Saludos a todas. Bueno, hasta que me animé a hacer algo. La verdad me daba vergüenza por que nunca escribí Swanqueen, así que espero que les guste. Ésta no es una historia propia mía sino que está basada en una película de 1938.
Sin más los dejo con el primer capítulo.
Disclaimer: Los personajes de OUAT no me pertenecen, la base de la historia en si tampoco, pero la adaptación, narración de las escenas, descripciones y algunos diálogos si. XD
Capitulo 1
Regina se encontraba sentada en una plataforma ubicada a más de 6 metros de altura. Con las piernas cruzadas y una de sus manos debajo del mentón. Había comenzado el proyecto hacía ya cuatro años. Sólo faltaban dos piezas para que el prehistórico modelo quedara completo. Lanzó un profundo suspiro y volvió a fijar su mirada en el enorme hueso que mantenía entre sus manos.
-Robin, creo que puede ser parte de la cola. - reflexionó dirigiéndose a su compañero de trabajo que la observaba desde abajo.
-No. - respondió el con seguridad. - Lo has probado ayer y no encajaba.
-Oh es cierto. - se decepcionó. Se incorporó sobre la plataforma y comenzó a bajar por la escalera lateral. -¿Qué noticias tienes? - preguntó al ver a su ayudante con un sobre en las manos.
-Es un mensaje desde Utah, ¡han encontrado la clavícula intercostal en la expedición!- Regina saltó los últimos tres escalones impaciente. Y corrió hacia el hombre que la veía extasiado quitándole bruscamente el papel que sostenía en sus manos.
-¡Esto es maravilloso! ¡El último hueso que necesitábamos para completar el brontosaurio estará aquí mañana! - con la felicidad pintada en el rostro se dirigió a Robin y lo abrazó con fuerza. - ¡Esto es increíble! Luego de tanto tiempo de trabajo duro al fin tendremos la obra completa. -
-Es verdad. - dijo correspondiendo al abrazo. - Además, mañana por fin nos casaremos. -
-¡Robin!- Exclamó sorprendida. - ¡lo había olvidado por completo! - tomó el rostro del rubio y lo besó con ahínco. -
-Regina, por favor. - dijo el separándose suavemente. - No es el momento ni el lugar. -
-Lo siento. - respondió apenada pero sin borrar su sonrisa. - Son dos cosas demasiado buenas en un solo día. Deberíamos festejarlo. - sugirió coqueta. -podríamos irnos de luna de miel cuando estemos casados.
-¿Irnos? - preguntó espantado.- ¡Desde luego que no! Después de esto hay mucho que hacer. Cuando todo pase volverás aquí al museo. El proyecto es mucho más importante.
-Pero yo creí que... - empezó a decir pero él la interrumpió. -
-Nada debe interferir con tu trabajo. Ni siquiera yo. Así es como llegaste a ser la paleontóloga y zoóloga más brillante y respetada del país. - Regina bajó la mirada. No intimidada sino decepcionada. - Nuestro matrimonio no supondrá ningún tipo de distracción, cariño. -
-¿Ninguna? ¿De ningún tipo? - el negó con la cabeza y Regina frunció el ceño. Estaba a punto de replicar nuevamente cuando su secretaria Tinker ingresó a la gran sala. -
-Regina. - llamó su atención. - No quiero presionarte pero es tarde y tienes una cita ahora. -
-¿Ah sí? ¿Dónde?- se dio vuelta para fijar su vista en la rubia indiferente. -
-En el Club Kensington. Tienes un partido de Golf con la Sra. Zelena. -
-¿Zelena? ¿Cual Zelena? - consultó desabrochando los botones de su bata. -
-Zelena la abogada de la Sra. Mary Margaret Nolan. Quien quizás done un millón de dólares al museo.
-Ah, esa Zelena. - arqueó una ceja con una mueca de desagrado al tiempo que acomodaba su cabello con los dedos. - En mi vida he jugado Golf. ¿Qué clase de reunión es si jugamos a algo? -
-Muchos empresarios importantes hacen sus reuniones en los campos de golf. - comentó inocentemente Tinker. - Recuerda que debes causarle una muy buena impresión. De ti depende el bienestar de nuestro museo. Así que déjale ganar. - Regina rodó los ojos. Se sabía perfectamente bien el cuento.
-No te preocupes querida, haré que esa señorita me adore tanto que querrá donar dos millones en vez de uno. - Se colocó la chaqueta y se dirigió hacia el prestigioso club en su flamante escarabajo amarillo. -
En el campo de golf...
-Señora Zelena, no sabe cuánto significaría para el museo y para mí su donación. Si me asegura que pensará en nosotros antes que en nadie más... - La mujer de largos cabellos cobrizos fijó sus ojos en la morena. Ella mantuvo el contacto visual mientras Zelena levantaba una mano indicándole a un sujeto con cara de mono el palo que debía alcanzarle. Regina intentó no sonreír. Se suponía que las que jugarían golf eran ellas dos, no ella con un chimpancé evolucionado más de lo normal. - Se lo agradecería. - finalizó la frase con dificultad. Esa mujer la irritaba y no podía entender el por qué. Nuevamente hizo un movimiento de su mano y el cara de mono se ubicó en posición para golpear la pelota. -
-Se equivoca usted Dra. Mills. - dijo con voz suave. - Yo no tengo un millón de dólares. .- Regina la observó con curiosidad. - Sólo represento a la posible donante. La señora Mary Margaret. -
-Claro. - dijo ella golpeándose disimuladamente la cabeza. - Lo olvidaba. - sonrió. - Pero si usted pudiera hablarle y utilizar sus influencias. -
-Dra. Mills. Cuando juego golf me gusta concentrarme. - Regina asintió con una sonrisa en señal de disculpas. - Pero podríamos discutirlo con una copa al finalizar. - El rostro de la Dra. cambió a un semblante más seguro. No tenía de que preocuparse. - Creo que ha perdido su pelota doctora Mills. - Regina volvió a concentrarse en el juego que, iba perdiendo a pesar de no tener intención de hacerlo. Hizo una señal con su dedo índice, para explicarle que se iría en busca de la bendita pelotita.
-En seguida vuelvo. - dijo con una sonrisa despidiéndose de su anfitriona que asintió con un gesto indiferente de su mano. -
Refunfuñando por tener que aguantarse semejante personaje que ¡ni siquiera era dueña del dinero! Se alejó del lugar. Que injusto era el tener que hacerle caritas lindas a ella. Por fin visualizó su pelotita a lo lejos. Justo cuando una mujer rubia, con el cabello largo recogido en una coleta se acercaba a ella. Aceleró el paso intentando alcanzarla antes de que la moviera de lugar.
-¡Hey! ¡Señorita! - le gritó estando aún a un par de metros. - ¡Esa es mi pelota! ¡Oiga! - dijo mientras la veía acomodándose para dar el golpe. - Señorita. Esa es mi pelota. -
-No debería hacer eso. - respondió ella sin mirarla. -
-¿Disculpe? - inquirió confundida. - ¿Qué cosa no debería hacer? -
-Hablar cuando alguien tira. - La joven rubia dio un golpe haciendo que la pequeña pelotita volara por los aires. - Pero no se preocupe, le perdono por que ha sido un buen tiro. - La chica le sonrió tan dulcemente que no supo que contestar. Cuando vio que comenzó a alejarse, empezó a seguirla por inercia.
-Es que usted no entiende. - intentó explicar. -
-¡Esta en la bandera! - exclamó emocionada. Se volvió hacia ella con una sonrisa. - ¿Usted también juega? -
-¿Eh? No, apenas voy por el primer hoyo. - intentó explicar pero fue interrumpida. -
-Entonces debería estar allí. Este es el 18. - dijo señalando la dirección opuesta. A lo lejos, Zelena observaba extrañada la forma en que Regina caminaba detrás de la rubia con una sonrisa divertida. -
-¡En seguida voy! - le grito haciéndole una seña con la mano para que la esperara. - Discúlpeme ¿Con que pelota juega? -
-Con las P.G.A Respondió ella acercándose nuevamente a la bola y poniéndose en posición. -
-¿Ve?, la mía es una Crowflight.
-Prefiero las P.G.A – insistió la rubia. Regina tomó aire perdiendo la paciencia.-
-No me estas entendiendo querida, estás jugando con mi pelota, la mía tiene un circulo.- dijo señalando la pelota que descansaba en el pasto. La chica rubia se agacho y midió la distancia. Primero cerrando un ojo y luego otro. Tomo nuevamente su palo y se puso de pie.
-No soy supersticiosa con ese tipo de cosas. - dijo volviendo a ponerse en posición. - ¿Puede levantar la bandera por favor? - le pidió al joven que estaba a unos metros. Dio un pequeño golpecito y la pelota rodo suavemente hasta caer en el hoyo. Regina se apresuró a tomarla antes de que la otra lo hiciera.
-¿Ve? ¡Es un círculo! - exclamó mostrándole la pelota. -
-Si fuera un cuadrado no rodaría. -respondió la rubia indiferente. -
-Me refiero a la marca. - La voz de Regina ya comenzaba a ponerse ronca del coraje. -
-Lo sé. Era una broma. - dijo comenzando a reír de buena gana. -
-Si pero... -
-¿Pero qué importa si sólo es un juego? -
-¿Acaso no ves que me has puesto en una situación realmente embarazosa? - pensó en voz alta.
-Lo siento mucho. - se sinceró, pero Regina continuó quejándose.
-El abogado más prestigioso de New York me espera en el hoyo uno. -
-Entonces no debería estar en el hoyo 18. - reflexionó. Regina tomó aire intentando no ahorcar a la chica que tenía en frente. -
-¿Le importa si me la quedo? - preguntó secamente mostrándole la esfera. -
-En absoluto. -
-Gracias. - murmuró.
-Devuélvamela cuando termine. - diciendo esto. Dio media vuelta y comenzó a caminar hacia el edificio del club dejando a Regina completamente anonadada.
-Maldita lunática. - encerró con su puño la pelota y volvió hacia Zelena.
Más tarde en el estacionamiento...
Emma subía a su escarabajo amarillo. Hacía muy poco que había cambiado su mini Cooper por aquella reliquia. "Recorte de presupuesto" le había dicho su madre. Lo cierto es que había chocado tantas veces, y arruinado tantos autos, que prefirió cambiarle a uno más económico y de carrocería más firme. Encendió el motor. Miro a su alrededor y notó que estaba un poco atascada. Se encogió de hombros. Movió la palanca e intentó avanzar chocando al primer intento con el paragolpes del auto de enfrente. Volvió a mover la palanca haciendo ésta vez marcha atrás embistiendo ésta vez al auto que estaba al lado del suyo. Como si nada hubiera sucedido. Volvió a poner primera e intentó abrirse paso a la fuerza entre medio de los dos autos.
A lo lejos, Regina intentaba concentrarse en el hoyo cinco cuando sintió el estruendo. Sus ojos se desorbitaron al ver a la misma rubia en SU auto chocando sin parar todos los que la rodeaban.
-¡¿Rubia hueca que estás haciendo?! - caminó enfurecida hacia ella dejando atrás todo el equipo. Corrió saltando por encima de la valla que separaba el estacionamiento del campo de juego. Cuando estuvo a su lado golpeo fuertemente la ventanilla del copiloto para que la bajara. - ¿Acaso eres ciega? - preguntó molesta. La rubia la saludo con una sonrisa y se estiró para bajar la ventanilla. Volviendo después a su posición para pegarle al coche que tenía a su derecha. - ¿Pero qué crees que estás haciendo? - Regina intentó abrir la puerta del acompañante pero le fue imposible. -
-Estoy intentando sacar mi auto. - respondió volviendo a hacer marcha atrás ésta vez rayando todo el costado con el guardabarros del que tenía a su izquierda.
-¡PERO ESTE ES MI AUTO! - Gritó al borde de la desesperación al ver lo que le hacía. -¡Bájate en éste mismo instante! -
-Oh, ¿Le importaría moverlo? Esta dificultándome la salida. - Regina se quedó mirándola con la boca abierta.
-¡No! ¡No entiendes nada rubia hueca! ¡Este es MI auto!. - se puso delante de ella golpeando con fuerza el capot. - El tuyo es este otro – señaló al escarabajo amarillo que también había sido víctima. - ¡bájate ahora! -
-De verdad tengo mucha prisa, te agradecería que lo movieras. - Regina tomó aire con paciencia.
-¿Quieres que lo mueva?. ¡Bien! Lo moveré pero luego me entregas mi auto y tomas el tuyo para golpearlo y chocarlo cuantas veces quieras. - La rubia no respondió. Regina se dio media vuelta y pasando entre los dos coches abrió la puerta del conductor del gemelo de su auto y lo puso en marcha. Retrocedió brindándole más espacio a la otra bestia para que pudiera salir. La chica rubia volvió a retroceder doblando un poco hacia la derecha dejando el auto en posición diagonal.
-¿Qué demonios haces? - gritó tomándose la cabeza al ver como desenganchaba la parte derecha del para golpes delantero.-
-No te preocupes estoy asegurada. -
-Eso me tiene sin cuidado. ¡Bájate!, déjame conducir. -
-No te preocupes tengo todo bajo control. Es solo un cacharro viejo. - La sangre de Regina se agolpaba en sus oídos. Sentía deseos de colgarla de cabeza y darle palazos para que su cerebro comenzara a funcionar. -
-¡Que no lo estas entendiendo! ¡Este es MI auto! ¡Sólo debes ver la patente! -
-¿Estas diciéndome que éste es tu coche? - preguntó incrédula.
-¡Claro que si! - llevó sus manos a la cadera intentando ocuparlas para no ahorcarla.
-¿Tu pelota de golf? ¿Y ahora tu auto? ¿Acaso hay algo en este planeta que no sea tuyo? -
-Gracias al cielo si. ¡TU!-
-No te pongas nerviosa. - dijo sonriendo volviendo a darle un topetón al auto. -
-No quiero perder la paciencia. De verdad lo único que quiero hacer es jugar un poco de Golf. -
-Extraño lugar para intentarlo en el estacionamiento. - respondió arqueando una ceja.
-Por última vez. ¡Sal de mi auto! -
-¡Sal de mi camino! -
-No lo haré. - Regina dio media vuelta y metió el cuerpo por la ventanilla del acompañante. E intentó sacarle la llave. -
-Bien, si no quieres irte, pues te vienes conmigo. - comenzó a avanzar dejando a Regina con medio cuerpo fuera del auto. -
-¡Lunática detente vas a matarnos! - La doctora intentó acomodarse hasta que logró sentarse en el coche como correspondía. Al pasar por el lado del hoyo cinco Regina sacó medio cuerpo fuera y gritó hacia Zelena. - ¡Hablaremos en un momento! - anunció mientras la rubia se alejaba en zig zag hacia la salida.
N/A: Bueno, a Emma le faltan un par de caramelos en el frasco.
Espero que ustedes la disfruten y les guste tanto como a mi.
Veré la aceptación y recibimiento que tiene para continuarla si es que ustedes quieren.
