), espero sus comentarios, cien mil besitos y cuídense.
RE-EDICION: Hace mucho tiempo que escribí este fic, de hecho es de mis primeras obras y sí… es un asco, mala redacción, mala puntuación, personajes OC, pero le tengo mucho cariño porque tuvo una hermosa acogida en sus tiempos y porque relata buenos trazos de mi vida. He decidido re-editarlo esta vez intentando acomodar un poco todo el desastre, así que en esta versión Soujiro no parece tener tan crecido el ego y Misao le da otro significado al viaje, espero no rendirme a la mitad porque con eso de que son 17 capítulos… también esto lo hago por Terry Byron a quien le prometí re-editar mis historias, descansa en paz amigo. Y a todos ustedes por leer mil besitos Ciao
