Disclaimer: FMA pertenece a Hiromu Arakawa.
Tema No. 60
EN LA VENTANA
Capítulo Único
Riza Hawkeye estaba de vacaciones. Roy Mustang estaba de vacaciones. Por supuesto, ambos no estaban juntos de vacaciones. A Roy el permiso estaba a punto de caducarle (le quedaban tres días, para ser exacto) y, para Riza, la libertad acababa de comenzar. Sin embargo, sin ellos saberlo, habían terminado pasando sus días de descanso en el mismo lugar. Una bonita ciudad turística de Amestris llamada Norwich donde las discotecas, los casinos, el alcohol y las mujeres fáciles estaban por montones, así como actividades recreativas como la caza, la natación, el canotaje, la visita a museos, teatros y otras tantas.
El coronel Mustang no se enteró de esa coincidencia hasta el último sábado de su estadía. Jugaba pool en un casino con viejos compañeros de la academia militar. Tenía unas cuantas copas encima y una sonrisa muy alegre en su cara. George, un teniente dos años más joven que Roy, le había avisado.
—Hawkeye está aquí. Vive en la pensión que maneja una amiga. Deberías ir a verla, no están de servicio ahora mismo, así que no están violando ninguna estúpida norma —fue lo que dijo, aunque claro, un poco menos coherente e inteligible. No se le puede pedir mucho a un borracho.
Un par de comentarios más de parte de otros amigos animaron a Roy a ir a ver a su subordinada más confiable. Cosas del tipo "ya es hora de que están juntos", "ella es ardiente" y "mañana te vas, haz algo loco", fueron las frases más sonadas y las que le dieron el valor a Roy para hacer lo que a hacer: visitar a Riza Hawkeye a las cuatro veintitrés de la madrugada.
Como un niño haciendo una travesura, Roy arribó hasta la pensión en la que Riza se encontraba descansando con cuatro de sus amigos, una guitarra y dos botellas de tequila que se iban pasando de rato en rato. Estaban tan borrachos que costaba creer que todavía podían orientarse en esa gran ciudad.
Mustang lanzó dos piedras a la ventana de la habitación de Ojo de Halcón y, como no, rompió el vidrio de la ventana, provocando que la mujer se levantara inmediatamente. ¡La piedra era del tamaño de su puño! ¿Quién era el bastardo que había hecho eso? Entonces se asomó por la ventana, molesta y odiándose a sí misma por dejar su hermoso rifle francotirador en la oficina de su superior, a gritarle al cabrón que había osado molestarla.
—¡Riiiiiiiitzaaaaa!
Sí, necesitaba ese rifle. Pronto.
Una canción desafinada que hablaba sobre mujeres ingratas (del tipo que los borrachos se ponen a cantar siempre) llegó hasta sus oídos. A Riza se le antojó pensar que estaba escuchando lobos aullando. Le dio una tremenda vergüenza cuando otras inquilinas (era una pensión solamente para señoritas) salieron a ver el desastre que acontecía en la calle y se encontraban con un quinteto de deplorables hombres que cantaban horriblemente y gritaban su nombre con desesperación.
—Es para ti, Riza —se burló Miriam, una chica a la que le había caído mal al primer instante de verse.
Hawkeye frunció el ceño, se arremangó la bata y bajó para hacer lo que toda señorita decente haría en tal situación: lanzarle un cubetazo de agua fría a su superior.
Roy Mustang aprendería por las malas a no dejarla en ridículo.
Insulso. Como diría Emiita. INSULSO.
Sin tiempo para alegarles nada más. ¡Debo llegar a 200 fanfics antes de 2013!
¡Besos embarrados de Nutella para todos!
PROHIBIDA la reproducción total o parcial de este escrito sin el consentimiento del autor.
Di NO al PLAGIO.
