-¿Que historia quieres oír hoy?-Quiero una de princesas y amor-¿De nuevo esa historia?- ¡SI!- Muy bien... Era sé una vez...

"Todas los cuentos comienzan así, pero nunca una historia de amor tan radical y verdadera: se conocieron, se odiaron, se separaron y unos años después, se reencontraron, se amaron y pasaron un montón de cosas antes de acabar donde acabaron... Entrar y leed esta historia de amor, drama, humor, amistad...


Capitulo 1:

Prologo

Era una noche realmente hermosa a pesar de ser invierno. No había ni una sola nube y las estrellas brillaban como nunca en el firmamento que cubría al pequeño pueblo llamado Tomoeda. La hermosa luna llena brillaba en lo alto del cielo . Y en una pequeña casa del pueblo, en una habitación con las paredes pintadas de verde, se encontraban tres mujeres. La mayor de 32 años (aunque aparentaba muchísimo menos), tenía el cabello de un tono castaño claro, unos rasgos elegantes y envidiables para cualquier mujer que la viera (y no era para menos, esta mujer tenía elegancia y una porte real que a veces llegaba a intimidar, a demás de ser hermosa), poseía una piel blanca levemente bronceada y unos brillantes y vivos ojos esmeraldas llenos de dulzura y bondad , mientras que las pequeñas tenía años: una tenía el cabello de un tono chocolate y los ojos de su madre algo más oscuros (a demás de ser vivos e inocentes debido a su edad), poseía una piel bronceada por el sol y una misteriosa aura llena de bondad que atraía a todo aquel que la conociera, la cual había heredado de su madre (pero la de la mujer te envolvía y atraía como un imán, misteriosa y fácil de leer); mientras que la otra tenía el cabello de un tono castaño más suave que el de la otra niña y unos ojos hermosos de color ámbar oscuro, vivos, curiosos y demasiado inteligentes para su edad, poseía el mismo tono de piel que su hermana y un aura muy parecida: igual de misteriosa y atrayente. Se encontraban tumbadas en una cama matrimonial de sabanas blancas y colcha verde, la cual poseía un hermoso cabecero de madera de sakura.

-Decidme pequeñas mías, ¿que historia quieres oír hoy? Acción, Drama, Ficción...- Fue nombrando la mujer mientras se levantaba, se sacudía la elegante bata celeste que cubría su esbelta y hermosa figura y se dirigía hacia la estantería de roble que estaba al lado de la mesa de escritorio que estaba al frente de la cama, la luz de la luna dio de lleno en su figura dándole un aire angelical.

-Quiero una de princesas y amor- Dijo la pequeña de ojos esmeraldas con una enorme sonrisa mientras se sentaba en la cama y se acomodaba su pijama azul con pétalos de azucena rosas de dos piezas, la otra niña asintió dándole la razón a su hermana mayor mientras se acomodaba su pijama rosa con nubes blancas. Su madre, que estaba a punto de coger un libro de fantasía, dejo el libro en su sitio y se dirigió al la cama con una dulce sonrisa. Antes de llegar se acercó a la estufa y la encendió suponiendo que haría frío más tarde. Cuando se sentó en la orilla del colchón puso un dedo en su mentón optando una pose pensativa, luego dirigió su mirada a las dos niñas que la miraban emocionadas.

-¿Queréis de nuevo esa historia?- Preguntó de manera dulce.

-¡SI!- Exclamaron las dos pequeñas mientras asentían enérgicamente con la cabeza.

-Muy bien- Dijo la mujer aún más sonriente- ¿Como podemos empezar esta vez?- Volvió a optar la pose pensativa de hace unos momentos.

-¡Que te parece!: Hace mucho tiempo...- Opinó la pequeña niña de cabellos chocolates.

-¡No, no!- Exclamó la pequeña de ojos ámbar oscuro - Que tal con: En un lejano lugar...- Dijo con una sonrisa.

-No será mejor con el clásico: Era sé una vez...- Dijo una voz ronca y sensual proveniente de la puerta. Las tres mujeres se voltearon sonrientes a la vez para ver aun hombre de cabellos chocolate y penetrantes ojos ámbares, su piel estaba más bronceada que la de las dos niñas y llevaba puesto solamente unos pantalones de cuero negro, dejando a la vista sus bien trabajados músculos, la camiseta blanca la llevaba colgada en su hombro. Se acerco a la cama y cuando estuvo a la orilla de esta las dos niñas se le abalanzaron encima, supo mantener milagrosamente el equilibrio y cuando se libro del abrazo de sus dos pequeñas se acerco a la mujer y le dio un tierno beso en los labios.

-Bienvenido a casa querido- Dijo dulcemente la mujer mientras se acomodaba mejor en la cama, dejando espacio a su marido y se tumbaba junto a la pequeña de 7 años.

-Ya he vuelto amor- Dijo de la misma manera el hombre mientras se tumbaba al lado de su mujer y le daba otro tierno beso lleno de amor. Cuando se separaron se miraron a los ojos y pudieron ver el cariño, el respeto y, sobre todo, el amor que sentían el uno por el otro. Poco después, dirigieron su mirada a las dos niñas que los miraban con adoración y un brillo especial en sus ojos que, al verlo, hizo que ambos adultos se sonrojaran y les dirigieran una sonrisa nerviosa.

-Je, je, je...- Se rió nerviosa la mujer- Entonces, el cuento empezara con: Era sé una vez... ¿No?- Dijo mirando a las dos pequeñas las cuales asintieron emocionadas- Pues así sera, veamos... Era sé una vez...- No pudo continuar porque la mano del hombre en su hombro la detuvo, dirigió su mirada hacia él y se relajo cuando lo vio sonreír e indicarle hacia la puerta.

-Parece que tenemos compañía- Dijo alegremente el hombre- ¿Por qué no pasáis y oís el cuento con nosotros?- La pregunta fue dirigida hacia la puerta y, poco después, detrás de ella aparecieron dos niños, uno de aproximada mente 12 años y la otra de no más de 10 años: el muchacho era una réplica exacta de su padre, mismo cabello chocolate desordenado, los ojos ámbares inteligentes y brillantes y un porte serio y misterioso, sus músculos aún no estaban del todo desarrollados pero se notaba que hacía mucho ejercicio; la muchacha, por el contrario, era la versión en pequeña de su madre, cabello castaño claro corto por los hombros (el de su madre era largo y le llegaba hasta la cintura), los ojos esmeraldas vivos y amables y un porte elegante.

-¿Queréis oír vosotros también la historia?- Preguntó dulcemente la mujer. Los dos niños, de manera tímida, asintieron y se sentaron con las piernas cruzadas al final de la cama. Sus padres también se sentaron de la misma forma y sus dos hermanas pequeñas se tumbaron en el regazo de cada uno (la pequeña de cabello chocolate en el de su madre y la de cabello claro en el de su padre)

-Muy bien, podemos empezar o... ¿tenemos que mirar si hay alguien más escondido en algún lugar?- Preguntó divertido el hombre de cabellos chocolates. La mujer se rió de las ocurrencias de su marido y el hombre se deleitó con la música que estaba oyendo, la risa de su mujer era como el canto de un ruiseñor y solamente él tenía derecho a escucharla, solamente él tenía el derecho de verla, amarla y sentirla todos los días, ella era suya y de nadie más... ella era su mujer.

-Muy bien, empecemos con el cuento- Dijo la mujer de relucientes esmeraldas, recibiendo un asentimiento de cabeza por parte de sus cuatro hijos y su marido- Está bien, empezamos...

Era sé una vez...


Hola a todos, esta es mi primera historia aquí y espero sinceramente que os haya gustado.