Era una mañana como cualquier otra, Jean Grey se levantó de su cama para ir al baño. Esa mañana se iría con Scott al parque a pasar una feliz velada, luego volverían para entrenar en la sala del peligro.
Pero desde el momento en el que se levantó supo que nada de lo que pasara ese día sería normal. Percibía una extraña sensación que venía del jardín, así que se vistió y bajó al vestíbulo. No se había despertado nadie en la mansión todavía y Jean tenía un poco de miedo. Se dirigió hacia la puerta y justo cuando iba a abrir llamaron al timbre.
Jean se sobresaltó mucho y tras pensarlo una fracción de segundo abrió. En la puerta había un niño, de no más siete años. Aquel niño estaba llorando y en cuanto se dio cuenta, Jean tenía a ese niño encima suyo, abrazándola. Jean estaba alucinando. Aún así comprendió al niño y lo abrazó también. Y cuando el niño se soltó ella le dijo:
-Hola! ¿Cómo te llamas?
-Ja..William ….Howlett
- Muy bien William Howlett y qué te trae por aquí?
-He venido porque esta casa es como un refugio para mutantes ¿no?
-Eres tú uno?
-Sí, creo que sí.
-Ohh, ven pasa.
Jean dirigió a aquel chico a la cocina, una vez allí le ofreció un buen desayuno y se lo sirvió telepáticamente.
-Yo también se hacer eso!
-Vaya! Así que eres telequinético-dijo Jean
-Bueno, lo cierto es que no estoy seguro de lo que soy.
-¿Por qué dices eso?
-Bueno lo cierto es que…
-Buenos días!
Scott Summers acababa de entrar por la puerta de la cocina. Cuando vio a William le preguntó a Jean:
-Quien es este niño?
-Es como nosotros-dijo la mujer
-Este niño también es un mutante?-dijo el hombre
-Sí lo soy-dijo el niño
-Oye y cuantos años tienes?-dijo Scott
-Tengo siete años-dijo William
-Vaya con el niño de siete años. ¿Y que poder tienes?-dijo el de gafas
-Es telequinético-dijo Jean.
-Eso me suena.-dijo Scott.
-Bueno, voy a llevarlo al profesor Xavier, a ver que dice. William, ven conmigo.
-Sí Jean.
Jean y el niño salieron de la cocina y se dirigieron al cuarto del profesor, cuando llamaron no hubo respuesta. Jean contactó telepáticamente con el profesor y éste le dijo que estaba en el laboratorio.
-Perfecto, está en el laboratorio, ven William acompañame.
Will le siguió hasta una columna y Jean accionó un botón con el que la columna se abrió y era un ascensor. Subieron al ascensor y bajaron hacia el laboratorio.
Una vez allí se dirigieron hacia la puerta del laboratorio y Jean abrió la puerta y se encontraron al profesor.
-Buenos días Jean y …
-William, William Howlett-dijo William.
-Es como nosotros profesor, creo que es telequinético-dijo Jean
-Y telépata-añadió el profesor.
-Cómo?-dijo la chica.
-Me está bloqueando la entrada a su mente-dijo Xavier-pero es algo involuntario, es como si su poder lo protegiera.
-Entonces, es usted el famoso profesor Xavier?-preguntó William.
-Sí en efecto-respondió el profesor.
-Vaya, nunca imaginé que podría conocerle.
-Bueno, deja de alardearme o me sonrojaré. ¿A ver que querías Jean?
-Profesor, se va a quedar en la mansión ¿verdad?.
-Lo dudabas?
-Bueno, entonces debería empezar a entrenarse cuanto antes, ¿no?
-Sí supongo que en cuanto se instale, podrá empezar a asistir a las clases.
-No, yo me refiero a las otras clases. Tiene solo siete años pero creo que ya tiene mucha habilidad.
-Bueno, normalmente, los otros solo empiezan el entrenamiento a partir de los trece, pero si insistes… aunque serás su responsable.
-Creo que de momento solo le daré clases de telequinesis. Al principio es difícil, pero luego empiezas a cogerle el truco.
-Gracias-dijo el niño.
-Bueno si no hay nada más que añadir supongo que puedes enseñarle su nueva habitación, no Jean?
-Sí profesor. Vamos Will.
-Sí Jean.
Volvieron a subir y la chica le condujo a una habitación. Ella le presentó a algunos de los niños que ya cruzaban la mansión. La habitación de Will quedaba al lado de la de Bobby, un chico capaz de crear y darle cualquier forma al hielo.
