Magia involuntaria merodeadora.

Y James abrió los ojos. Bostezando como solo un niño de apenas dos años puede hacerlo, se escurrió entre los brazos de su padre, se puso de pie en la cama y comenzó a dar saltos, habilidad que había dominado recientemente y que le encantaba practicar. Paró al ver la cara de su dormido padre, que había notado el movimiento de la cama y se había girado hacia él. James no pudo evitar acercarse a ella para tocar aquella extraña marca en su frente, que se había dado cuenta que papi siempre intentaba ocultar con el pelo.

Acercó su manita hacia la cicatriz y, al notar el cambio en la textura de la piel, la retiró sorprendido.

Papi… raro. –dijo frunciendo el ceño.

Se acercó otra vez para tocarla, pero un resoplido de Harry le golpeó en el pecho haciéndole cosquillas y provocando que se cayera de culo contra el mullido colchón. Volvió a mirar hacia la frente de su padre y vio que la marca había desaparecido tras el pelo. Enfadado por ello, dio una palmada.

Cuando el sonido se apagó, James empezó a partirse de risa descontroladamente. Harry se despertó bruscamente al escuchar el ruido y no pudo evitar sonreír, al ver a su hijo sentado en la cama y riéndose a carcajadas a su lado.

¿Qué te hace tanta gracia, pequeño? –le preguntó Harry tras darle un beso en la mejilla. No obtuvo respuesta. James estaba muy ocupado riéndose, como para hacer caso a su padre.- ¡¿Qué cojones ha pasado aquí?! –exclamó indignado tras mirarse al espejo.

¡Harry! ¿Cuántas veces te he dicho que…? –intentó regañar Ginny a su marido tras salir del baño adyacente a la habitación.- ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! –rió la pequeña de los Weasley al ver el pelo de su marido.

Y las risas no eran para menos. Harry se había levantado con su color natural en la mitad de su cabellera, mientras que la otra mitad… ¡ERA VERDE SLYTHERIN!

¿Qué ha ocurrido? –volvió a preguntar Harry mientras se llevaba las manos a su pelo, comprobando si lo que veía en el reflejo era verdad.

Papa… verde. –dijo James desde la cama.

Harry y Ginny se dieron la vuelta al escuchar a su hijo decir eso. Al notar las miradas de sus padres, James dio otra palmada y empezó a reírse aún más.

Acaba de igualártelo. –dijo Ginny intentando aguantarse las carcajadas. Harry se giró hacia el espejo y vio con desesperación cómo su pelo era verde entero.

¡Pero serás granuja… -dijo Harry abalanzándose sobre James para hacerle pedorretas en su tripita.