¡hola!
*Estoy nerviosa, es mi primer fanfic en la sección de twilight* xD
Bueno, esta historia es especial para mí porque… nació en un momento de locura y porque refleja muchas cosas de mi pasado, mi presente y lo que deseo que sea mi futuro.
La dedico a mi novio, por ser mi complemento y porque sé que tenemos un amor que aunque parece imposible, se va a lograr…
Sin más, los dejo con esto.
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Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.
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Diferentemente iguales
*Alice*
El prado era lleno de color. Había muchísimas flores, árboles frutales, un verde pasto y una fuente se encontraba al centro de este. El sol brillaba en lo más alto del cielo, expandiendo sus rayos por todo aquél paisaje. La chica de vestido azul, cabello oscuro y estatura pequeña salió corriendo de entre unos arbustos mientras un joven de cabello rubio la perseguía. Después, la levantó en volandas y la besó apasionadamente. En los lavios.
Ella acarició su rostro. Este era duro y frío. De pronto, abrió los ojos. Se encontraba en su cuarto y lo que estaba acariciando no era un rostro, si no la pared a la que su cama estaba pegada. Miró hacia su derecha. La otra cama que estaba en su cuarto se allaba ocupada por su hermana, quien dormía plácidamente. Al levantar la mirada, observó el reloj que marcaba las 4:15 de la madrugada. Faltaban casi 2 horas para que tuviera qué levantarse para ir al colegio.
La jovencita, no mayor de 15 años, levantó su almohada y de ahí sacó una libretita color rosa con dibujos de estrellas y flores. Tomó una pluma y comenzó a escribir:
"Querido Diario:
Lo he vuelto a soñar. Sí, al joven rubio de ojos color ámbar, o rojo. No sé bien de qué color sean… lo que importa es que cada vez me estoy enamorando más de esa figura que se me aparece en sueños. Es dulce, apasionado y muy paciente. Creo que es alguien que encontraré en el futuro… ya sabes, siempre he tenido un don para estas cosas. La única que me cree es mi hermana, Cynthia, pero no sé, esto es demasiado extraño. Quisiera encontrar una explicación a esto, pero bien, creo que solo el tiempo dirá qué es lo que ocurrirá después."
La chica guardó el diario en su almohada y se quedó divagando en sus pensamientos, era lo único que podía hacer antes de que dieran las 6 de la mañana. Y cuando llegó la hora, se levantó de un salto y fue a zarandear a su hermana.
—¡Arriba, Cynthia, que hoy será un gran día!- Dijo con una enorme sonrisa.
Cynthia se removió entre las sábanas. Se talló los ojos y estiró las manos, bostezando audiblemente. Miró a su hermana y después volvió a voltearse y a cubrirse hasta la cabeza.
—¡Vamos, hermanita! ¡hay qué ir a la escuela, ya pronto nos darán los resultados finales y podremos salir de vacaciones! ¿No será genial?-
—Sí, y los alumnos y maestros nos seguirán molestando…- Dijo Cynthia con cansancio.
—Eso es de todos los días, además… pronto nos mudaremos. ¡Ya pronto cambiaremos de aires y seremos felices, felices, Cynthia! Además, tengo algo qué contarte sobre…-
—¿has vuelto a soñar con él?- Exclamó Cynthia, quitándose las sábanas de inmediato y sentándose en el borde de la cama.
—Eso es algo que te contaré fuera de casa, ya sabes como son mamá y papá- Dijo Alice sonriendo –Entonces… ¿qué dices? ¿Nos vemos hoy en la biblioteca en la hora de descanso?-
—¡eso ni se pregunta, ya sabes que sí! Yo también tengo cosas qué contarte- Cynthia le sonrió.
—¡bien!- gritó Alice, dando saltitos –Ahora hay que arreglarnos ¡la primera en llegar a la ducha gana!-
Si quisieras hablar de hermanas unidas, las chicas Brandon eran un gran ejemplo a seguir. Alice tenía 15 y su hermana Cynthia 12, y aunque se llevaran 3 años de diferencia, se contaban todo, jugaban juntas y se apoyaban mutuamente. Esos juegos matutinos eran una de las cosas que más les gustaban a ambas, pero sobre todo, compartían el usar la ropa que la otra les recomendara. Era una de las cosas que ambas amaban. Cynthia elegía la ropa de Alice y Alice la de Cynthia.
Después de terminar de arreglarse, corrieron a buscar el colectivo que las llevaría a la escuela. Se despidieron de su madre diciéndole que la querían y salieron caminando, Alice con unas galleetas de chocolate a medio comer y Cynthia con una manzana que ya estaba a la mitad.
La escuela era aburrida para ambas. Siempre las habían molestado por sus peculiaridades de hermanas, como por ejemplo, que eran demasiado extrañas. A menudo decían cosas sin sentido que, en unas horas o días después se cumplían. Muchos chicos solían ir con ambas y preguntarles qué les deparaba el destino y si ellas se negaban a contestar, les daban una golpiza. Otras chicas gustaban de ensuciar sus ropas simplemente porque les daba envidia que Cynthia y Alice fueran a la moda… y otros chicos de cursos superiores, se divertían humillándolas por el simple hecho de que nadie quería ser amigo de ellas por sus rarezas.
Alice era una chica sociable, podía tener a todos los amigos que ella quisiera de no ser por su don de clarividencia. Así le pasaba siempre, hacía algún amigo y cuando este se enteraba de su don, la dejaba sola ya sea porque ella no quería responder a sus preguntas o porque se asustaba.
Ese descanso, Alice subió las escaleras. Llevaba en su mano el pequeño diario y unos colores para hacer anotaciones importantes. Abrió la puerta de la biblioteca y subió algunos escalones, para encontrarse con que cynthia estaba ya esperándola en una de las mesas con un cuaderno parecido al de ella.
—¡Cynthia, Cynthia! Al fin, he esperado todo el tiempo del mundo para poder decirte lo que he soñado hoy…- Dijo Alice en voz baja pero con un tono agudo para que su hermana notara su emoción.
—Yo también tengo qué contarte una cosa, Alice. Pero en fin, primero tú. Después ya te diré lo que he visto…-
—Vale… lo he vuelto a soñar-
—¿A quién ha ssoñado, Alice?- preguntó Cynthia.
—A él, al chico de mis sueños… ¡A Jasper!-
—¿A jasper, quién es Jasper?-
—¡El chico de mis sueños, Cynthia! ¡Del que te he venido a hablar desde hace… un año, creo!-
—¿Qué, Alice? ¿hasta le has puesto nombre?-
—¿Sí, jasper hale! ¿A que no suena lindísimo?-
—Sí… pero… Alice, estoy muy preocupada por ti- Dijo Cynthia con un rostro triste.
—¿Pero porqué, Cynthia? ¡No vayas a pensar lo mismo que mamá y papá! Yo sé que tu me crees, ¿verdad? ¿Tú también piensas que esto es cosa del destino?-
—verás, te voy a ser muy sincera. Sí, te creo, no pienso que estés mintiendo. Pero también tengo miedo… miedo por ti-
—¡Hay, Cynthia! ¿pero qué es lo que te asusta?- preguntó Alice con una expresión de sorpresa en el rostro.
—Lo que me asusta, hermana, es que te estés enamorando de algo que no existe, de algo que solamente se encuentra en tus sueños. Yo sé que duele, pero te digo la verdad porque te quiero y quiero lo mejor para ti-
—Cynthia, querida, vamos. Yo sé que tienes miedo, de que tienes miedo de que Jasper sea un sueño solamente. ¡pero confía en mí! ¡yo sé que él es real!-
—Alice, quiero confesarte algo…- La expresión de Cynthia pasó a ser seria.
—¿Qué pasa, hermana?-
—Dime, Alice, ¿Qué aspecto tiene Jasper? Tengo qué enseñarte unos dibujos que he hecho…-
—Bueno, Jasper es… es… es rubio, es muy alto, como de unos… 19 años y 1 metro con 90 de estatura, tiene la piel muy pálida y fría…-
—¿Es parecido a este?-
Cynthia sacó de su mochila una carpeta, la abrió y le mostró a Alice una hoja donde había un dibujo. Era el dibujo de un joven idéntico al que había descrito Alice. Ésta, al verlo, hizo una expresión de sorpresa y miró a su hermana con los ojos completamente abiertos.
—¿De dónde… de dónde has sacado esto?-
—Lo hice hoy, esta mañana. Le soñé junto a su familia, bueno, tiene 3 hermanos. Son 2 pares de gemelos, pero no recuerdo sus nombres. Pero ya que dices que uno de ellos se llamará Jasper…-
—¡te lo dije, te lo dije, Cynthia! ¡Esto es cosa del destino, si no jamás lo hubiéramos visto! ¡tú también empezarás a tener premoniciones, como yo!-
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