Editado: 2010
Como sabrán esta historia se publicó originalmente hace bastantes años, cuando era por así decirlo, "más niña" xD haha ósea, en mi época de Sonic maniaca… Estaba viendo mis documentos, demás cosas y descubrí la gran cantidad de escritos e historias que no había podido continuar debido a que me concentre demasiado en otros proyectos y sobre todo, en mi escuela… Me dio algo de pena por el hecho de dejar aquello sin terminar, así que trataré continuar con mis cosas ahora en adelante. No sé si alguien todavía lea esto o este interesado pero mientras lo termine estaré feliz (: Así que, ahora corregiré los capítulos, errores ortográficos y demás, gracias a todos.
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Original:
Antes que nada, este Fanfic es un universo alterno, que quiere decir que las emociones, acciones o incluso los mismos personajes están en un ambiente paralelo a los demás… Bueno para explicarme mejor: es como decir, "es una historia diferente, sólo con los personajes de Sonic" Espero que entiendan más o menos que es un Universo Alterno.
Bien, no diré mucho así que… ¡Es hora de leer el Fanfic!
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Murder
(11:46 a.m Hora Este, Viernes. –Instituto de Estudios Clerk, al Norte de Station Square)
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Ella logró suspirar con cierto fastidio mientras que con suma lentitud colocaba su mano derecha sobre su barbilla mirando sin emoción alguna al pizarrón y observó con aburrimiento al profesor que daba clases explicando sobre quién sabe qué cosas extrañas para ella… Despacio, posó su vista a lado notando como algunas de sus amigas platicaban animadamente o simplemente se maquillaban un poco, no prestando la mínima atención a la clase al igual que ella.
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Miró su cuaderno de estudios con igual aburrimiento, ni siquiera se había tomado la molestia de abrirlo y apuntar lo que estaba explicando el maestro, simplemente… quería salir ya del salón de clases lo más antes posible. No faltaba mucho para que el sonido del timbre retumbara en todo el lugar indicando que era la hora de salida: la hora en que seguramente todos anhelaban y sobre todo, la hora de marcharse a casa lo más pronto posible. Hoy no había sido uno de esos lindos días… al contrario, todo esto la tenía más que fastidiada. No había dormido mucho la noche anterior por eso sólo quería llegar a su casa para poder al menos dormir un poco.
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—¡Señorita Amy Rose! — gritó el profesor causando que la eriza le mirará sorprendida. La había pillado en un momento de ocio, mientras ella estaba a punto de dormirse sobre su pupitre.— ¿Me podría explicar exactamente, cuál es la formula general para las raíces cuadráticas?
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—Eh…—y una gotita de sudor corrió por su cabeza mientras repentinamente se ponía nerviosa sintiendo las miradas burlonas de sus compañeros de clases.— Yo…— miró nerviosa hacia todas partes mientras maldecía por lo bajo lo que le sucedía; eso le pasaba por no haber puesto atención en la clase en todo el día. — Yo… —balbuceó de nuevo, estaba en apuros, no había duda.
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Y para colmo, no tenía la mínima idea sobre la dichosa fórmula general o lo que fuera que le habían preguntado.
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—Estoy esperando Srta. Rose…— con lentitud el profesor se cruzó de brazos. Por su parte, la eriza sentía que sus mejillas se volvían algo rosadas… Estaba avergonzada al sentir las miradas de burla de sus compañeros sobre ella. —Sí no me responde, le aseguro que le daré un reporte que será dirigido a su expediente. — le amenazó al punto que la pobre eriza abrió sus ojos sorprendida.
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—Bueno profesor…— rió con nerviosismo la eriza mientras colocaba una mano detrás de su cabeza. — Verá, sí me sé la formula pero... —mintió mientras sonreía tontamente para distraerse un poco. Es que en realidad, no tenía la mínima idea de qué era esa tal fórmula de la que hablaba. — Es decir… ¿para qué quiere que se la diga?
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El profesor frunció el ceño al momento de dedicarle una mirada amenazadora. Estaba claro, que no tenía todo el tiempo del mundo para escuchar las patéticas excusas de una adolescente que no ponía atención a clases.
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—Creo que hay cierta lógica en esto…—sonrió ella de lado. —Sí le digo que me sé la fórmula y usted de ante mano se la sabe de memoria, ¿por qué decir algo que ya sabemos? Digo, no le veo la necesidad.
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—Sí hay necesidad… ¡Dígala! — gritó el profesor casi al colapso del enojo debido a que esa tonta chica rebelde le estaba sacando de sus casillas.
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—Pues…—y la eriza tragó un poco de saliva, realmente no sé sabía esa dichosa fórmula y sí no contestaba rápido, seguramente le iría muy mal. Y que mal, un reporte en su expediente si es que eso se consideraba "mal" — Es…—balbuceó un poco más girando sus ojos por todas partes buscando alguna otra excusa para salirse de ese lió.
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¡RING!
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—¡Maldición!… — susurró el maestro observando como los alumnos gritaban como niños de Kinder y Amy suspiraba un poco aliviada. Se había salvado por la campana esta vez, seguramente hoy era su día de suerte. —Te salvaste hoy Rose pero veremos la próxima…—comentó mientras tomaba su maletín del escritorio y salía del salón, observando como algunos alumnos guardaban sus útiles en sus mochilas para irse lo más pronto de aquel lugar.
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—Eso es a lo que yo llamo suerte…—susurró Amy para sí misma mientras comenzaba guardar sus cosas en la mochila, notando como en el salón de clases todos sus compañeros ya se habían ido. Claro, eso era normal de que ellos salieran tan de prisa. Pues siendo una joven de apenas 15 años de edad, era común que a esa edad los jóvenes de ahora tuvieran ciertos "pendientes" después de clases.
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Se levantó entonces con cuidado de su asiento mientras observaba vagamente por la ventana del salón de clases. Estaba en el piso número 3, pero aún así logró notar como una limosina muy elegante de color negro se estacionaba enfrente del Instituto donde actualmente estudiaba. Amy sonrió un poco sabiendo que ese vehículo venía especialmente por ella. Notó entonces como de éste, un grupo de guardaespaldas salían con cautela con sus gafas oscuras y elegantes trajes, observando con detenimiento todo el lugar.
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Dio media vuelta mientras salía con prisa del salón de clases. Ya no era de sorprenderse que esos guardaespaldas estuvieran en ese lugar, pues su padre siendo un empresario muy reconocido de la ciudad, tenía mucho dinero de sobra... Tanto dinero tenía, que logró contratar a varios de los mejores guardaespaldas para su única hija para protección personal. Claro, ellos siempre andaban como sombras atrás de la pobre eriza, cosa que disgustaba a la chica, sobre todo que cada vez que terminaban las clases tenían que venir a recogerla puntualmente.
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¿Cuándo sería el día en que no se sentiría acosada por esos hombres?
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Y desechando sus pensamientos vagos, comenzó a bajar por las largas escaleras del Instituto, no queriendo usar esta vez el elevador por dos simples razones: 1.- Quería tomarse su tiempo y 2.-No quería quedarse atrapada. Sí, atrapada… pues hace no más de una semana atrás, una compañera suya del salón había quedado atrapada en el elevador después de que éste había tenido un fallo mecánico y duró alrededor de una hora encerrada en ese lugar. Lamentablemente la chica era claustrofóbica que al momento de rescatarla, tuvieron que llevarla de emergencia a algún hospital cercano debido a una crisis nerviosa que le dio a la pobre. Y claro, todo este problema causó que muchos de los estudiantes ya no quisieran utilizar el elevador por temor de correr el mismo riesgo que ella.
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El Instituto en donde estudiaba Amy Rose era uno de los más lujosos en Station Square y sobre todo, uno de los mejores del país ya que contaba con excelentes profesores y aulas. Es por eso que era normal saber que el Instituto contara con las mejores instalaciones, incluyendo elevadores para los alumnos. Su padre había decidido transferirla a ése Instituto hace meses, diciendo que era uno de los mejores y que era lo mejor, no sólo para ella, sí no para su educación en especial. Sí es que ella, Amy Rose, quería tener una buena profesión en algún futuro, que mejor aprovecharla en un Instituto de gran reputación.
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(12:13 p.m Hora Este, Viernes. –Instituto de estudios Clerk, al Norte de Station Square)
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—Y dime, ¿cómo va todo? — una escurridiza voz se coló en aquellas sombras. Apenas era audible y sus palabras fueron arrastradas una por una casi como un leve murmullo poco entendible.
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—Muy bien. Ahora mismo está por salir. —respondió alguna otra voz más grave que la anterior y con un toque de frialdad. — Creo que saldrá bien este plan, después de todo no es tan difícil. La chica no parece fuerte, mucho menos esos idiotas que le tienen vigilada…— una sonrisa forzada apareció en su rostro al momento que el extraño sujeto se acomodaba en su escondite.
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—De acuerdo, te dejó esto en tus manos. Yo sé que lo harás bien, confió en ti y en tus habilidades.
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—Muy bien.— susurró mientras apagaba de mala gana el teléfono celular. Se sentó entonces un poco sobre aquella rama del árbol en el cual se encontraba y miró detenidamente todo el sitio de mala gana. A lo lejos, divisó aquel grupo de guardaespaldas impacientes por la salida de cierta chica ya que al parecer llevaban varios minutos esperando.
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Y entonces, su presa apareció en escena: una eriza adolescente, de pelaje rosado y púas cortas saliendo del aquel lujoso Instituto. Soltó un bufido malhumorado constatando que afuera del Instituto, un buen grupo de adolescentes distraían su visión. Sin embargo, haciendo uso de sus habilidades logró sostener su arma con agilidad apuntando a su victima, que apenas corría hasta su vehiculo.
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Ése día, mucha sangre se derramaría en los alrededores.
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—Patéticos…— susurró al ver al grupo de guardaespaldas, quienes hacían un ademán de educación al toparse con la eriza. En ese momento, como si el tiempo se detuviera, colocó fugazmente en posición correcta su arma. Su blanco estaba claro y desde su escondite en aquellas ramas del frondoso árbol, sería imposible que le vieran. Y con puntería maestra, sólo jaló sin piedad el gatillo del arma.
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Un grito fue suficiente para constatar que había dado en el blanco.
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Amy Rose se encontraba petrificada en su lugar mirando un río de sangre que brotaba de la cabeza de un guardaespaldas, aquel que justamente hace unos segundos le estaba abriendo la puerta de la limosina para que entrara. Asustada, sólo atinó a gritar horrorizada al observar la sangre a su alrededor y los ojos blancos sin vida del pobre sujeto. Fue entonces cuando el mundo se detuvo… Notó como los demás guardaespaldas buscaban con desesperación al responsable de tal acción, pero escucharon como los estudiantes gritaban horrorizados y corrían desesperados por todas partes llenos de pánico. Enlistaron sus armas en sed de venganza por la muerte de su compañero, y por la protección de la eriza llamada Rose, ya que había un francotirador suelto.
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—¡Señorita por favor entre al vehículo y no salga por nada del mundo! —y la eriza, fuera de su mundo en algún estado de shock, entró a la limosina como si de ello dependiera su vida. — Bien, hay un francotirador a los alrededores. Ya saben lo que debemos de hacer…—cargando municiones en su arma rápidamente intentó observar por todas las direcciones posibles. —¡Protejan a la Señorita Rose antes de que…
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Su frase fue cortada por una bala que atravesó su cabeza. Dentro del vehículo, Amy ahogó un grito de horror acumulado al ver muerto a otro de sus guardaespaldas, y lágrimas recorrieron su rostro antes de que el lugar se inundara de sangre.
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—¡No! ¡Rick! —gritaron sus compañeros viendo el cuerpo inerte de su amigo en el suelo.
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Con indignación y sed de venganza en su sangre, algún otro guardaespaldas alzó su arma en busca de aquel asesino. Buscaron con la mirada ágilmente el escondite de ese bastardo, pero los gritos de agonía dentro de la lujosa limosina les hizo recapacitar que la eriza aún estaba adentro, y el sonido una bala impactándose sobre el vidrio de la puerta les asustó de sobremanera antes de que Amy Rose y todos los presentes fueran testigos de que más balas fueron a dar en aquel vehículo.
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Y la adrenalina corrió por las venas de aquel guardaespaldas, antes de que una batalla se produjera en ese mismo lugar, con agilidad corrió hasta la limosina abriendo de golpe la puerta trasera. Entonces un pequeño bulto que temblaba en los asientos traseros le hicieron devolver la esperanza. Amy Rose estaba con vida, llorando y agonizando ante el susto después de que varias balas habían impactado el vehículo en donde se encontraba. Pero el tiempo estaba en su contra, no pudo constatar si ella había resultado herida o no, simplemente la tomó del brazo sacándola de ese sitio.
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—¡Señorita, salga de prisa! —ella, hecha un mar de lágrimas, sostuvo la mano de su guardaespaldas entre la suya antes de sentir que la jalaban al exterior del vehículo. — ¡Debemos escapar cuanto antes! ¡Sígame! — apretó más el agarre de la adolescente, aferrando la vida de ella en ese acto.
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—S-sí…— fue la única expresión que salió de su boca antes de sentir como ahora se encontraban corriendo entre el estacionamiento del Instituto. Sentía la mismísima muerte tras su espalda siguiéndole los pasos sin piedad.
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No quería ver hacia atrás, el simple hecho de escuchar los gritos de agonía de los estudiantes y de sus guardaespaldas caer sin vida, era realmente doloroso y estremecedor. Pero en algún descuido, su vista miró al mismo demonio saltar desde algún árbol lejano. No lo reconoció y no supo quién era, pero sabía en el fondo que era el responsable de esa masacre. Y sólo sintió un agudo nudo en su garganta al constatar que aquel sujeto corría hasta ellos con gran velocidad.
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No gritó, no dijo nada y no pensó en esos instantes al observar que la muerte estaba tan cerca. Sólo un apretón de la mano de su guardaespaldas le hizo volver a la realidad, al descubrir que ya habían salido del Instituto y ahora se encontraban corriendo desesperadamente por alguna de las calles de Station Square. Algunos vehículos se observaron a lo lejos ya que el semáforo estaba en rojo haciendo un tráfico de lo peor en ese lugar.
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Fue el turno del guardaespaldas mirar hacia atrás y encontrar al asesino a escasos metros de ellos. Con agilidad sacó su arma de entre sus bolsillos mientras apretaba el gatillo ante el grito de susto de Amy. Pero no dio en el blanco y sólo sintió un terrible dolor que se extendía por su rostro antes de que su cuerpo cayera al suelo bruscamente. Su nariz sangraba, seguramente la tenía fracturada después del golpe que ese maldito sujeto le había dado cuando había corrido hasta ellos a una velocidad impresionante.
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—¡Sálvese señorita! — gritó el guardaespaldas en su agonía, y vio el rostro del asesino que estaba dispuesto a acabar con la vida de la adolescente rosa.
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Unas gafas oscuras impedían ver sus ojos y se amoldaban con sus crueles facciones: púas negras como las sombras se perfilaban con algunos toques rojizos como la misma sangre y alguna especie de gabardina cubría su cuerpo mientras alzaba su arma para dispararle a la pobre eriza.
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—¡No! —sin embargo no recordó nada más, pues su vista se nubló por completo y todo se volvió oscuro.
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La bala no la había alcanzado, y ahora, Amy Rose se encontraba corriendo entre los carros estacionados debido al tráfico. Alzó su mano desesperada deteniendo un taxi en su trayectoria. El conductor, que era alguna clase de perro café y de edad adulta, le peguntó cortésmente hacía dónde se dirigía. Como pudo, ella le dio la señal que se alejará cuanto entes de ese lugar. El semáforo indicó el verde para que el taxi arrancara su marcha, entonces, al sentir que ya no había peligro alguno, ella se dejó caer sobre el asiento trasero respirando con dificultad.
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Todo era tan confuso, que su pobre corazón parecía que iba a saltar de su sitio en cualquier momento.
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— "Dios mío…"— pensó al momento de escuchar cómo el taxista le decía que tomarían otra calle para evitar el tráfico o algo así. Pero al dar la vuelta en la siguiente calle, Amy notó que el tráfico estaba de lo peor.— N-no…— susurró aterrada al observar por el retrovisor del taxi, como al fondo una silueta extraña brincaba entre los techos de los vehículos varados.
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—¿Pero qué demonios…?—exclamó el conductor del taxi al sentir como algo pesado caía sobre el techo de su vehículo. Alzó su vista indignado pero un dolor se incrustó en su cuello y el grito de la eriza atrás de los asientos fue lo último que escuchó. Una daga reposaba sobre su cuello, aquella arma que había acabado con su vida en tan sólo unos segundos.
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En su desesperación, la eriza salió del vehículo con rapidez aún agitada y atemorizada por todo. Corrió entonces entre los vehículos del tráfico sin ser capaz de pedir ayuda. Sólo pensaba en escapar de ahí cuanto antes, de aquel maniático que seguía sus pasos ágilmente, así mismo huyó hasta adentrándose a una calle en construcción y un edificio en igual circunstancias se alzó ante su vista. No lo dudo ningún segundo y se adentró a ese lugar. Aún faltaba para que fuera terminado y varios cimientos de cemento había por ahí tirados en los alrededores, Amy se digirió hasta alguno de ellos ocultándose, no importándole el haber caído bruscamente al suelo y rasparse su pierna.
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— "Esto no puede estar pasando… ¡No! ¡Por favor ayúdenme!" —colocó ambas manos sobre su cabeza cerrando sus ojos con fuerza ya que no estaba segura si el asesino aún estaba tras ella… Y lágrimas amargas recorrieron su rostro al percatarse que estaba desarmada. Su celular se había perdido, seguramente lo había dejado abandonado en su mochila dentro de la limosina.
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¡CRASH!
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Y abrió de golpe los ojos al escuchar aquel sonido, su corazón comenzó a latir desesperadamente mientras se levantaba de su lugar. Estaba segura que el asesino ya la había encontrado. Sin saber qué hacer o qué pensar, corrió por los cimientos y equipo de construcción para salvarse e huir de la misma muerte que le seguía.
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—¡Auch! —su cuerpo se desequilibró al momento de caer nuevamente al suelo y su pierna se dobló en el acto causando que dejara salir un gemido de dolor. Pero cuando estaba a punto de huir nuevamente, sintió algo frió y metálico sobre su frente.
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Y cuando alzó su vista atemorizada, sus ojos verdes se toparon con el frió de una pistola en su cien al igual que la sombra de un extraño enfrente suyo.
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—Creo que ya jugaste demasiado al gato y al ratón… Te gusta hacerte la difícil chiquilla. —pronunció con una frialdad el sujeto provocando que Amy se le erizara casi toda la piel y que comenzará a temblar saliendo de "shock", no sólo por el simple hecho de tener esa arma en su frente, si no de tener la presencia de ese asesino ahí.
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Él simplemente sonrió un poco con gran malicia viendo la expresión del rostro de la eriza y observando sus ojos verdes llenos de lágrimas, las cuales no deja fluir debido al miedo. Movió entonces su dedo mientras estaba punto de jalar del gatillo del arma… tenía que terminar con esto de una maldita vez al igual que la vida de esa mocosa. Pero una bola de tierra fue a parar en su rostro, que a pesar de tener las gafas puestas, parte de la tierra se infiltró en sus ojos y su nariz, causando que gritara y soltara el arma. Amy aprovechó esto para levantarse del suelo y salir corriendo de ahí a toda velocidad.
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Indignado por el simple hecho de ser humillado por una chiquilla, el asesino apuntó con el arma ya estando un poco más recuperado. Jaló del gatillo mientras la bala le daba justamente a la eriza, la cual cayó con fuerza al suelo golpeándose con algunas cosas de construcción de aquel lugar. Él se mantuvo firme mientras caminaba hasta el cuerpo inerte de ella cerciorándose de que estuviera muerta... Vio como un manto de sangre envolvía el cuerpo de Amy ya que le había dado a un lado de su cintura.
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Había logrado su misión, y seguramente sería muy bien recompensado.
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Se giró sin asombrarse mientras escuchaba algunas sirenas de la patrullas de policía a lo lejos. Miró de nuevo el cuerpo de esa eriza, no podía dejarlo ahí, debía de hacer algo. Sí dejaba la evidencia en ese sitio, buscarían las pistas y podrían dar con él, y lo único que no quería era dejar pistas por el homicidio. Sostuvo el cuerpo de Amy con un brazo mientras comenzaba a correr de ahí a toda velocidad, la sangre de ella manchaba su ropa pero no le dio importancia. Entonces se perdió entre las frías calles de esa ciudad cargando el cuerpo de una adolescente en un manto de sangre.
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(4:09 p.m Hora Este, Viernes. –En alguna parte del Este de Station Square)
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Sintió un poco de frió en ese lugar mientras que su cuerpo se removía ante aquella sensación en su piel… Aquel sitio estaba casi en completa oscuridad impidiéndole ver algo cuando había abierto con pesadez sus ojos. Se sentía tan vació…
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Sin vida.
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Comenzó a moverse lentamente entre lo que parecían ser sábanas sobre ella, su cuerpo temblaba y los escalofríos se hacían presentes a cada segundo. No pudo evitarlo y con gran pesadez abrió más sus ojos y le dolía la cabeza fuertemente. Llevó ambas manos hasta ésta mientras trataba de no gritar, entrecerró sus ojos un poco mirando a su alrededor pero no pudo ver casi nada… Todo estaba tan oscuro y horrible, eso causó que los nervios hicieran que temblara más, no sólo de frió… sino del miedo.
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Estaba sobre una cama dentro de lo que parecía ser una habitación. Sí, seguramente eso era… ya que miró con mayor detenimiento el lugar haciendo un esfuerzo para ver claramente. Había una puerta un poco lejos de ella la cual se mantenía cerrada, en una esquina de la habitación estaba lo que parecía ser un tocador y cerca de éste un closet, miró la cama en donde se encontraba, las sábanas estaban esparcidas por todas partes y se preguntó qué horas serían del día. Por eso digirió su verde mirada hasta la única ventana que había en ese lugar donde unas enormes persianas de color negro impedían que la poca luz se infiltrara en la habitación.
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Se levantó con lentitud de su cama gimiendo de dolor ante esto mientras caminaba en dirección de esa ventana y se apretaba su abdomen… Sentía un horrible dolor ahí pero tenía que ir hasta la ventana, tenía que saber en dónde demonios estaba y por qué.
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Pero se detuvo en seco mientras escuchaba a lo lejos una voz gruesa y fría, provocando que su sangre casi se helara por completo. Sus ojos se abrieron de golpe, conocía esa voz de alguna parte, no había duda. Esa voz la había escuchado en una ocasión… Tragó un poco de saliva mientras caminaba a duras penas hasta la puerta y se recargaba en ella como podía, con su oreja derecha trató de entender la conversación del otro lado de la puerta haciendo un esfuerzo sobre humano para no perderse detalle alguno. Le dolía un costado de su cintura que llevó una mano hasta ese lugar mientras levantaba su blusa, logrando observar con asombro como una venda la envolvía. Se sorprendió ante esto… ¿qué era eso? Sus dudas no fueron respondidas ni nada por el estilo, pues sólo escuchó como el dueño de esa voz parecía estar verdaderamente enfadado o algo así, debido a su brusco acento. Estaba discutiendo con alguien seguramente, que aunque no lograba ver, podía sentir el tono desafiante y arrogante de esa fría y grave voz.
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—¿Por qué no quieres que la mate? — preguntó alguien. Su tono se volvía casi con histeria y apunto de estallar en enfado mientras que Amy sólo abría un poco sus ojos al reconocer esa voz con más claridad. Era la de aquel asesino, no había duda… ¡Era su voz! —¿Me escuchas? Tenemos que hacerlo… ¡Es nuestro trabajo! —Amy aún estando detrás de la puerta se acercó un poco más.
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—Descuida…—contestó una voz apenas audible, Amy no podía escucharla muy bien que digamos aquella voz, al parecer estaba hablando por teléfono aquel asesino. Por lo que sólo escuchaba su voz y a duras penas las del otro lado del teléfono. — No es necesario que la mates ahora, sabes que eso no esta en nuestros planes.
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—Pero…— aquel asesino balbuceó un poco, la eriza logró escuchar como fugazmente golpeaba algo. — ¿¡Porque! ¡No lo entiendo!
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—Hablaremos después, descuida, todo se solucionará. Hay que ser pacientes nada más. — y el homicida, con la poca paciencia que tenía, apretó el teléfono entre sus manos casi al punto de quebrar el aparato de comunicación.
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—¡NADA DE QUE HABLAREMOS DESPUÉS! Y ADEMÁS… ¿CÓMO ES POSIBLE QUE ME DEJES AL CUIDADO DE ELLA? ¡NO SOY NINGUNA NIÑERA! ¡SOY UN ASESINO! ¡Y SABES QUE EN CUALQUIER MOMENTO PUEDO MATARLA SI SE ME DA LA PUTA GANA! — gritó exaltado apretando con fuerza el teléfono entre sus manos aún más. La eriza, desde el otro lado de la puerta, pareció palidecer ante las palabras de él. Un miedo irreconocible surcó por su alma…
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Asesinarla.
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—No, yo sé que no lo harás. Y sí lo haces, tendrás que sufrir las consecuencias, sabes que no puedes desobedecerme. Créeme… vale la pena dejarla viva por lo menos un tiempo. — quién fuera el dueño de la otra voz, el asesino atinó a reconocer que soltaba una carcajada triunfante. Carraspeó entonces visiblemente molesto al escuchar su burla.
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—¡¿Cuánto tiempo tendré que mantenerla en mi casa? — gritó con furia contenida.
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—No lo sé, no estoy seguro. Todo depende de cómo marchen los planes.
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—¿Y por qué tengo que ser yo? — un momento de silencio se formó en ese lugar, tanto, que Amy tuvo que mantener la respiración varios segundos si no quería que la descubrieran. Todo era tan confuso… se sentía realmente mal por lo sucedido. Ya estaba destinada para que la mataran y ella era tan joven aún.
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—Tú la heriste… ¿no es así? — aquella arrogante y fría voz retumbó en los oídos del asesino. Era un hecho, que la había herido pero cuando la llevó a su departamento se topó con la miserable suerte de que no la había matado como creía.
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—Sí… ¡pero tú me lo ordenaste! Esa era mi misión: matarla, ¿me escuchas? No debía dejarla viva…—hizo una pausa.— No sé cómo fue posible que sobreviviera a ese disparo y resulta que cuando estoy a punto de deshacerme del cuerpo de esa idiota, me dices: ¡Que no lo haga! ¡Que la deje viva! ¿Estás loco acaso? ¿Qué malditos planes tienes en tu maldita mente?
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—Escucha, eres uno de los mejores asesinos de este país y tu trabajo es el más que reconocido entre nosotros. Por eso, eres uno de mis mejores hombres… ¿de eso vives, cierto? y sobre todo, por eso te pago… Es tu pasatiempo favorito desde hace tiempo, ¿no? —no hubo respuesta alguna. — Por favor, no te pongas histérico como un niño… Suficientes problemas tengo ya.
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—…
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—La tendrás por un tiempo, luego hablaremos, ¿quieres? Tengo un asunto que atender… Por cierto, te mandare tu misión luego, ¿vale? —no obtuvo respuesta de nuevo. — Bueno, como veo que te has quedado mudo, nos vemos.
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—Idiota…- susurró mientras golpeaba el teléfono con fuerza, Amy pudo escuchar también como empezaba acercarse a la habitación a paso rápido. Inmediatamente corrió como pudo hasta la cama a duras penas, envolvió su cuerpo entre las sábanas constatando con terror como entraba a la habitación.
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Su respiración se volvió más agitada, su corazón comenzó a latir rápidamente mientras su fiel amigo, el miedo, regresó con ella nuevamente… Escuchaba cada vez aquellos pasos acercándose rápidamente hasta ella, su mente estaba casi en blanco… ¿Qué debía hacer? ¿Quién era él? ¿Acaso era un asesino realmente? o simplemente… ¿un violador? ¡No lo sabía! ¡Maldita sea!
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Sólo sintió como aquel sujeto se posaba enfrente de la cama en donde se encontraba. La eriza tragó un poco más de saliva mientras se armaba de valor cuanto antes, era ahora o nunca, pues su vida tal vez dependía de ello… Tenía que huir de ese lugar si no quería que le mataran. Con rapidez, salió de entre las sábanas mientras saltaba como podía de la cama y comenzaba a correr hasta la puerta de aquella habitación, que para su fortuna estaba abierta. Escuchó de tras de sí como el asesino ni se inmutaba ante su estúpido acto, sólo escuchó como se echaba a correr tras de ella, quien ya estaba en lo que parecía ser la sala de aquel departamento en donde se encontraba.
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Su sorpresa fue muy grande al darse cuenta como el asesino aparecía enfrente suyo en tan sólo unos cuantos segundos. Sus ojos se abrieron de golpe mientras caía con fuerza al suelo sobre su culo y miraba fijamente al asesino con miedo en sus ojos. Él era joven y se podía ver que no debía de tener más de 18 o 19 años. Era un erizo de piel oscura con franjas de color rojo en algunas partes de su cuerpo, sus ojos… incluso se podía ver el mismo infierno arder en llamas en ellos. Amy sólo sintió la pesada mirada del erizo sobre ella, el ceño fruncido de él mientras no tuvo tiempo de reaccionar ante los hechos, pues él simplemente la tomó del brazo mientras la alzaba del suelo bruscamente haciendo que ella quedara enfrente de él. Amy reaccionó ante esto segundos después.
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—¡Suéltame! ¡Aléjate de mí! —trató de safarse del agarre de su opresor pero le fue en vano. La fuerza de aquel erizo era superior a ella en diversos aspectos, sin contar que la tenía fijamente sostenida impidiendo que escapara lastimándola de su brazo.
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—¿Qué demonios crees que haces? — preguntó fríamente aquel asesino sin soltar el brazo de la eriza, quien se debatía en liberarse de él como fuera. Amy estaba desesperada, sentía miedo pero aún así sentía la vida entre su garganta. Debía de huir cuanto antes, no quería morir en ese lugar… ¡No! ¡Se rehusaba hacerlo!
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—¡Aléjate de mí! — lo empujó con su otra mano con las pocas fuerzas que tenía. Pero no se movía, su fuerza era mayor que Amy era tan sólo era una debilucha comparada con él. Fue turno de la eriza alzar su mirada con miedo.
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—No irás a ningún lado niñita…— dijo con severidad y de mala gana jaló del brazo de ella. Amy chilló ante esto, no por el simple hecho de que le jalara el brazo, si no que ante ese acto la herida en su cintura le dolió como nunca.
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Sólo sintió como el erizo tiraba de ella y la llevaba casi arrastrando hasta la habitación en donde minutos antes había despertado. Amy trataba de liberase del agarre de él pero no podía por más que intentaba. Lo golpeó, lo maldijo, le pateó la pierna, lo mordió del brazo e incluso lo pellizcó, pero nada surtió efecto en él. Simplemente observó como llegaban hasta la puerta de la habitación y de nuevo él la alzó un poco más del brazo y con tremenda fuerza la dejó caer sobre el piso de aquel lugar. Ella le miró atónita mientras el erizo sólo se resignaba en cerrar la puerta enfrente de la cara de Amy.
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Ella se mantenía con la miraba fija en la puerta… no podía creerlo, ¿qué sucedía?... Al parecer estaba secuestrada y no sabía dónde demonios estaba. Lentamente se levantó del suelo mientras comenzaba a tratar de abrir la puerta, sus intentos fueron en vano pues al parecer estaba cerrada con llave. Desesperada, comenzó a golpear con sus puños en ella hasta que el llanto la venció por completo y con pesadez se recargó en la puerta dejándose sobre el suelo lentamente. No pudo evitarlo y rodeó sus piernas con sus brazos para ocultar su rostro entre ellas. Comenzó a llorar, a desahogarse por todo lo que sufría y pasaba en esos momentos no sabiendo lo que le esperaba. Se sentía impotente y tonta en aquellos momentos, no había salida… y esos ojos. Recordó aquellos ojos fríos en su mente, se estremeció mientras chillaba con más fuerza. Tenía miedo… mucho miedo de lo que jamás había sentido en su vida. Algunas imágenes de nuevo se mostraron en su mente, sus amigos, sus amigas, los compañeros de clase, sus guardaespaldas…su padre. Todo esto estaba en su mente pero era acompañado con dolor y su triste llanto de impotencia. Lo único que quería era salir de ese lugar, solamente eso era lo importante.
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(10:53 p.m Hora Este, Viernes. –En alguna parte del Este de Station Square)
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Abrió sus ojos con lentitud mirando el piso de la habitación y escuchando unos pasos acercarse a ese lugar. Le dolía su cabeza y ahora estaba en el suelo ya que seguramente se había quedado dormida de tanto llorar. Se limpió un poco sus ojos retirando algunas lágrimas que aún tenía, con pesadez se levantó de ahí mientras que se tambaleaba de un lado a otro; para después mantener el equilibrio antes de caer sobre aquella cama con dolor.
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Estaba muy débil en esos momentos, se sentía muy mal… casi al colapso de quebrarse. Tal vez era por la perdida de sangre que había sufrido en las últimas horas o quizás era que lentamente moría… Observó el lugar de su dolor, las vendas estaban de un color rojo ya que se había abierto la herida después de su último intento de escape… Suspiró resignada mientras que se acomodaba el flequito de su cabeza, sus ojos le pesaban y estaban terriblemente hinchados. Odiaba llorar porque después de haber terminado, siempre se sentía fatal y terriblemente, justamente como ahora.
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Respiró agitadamente, ahí observó de nuevo el lugar donde se mantenía encerrada. Se estremeció mientras tomaba alguna de sus energías y se levantaba con pesadez de la cama, se tambaleó y resbaló al suelo con fuerza. Gimió de dolor pero eso no le impidió levantarse de nuevo del suelo y caminar hasta esa ventana de la habitación. No quería estar más en ese lugar y no se quedaría con los brazos cruzados sin haber intentado escapar una vez más. Y viéndolo como estaba ahora, seguramente esa ventana era su única salvación, tal vez podría escapar por ella si es que tenía suerte...
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Por fin había llegado hasta la dichosa ventana con dificultad. Colocó una mano sobre la pared para recargarse sintiendo como la sangre fluía por su herida ahora abierta y un dolor recorría su cuerpo. Movió con cuidado aquella persiana mirando por la ventana y tratando de no hacer ruido, ahí miró pasmada el panorama ante sus ojos… Observó que se encontraba en un apartamento de un edificio, seguramente en el piso 9 o 10 y estaba a una gran altura. Tragó otra vez saliva mientras sus piernas le temblaron, no sabía si era por el miedo o por que simplemente le estaba afectando la herida que tenía.
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No había escapatoria.
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De nuevo las lágrimas se acumularon en sus ojos, pero no las dejó fluir esta vez. Abrió su boca, tal vez si gritaba que la ayudaran podría salir de ese lugar… pero no se veía nadie por las calles en donde estaba ese edifico. Éstas se encontraban oscuras, ya era de noche y algunas patrullas de policía se escucharon muy a lo lejos, gritó con todas sus fuerzas pero fue en vano, nadie la escuchaba en esos momentos de agonía que sufría.
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Tanta era su desesperación que no se dio cuenta que giraron la perilla de la habitación; un erizo de color negro y franjas rojas entró en ella observando a la tonta eriza que trataba de escapar… cosa inútil por cierto. Su mirada fría se posó en ella mientras que de mala gana colocaba la bandeja de comida en la mesa y un par de vendas en la cama.
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Se dirigió hasta el cuerpo de la eriza que estaba dándole la espalda, y con cierta rudeza, la tomó del brazo haciendo que ella se girara y le observara. Ahí descubrió la mirada de terror de Amy, así mismo, como estaba a punto de gritar. Pero él fue demasiado rápido como para ponerle una mano en la boca mientras la arrastraba hasta dejarla caer con fuerza sobre la cama. Ella gimió de dolor al sentir su cuerpo sobre el colchón, abrió sus ojos topándose con unos fríos y llenos de odio en frente suyo, aquellos como si el mismo infierno estuviera dentro.
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Se estremeció mientras observaba aquel erizo que la tenía presa en ese lugar, aquel erizo que le infundía temor con el simple hecho de mirarle a los ojos, aquel que la había lastimado y aquel erizo… aquel asesino que hace algunos momentos atentó contra su vida, mató a sus guardaespaldas y ni siquiera sabía el por qué de las cosas.
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¿Por qué demonios tenía que pasar todo esto? ¿Por qué?
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Él, por su parte miró de nuevo el cuerpo de la eriza sobre la cama; estaba muy débil y seguramente la herida de su abdomen se había abierto. La verdad no le importaba mucho si ella se moría o no en esos momentos, en realidad, su misión había sido matarla desde un principio… Gruñó por lo bajo ante esto. Pero… ¡malditos planes! ¡Tenían que cambiar a última hora! Ahora le salían con que era mejor dejarla viva y tenerla en su casa por algún tiempo… ¿Acaso le miraba con cara de niñera o algo así? ¡ÉL ERA UNA ASESINO! ¡UN ASESINO! Seguramente el mejor de todos, uno de los más buscados en la ciudad y, ¿por qué no decirlo?, en el país… y seguramente fuera de éste también.
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Miró los ojos verdes de su víctima, tan sólo hace algunos segundos en ellos se reflejaban el miedo y la impotencia que sentía y sin saber por qué, eso le agradaba. Le gustaba ver la cara y el miedo que infundían los rostros de sus víctimas antes de su muerte. Después de todo, era un asesino y ver eso era cosa normal en su vida. Pero ahora, esos ojos… sólo le mostraban lo indignada y furiosa que se sentía, también su impotencia al no poder hacer nada. Su impotencia y torpeza por no poder escaparse de aquel maldito lugar.
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—Eres una chiquilla muy fastidiosa…— le dijo con frialdad. Amy se estremeció ante sus palabras, su voz era grave y fría.— Debería matarte ahora mismo. — ella le miró, su respiración se volvió más agitada, le estaba costando respirar con normalidad.
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Entrecerró sus ojos, su vista le estaba pesando, ya no le importaba nada: ni siquiera si en ese mismo momento moría en las manos de aquel erizo… Se sentía tan mal y su vista se volvía borrosa, no sólo por la herida sino por las lágrimas que tenía en sus ojos. No pudo más y las dejó fluir una a una, llorando descoladamente… Sentir la impotencia en esos momentos era una sensación horrible y de humillación ante aquel bastardo.
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—¿Por qué…?— logró susurrar aún con el llanto consigo misma, impidiendo que lograra articular palabra alguna de buena forma. — ¿Por qué me hacen esto? ¿Por qué me tienen en este lugar? — su tonó de voz era de suplica, necesitaba respuestas, las necesitaba ya… estaba desesperada.
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—Eso no te interesa.—logró ese asesino tomar las vendas entre sus manos mientras las colocaba a un lado de la eriza. — No me agrada mucho la idea de tenerte aquí mismo, ni siquiera deberías estar con vida. —miró hasta un lado de reojo la puerta de la habitación. — Estas aquí por una simple razón…
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—¡Pero yo no he hecho nada malo! — gritó al fin histérica.
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—Yo sé que tú no hiciste nada. Estas aquí por tu padre. — ante esto ella sólo abrió enormemente sus ojos presa de la angustia… ¿Su padre? ¿Qué tenía que ver él con todo esto? Miró de nuevo al erizo, ahora estaba muy confundida… no comprendía nada. Y todo parecía indicar que cualquier cosa que tuviera cerca estaba en su contra.
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—Yo no lo entiendo…— murmuró Amy.
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—Que idiota…— logró el erizo susurrar antes de cruzarse de brazos y caminar hasta la puerta, dejando a una anonada eriza, la cual le seguía con su vista en todo su recorrido sin dejar de tener dudas dentro de su mente.
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Él detuvo su paso, dándole la espalda a la chica en la cama, sin ni siquiera mirar su rostro y apretando sus puños con fuerza.
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—Escucha niña… tu padre, James Rose, es uno de los ciudadanos más ricos del país. En la ciudad cuenta con una gran compañía bajo su mando. Es uno de los principales blancos de muchos asesinos y asaltantes, tú solo eres una niña mimada…— se giró un poco mirándola de reojo. — Eres la niña de papi, eres la única hija, la que tiene todo, la consentida.
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—¿A qué quieres llegar con todo esto? — preguntó al fin exaltada con el ceño ligeramente fruncido. Ella no era una niña mimada.
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—Seguramente tu padre ya se dio cuenta de tu situación. Pero no sé ha dado cuenta de que estás secuestrada en este lugar, incluso ya ha mandado a investigar con agentes especializados para localizarte. — una sonrisa malvada se dibujó en su rostro infernal. — Pero eso es inútil, jamás sabrán qué fue lo que sucedió, no tienen pistas y ni la remota idea sí tú estás viva o muerta. — Ella le miró de una forma horrible, aquel erizo le hacía que se sintiera de lo peor. — Nuestro plan es matarte, claro, antes de que podamos hacer que tu padre gaste una fortuna en buscarte y pagando un rescate, cosa inútil... Al fin y al cabo, vas a morir. Además esperamos un poco más de tiempo, tu padre puede sufrir antes de que llegue su muerte.
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Amy le miró horrorizada… ¿matarían a su padre? ¿Tanto así eran aquellos seres capaces de arrebatar las vidas de los demás por placer? Suspiró resignada, ya no podía llorar más, estaba débil y sobre todo desecha por dentro al escuchar aquellas palabras crueles. Sólo porque su padre era una persona adinerada y su familia siempre había pertenecido a las grandes compañías ahora ella tenía que pagar el precio. El apellido Rose era muy famoso internacionalmente: su madre había sido dueña de una elegante agencia de perfumes llamadas "Sweet Rose" hace años pero lamentablemente ella murió hace tiempo.
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Aquel triste recuerdo vino a su mente en los momentos menos indicados. No hace más de 2 años cuando eso sucedió, cuando encontraron a su madre muerta en su oficina. Jamás supieron si fue homicidio o suicidio. Lo único que supieron es que no dejaron pistas… Fue un crimen sin haber dejado rastro. Un escalofrió recorrió su espalda… si moría, al menos sabría que estaría con su madre. Sólo quería que este sufrimiento terminara ya; que su dolor y agonía se acabaran, que su padre donde quiera que se encontrara estuviera bien, pero no soportaría al verlo desde el más allá cuando supiera que ella habría muerto.
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—Por ahora sólo disfruta tu tiempo de vida niña. —murmuró aquel erizo captando su atención y sacándola de sus pensamientos. Ella le miró como lentamente se digirió hasta la puerta dispuesto a irse, frunció el ceño, aquel dolor se sentía cada vez peor. Si no moría en las manos de aquel erizo, moriría por la maldita perdida de sangre por esa herida… Se sentía débil, pero aún así, la muerte le aterraba. Jamás se imaginó que así llegaría su fin, y sin saber por qué, alzó su vista viendo aquel sujeto antes de irse para poder exclamar algo.
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—Me voy a morir desangrada, no podrás matarme… Yo no te daré le placer de hacerlo.— susurró pero así llegó hasta los oídos de aquel asesino, quien le miró de reojo.
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—Niña idiota, yo seré quién personalmente te maté. Además, te he dejado algunas vendas para que te cures tú misma. — la mirada de Amy se desvió hasta aquel par de vendas en la gastada mesa de la habitación.
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—¿Qué no vas ayudarme? —un agonizante silencio se apoderó en la habitación, Amy sólo sintió palidecer al escuchar la carcajada cruel de ese sujeto.
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—Yo no ayudo a gente que está por morir.
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—Yo no puedo curarme sola, estoy muy débil… moriré en el intento. — una sonrisa irónica apareció en su rostro asesino. —Sé que mi padre está preocupado, pero ustedes no podrán contra él. No les daré le lujo de que me maten, moriré aquí mismo desangrada antes de morir en tus manos maldito.
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—Ni siquiera me interesa si te mueres o no… pero mi trabajo es matarte. Por eso me pagan.
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—¿Acaso tan pobre eres como para matar a gente por comer? —ante estas palabras, aquel erizo soltó otra horrible carcajada, cosa que incomodó a la eriza… Era como si hubiera dicho algo estúpido como para provocar su risa.
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—Que idiota… Lo menos que me falta es dinero, soy un asesino muy buscado en este lugar y por todas partes. Me pagan bien, yo no mató a cualquiera, mató a gente como tu padre. No por dinero, sí no por placer.— ella le miró con tristeza. —Pero eso no impedirá que te maté, me dará gusto ver tu cara a la hora de muerte, haber si aún tienes esas agallas que posees ahora cuando te llegué tu hora.
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—¡Eres un…!
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—Mejor ahorrare tus comentarios niña, yo me largó de aquí. — giró la perilla de la puerta, pero ella de nuevo le detuvo con su voz aguda.
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—¡Espera! —él se detuvo. —S-sólo quiero saber el nombre del "famoso asesino". —le dijo con seriedad, él alzó una ceja mientras le daba la espalda. Esa niña era una insolente.
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—Por lo visto eres demasiado curiosa niña, pero sólo te daré el placer de que escuches mi nombre…— le miró de reojo nuevamente.— Soy Shadow the Hedgehog, el asesino que terminará con tu vida.
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Ahí cerró la puerta con fuerza dejando a Amy en shock. No podía creerlo… ¿acaso él era el famoso asesino "Shadow the Hedgehog"? ¿Aquel que ha matado a más de 50 personas importantes en toda la ciudad? ¿Aquel que la policía no ha podido capturar? ¿Aquel qué le que arrebataría su vida? Si eso era así, entonces tenía que darse por vencida. No por nada se ganó el titulo de "La sombra de la sangre", aquel asesino que no siente remordimiento en matar a sus víctimas y uno de los más buscados… Ahora estaba ahí, en ese departamento, donde él le había dicho que acabaría personalmente con su vida. Eso significaba que no había escapatoria alguna, ¿cómo salir viva del asesino más famoso del país?
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Imposible…
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"Todo esto es muy confuso para mí… Jamás me imaginé que esto llegará a estos extremos o que tal vez terminé como mi madre. Me duele el saber que existe gente como este sujeto: gente que mata por placer. Me siento mal, no sólo por mí misma, por mi herida o porque siento miedo al estar aquí en este lugar encerrada, sí no por mi padre... Sé que él debe estar muy preocupado por mí, seguramente debe estar buscándome.
Sólo espero que esté bien dónde quiera se encuentre. Ya no me interesa si me muero aquí desangrada, solamente no quiero morir en las manos de un asesino… No quiero. Mi vida era tan normal hace tan sólo unas horas, cuanto me arrepiento de haber ido hoy al colegio… ¿Por qué no fingí estar enferma? ¡Así esto jamás me hubiera pasado!
Pero ya no hay nada que hacer… sólo esperar si no me muero desangrada aquí. Me siento muy débil y poco a poco veo peor, no he comido nada en casi todo el día y eso empeora mi salud. Madre, dónde quieras que estés, si yo muero, protégeme y protege a mi padre de todo mal o asesino que esté contra su vida. Que gente mala sobra en todas partes. Sólo espero que esto terminé pronto y no volver a ver más aquellos ojos de ese erizo, me dan miedo… son fríos y sin expresión alguna, con falta de sentimientos… de vida. Me atemorizan, no quiero ver más esos ojos, no quiero ver los ojos del que dice que será mi asesino… Él que lleva el nombre de Shadow."
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Continuará…
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¡Sí! ¡Ya termine el capítulo! jejeje Corto el primer capítulo, ¿no? –cofcofsarcasmocofcof- pero ya tenía esta idea desde hace mucho, creo desde… mmm… Hace más de un año xD Pero jamás me atreví a hacerlo, se me venían ideas y se me iban, además me distraje mucho con mis demás Fics ¬¬U Aunque aún me faltan por continuar por cierto… Pero bueno, como verán, este Fic tiene en algunas ocasiones vocabulario fuerte y también escenas fuertes ((No, no nada de hentai o lemmon xD si no de asesinatos y todas esas cosas…)) Además, me inspiré en ya hacer este Fic porque me encanta la pareja de AmyXShadow n.n pero también AmyXSonic xD, espero que les guste este Fanfic como a mí.
Prometo que en los demás capítulos aparecerán todos los personajes de Sonic, sólo esperen, no se preocupen. ¡Es verdad! Yo no sé cómo se llame el padre de Amy, así que aquí le invente su nombre Jeje sorry sí es algo tonto pero no se me ocurrió otro nombre…Espero pronto comprarme el videojuego de "Shadow the Hedgehog" con todo y su pistola. También por eso hice el Fic, me pareció una gran idea que Shadow fuera un asesino Viendo que sabe manejar bien la pistola ((Pero… ¡Hey! ¡No piensen mal! no estoy a favor de la violencia y los asesinatos xD))
En fin, esperen los prox. capítulos y no se preocupen, les seguiré a mis demás Fics de Sonic ((Y de Zelda, y todos mis pendientes xD)) Bien, gracias por leer mi Fic y ya saben, dudas o comentarios a mi e-mail o pueden dejar un review n.n Que me hacen muy feliz xD jejeje Bien… ¡Nos vemos! ¡Bye!
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